jueves, 31 de marzo de 2022

Un buen inicio literario


Esta es la primera novela de Brown cuyo trabajo principal se ha desarrollado en el sector financiero, sector en el que trabaja la protagonista, una mujer negra millenial británica, esto es, con un gran parecido con la autora aunque ella afirma que no se trata de una obra de autoficción.

Es una novela corta, muy corta, de apenas 120 páginas, pero en la que Brown va soltando puñetazos y golpes duros a determinados comportamientos y actitudes. Así: acoso en el trabajo, preeminencia de los hombres en el mundo de la empresa, maltrato a la inmigración, casi imposibilidad de integración, diferencias sociales y culturales, etc. Y todo esto a través de una estructura fragmentaria porque como reconoce la propia autora:

“Sabía que la voz de la narradora sería el hilo conductor. Después fui componiendo los espacios que quería explorar, por los que quería que ella se moviera”. (En la reseña/entrevista de Carmen López en eldiario.es)

Esta estructura hace que a veces el lector, al menos yo, se pierda un poco y no sepa muy bien qué está pasando, pero queda compensado por los momentos en los que Brown arremete con fuerza como se puede comprobar en los siguientes fragmentos:

 “Este perpetuo acatar, alcanzar, superar: ¿para qué?” (p. 65)

 “Nacida aquí, padres nacidos aquí, siempre aquí y, sin embargo, nunca de aquí.”. (p. 71)

 “Aprenden la división entre países desarrollados y países subdesarrollados como si fuese mera geografía: tan incuestionable como las montañas, los océanos y los demás accidentes naturales. Sin porqués, sin las flechas despiadadas del imperialismo europeo rasgando el mapa del mundo”. (p. 103-104) 

“Con una finalidad pasmosa, los hechos de la historia británica no bélica del siglo XX se extirparon, se arrancaron de la memoria colectiva del país. Fueron suplantados. En su lugar, florecieron los difusos cuentos de hadas de un gobierno imperial benévolo”. (p. 112-113)

Por cierto, una protagonista que, a pesar de los problemas que tiene en el trabajo, va por colegios y universidades dando charlas sobre las ventajas de trabajar en grandes empresas.

Una novela interesante, con bastantes ideas y pensamientos, aunque con un solo personaje porque el resto que aparece no tienen verdadera consistencia incluyendo su novio.

En poco tiempo he leído varias primeras obras de jóvenes escritoras y no es esta la que más me ha impresionado aunque reconozco que apunta cosas.

Como suele suceder, las críticas que aparecen en la contraportada me parece que son un tanto exageradas.

 

Natasha Brown, Reunión. Traducción Inga Pellisa.

 

 

martes, 29 de marzo de 2022

ANDAMIO

Una entrega un tanto peculiar. Más cine que series y estas todas con total o parcial producción estadounidense. El cine, sin embargo, tiene variadas procedencias. En general, no hay demasiada calidad ni en uno ni en las otras; es una de las entregas más flojas que recuerdo, pero no siempre se acierta con la elección de lo que ver. No obstante, he pasado buenos momentos y hay dos o tres cosas realmente interesantes.  

 

Películas

 

The fallout. Película estadounidense sobre los efectos en un pequeño grupo de estudiantes que provoca un tiroteo con muertos producido en su colegio. Muy interesante porque se limita a mostrarlos aunque, lógicamente, se pueden sacar conclusiones de todo tipo y, desde luego, sobre el hecho de que se pueda disponer de armas con tanta facilidad. Buen guion y buenas interpretaciones sobre todo de la protagonista.

 

Sin respiro. Un thriller francés que me pareció ver que es un remake de una película coreana. Es entretenido para una tarde que se necesite desconectar, pero desde luego parece una película de lo que antes se llamaba la serie B.

 

Best sellers. Una producción canadiense aunque se desarrolla en Estados Unidos. Una editora que ha heredado una editorial que está a punto de quebrar y un escritor que tuvo un gran éxito hace cuarenta años y no ha vuelto a publicar, pero que tiene una novela preparada son los dos protagonistas de esta historia. Muy previsible todo lo que sucede aunque ambas interpretaciones lo hacen bastante llevadero.

 

Mediterráneo. Película española que cuenta la historia de Óscar Camps, el creador de la ONG Open Arms, cuando se fue a Lesbos a salvar migrantes en su travesía desde Turquía. Buena aproximación al personaje y, sobre todo, a la situación que se vivió en ese lugar. Momentos emotivos lógicos en una película sobre un tema así. Me ha gustado y es una pena que haya tenido tan poca difusión.

 

El sustituto. Una película policiaca española con los suficientes elementos para hacerla muy entretenida e incluso algo más al estar basada en hechos reales. De hecho creo que al final se podría decir perfectamente lo de  que  “de aquellos barros, estos lodos”. El año 1982 un policía llega a Denia para sustituir a otro que ha muerto. Allí se encuentra con una comisaría de policía al mando de un comisario franquista y en la que hay un inspector que le descubrirá la existencia de ese grupo de alemanes al que lleva tiempo investigando.

 

Kimi. Un thriller estadounidense dirigido por Steven Soderbergh con todos los ingredientes del género y algún elemento que recuerda algo a la serie Black Mirror. Es destacable también el trabajo de la actriz protagonista. Sin ser una gran película resulta bastante entretenida.

 

Aguas profundas. Adaptación estadounidense de una novela de la gran Patricia Higsmith. La peor con mucha diferencia de las adaptaciones que he visto de sus novelas. No se entienden bien algunos comportamientos y resulta bastante reiterativa y aburrida (dura casi dos horas). Esos sí, se cumple la idea que está detrás de toda su obra de que cualquiera puede ser un asesino.

 

Jinetes de la justicia. Una película danesa que toca varios géneros y que lo hace muy bien. En parte thriller, pero también, y sobre todo, comedia con mucho humor negro. Muy buenos intérpretes, un buen guion  y una estupenda puesta en escena. Otra demostración de la calidad del cine que se hace en ese país, un país que cuenta con magníficos directores.

