miércoles, 29 de diciembre de 2021

Decepcionante


Este es el quinto libro que leo del autor desde que lo conocí en 2016. Los cuatro anteriores no solo me gustaron sino que me parecieron algo muy diferente no solo por los temas sino, sobre todo, por la forma de abordarlos. Este quinto coincide en ambas cosas y, sin embargo, me ha decepcionado totalmente.

Deville ha elegido esta vez a su familia como hilo conductor para contar aspectos de la historia de Francia y lo ha hecho con su forma característica, esto es: utilizando multitud de personajes; con constantes desplazamientos en el espacio (aquí mayoritariamente aunque no exclusivamente en ese país) y en el tiempo (desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad); empleando mucha documentación que en este caso sí se hace más explícita sobre todo por el uso de correspondencia; con su tradicional originalidad pero, aquí el gran cambio en mi opinión, sin esa capacidad de síntesis también muy característica. El libro tiene 426 páginas cuando los anteriores tenían algo más de la mitad.

Creo que a Deville se le ha ido la mano en bastantes pasajes del libro y junto a momentos muy interesantes, para mí lo son, por ejemplo, los que dedica al asunto Dreyfus o a algunos aspectos de la Primera Guerra Mundial, dedica otros espacios a temas y personajes que no tienen excesivo interés.

Por otra parte, siendo su familia el hilo conductor del relato creo que cuesta bastante terminar de centrar a sus antepasados ya que, además, varios tienen nombres iguales o muy parecidos. Por otro lado, sin conocer la geografía de Francia hay muchas informaciones que no se siguen.

A mí a medida que avanzaba en el relato el libro se me iba cayendo de las manos y si lo he terminado ha sido por deferencia con un autor que me ha hecho pasar tan buenos momentos con sus textos anteriores. No sé si esto le habrá pasado a más lectores porque no he encontrado ninguna reseña y, claro, los comentarios que reproduce la editorial en la contraportada son todos de la prensa francesa y muy bien “escogidos”.

Tendré que esperar al siguiente libro de la serie (parece ser que Deville previó 12) para ver en qué línea sigue.

 

Patrick Deville, Taba-Taba. Traducción José Manuel Fajardo.

 

 

domingo, 26 de diciembre de 2021

ANDAMIO

 

Cada película de un país y un tema diferente. También son muy variados lo temas de las series. En general una buena media.

 

Películas

 

The nest. Una interesante película británica sobre la ambición, las pretensiones y la mentira ambientada en los años ochenta y con una familia como protagonista. Una puesta en escena con una ambientación basada en los tonos oscuros y la falta de luz. Muy bien interpretada y con un buen final.

 

El buen patrón. Película elegida para representar al cine español en los Oscar. Un retrato de un tipo de empresario, pero también de una forma de trabajar y de cómo son algunas relaciones familiares. A medio camino entre la comedia y el drama, destaca sobre todo la interpretación de Bardem que crea un personaje de una forma magistral, capaz de mostrar diferentes aspectos del mismo sin necesidad de hacer aspavientos. Una buena película.

 

The power of the dog. Producción australiana con el Reino Unido y Nueva Zelanda escrita y dirigida por Jane Campion basada en una novela. Ha tenido unas críticas realmente magníficas, pero a mí, no sé si por verla en pantalla pequeña y con unos subtítulos algo surrealistas (están traducidos del árabe mediante un traductor digital), me ha resultado bastante aburrida y tediosa por momentos. No termino de entender del todo la historia ni los comportamientos de algunos personajes y se me hace muy larga (dura casi dos horas). Seguramente me hubiera gustado de verla en otras condiciones.

 

El infiltrado (The mole). Miniserie documental danesa de solo dos episodios de algo más de una hora cada uno. El protagonista se “infiltró” en Corea del Norte y luego ofreció hacer este documental. En él aparece, como no podía ser de otra forma, el español Alejandro Cao ya que lo hace en cualquier documental que se hace en ese país. No se aprende nada nuevo sobre ese régimen salvo que se dedica también a la venta de armas. Es entretenido, pero a veces se tiene la sensación de ficción por cómo están situadas las cámaras porque no parece la forma más adecuada si se está grabando de incógnito.

 

 

Worth. Película estadounidense basada en hechos reales. Trata del proceso que se llevó a cabo en USA para indemnizar a las familias de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre. El protagonista es el abogado que se hizo cargo del tema como perito. Como desconocía el tema me ha parecido interesante aunque el desarrollo es a veces demasiado típico de cierto cine que se hace en ese país.

 

 

Series

 

 

Little fires everywhere. Serie estadounidense de 8 capítulos de casi una hora cada uno. Basada en una novela tiene las ventajas, pero también los inconvenientes de ello como son: por un lado, bastantes personajes y bien caracterizados, pero, por otro, un exceso de trama y algunas escenas demasiado melodramáticas. Los primeros capítulos me han gustado más que la parte final en la que se acentúa el dramatismo. En todo caso es una serie bien hecha y bastante entretenida.