 

Coda. El sonido del silencio. Película estadounidense que es un remake de una película francesa. Ayer mismo ganó el Oscar algo rechazado por gran parte de la crítica española. Evidentemente es una película para el gran público, no tiene aportaciones técnicas ni estilísticas, pero logra reflejar muy bien lo que supone una familia compuesta por tres personas mudas, el matrimonio y un hijo, y una hija que no lo es. Casi todo resulta previsible y, sin embargo, se ve con gusto y al final deja un buen ánimo. No sé si eso merece un premio como el Oscar, pero al menos sí el premio de que la vea la gente.

 

Series

 

Quédate a mi lado. Serie estadounidense de 9 episodios de duración muy variada. Está basada en una novela policiaca de Harlan Coben y, como todas las basadas en libros de este escritor, tiene un guion muy completo en el que dudas siempre entre varios personajes como responsables de los hechos. No es de lo mejor que se puede ver en este género, pero resulta entretenida y hace que te olvides de cómo está el mundo al menos por un rato.

 

Harlem. Serie estadounidense de 10 episodios de 35 minutos. La protagoniza un grupo de cuatro amigas treintañeras negras de clase media. Sus problemas con las relaciones de pareja, con el trabajo y con la familia que, salvo en algunos aspectos muy concretos, no son muy diferentes de los que ya hemos visto en otras series con grupos de mujeres blancas. Hay momentos interesantes que siempre tienen que ver con esos aspectos relativos al color de su piel. Resulta entretenida y, desde luego, muy interesante para quien se interese por la moda ya que las cuatro lucen modelitos distintos en cada aparición.

 

The afterparty. Serie estadounidense de 8 episodios de unos 35 minutos. Muy original. Hay un asesinato y en cada capítulo se da la perspectiva de cada personaje mediante entrevistas con la policía, pero con la particularidad de que se utilizan técnicas de diferentes géneros desde el de vida universitaria al de acción pasando por la animación. Buena parodia de muchas cosas y muy entretenida aunque a mí en algún momento me ha resultado algo irritante. No obstante valoro sobre todo la gran originalidad y un guion muy trabajado.

 

El turista. Miniserie coproducida por USA, UK y Australia. Tiene 6 episodios de casi una hora.  Se desarrolla en el outback australiano lo que garantiza paisajes muy espectaculares. Un magnífico guion con los suficientes giros para mantener la atención y convertirla en una serie que merece la pena ver.

 

Hacks. Serie estadounidense de 10 capítulos de unos 30 minutos. Es una comedia con algún elemento de drama que tiene como protagonistas a una monologuista de gran éxito, pero ya en el tramo final de su carrera, y a una joven contratada para colaborar en los guiones. Además, hay también algunos buenos papeles secundarios. Muy bien interpretada. Resulta muy entretenida y, además, va de menos a más.

 

Atlantic crossing. Serie de 8 capítulos de unos 50 minutos con participación de bastantes países en la producción. Se centra en el papel que desempeñó en Estados Unidos durante la segunda Guerra Mundial la princesa heredera Martha, esposa del que luego fue el rey Olav, papel que consistió en lograr apoyo económico y de armamento del presidente Roosevelt. Bastante favorable a la princesa y no tanto a su marido. Es entretenida y se conocen cosas que yo desconocía como, por ejemplo, la posible relación romántica entre Martha y el presidente.

Novelando a Rudolf Höss (Auschwitz)



Es curioso que se reedite este libro publicado por vez primera en 1952. En ese momento debió de tener un fuerte impacto porque lo que cuenta en la segunda parte pone los pelos de punta aunque a estas alturas de la historia todo es sabido y ha sido investigado y publicado en infinidad de libros.

Dice Merle en el Prefacio a la edición de 1972:

“La primera parte de mi relato es una recreación ampliada e imaginaria de la vida de Rudolf Höss, siguiendo el resumen de Gilbert (el psicólogo estadounidense que le interrogó en su celda). La segunda - donde, desde mi punto de vista, hice un verdadero trabajo de historiador- traza, según los documentos del proceso de Nuremberg, la lenta y titubeante puesta en marcha de la Fábrica de la Muerte de Auschwitz”. (p. 10)

Creo que aquí está la clave del interés que pueda tener hoy en día. Me refiero a esa recreación del personaje antes de que se convirtiese en el comandante de Auschwitz- Birkenau.

El texto está narrado en primera persona a modo de memorias de un tal Rudolf Lang, claro trasunto de Höss,  que va realizando catas en diferentes momentos de su vida; en aquellos que tuvieron relevancia para su futuro. Así:

1912. Su educación bajo la autoridad de un padre muy duro.

1916. Se alista con 16 años en los Dragones y combate en Turquía durante la Primera Guerra Mundial.

1918. Al finalizar la guerra se niega a estudiar teología y se alista en los Cuerpos Francos.

1922. Trabaja en una empresa hormigonera. Se afilia al partido y es condenado a 10 años de cárcel por asesinato. Pasará 5.

1929. Recupera una granja en la que trabaja. Se casa y entra en las SS.

1934. Pone en marcha el campo de Dachau en el que estará 5 años hasta que le envíen a montar y organizar Auschwitz.

Una vez llegado a este campo, todo lo que se cuenta ha sido contado, como advertía más arriba, muchas veces y muy bien, aunque es cierto que Merle es capaz de transmitir perfectamente cómo fue evolucionando y “mejorando” todo el proceso de aniquilación de los judíos que allí llegaban.

Un libro que puede ser interesante para quienes hayan leído poco sobre el tema, pero que también tiene el interés de ver cómo se puede llegar a actuar como lo hizo el protagonista justificando toda su actuación en nombre del deber, algo que a Merle le parece especialmente monstruoso.

Quizá un libro que hoy no sea tan necesario, pero que tampoco sobra.

 

Robert Merle, La muerte es mi oficio. Traducción Ernesto Kavi.

 

 

domingo, 20 de marzo de 2022

Aproximación a la literatura india



Tengo un desconocimiento enciclopédico de la literatura india, apenas el famoso en su día Hijos de la medianoche de Rushdie (y este seguramente por la polémica que se generó en torno a él), uno de Roy y otro de Singh. Además, por lo que comenta la traductora en la magnífica introducción que hace al libro, la inmensa mayoría de los publicados en occidente fueron escritos originalmente en inglés, mientras que este de Manto lo fue en urdu desde donde se ha traducido para esta edición.

Sobre el estilo del autor se dice en la introducción: 

“Manto se guía por el modelo de los autores realistas franceses y rudos que tanto había leído, y escribe con un estilo directo, haciendo uso de la tercera persona, empleando una trama bien estructurada, y recurriendo con frecuencia a los finales inesperados.

(…)

La novedad de su obra no se debe tanto al estilo como a los temas que aborda”. (p. 22-23)

Temas que, en el caso de los dieciocho relatos que se han seleccionado para esta edición, se pueden resumir en: la prostitución o el tema sexual en general, la política centrada sobre todo en la partición tras la independencia y en algunos problemas anteriores a esta, otros se centran en el protagonismo de los niños y el volumen se cierra con dos que tienen un tono más poético.

Parece ser que por alguno de los temas que trataba en algunos de los más más de 240 relatos que publicó, fue detenido y condenado por inmoral. Claro, habría que conocer cómo era la sociedad de la época en que publicaba que son los años 30, 40 y primera mitad de los 50. Por cierto que en esta edición no hay ninguna referencia a la fecha en que fueron publicados.

Vistos los temas hay que decir que en ellos hace crítica social cuando escribe, por ejemplo, de la creación de sindicatos de facinerosos o de lo que roban los ricos; también crítica política cuando escribe sobre una ley de 1935 que pretendía dar mayor autonomía a los territorios pero que no cambió nada y, desde luego, cuando habla sobre la matanza de Amristar. Algo que llama la atención en todos los relatos es la gran sensibilidad que demuestra Manto y el cuidado, no exento en muchos casos de cariño,  con el que trata a la mayoría de sus personajes.

Para mí ha sido una gratísima sorpresa la lectura de este libro. De los dieciocho relatos que lo componen solo hay un par que no me han gustado demasiado, pero con el resto he disfrutado y me ha hecho tener sensaciones muy diversas desde la emoción a la indignación.

Debió de ser un personaje peculiar pues murió relativamente joven, a los 43 años, por la mala vida que llevaba dependiente del alcohol y con tan poco dinero que, como cuenta la traductora, escribía con mucha rapidez e incluso alguna vez llegó a escribir alguna historia de una sentada en la editorial para así poder cobrar y poder comprar bebida.

Creo que merecería la pena que se publicasen más relatos porque tienen interés y calidad tanto literaria como humana.

Para terminar dejo un fragmento, reproducido en la introducción,  muy significativo de su pensamiento:

“La India se había independizado. Había nacido Pakistán, pero en esas dos naciones el hombre era  un esclavo. Esclavo del fanatismo, esclavo de la locura religiosa, esclavo de la bestialidad y la barbarie”. (p. 33)

Hay una reseña muy buena y muy completa de Jesús Aguado en elpais.com.

 

Saadat Hasan Manto, Diez rupias. Historias de la India. Traducción Rocío Moriones Alonso.

 

 

 

 

jueves, 17 de marzo de 2022

La convivencia como prioridad.


Conozco al autor desde que empezó a participar en las tertulias de la cadena SER. En un momento dado entraron varios contertulios nuevos y fue Corredor el que más me sorprendió. Me gustaron de él varias cosas: era tranquilo, daba mensajes claros y mesurados, respetaba los turnos de palabra sin interrumpir y era progresista (por cierto, qué pena da lo que está sucediendo con este concepto “gracias” a VOX). Luego volveré sobre las tertulias.

Cuando vi su libro en la librería, con un título además tan atractivo no dudé, en estos tiempos tan alborotados la tranquilidad y la llamada a la convivencia me parecen dos valores cruciales. Tanto el tono general del texto como los principales contenidos abundan en ambas ideas.

Corredor va mezclando, a lo largo de las 188 páginas del libro, elementos autobiográficos con descripciones y análisis de la realidad política y social de nuestro país. Así, trata temas como: Catalunya, los medios, el sistema político, el papel de Felipe VI o la Administración, entre otros. Suele comenzar cada uno de los ocho capítulos en los que ha dividido el texto con un repaso a momentos históricos que aprovecha para sacar algunas enseñanzas aunque son breves no dejan de tener su carga de profundidad.

De los aspectos biográficos yo destacaría sus sucesivas participaciones en grupos que pretendían, y pretenden, establecer debates sosegados entre las diferentes posturas políticas como el que creó en la universidad, deba-t.org, o +Democracia en el que está inmerso en estos momentos. Menciona a gente que participó en ellos y que luego ha llegado a puestos de relevancia.

Hablando de menciones, me ha resultado muy curioso cómo de la mayoría de las personas mencionadas por diferentes razones suele poner a continuación entre paréntesis de quién se trata y/o qué ha sido después de ellas. En este sentido me ha llamado particularmente la atención lo que comenta de dos personas bien conocidas:

“Fernando Berlín (un periodista innovador que consolidaría tiempo después su posición como icono de la izquierda de la izquierda).” (p. 46).

”Eduardo Inda (con quien años después coincidiría semanalmente en televisión.” (p. 68)

De las diferentes partes del libro se pueden sacar interesantes enseñanzas, pero tengo que reconocer que a mí lo que más me ha gustado es lo que cuenta sobre las tertulias. Soy oyente diario, aunque cada vez menos, de algunas de la radio como las dirigidas por Barceló, Otero y Bretos, y por eso me interesa, porque, además, creo que los medios son en este momento el lugar donde se libra la principal “batalla” de las ideas. (Siendo emplear precisamente en estos días un concepto tan bélico, peo no se me ocurre otro mejor).