 

Grace. Miniserie británica de solo dos episodios de hora y media cada uno. Basados en sendas novelas que tiene como protagonista a Grace, un peculiar policía que suele consultar con alguien que se basa en lo sobrenatural para que le ayude a encontrar a las personas. Son entretenidos y tienen giros de guion para mantener la atención. Tampoco aportan ninguna novedad como no sea que se desarrollan en la costa sur de Inglaterra.

 

Hanna. Tercera temporada de esta serie estadounidense de acción que sirve para poder ver alguna serie en familia. Tan entretenida como las dos anteriores y con un guion en el que tienes que aceptar que pasan un montón de cosas inverosímiles, pero que lo haces sin pensarlo demasiado porque lo importante es pasarlo bien. No creo que haya una cuarta aunque con los guionistas nunca se sabe.

 

The morning show. Serie estadounidense de 10 episodios de casi una hora cada uno. Trata de la reacción en el programa de máxima audiencia de un canal de televisión ante la expulsión de su principal presentador por denuncias de acoso sexual. Es interesante y creo que valiente que se atrevan con un tema tan conflictivo a la vez que complejo. En general está bien tratado, aunque hay algunos momentos, y alguna interpretación, mejorables. Hay una segunda temporada.

 

En la ciénaga. Serie polaca de cinco episodios de unos 50 minutos. Con el pretexto de dos asesinatos y dos suicidios, se muestran en la serie algunos aspectos de la realidad polaca de los ochenta a través de una muy cuidada ambientación que es lo mejor de la serie. El protagonismo lo tienen dos periodistas con lo que se distancian un poco de los thrillers al uso si bien sigue un poco la estela de los nórdicos. Hay una segunda temporada.

 

Vida perfecta. Segunda temporada. Me ha gustado tanto o más que la anterior. Problemas reales, interpretaciones muy buenas, naturales que es algo que suelo echar en falta en las series españolas. Es una pena que solo sean seis capítulos, pero espero que haya más temporadas.

viernes, 24 de diciembre de 2021

Fin de la trilogía


Con este libro termina la trilogía que el autor dedicó a narrar la vida en Holt, una localidad de su invención en el estado de Colorado. En octubre y noviembre leí los dos primeros y con este concluyo la serie.

Si los dos primeros compartían algunos protagonistas, en este tercero todos los personajes son nuevos y solo aparecen dos de los anteriores cuando en un momento se refieren a que ahí yacen enterrados. Creo que esto resta algo de interés a esta entrega porque me hubiera gustado ver cómo habían evolucionado alguno de esos personajes. Esta no es la única diferencia ya que, por un lado, no hay ya nadie que trabaje en el campo como agricultor ni como ganadero y, por otro lado, esta vez hay varios capítulos dedicados a contar qué pasaba con los protagonistas bastantes años antes. Además, y creo que esta es la fundamental diferencia, esta novela es bastante triste y no solo porque su principal personaje, Papá Lewis, sea una hombre mayor desahuciado y al que le queda poco tiempo de vida, sino porque también su hijo ha tenido una vida muy problemática y no quiere saber nada del padre, y otro de los principales personajes, Alene, amiga de la familia, también es una persona bastante desgraciada.

Puede que todo tenga que ver con que Haruf escribió esta novela cuando ya estaba bastante enfermo. De hecho se dice que el protagonista tiene que ver con el propio autor. No lo sé, lo cierto es que a mí me ha dejado un poso de cierta amargura aunque no faltan las escenas en las que se muestra la solidaridad como, por ejemplo, la de esa señora mayor que no puede pagar el congelador que ha comprado en el comercio de Lewis y este dice a los dependientes que le perdonen la deuda o el apoyo que se dan diferentes personajes. Esta solidaridad es una marca de la casa y aparece en las tres novelas en diferentes momentos.

En fin, un final de la trilogía un poco más flojo que los dos magníficos textos anteriores, pero no por eso deja de merecer la pena leerlo ya que cuenta historias cotidianas de gentes normales, algo que no siempre es fácil de encontrar en las obras de ficción actuales. Esto que, dicho así, puede parecer anodino e incluso aburrido, viene muy bien como lectura para desengrasar de otras más potentes y, a veces, demasiado intensas.

Ahora solo me queda de este autor la novela Nosotros en la noche que fue publicada póstumamente y que ya aguarda su turno en el estante de lecturas pendientes. Haruf ha sido uno de los buenos descubrimientos literarios de 2021.

Hay una muy buena reseña de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com

Kent Haruf, Bendición. Cruz Rodríguez Juiz.

 

 

jueves, 23 de diciembre de 2021

Mis libros del año

 


A lo largo del año y a medida que voy leyendo los libros al anotarlos en una ficha dejo constancia de aquellos que podrían ser los que más me han gustado ese año. Comento esto porque la selección está un tanto sesgada como ahora comentaré, pero esto se ha ido produciendo paso a paso.

Tanto entre los seis de ficción -o autoficción o literatura del yo o fact  fiction, que ya no sabe uno cómo se catalogan, como entre los que no lo son, la mitad exacta escriben en castellano pero del otro lado del Atlántico, es decir, son “ñamericanos” utilizando el neologismo que tanto me gusta inventado por Caparrós. El resto son europeos, es decir, aquí sí que de este lado del océano. ¿Casualidad? No lo creo. Hace tiempo que leo muy poco de lo que se escribe en España, sobre todo desde que desapareció Rafael Chirbes, y lo mismo me pasa con la literatura anglosajona si bien en esta ahora estoy haciendo muchas excepciones. De hecho de un autor estadounidense que he descubierto este año, Kent Haruf, he leído casi todo lo publicado.

Entre los libros de ficción quisiera destacar el de Fernanda Melchor, uno de mis grandes descubrimientos del año. De ella podrían aparecer en esta selección los tres que he leído. No podía faltar Carrère del que soy un gran seguidor porque, salvo con El reino, nunca me defrauda.

Los de no ficción están escritos mayoritariamente por periodistas (quien siga el blog ya conoce mi debilidad por ellos y su trabajo) y, claro, no podían faltar dos de mis favoritos: Caparrós y Guerriero. Junto a ellos una viajera noruega que cuenta sus viajes de maravilla, un historiador francés que ha escrito una historia muy interesante (por cierto, pronto veré la serie que han hecho sobre su investigación) y un libro muy vendido, No digas nada, con una historia apasionante. He dejado para el final otro gran descubrimiento: el del periodista salvadoreño Óscar Martínez del que ya tengo en cartera más de un libro.

Por cierto, se me escapaba comentar que casi la mitad son mujeres. No es extraño porque he leído mucha ficción escrita por ellas.

Otro buen año de lectura, de disfrutar con historias de todo tipo, de conocer realidades lejanas o de descubrir aspectos poco conocidos de otras más cercanas, de cabrearse leyendo según qué o de emocionarse hasta casi las lágrimas, de comentar los libros en el blog con la ilusión de que puedan ser útiles para alguien, aunque es cierto que por lo que veo cada vez son menos los lectores de las entradas, pero no importa porque basta con que haya alguien que lo aproveche para que dé por bien empleado el tiempo.


miércoles, 22 de diciembre de 2021

Original planteamiento

Estamos ante un libro difícilmente clasificable con un título enormemente atractivo. Nada menos que Siberia, ese territorio tan desconocido, y los pianos en relación con él. De Siberia conozco bastante su extremo oriental, Kolimá,  gracias a los relatos de Varlam Shalámov (por cierto, una colección de libros algo más que recomendable) y del estupendo libro sobre su viaje en auto-stop a través de esa zona del periodista polaco Jacek Hugo-Bader.

La escritora británica autora de este libro ha dedicado dos años de su vida a ir recorriendo la zona de un lado a otro en busca de pianos de los que iba obteniendo alguna referencia. Ahora bien, en el libro no se limita a contarnos qué ha sido de los pianos, en qué estado se encuentran o quién es hoy su propietario; creo que no hubiese sido demasiado interesante de haber sido así. Por el contrario, Roberts escribe sobre diferentes aspectos que van desde la historia de Rusia y de la URSS, a conciertos dados por grandes pianistas como Liszt o Rijter en distintos lugares de Siberia; también entrevista a un conjunto de personajes originales y a veces algo excéntricos y, lógicamente, narra variadas peripecias en un viaje tan largo y por tierras donde la vida es bastante difícil.

El libro está dividido en tres partes basadas en la cronología. Así, la primera abarca hasta 1917, la segunda desde esa fecha hasta 1991 y la tercera llega hasta el momento actual. Es bastante extenso pues tiene 355 páginas de texto más otras casi 100 dedicadas a notas, referencias  e índice onomástico.

Hasta aquí el contenido de un libro que se lee bien y que ofrece cosas muy interesantes al lado, eso sí, de otras que lo son menos. A mí me han interesado sobre todo cosas como lo que cuenta sobre los decembristas; la visita de Chéjov a la isla de Sajalín; las diferentes referencias que hace al sitio de Leningrado o todo lo que explica en la parte final sobre las islas del Comandante y las Kuriles. Además, claro está, de algunos de los personajes con los que se relaciona en el viaje. Sin embargo, me han faltado más informaciones sobre la vida actual, el territorio y esos aspectos que siempre se tratan en los libros de viajes porque creo que este libro en lo fundamental es un libro de viajes. También me desconcierta el desorden con el que están estructurados algunos capítulos. Así, por ejemplo, el capítulo 11 se inicia hablando de Stalin y Siberia, para pasar a continuación a centrarse en un grupo étnico, los nenezos, del que hace un análisis antropológico y también musical entrevistando a un compositor de esa etnia que tiene piano, termina el capítulo hablando sobre la construcción en los años del ferrocarril 501que iba siguiendo la línea del círculo polar.

En resumidas cuentas, se trata de un libro original en su planteamiento aunque a veces resulte un tanto confuso. Muchas páginas se leen con interés, pero hay otras que quizá puedan interesar a especialistas en los pianos. A mí tengo que reconocer que me ha decepcionado un poco porque, quizá erróneamente, me esperaba otra cosa. Sí tengo que agradecer el conjunto realmente espléndido de fotografías que se insertan en los diferentes capítulos incluyendo algunas hechas en el siglo XIX.