Corredor explica muy bien cuáles son sus objetivos cuando acude a una tertulia que resumo: Transmitir lo que ha preparado antes (dice que dedica una hora o tres si es una tertulia de larga duración); contribuir a bajar la emocionalidad  y dar herramientas para comprender mejor lo analizado; y generar complicidad con los contertulios. He de decir que suele conseguirlos y que es esto, precisamente, lo que me llamó la atención como decía al empezar el comentario.

Como se trata de un manifiesto a favor de la convivencia, reproduzco un fragmento en el que se explica muy bien: 

“Convivir es, sobre todo, responder a la pregunta de qué harías con el que es distinto a ti. Y es el principal objetivo político que deberá tener cualquier gobernante que aspire a representar al conjunto de la sociedad. Ya sea por sus propias convicciones democráticas o porque entienda que sin convivencia no habrá paz social, no habrá estabilidad económica y no habrá capacidad de progresar”. (p. 157)

Para terminar solo dos cosas puntuales. Por un lado, la preocupación que dejan los datos que da sobre lo que opinan los jóvenes. Así, solo el 20% confía en el Congreso, menos del 14% en los partidos y no llega al 20% en el gobierno. Con estos datos el futuro se presenta cuanto menos problemático. Por otro lado, una frivolidad.  Afirma que “San Sebastián (una ciudad preciosa, pero no más que Santander, Ciutadella de Menorca o Palma de Mallorca)”. Vivo en Palma desde 1984 y siento tener que reconocer que es una ciudad que está muy lejos de parecerse a cualquiera de las mencionadas. El autor ha debido de tener alguna experiencia especialmente positiva para ponerla al mismo nivel.

En fin, un libro que se lee con gusto y del que se pueden aprovechar bastantes informaciones y, sobre todo, reflexiones.

 

Nacho Corredor, El activista tranquilo. Un manifiesto subjetivo a favor de la convivencia.

 

 

 

 

 

martes, 15 de marzo de 2022

De Centroamérica a Estados Unidos


Descubrí a Martínez a finales del año pasado y este es ya el tercer libro que leo y tengo ya comprado y pendiente otro. En este caso se trata del primer libro que publicó, en 2010, con apenas 27 años, pero es que, además, el “trabajo de campo” lo hizo entre 2008 y 2010. Dicho trabajo consistió en acompañar, junto con un fotógrafo, a una serie de migrantes que desde la frontera norte de Guatemala se dirigían al norte de México para luego cruzar a los Estados Unidos, su destino final.

En el libro se recogen a lo largo de sus 16 capítulos multitud de situaciones y de historias personales. Imagino que todos ellos fueron primero reportajes publicados en Elfaro.net, el digital en cuya creación participó el autor, y luego reunidos en este libro.

Es interesante el orden en el que los ha situado Martínez para su publicación conjunta. Los primeros capítulos se corresponden con los procesos de cruce de la frontera entre Guatemala y México y los primeros pasos en el trayecto, y son de 2008. A continuación están los de la frontera norte entre México y Estados Unidos, y son de 2009 junto con otros dos que son posteriores a la primera publicación del libro. Un aspecto que hay que destacar son las breves introducciones que se han hecho a cada capítulo para esta edición y que son muy interesantes para situarse en el momento y tener un contexto.

Dice al autor en el Prólogo a la edición española:

 

“Este es un libro de no ficción: Su prosa narrativa tiene dos propósitos: intentar que el lector permanezca, sepa, e intentar mostrar en lugar de decir. Hacer algo más parecido a abrir una ventana tras la que ocurren cosas y no presentar un informe. Tras esta ventana no ocurren cosas buenas”. (p. 8)

 

Efectivamente, tras esa ventana el mundo que se nos aparece es realmente terrible: violencia de diversa índole, malos tratos, abusos, robos, secuestros, peligros de todo tipo y, además, todo practicado contra la gente que huye (porque en el fondo todos huyen de algo), que no son precisamente los privilegiados de sus sociedades, por otra gente que tampoco está en la zona alta de la suya: De alguna manera me atrevería a decir que son pobres robando a pobres; o desgraciados robando a desgraciados (tomando este término en sus dos acepciones: crítica en el primero y descriptiva en el segundo).

Hay viajes peligrosísimos en el techo de La Bestia, el tren; entrevistas con tres “esclavas invisibles”; descripción de secuestros y de la existencia de las “casas de seguridad” donde se amontonan los secuestrados; explicaciones de por qué y de qué huyen; visita a pueblos fantasma en la frontera norte; paseos acompañando a un patrullero estadounidense; datos escalofriantes de la violencia en Ciudad Juárez; acompañamientos a la búsqueda de zonas para cruzar, a nado, el Río Bravo. En fin, una descripción exhaustiva de la migración de los centroamericanos hacia el norte.

En este viaje, el tramo más importante es la travesía de México. De ella se dice:

 

“En (cita varios lugares de México), la historia era parecida: las autoridades locales y los grupos criminales formaban un engranaje de reloj suizo, una máquina de moler carne que solo funciona si todos los actores jalan su palanca: alcaldes, gobernadores, agentes de Migración, sicarios, coyotes, secretarios, presidentes”. (p 12)

 

En todos los reportajes hay presencia de migrantes porque, como dije al principio, Martínez lo que hizo fue acompañar y así poder contar lo que sucedía. Evidentemente, tanto él como el fotógrafo (no siempre fue el mismo), tuvieron que pasar sus momentos de miedo, pero es algo que hay que imaginar porque Martínez no suele expresarlo. En todo caso, y como creo que dice en algún momento, ellos se podían volver a su casa; los migrantes no (aunque sí que hay alguno que abandona).

Hasta ahora solo he mencionado el contenido, pero también hay que decir que el autor ya demuestra su calidad literaria y su gran capacidad de transmisión que ha ido creciendo tal y como he podido comprobar en sus últimos escritos, especialmente en Los muertos y el periodista.