Hay dos buenas reseñas: la de Andrés Seoane en elcultural.com y la de Ricardo Martínez Lorca en revistadeletras.net.

 Original planteamiento

 

Sophy Roberts, Los últimos pianos de Siberia. Traducción Ramón Buenaventura.

 


 

martes, 21 de diciembre de 2021

Otra Interpretación


Se recogen en este librito tres artículos publicados en el número de enero-febrero de 2019 de la New Left Review. Los títulos dan una idea bastante aproximada de su contenido. Así, ¿Qué es Trump?, Guerra de trincheras: Notas sobre las elecciones de 2020 y Líneas de fractura. Lógicas políticas del sistema de partidos de Estados Unidos. Los dos primeros tienen más o menos  40 páginas cada uno, mientras que el tercero solo unas 20.

La ventaja de los análisis que hacen es que son bastante diferentes de los que estamos acostumbrados a leer. Desde posiciones de izquierda se critica lógicamente a Trump, pero también se hace una dura crítica, sobre todo en el primer artículo, al establishment demócrata. También en este artículo se hace un buen análisis de la situación del periodo de entreguerras y de lo que supuso el fascismo con el objetivo de entender mejor lo que supone hoy Donald Trump.

En las notas sobre las elecciones del segundo artículo se hace un magnífico e interesante análisis de los resultados en Texas, pero luego se baja demasiado al detalle en el análisis de otros estados de forma que no resulta fácil de seguir salvo que se conozca muy bien el sistema electoral del país.

En el tercero se explican las lógicas dominantes en los dos partidos: la del demócrata, que supone para el autor una síntesis de neoliberalismo y multiculturalismo, y la del republicano, a la que denomina neomercantilismo macho-nacional. Además, ofrece un buen análisis de la composición social de los apoyos de ambos partidos. En su crítica a ambos no deja fuera a Sanders al que, aunque se nota que lo respeta, después de recoger sus principales ideas critica de esta manera: 

“El principal problema es que ello ofrece un socialismo democrático basado en las relaciones sociales de un capitalismo industrial extremadamente rentable, algo que en el mejor de los casos pertenece a la memoria lejana del país. Lo que se necesita es un socialismo apropiado para el naciente régimen del capitalismo político. Cómo se concretaría esto es algo que no es fácil de decir”. (p. 98)

En este breve fragmento aparece uno de los aspectos que más vengo resaltando, y criticando, de muchos textos escritos por autores de izquierdas: analizan muy bien, profundizan mucho en esos análisis, dan muchos y buenos datos, etc., pero al final no tienen nada que proponer (“no es fácil de decir”).

En cualquier caso, un librito interesante y diferente, aunque creo que hay que conocer mucho mejor de lo que yo conozco la realidad social y política de Estados Unidos para sacarle el máximo partido.

 

Mike Davis y Dylan Riley, Trump y Biden. Líneas de fractura de la política estadounidense. Traducción José Amoroto Salido y Juan María de Madariaga

 

 

sábado, 18 de diciembre de 2021

¡Qué gran escritora!



 Después de leer Claus y Lucas y La analfabeta, ver un libro de esta escritora es una tremenda alegría que se confirma después de leer esta breve novela en la que en apenas 109 páginas es capaz de transmitir un montón de sentimientos, emociones y también algún elemento de crítica social.

Este es el tipo de libro que últimamente no suelo comentar en el blog porque me cuesta mucho comentar una obra de ficción tan breve, pero sí he querido hacerlo esta vez porque hay dos cosas de las que quería dejar constancia: por un lado, la magnífica reseña de Manuel Hidalgo en elcultural.com, una de esas reseñas que enseña mucho sobre el trasfondo del libro y sobre su construcción formal y, por otro lado, porque hacía tiempo que no leía fragmentos tan claros sobre uno de los temas que me parecen mejor tratados en el libro: la alienación del trabajo. Los reproduzco a continuación: 

“Levantarse a las cinco de la mañana, caminar, correr por la calle para coger el autobús, cuarenta minutos de trayecto, la llegada al cuarto pueblo, entre los muros de la fábrica. Correr a ponerse la bata gris, fichar amontonándose ante el reloj, correr hacia la máquina, ponerla en marcha, hacer el agujero lo más deprisa posible, perforar, perforar, siempre el mismo agujero en la misma pieza, diez mil veces al día si es posible, de esa velocidad depende nuestros salario, nuestra vida”. (p. 16-17)

“La fábrica produce piezas sueltas, mecanismos para otras fábricas. Ninguno de nosotros podría montar un reloj entero.

Yo me encargo de hacer un agujero con mi máquina en una pieza determinada, el mismo agujero en la misma pieza desde hace diez años. Nuestro trabajo se reduce a eso. Meter una pieza en la máquina, presionar el pedal.

Con ese trabajo ganamos el dinero justo para comer, para vivir en algún sitio y, sobre todo, para volver a trabajar al día siguiente”. (p. 40)

Como se ve, insiste de forma contundente en la misma idea, aunque ese “sobre todo”  me parece realmente definitivo.

Una novela en la que hay mucho desarraigo (el de la emigración), soledad y también amor. Un texto en el que destaca la buena creación de atmósferas, algo por otra parte habitual en la autora y también de un protagonista, el que trabaja en la fábrica, que muy al principio y hablando en primera persona afirma: “Incluso puedo decir que tuve una infancia feliz, porque no sabía que existieran otras infancias”. (p. 25)

Lo que viene a continuación tiene bastante que ver con esta apreciación.

No sé si es una obra maestra como la cataloga Manuel Hidalgo, pero sí que es una magnífica novela y una gran demostración de lo mucho que se puede contar en pocas páginas.

 

Agota Kristof, Ayer. Traducción Ana Herrera.

 

 

 

miércoles, 15 de diciembre de 2021

La revolución egipcia



Al Aswani es un gran narrador, un gran contador de historias. Yo lo conocí por su magnífico libro El edificio Yacobián y luego también por el conjunto, un tanto irregular,  de relatos reunidos en Deseo de ser egipcio. En el que hoy comento se enfrenta nada más y nada menos que a la revolución que tuvo lugar en marzo de 2011 con epicentro en la cairota plaza Tahir. Utiliza para ello, una vez más, el carácter coral de otros libros, en este caso a través de un variado conjunto de personajes como: dos jóvenes estudiantes de medicina de muy diferente extracción social;  una profesora de inglés que da clases en un colegio; un ingeniero que trabaja en una fábrica con problemas en la que se inicia una huelga; un general con un papel muy destacado en la represión; un importante clérigo que también destaca por su riqueza; un escritor y actor en pequeños papeles, pero que pertenece a la aristocracia y es de religión copta; una presentadora de televisión y el director de la fábrica que fue en su juventud un revolucionario marxista. Junto a estos protagonistas aparecen también algunos secundarios que tendrán importancia en momentos determinados.

El libro tiene 495 páginas, lo que ya da una idea de la capacidad narrativa de Al Aswani. Aunque no aparezca reflejado así formalmente, el texto está dividido en tres partes que se corresponderían con tres fases de la revolución: la presentación de los personajes en los momentos previos que dará lugar a conocer alguno de los problemas sociales, políticos y religiosos de la sociedad egipcia; el momento de las manifestaciones en la plaza Tahir y, finalmente, la contrarrevolución posterior.

El autor toma partido desde el principio a favor de los que quieren cambiar la situación que se vive en Egipto y no duda en hacer una crítica demoledora tanto a la corrupción que había hasta a  las torturas que practicaban las fuerzas de seguridad pasando por aspectos absurdos de la religiosidad. El libro sigue prohibido en Egipto.

A mí el libro me ha gustado mucho en las dos primeras partes y mucho menos en la tercera. Están muy bien contadas las situaciones de partida de todos los personajes, conocemos aspectos relevantes de su vida y de sus inquietudes. También narra sin demasiado detalle, que no hace falta,  todos los momentos de las manifestaciones en la plaza y las actuaciones que llevan a cabo los protagonistas. Hasta aquí todo discurre con cierta lógica y nos vamos enterando muy bien de por qué y cómo sucedieron los hechos (obviamente en la versión del autor). El problema es que cuando se centra en la contrarrevolución, además de momentos muy intensos que se corresponden con las declaraciones de mujeres detenidas que sufrieron maltrato y abusos por parte del ejército y la policía, hay otros en los que se centra en una serie de personajes e historias que lo convierten casi en una telenovela; da la  impresión de que estamos ante otra novela y ante otro autor. Sobran muchas páginas que no aportan nada al conocimiento ni de lo que pasó ni de las consecuencias que tuvo para alguno de los protagonistas. Evidentemente el libro se puede seguir leyendo porque, como decía antes, Al Awani es capaz de contar todo muy bien y mantener el interés del lector incluso aunque este se vaya dando cuenta de que todo eso no le aporta nada a la historia.

Ya he advertido que el autor toma claramente partido y la crítica que hace de la contrarrevolución y la represión que se llevó a cabo es furibunda, así, entre otras cosas nos cuenta: cómo se liberó de las cárceles a 25 o 30.000 presos comunes para generar el caos; la brutal actuación de las fuerzas policiales y militares disparando con fuego real y matando a decenas o centenares de manifestantes para, además, ofrecer luego dinero a las familias para que retirasen las denuncias que habían interpuesto; el papel que juegan los Hermanos Musulmanes apoyando al gobierno o la total manipulación desde los medios de comunicación.

No sé cuánto hay de reflejo real de lo que pasó aunque puedo imaginarme que es cierto todo o casi todo lo que cuenta.

Para finalizar reproduzco dos fragmentos que me parecen interesantes y significativos (además, creo que su interés se acrecienta leídos desde aquí).

 “- Les digo que esto es una conspiración masónica orquestada por los judíos (…)”. (p. 155)

(Palabras de un clérigo musulmán).