Una última cita que es el segundo párrafo del Prólogo:

 

“Digámosla: somos sociedades de mierda. Reformulemos: somos sociedades crueles. Sigamos: somos sociedades capaces de hacer que decenas de miles de personas envidien el cuidado que reciben nuestras mascotas”. (p. 7)

 

Hace dos días estuve viendo con mi hijo de doce años la película Mediterráneo que cuenta la participación de Óscar Camps, su hija y un+ par de compañeros en el salvamento de migrantes en la isla de Lesbos. Una experiencia que le llevó a crear la ONG Open Arms (una organización que tantos problemas ha tenido para desembarcar a la gente que salvaba). Después de verla creo que la cita que acabo de reproducir se queda algo corta sobre la mierda y la crueldad porque, además, aquí se trata de la privilegiada Europa.

En fin, otro magnífico libro de este gran periodista que demuestra en cada texto su compromiso y su batalla por una sociedad mejor.

Hay una reseña muy completa de Francisco Goldman en letraslibres.com.

 

 

Óscar Martínez, Los migrantes que no importan.

 

 

 

domingo, 13 de marzo de 2022

Buen Premio Herralde



Continúo con la lectura de la obra de este magnífico escritor colombiano que conocí hace apenas tres meses por su última novela y del que voy leyendo hacia atrás, algo por otra parte que me sucede muy a menudo.

En este caso se trata de la novela que ganó el Premio Herralde de Novela de 2010, un premio que, a medida que voy conociendo distintos textos ganadores, me voy dando cuenta de que lo suelen otorgar a muy buenos escritores, bastante jóvenes y que, además, suele tratarse de novelas bastante originales. Por ejemplo, la última que recuerdo es nada menos que Lectura fácil de Cristina Morales.

Aunque la editorial en la contraportada habla de un texto abierto a múltiples lecturas, a mí me parece que es un texto que, bajo la forma de thriller, hace una crítica despiadada de la política en un país imaginario, Miranda, que no es demasiado difícil de identificar. Es curioso que en las últimas páginas se reproducen unos correos que se cruzan personajes de la novela en el año 2021 y en ellos están tachados los nombres de los lugares, lo que indicaría la ocultación que se ha hecho anteriormente.

La historia es muy simple y curiosa. Se produce un atentado al principal dirigente de la oposición y futuro candidato a la presidencia. El narrador, alguien bastante anodino y solitario, al tener un gran parecido con el fallecido es elegido por el círculo de este para sustituirle y presentarlo a las elecciones. A partir de ahí se van a suceder multitud de momentos que construyen el relato tanto en la preparación del elegido como, sobre todo, porque este al final no resulta tan anodino como parecía. Se enamora perdidamente de la hija del médico del fallecido, mantiene una firme amistad con su guardaespaldas y, sobre todo, poco a poco los que lo apoyaban empiezan a dejar de hacerlo.

En todo este proceso Ungar aprovecha para hacer una crítica despiadada del poder en la que no faltan los militares, los medios de comunicación, la policía, los políticos o los Escuadrones de la Muerte. Y a la cabeza de todos el presidente Del Pito (ya el nombre tiene su guasa). En esta crítica no falta el sentido del humor ni la fina ironía. Así, por ejemplo, en el siguiente fragmento sobre un noticiario:

 

“La presentadora lo explica. Después suelta la lista habitual de noticias inocuas. El vicepresidente ha comprado una faja reductora de peso. Treinta y un campesinos de una zona petrolera han muerto, aparentemente en un suicidio ritual colectivo, cada uno de un tiro de rifle en la nuca. El supremo líder, en ataque de misericordia, se ha ofrecido a comprar a buen precio la tierra de las viudas y los huérfanos”. (p. 175)

 

En la misma línea me ha llamado la atención esta referencia al diario El País:

 

“Una periodista enviada por el diario El País de España a nuestra capital afirma que, gracias a las medidas económicas y de orden público emitidas por el serenísimo presidente Del Pito (…), la inversión extranjera se ha recuperado, el producto interno bruto ha subido y la moneda se ha fortalecido. Eso afirma el diario. Después demuestra que los cambios macroeconómicos se ven reflejados en la vida real de la gente, ejemplificando en tres personajes arquetípicos de la República: el taxista que llevó a la periodista del aeropuerto al mejor hotel, el vicepresidente (dueño además del diario más grande y de la mitad de la televisión, pero eso no lo sabe la enviada) y, quién si no, el minúsculo pujante, el inmenso Del Pino”. (p. 101-102)


Evidentemente, el autor no ha elegido por casualidad este diario si bien luego critica también a El Universo, un diario local.

La verdad es que como dice Ricardo Baixeras en la faja que pone la editorial: “Un escritor que vence al lector con ingenio, ritmo y humor. Un verdadero placer”. Reconozco que me costó un poco entrar en la historia, estuve unas páginas despistado porque no terminaba de meterme en la historia, pero luego he disfrutado con la capacidad de inventar de Ungar y con su buena escritura.

 

Antonio Ungar, Tres ataúdes blancos.

 

jueves, 10 de marzo de 2022

Un Claudel muy diferente


”Estuve en un seminario. Interesante. Instructivo. Sobre qué era. “Qué hacéis con vuestros viejos”. Aprendiste algo. Sí. Mira. Mi madre abrió sus grandes ojos blanquecinos por las cataratas.. Sabía que solo me veía como una sombra. Una sombra a la que llamaba hijo. Cogí con mi mano derecha la estatua de la Virgen que estaba en su mesilla de noche. Se iluminaba intermitentemente en la oscuridad con una luz azulada muy bonita. La cabeza era de ópalo pero el cuerpo era de bronce. Golpeé a mi madre en la cabeza con la estatua. La Virgen me fue de una gran ayuda. Con violencia. Dieciocho veces.” (p. 46) 

Creo que es la primera vez que empiezo un comentario con una cita y, además, bastante larga, pero es que es un ejemplo magnífico del fondo y la forma del libro. Enseguida hablaré de ello.

Creo que este es el séptimo libro que leo del autor. Desde Almas grises, para mí uno de los mejores si no el mejor, he seguido cada publicación y solo uno me ha decepcionado. Poco a poco Claudel ha ido introduciendo más reflexiones en sus textos hasta llegar a Inhumanos que de alguna manera culmina una evolución aunque se trate de un texto que, parece ser, ha estado escribiendo a lo largo de varios años.