“- Nuestro pueblo es como un niño, si lo dejas decidir solo, se hará daño. Por lo tanto, el papel de los medios de comunicación en Egipto no es el mismo que en los países desarrollados. Vuestra labor como informadores, en cuanto especialistas de la información, es pensar en lugar del pueblo”. (p 398)

(Palabras del general que dirige la represión).

Se puede recomendar el libro en la medida en que nos acerca a una realidad que no suele ser muy conocida por estos lares y la cuenta con mucho detalle aunque, eso sí, no hay que esperar grandes valores literarios.

 

 

 

Alaa Al Aswani, La república era esto. Traducción Noemí Ferro.

 

viernes, 10 de diciembre de 2021

En la Norteamérica profunda


Cada cierto tiempo me gusta leer alguno de los libros que la editorial Sajalín publica dentro de su colección Al margen. Son en su inmensa mayoría traducciones de autores anglosajones y hacen honor al título que los cobija ya que suele tratarse de historias y/o personajes que por una u otra razón se encuentran fuera de lo habitual.

De este autor ya se han publicado varios libros en esta colección, pero yo no lo conocía. Curiosamente es uno de los guionistas de una serie, Treme, que, aunque no tuvo demasiado éxito, a mí me encantó.

Este libro cuenta la historia de Mick Hardin, un militar veterano de guerra destinado en Alemania en la División de Investigación Criminal que vuelve a su pueblo, Rocksalt, a pasar unos días y su hermana, Linda, que es la sheriff de la localidad, le solicita su ayuda para resolver un asesinato. En apariencia, pues, se trata de una especie de thriller; de hecho se dice en la contraportada que Joyce Carol Oates ha afirmado que se asemeja a series como True detective o Mare of Easttown.

De ser así, desde luego sería más a la segunda que a la primera porque si algo predomina en esta historia es la visión de un mundo rural, mientras que lo propiamente policiaco pasa a un muy segundo término y no es especialmente interesante.

Familias que han sufrido muchas desgracias, personajes con unas vidas bastante mediocres o tensas relaciones entre miembros de la comunidad son los aspectos más relevantes de esta novela en la que el mundo rural aparece como un micromundo bastante cerrado y con algunas tradiciones ancestrales, como la venganza de sangre, ciertamente mejorables.

Todo esto lo narra muy bien Offutt con unos magníficos diálogos y unas buenas descripciones de personajes con apenas unos pocos rasgos.

Los dos fragmentos que reproduzco representan muy bien el significado de ese ambiente:

“Me aburrí- dijo Peggy.

(…)

-De todo. De esta casa, de Rocksalt, de que Mick nunca estuviese. Todos los días hago  las mismas cosas y tengo las mismas conversaciones con la misma gente. Siempre me están mirando y juzgando. Nunca a la cara, pero algo se nota (…)” (p. 193)

 

“Todas las quejas de Peggy sobre la vida en Rocksalt eran precisamente las razones por las que a Linda le gustaba el pueblo. La seguridad de encontrarte con la misma gente, a veces hasta tres veces al día, en distintas tiendas. Había un protocolo para tales ocasiones. La primera vez preguntabas por la familia. La segunda, sonreías y hacías una broma sobre la casualidad de llevar el mismo itinerario. La tercera sonreías y saludabas con la mano. Se creaba una intimidad que transmitía seguridad”. (p. 194)

(Peggy es la mujer de Mick y Linda su hermana)

 

Un libro muy entretenido, que se lee casi de un tirón y que deja un regusto un tanto amargo.

 

Chris Offutt, Los cerros de la muerte. Traducción Javier Lucini.

 

 

 

jueves, 9 de diciembre de 2021

Dos textos complementarios para entender el mismo fenómeno





Esta es la primera vez, al menos que yo recuerde, que comento dos libros conjuntamente. Ha dado la casualidad de que los he ido leyendo al mismo tiempo aunque en distintos momentos del día cada uno. Eso sí, los he terminado a la vez y me ha parecido interesante hacer el comentario conjunto porque, además y sobre todo, son dos textos que se complementan perfectamente.

Ambos autores son investigadores en ciencias sociales. A Stefanoni solo recuerdo haberlo escuchado una vez en una entrevista en la radio. De Forti, por el contrario, he leído varios artículos y visto varias entrevistas en televisión.

Digo que con textos complementarios porque tratando el mismo tema, el auge actual de la extrema derecha en muchos lugares del mundo, lo hacen desde dos vertientes diferentes. Así, Stefanoni se centra en el análisis del discurso teórico y va buscando además los orígenes; mientras que Forti analiza sobre todo la articulación política aunque, obviamente, también hace referencias al discurso.

El primero divide el libro en cinco capítulos dedicados a: Qué es la extrema derecha, La incorrección política, Los libertarios, El homonacionalismo y El econacionalismo.

Forti lo divide en cuatro grandes apartados: Definición de extrema derecha 2.0 (los dos primeros), Las transformaciones de la extrema derecha 2.0 ¿Viejas ideas y nuevos ropajes? y  Manual de instrucciones para combatir a la extrema derecha.

Con la lectura de ambos se tiene una visión muy completa de en qué consiste la actual extrema derecha,  cuáles son sus principales “señas de identidad”, quiénes sus ideólogos más importantes, qué grupos han ido formando y cómo están participando en la política (incluyendo su acción allí donde gobiernan o han gobernado).

Dice Stefanoni en la última página: (…) el objetivo de este libro no es programático; es mucho más modesto: leer a las derechas; construir algunas alertas tempranas sobre fenómenos que pueden ser aún embrionarios o marginales pero con potencial expansivo. Adicionalmente, nos propusimos romper las “burbujas de filtro” que no solo existen en internet, donde los algoritmos nos ofrecen lo que nos gusta y terminamos creyendo que nuestro pequeño entorno es el mundo”. (p. 199-200)

Hay que reconocer que ese riesgo de la burbuja existe y nada mejor que este libro para salir un poco de ella. Así, se puede saber lo que piensan gente como Spencer, Donovan o Yianopoulos, por citar solo a alguno de los teóricos. También hay otros aspectos interesantes como pueden ser: la existencia de un turismo gay en Tel Aviv patrocinado y fomentado por la extrema derecha o cómo ha cambiado el motivo del rechazo que tienen a los musulmanes o enterarse de que una intelectual liberal-conservadora como Appelbaum (su libro lo comenté en el blog) da la batalla por perdida en su enfrentamiento con la extrema derecha.

Las únicas pegas que yo le pondría al libro es que, quizá, da demasiada importancia a gente que apenas tiene influencia sobre un grupo más o menos significativo de gente y que, además, la inmensa mayoría de los autores son estadounidenses.

El libro de Forti, como ya comentaba, se centra mucho más en las organizaciones e incluso en lo que hacen o han hecho desde los gobiernos. Así es muy interesante todo el espacio dedicado a la Hungría de Orbán o la Italia de Salvini. Destacaría lo bien esquematizados que están los puntos que tienen en común las diferentes “extremas derechas” y los magníficos ejemplos que pone. También me parece muy interesante el análisis del fenómeno del rojipardismo, en especial de su presencia en nuestro país. Por otro lado, me ha sorprendido la poca relevancia que atribuye a Steve Bannon; yo tenía una idea muy distinta. Y, desde luego, es clave todo lo que va analizando sobre las redes sociales; como usuario veo cada día ejemplos como los que da.

Puestos a poner también alguna pega, lo haría con la misma que puse en el comentario al libro Patriotas indignados, libro en el que participa Forti de forma destacada, me refiero al exceso de nombres de grupos  y grupúsculos que ofrece sobre todo en el primer capítulo, así como el excesivo espacio dedicado a la discusión sobre fascismo sí o fascismo no. En ambos casos creo que pesa demasiado el academicismo que entiendo, pero que no me parece lo mejor para un libro como este.

En cualquier caso se trata de dos libros fundamentales para entender gran parte del mundo que se nos viene, o que ya está entre nosotros y, sobre todo en este caso en el libro de Forti, también para tener bien sistematizadas las principales medidas para combatir esa ideología y a esos grupos. Desde luego son dos textos de lectura casi imprescindible para quien se considere de izquierdas.

Hay un extenso análisis de Martín Bergel del libro de Stefanoni en jacobinlat.com y un interesante artículo de Forti centrado en el análisis de las redes sociales en ctxt.com.

 

Pablo Stefanoni, ¿La rebeldía se volvió de derechas? Cómo el antiprogresismo y la anticorrección política están construyendo un nuevo sentido común (y por qué la izquierda está perdiendo la iniciativa).

 

Steven Forti, Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla.

 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Otra buena investigación


Este libro sale de una línea lateral cuando investigaba sobre su abuelo, una investigación que plasmó en el magnífico libro Calle Este-Oeste que ya comenté en el blog hace año y medio.

Este abogado inglés y profesor de Derecho Internacional tiene una envidiable capacidad investigadora, pero es que, además, sabe transmitirla como el mejor periodista. Su agilidad narrativa es total teniendo en cuenta que el material no siempre debe de resultar fácil de transmitir.

En este libro ha elegido a un nazi alemán, Otto Wätcher, que tuvo diversos cargos en el gobierno de la Polonia ocupada siendo responsable de la muerte de miles de judíos.

Sands conoció a su hijo y este le puso en contacto con la inmensa documentación que había guardado su madre, Charlotte, que era la esposa de Otto y nazi convencida.

El libro está dividido en cuatro partes: Amor, Poder, Huida y Muerte. El título ya da una idea bastante aproximada del contenido. Wätcher murió en Roma en 1949 y Sands indaga entre otras cosas en la causa de su muerte.

El libro tiene 454 páginas de texto y otras 100 con las notas, fuentes y el índice analítico. Evidentemente, esa extensión ya da una idea de la investigación llevada a cabo por el autor y el equipo que colabora con él. No hay más que echar un vistazo a las fuentes para darse cuenta del trabajo y el tiempo invertido.