En una entrevista con el autor publicada en bunkerbooks.es, la editorial que edita el libro,  se define muy bien de qué va:


“Inquietante, irónico, escandaloso, absurdo, grotesco, provocador, aterrador, irreverente… Son muchos los adjetivos con los que se podría calificar Inhumanos. ¿Cómo describirías este libro?

-Yo diría que el proyecto de este libro es mostrar al hombre no como es, sino cómo lamentablemente corre el riesgo de ser en un futuro próximo. Cómo la sociedad, sus valores y su funcionamiento se vuelven absurdos en muchos sentidos. He contemplado nuestro mundo y la forma de vida de mis contemporáneos y he tratado con este libro de mostrarles un espejo sin distorsionarlos”.


Quizá solo matizaría que algo de distorsión sí que hay al menos en alguno de los 25 relatos que componen el libro, relatos que están narrados en primera persona por quien es el protagonista de prácticamente todos y en los que aparece frecuentemente su mujer y alguno de sus compañeros de trabajo. En este sentido también se podría llegar a decir que estamos ante una novela.

El conjunto está atravesado por el humor negro, la crítica social, cierto tremendismo, aspectos muy macabros y tétricos y, en general, una visión muy pesimista del ser humano.

Algo de esto ya se puede apreciar en el fragmento con el que he empezado el comentario, pero hay más: en Destinos cruzados unos turistas salen en barco para ver cómo se hunden las pateras con los migrantes dentro; en Juego de mesa este consiste en arrojar desde un puente cosas a los vehículos que circulan por la autopista para ver cómo se estrellan; en otros,  un galerista vende vagabundos muertos o se venden judíos y rumanos de importación o torturan a Papá Noel. Creo que suficiente para ver el tenor del fondo de estos relatos, un contenido que resulta bastante desasosegante.

Además, en todos mantiene Claudel el mismo estilo de frases cortísimas en las que: “Tampoco utiliza signos de exclamación ni de interrogación. Tampoco utiliza el punto y aparte. Lo que sí utiliza es su magia. La novela tiene ritmo, tiene musicalidad, tiene contundencia, tiene sabor y tiene también un aroma que se te mete dentro”. (PL Salvador en revistaliterariamonolito.com)

He reproducido este breve fragmento de una buena reseña por lo que dice sobre el ritmo y el aroma. Creo que son dos aspectos muy destacables de este, por otra parte, extraño libro en el que, por cierto, la mayoría de los relatos tiene apenas dos o tres páginas.

¿Recomendable? A mí me ha gustado y me ha parecido interesante, pero creo que también puede resultar demasiado macabro y provocar un cierto rechazo por algunas exageraciones.

Me falta decir que es una edición muy cuidada de una editorial de A Coruña.

 

Philippe Claudel, Inhumanos. Traducción Mercedes Pacheco.

 

 

 

martes, 8 de marzo de 2022

Una familia judía en Polonia


Soy un lector asiduo de libros que traten del tema del Holocausto. En este blog se pueden encontrar bastantes entradas comentando muchos de ellos. Siempre que veo en las librerías alguno que trate este tema lo ojeo con detenimiento y es muy habitual que lo compre. Ayer mismo descubrí que se acaba de publicar un libro de Raul Hilberg, el  primer investigador en profundidad sobre el Holocausto, titulado Ejecutores, víctimas y testigos. La catástrofe judía contada a través de sus protagonistas (1933-1945), libro que, lógicamente, compré.

El que hoy comento se incluye en uno de los posibles enfoques al tratar este tema que es el de la narración de la biografía de alguien que vivió la época y sufrió persecución. En este caso se trata del padre de la autora que, habiendo nacido en 1927, estuvo internado en varios campos de concentración y al finalizar la guerra fue recluido en un orfanato específico para jóvenes judíos ya que había perdido a gran parte de su familia.

Son varios los libros que han utilizado este enfoque y suelen ser muy interesantes porque muestran la represión y sus efectos a partir de realidades muy concretas. Sin embargo, en el caso del libro de Sznajderman el tratamiento que ha hecho hace que sea un texto tremendamente irregular y, creo, no demasiado interesante al menos para un lector español, con la salvedad de lo que enseguida comentaré.

El primer capítulo lo dedica a mostrar la familia de su padre con gran profusión, excesiva para mi gusto, de material fotográfico. Familia que en su mayor parte desapareció en el Holocausto. En el segundo sigue indagando pero más centrada ya en su padre y en él afirma:

“Este libro nace de sus silencios: mi padre es de los que permanecen callados, su silencio es enorme, abismal; una puede ahogarse en él fácilmente. Por eso empecé a recordar: en contra de ese silencio, en contra del olvido y en contra de la nada que quisiera engullirlo todo.” (p. 110)

Luego dedica bastante espacio a su “familia polaca”, es decir, a su familia materna porque, no lo he dicho hasta ahora, la autora proviene por parte de padre de una familia judía asimilada, pero la otra pata es una familia polaca (esta diferencia la hace la propia Sznajderman a pesar de que, como acabo de decir, se trataba de una familia judía asimilada y, por lo tanto, podríamos pensar que era también una familia polaca).

En esto está lo mejor del libro o, al menos, lo que a mí más me ha aportado y me ha resultado más interesante. Me refiero a las más o menos  treinta páginas que dedica a contar las actitudes del pueblo polaco con respecto a la población judía. Tengo que advertir que, como ya he dicho muchas veces en distintas entradas del blog, mi actitud hacia el pueblo polaco está muy marcada por la serie documental Shoah de Claude Lanzmann. Desde que la vi he tenido un sentimiento de fobia hacia ese pueblo que se consolidó con el “Papa polaco” y más recientemente con los gobiernos que democráticamente están eligiendo. (Estos días me estoy reconciliando un poco viendo la solidaridad que están demostrando con los ucranianos que huyen). Debido a esa fobia me han interesado las informaciones que da la autora que no son, desde luego, muy favorables y me reafirman en mis sentimientos.

Volviendo al libro, dejo tres fragmentos como ejemplo del tipo de actitudes hacia los judíos: 

“Me pregunto cómo eran las relaciones con vuestros vecinos polacos. ¿Manteníais alguna? Lo dudo mucho. Los polacos no acostumbraban a entablar amistad con las familias de judíos asimilados, pero, en cualquier caso, me gustaría creer que no fueron vuestros conocidos ni vuestros vecinos los que en 1942 acudieron a toda prisa con sus carromatos a desvalijar las casas (…) después de la liquidación de los guetos locales” (p.28)

“(…) El mundo judío no existía para la nobleza rural polaca. Y, si existía, solo era un parte de su mundo: una parte imprescindible solo de vez en cuando. Jamás igual, siempre peor, siempre sumisa, nunca digna de un interés verdadero, y solamente a ratos necesitada de los cuidados y de la protección de los señores.” (p.223)

“La Iglesia católica también apeló al Papa para que salvara a los católicos perseguidos, pero no mencionó a sus hermanos judíos.” (p.224)

 

Este es el núcleo de lo que puede interesar más a un lector español de un libro que a lo largo de sus casi 300 páginas se hace un tanto complejo de seguir por la dificultad de los nombres de personas y pueblos (hubiera sido enormemente útil un organigrama familiar como suele haber en este tipo de libros). Además, se detiene en más de una ocasión en enumerar los lugares, calle y número, donde había una tienda de calzado, una pastelería, etc., que pueden interesar a un habitante de la zona, pero no a otro tipo de lector.

Por estas cosas considero que es un libro muy irregular, bien escrito, con la frialdad necesaria en muchos momentos, pero también con pasión en otros, aunque, al menos en mi caso, el interés decaiga en demasiados tramos.

 

Monika Szajderman, Los falsificadores de pimienta. Una historia familiar.

Traducción: Anna Rubió y Jerzy Slawomirski.

 

viernes, 4 de marzo de 2022

Una escritora muy premiada que desconocía


William, un setentón, es el primer marido de Lucy Barton, la narradora de la historia. Tuvieron dos hijas que ya son mayores. A Lucy se le acaba de morir su segundo marido y William está en trance de separarse de su tercera mujer con la que ha tenido una hija que aún es pequeña. La madre de William, Catherine, abandonó a su primer marido y a la hija que había tenido con él para irse con un prisionero de guerra alemán que estaba recluido en el estado de Maine, quien murió hace tiempo y que es el padre de William.

Con estos mimbres Strout construye una historia centrada en la relación de amistad entre William y Lucy que te va atrapando poco a poco y que resulta a veces conmovedora, a veces triste y siempre muy humana con lo que esto tiene de celos, decepciones, amor, ternura, etc.

No conocía a esta autora a pesar de que hay varios libros suyos en la biblioteca de casa. Este me lo acaban de regalar por mi cumpleaños y por eso lo he leído aunque sin demasiadas expectativas, recuerdo que no soy desde hace tiempo muy seguidor de la literatura estadounidense, pero quizá esa falta de expectativas ha hecho que me gustase más.

Strout tiene una escritura muy fluida y va narrando desde el presente con regresos de vez en cuando a lo que pasó antes, tanto en la relación entre los protagonistas como con la madre de él. Además, va implicando al lector con frases como: “Por favor, traten de entender esto” y otras similares.

De alguna manera la sensación que he tenido a medida que iba leyendo es que una amiga me estaba contando su historia tomándonos un café.

Creo que, exagerando un poco,  podría aplicar a esta novela lo que dice el crítico de cine Carlos Boyero sobre algunas películas: Me lo he pasado bien viéndola, pero la olvido rápidamente cuando salgo del cine.

Hay una reseña en algunoslibrosbuenos.com en la que se da información sobre los diferentes personajes.

 

Elizabeth Strout, Ay, William. Traducción Catalina Martínez Muñoz.

 

 

miércoles, 2 de marzo de 2022

Otra buena recopilación de crónicas



Anderson ha aparecido ya varias veces en diferentes entradas del blog. Es uno de los grandes del periodismo de los últimos treinta años y lo demuestra una vez más en las crónicas que se recogen en este volumen que fueron publicadas en The New Yorker entre 1998 y 2009, si bien la mayoría están más cerca de la primera fecha.

Con respecto a otros libros del autor, al menos de los que yo conozco, ofrece la novedad de que nada menos que tres crónicas están dedicadas a temas españoles: una a la tumba de Lorca, otra al rey y la tercera a Euskadi. Su lectura es especialmente interesante no tanto por lo que cuenta sino, sobre todo, porque sirven para darse cuenta del tipo de periodismo que practica.

Además de las mencionadas, el libro se completa, hasta el total de las doce crónicas de las que consta, con otras centradas en Sudamérica y el Caribe, más en concreto: tres dedicadas a Cuba, otras tantas a Venezuela y una a Panamá, Colombia y Chile.

Menciono los países aunque el protagonismo lo tienen en la mayoría personajes como Fidel Castro, Hugo Chávez, Pinochet o Gabriel García Márquez. Hay que destacar que se ha entrevistado con todos los protagonistas y también con muchos de los que forman parte de su entorno por lo que tiene un conocimiento de primera mano. A menudo hay fragmentos que aparecen entrecomillados.

Además de los líderes en el libro se abordan temas como, entre otros: la situación de Cuba en el “período especial” de los años noventa, la intervención de los Estados Unidos en Chile o cómo se estructuran y funcionan las favelas en Río de Janeiro.

Evidentemente, con estos protagonistas, los textos suelen tener un fuerte contenido político, pero hay que destacar también su gran calidad literaria. Anderson demuestra siempre también un buen conocimiento del contexto en el que se desenvuelven sus personajes, aporta informaciones muy interesantes a veces desconocidas (por ejemplo, sobre la vida privada de Castro) y otras muy curiosas (por ejemplo, las anécdotas de García Márquez).