Con todo, y como decía más arriba, lo realmente no sé si decir sorprendente es la capacidad de transmisión de la información del autor. Algo que podría resultar farragoso y aburrido lo convierte en interesante y tremendamente entretenido. Además, gracias a los diferentes pasos que va dando y a los hilos que va siguiendo se conocen cosas como: la complejidad del espionaje en los años 40 donde vemos a Italia, USA y la URSS “cazando” nazis para convertirlos en espías suyos y conocemos la existencia del “Certificado Persil” (los que ya tenemos unos años hemos conocido y usado ese detergente); la facilidad con la que los nazis huían a través de Italia y, en este caso, la facilidad para viajar de Charlotte y el dinero de que disponía o el ambivalente papel del Vaticano, papel que ha sido puesto en cuestión ya en muchos estudios.

He hablado de la narración, pero esta no sería tan interesante sin una investigación como la que hace Sands. Obviamente, la presentación en el libro es bastante cronológica y lineal, pero no quiero ni imaginar las vueltas que debieron de dar tanto el autor como su equipo para ir casando las distintas informaciones que iban obteniendo.

Me ha llamado la atención que en un momento determinado Sands acude a alguien que vive muy cerca de él, y que resulta ser nada menos que John le Carré, para que la ayude con una informaciones sobre el espionaje al terminar la guerra.

No estamos ante el típico libro sobre nazis. En este vemos también la historia de amor y el lado humano de un personaje tan deplorable como fue Otto Wätcher, tanto como para que su hijo, aunque no le creía tan asesino,  colabore en un libro sobre el daño que hizo.

Tan recomendable como el anterior aunque reconozco que ese me gustó algo más, quizá también por la sorpresa que supuso. 

Hay dos reseñas interesantes: la de Andrés Seoane en elcultural.com y la de Anna Abella en elperiodico.com.

 

Philippe Sands, Ruta de escape. Traducción Francisco J. Ramos Mena.

 

 

 

 

 

jueves, 2 de diciembre de 2021

Otro buen descubrimiento de escritor "ñamericano"

Aunque tengo bastante abandonados a los escritores que escriben en castellano en España, no sucede lo mismo con los que lo hacen al otro lado del Atlántico, pero casi siempre centrándome en una serie de ellos: Roncagliolo, Vásquez, Neuman o Piñeiro, por mencionar solo a aquellos que más he leído. Sin embargo, este año está siendo un año de grandes descubrimientos como, por ejemplo, los de Fernanda Melchor, Alejandro Zambra y, ahora mismo, este Antonio Ungar que hoy comento.

Ungar ganó el premio Anagrama de novela en 2010 y a pesar de eso no conocía ni siquiera su existencia, Ese error acabo de empezar a subsanarlo y en poco tiempo lo haré totalmente (ya he encargado otros dos libros).

En este blog he defendido en más de una ocasión las novelas de no demasiada extensión e incluso, recientemente, al comentar alguna buena novela he dicho que le sobraban unas cuantas páginas.

Esta Eva y las fieras, tiene las páginas justas, 160, para contar una buena historia, hacerlo con varios personajes interesantes y dejar en el lector la sensación de que no hubiese estado mal un poco más de extensión.

Ungar se basa en unos hechos reales acaecidos en 1999 en un puerto de un afluente del río Orinoco, para contarnos la historia de varios personajes que allí viven y donde han llegado a través de peripecias vitales muy diferentes que iremos conociendo en lo fundamental a lo largo de la novela. Pero también aprovecha para dejar constancia de la terrible situación de esa zona (una zona que da la sensación que utiliza como alegoría del país) reflejando una realidad de indígenas muertos de hambre y con un alto grado de violencia y corrupción. Situación de la que son responsables tanto el gobierno como los grupos paramilitares y también la guerrilla de las FARC.

En la página con la que cierra el libro se puede leer lo siguiente:

“A partir de los años ochenta facciones principales del ejército nacional se aliaron con ejércitos paramilitares de extrema derecha, financiados por grandes grupos económicos, tanto legales como ilegales. La guerrilla a su vez usó para su abastecimiento el secuestro, el narcotráfico y el robo de gasolina, entre otros. (…) Los grupos que invirtieron su dinero en la guerra y el sistema político que lo promovió siguen intactos”. (p. 161) 

Toda una declaración que, de alguna manera, explica muchas de las cosas que hemos leído antes.

Además del interés que puedan tener estos aspectos de la obra, no quisiera cerrar el comentario sin destacar lo que me parece más relevante que es la forma en que está construida y escrita la novela, así como el magnífico tratamiento dado a los personajes. Estos son retratados con muy pocos rasgos, pero los suficientes para comprender su comportamiento. La novela empieza con la protagonista herida y agonizante y, a partir de ahí, nos irá mostrando cómo ha llegado hasta esa situación. Apenas hay diálogos y los pocos que hay son prácticamente monólogos destacados en letra cursiva.

Es uno de esos libros que se pueden leer de un tirón o, a lo sumo, de dos y, como decía antes, de los que el lector desearía que el autor continuase contándonos más cosas de la historia y sus protagonistas. No se me ocurre un mejor halago para un libro así.

 

Antonio Ungar, Eva y las fieras.