La verdad es que a pesar del tiempo transcurrido desde su publicación no han perdido interés porque, como decía antes, tienen la virtud de su magnífica escritura, unos textos que da gusto leer no solo por lo que cuentan o informan sino también por cómo lo hacen. Me pasa con este escritor lo mismo que con Caparrós o Guerriero, o en su día con Kapuscinski, que siento verdadera pena cuando termina el libro.

 

Jon Lee Anderson, El dictador, los demonios y otras crónicas. Traducción Antonio-Prometeo Moya.

 

 

 

ANDAMIO

 

Cinco películas y cinco orígenes distintos y, curioso, en tres está presente, aunque con diversa intensidad, el tema de la maternidad.

Seis series que también son de diferentes orígenes y temas también muy diversos, desde el thriller a la comedia pasando por el drama tanto actual como de época.

Una buena media con una película y una serie muy destacables.

  

Películas

 

Munich. En vísperas de una guerra. Película británica con el sello característico de ese cine cuando habla de hechos históricos: su cuidada puesta en escena con una magnífica ambientación. En este caso es la reunión que tuvo lugar en esa ciudad alemana para resolver el problema de los sudetes checoslovacos. Resulta entretenida sin más. Al basarse en una novela hay algunos personajes que no interesan demasiado para el tema principal. Lo mejor es siempre que está presente Neville Chamberlain, el Premier británico.

 

La peor persona del mundo. Película noruega candidata a los Oscar como mejor guion original y mejor película extranjera. Está dividida en un prólogo, doce capítulos y un epílogo. A lo largo de ellos asistimos a diferentes momentos en la vida de una joven veinteañera que en uno de los capítulos cumple ya los treinta. Sus problemas para encontrar el camino profesional, el amor, su indefinición ante la maternidad, etc. Magníficamente interpretada por la protagonista capaz de trasmitir muy bien los diferentes estados de ánimo. Se mueve entre la comedia de los primeros capítulos (en algunos momentos recuerda a Woody Allen hasta en la elección de la música) y el drama de los últimos. Una buena e interesante película.

  

Mamá o papá. Comedia española basada en el original francés (también hay una versión italiana). Típico producto para la familia que cuenta los problemas de una separación cuando ninguno de los dos quiere quedarse con los hijos. Entretenida y graciosa por momentos en la primera hora, pero demasiado astracanada en el tramo final. Muy bien sobre todo Miren Ibarguren que demuestra poseer una buena vis cómica. A fuerza de criticar lo políticamente correcto creo que se pasan un poco.

 

Azor. Una producción suiza con un director que debe de tener origen argentino. Original por su tema, los grupos financieros suizos y su conexión con la oligarquía argentina en la época de la dictadura, pero sobre todo por el planteamiento a partir de un cierto suspense, muchos sobrentendidos y una atmósfera muy lograda que va atrapando al espectador que no sabe muy bien qué está pasando.

 

La hija oscura. Película estadounidense. Es la primera que dirige Maggie Gyllenhaal y, desde luego, qué gran inicio. Ella misma ha adaptado la novela de Elena Ferrrante del mismo título y ha logrado una película magnífica que va atrapando a medida que avanza. Para ello cuenta con muy buenas interpretaciones destacando la de Olivia Colman. Es una película que primero sugiere  y luego poco a poco va mostrando las cosas. El tema central es la maternidad tratado de una forma muy especial.

  

Series

  

La chica de Oslo. Coproducción noruego- israelí de 10 episodios de unos 30 minutos. Una joven noruega es secuestrada, junto con otros dos jóvenes del país, por el DAESH. A partir de ahí la serie cuenta los intentos de rescate. Es entretenida aunque quizá le sobra algo de metraje. Usan bastante los exteriores lo que siempre se agradece en una serie.

 

MrInbetween. Segunda temporada de esta serie australiana. Esta vez son 11 episodios de unos 25 minutos. En la misma línea de la primera temporada, con esa mezcla de humor y violencia característica de la serie. Tiene como principal atractivo su peculiar protagonista capaz de estar fregando los platos y al rato secuestrando y asesinando por encargo. Por cierto que el actor que lo encarna es también el que escribe y produce la serie. Una serie que engancha; creo que veré también la tercera temporada.

 

La sangre helada. Miniserie británica de 6 episodios de unos 45 minutos. Se desarrolla a mediados del siglo XIX en un barco ballenero. Como en toda serie de esa procedencia está muy bien ambientada, pero creo que dura demasiado y tiene una excesiva dependencia de la novela en que se basa. Me han gustado más los primeros capítulos aunque en los otros hay unos paisajes del Ártico espectaculares. Esperaba más y en algunos momentos me ha resultado un tanto tediosa.

 

Un hombre de honor. Miniserie francesa de 6 episodios de unos 45 minutos. Thriller que es un remake de uno israelí. Guion muy trabajado con muchos giros lo que hace que sea bastante entretenida aunque no aporta nada especialmente relevante al género. Para pasar el rato.

 

Dopesick. Serie estadounidense de 8 episodios de unos 50 minutos. Basada en hechos reales cuenta la historia de los terribles efectos que produjo un medicamento que, vendido como analgésico, contenía la suficiente cantidad de opiáceos para provocar una fuertísima adicción que, en muchos casos, terminó con la muerte de los que lo tomaban. Un guion muy bien construido hace que sigas perfectamente los diferentes momentos en que se desarrolla la historia y que, una vez más, sientas envidia de cómo son capaces en ese país de abordar estos temas. Una gran serie.

 

La Veneno. Serie española de 8 episodios de duración variada entre los 45 minutos y una hora. Basada en sus memorias, cuenta la historia de este personaje que tuvo su momento de fama a finales de los noventa y principios de este siglo gracias a sus intervenciones en dos programas dirigidos y presentados por Pepe Navarro. Apenas conocía al personaje, pero la serie me ha interesado enseguida porque, más allá de lo que se cuenta de Cristina Ortiz, da una visión muy buena de la realidad del mundo trans.