lunes, 28 de diciembre de 2015

Mis libros del año




Otro buen año de lecturas. He seleccionado cinco novelas y siete de otros géneros. Como todos los libros han sido comentados en el blog, me limito ahora a justificar el porqué están en esta lista.
Dos de las novelas están porque corresponden a dos autores que, aunque parezca mentira, he  descubierto este año; me refiero a Hamsun y Saroyan. El de Carrére es otro buen libro de este autor que solo me ha decepcionado con el libro que ha sacado precisamente este año, El Reino. Richard Ford lo tenía abandonado y este Canadá me ha parecido de lo mejor del año. Y qué decir del desgraciadamente desaparecido Chirbes; para mí, uno de los mejores y más interesantes  escritores en castellano de los últimos tiempos.
Dos espléndidos libros de viajes, radicalmente diferentes en todo menos en su interés y en la calidad literaria de sus autores: Steinbeck y Theroux. Un libro el de Lafon a lo Carrére, muy interesante e innovador. Las entrañables y emotivas Arenas movedizas de Mankell. El exhaustivo y combativo estudio de la casta británica de Owen Jones. Un libro dedicado a una ciudad, Moscú, y un solo año, 1937, que resulta apasionante en casi todas sus páginas. La correspondencia entre dos “monstruos” como Roth y Zweig que me han hecho descubrir un género y disfrutar con ese tipo de lectura. Finalmente, otro gran descubrimiento del año gracias a la concesión del Nobel de literatura: la bielorrusa Aliexevich que en 2016 aparecerá en más de una ocasión en el blog.

Un poco de todo y mucha calidad en todos y cada uno de los textos sea cual sea el género al que pertenezcan.

Increíble historia en Corea del Norte




Todo lo que se cuenta en este primer libro de un productor de cine y escritor parece mentira y fruto de una imaginación calenturienta, pero resulta que es verdad o al menos que está bastante bien documentado sobre todo a partir de las autobiografías de sus dos protagonistas.
Solo dos palabras de su historia. En 1978, Kim Jong-Il, hijo del dictador coreano Kim Il-Sung, gran aficionado o más bien habría que decir gran obsesionado por el cine, quería que en Corea del Norte se hiciese un cine de gran calidad para poder exportarlo y se le ocurrió la peregrina idea de secuestrar al mejor director de cine de Corea del Sur y a su mujer, la actriz más famosa de su país, para que hiciesen esas películas.
El libro se dedica a contar en las tres bobinas en las que el autor divide el texto los prolegómenos del secuestro, la vida de los secuestrados antes de empezar a hacer las películas y el tiempo en que las hacen hasta que, gracias precisamente a la fama que van cogiendo en el exterior, logran escaparse después de ocho años de cautiverio.
Evidentemente, el contar una historia que se desarrolla en Corea del Norte, aún hoy el país más cerrado del mundo, da pie a Fischer para describir algunas características del régimen de ese país y así dedica espacio a temas como: su organización social, el sistema educativo, la regalada vida que llevaban – y seguirán llevando-, los jerarcas del régimen, las práctica bien documentada de los secuestros de extranjeros en aquellos años, el método de selección de los guardaespaldas del dictador,  los distintos tipos de cárceles e internamientos de presos, etc. Es decir, ayuda a conocer algunos aspectos de un país del que existe poquísima información (yo solo conozco tres libros traducidos sobre la organización y la vida cotidiana y los tres están escritos por periodistas).
Un libro tremendamente original, muy interesante y escrito con una fluidez impropia de un primer libro. Puedo decir que las horas que he dedicado a la lectura de sus casi 400 páginas me han pasado volando y que estaba deseando que llegase el momento de poder cogerlo aunque solo fuese durante un rato.
Un comentario bastante completo y con buenas imágenes en El Español.


Paul Fischer, Producciones Kim Jong-Il presente…La increíble historia verdadera de Corea del Norte y el secuestro más osado de la historia



domingo, 27 de diciembre de 2015

Artículos interesantes

Vuelve a ser un domingo con poco que destacar a pesar de que el ambiente está cargado y la situación política muy interesante.

Mario Vargas Llosa ofrece su particular visión sobre la necesidad de una gran coalición. Obviamente no estoy de acuerdo con lo que plantea, pero me gusta que alguien como él aporte su visión y se comprometa.  (El País)


Soledad Gallego hace un análisis novedoso sobre la posición de Rajoy.  (El País)


Cristina S. Barbarroja se centra en los problemas internos del PSOE y aunque no haga grandes aportaciones lo plantea de forma clara. (cxtx.es)


Santiago Rico Alba hace su particular análisis, bastante favorable para Podemos,  de los resultados electorales. (cxtx.es)

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Un relato real sobre espías




Verdadero especialista en el tema del espionaje –sus tres libros traducidos al español tratan ese tema-, Macintyre nos ofrece en estas más de 400 páginas un relato trepidante unas veces, reposado y detallado otras, pero siempre apasionante sobre uno de los personajes más interesantes del mundo de los espías del siglo XX.
Componen el libro veinte capítulos y un Epílogo nada menos que de John le Carré en los que va contando desde los inicios en el espionaje de Philby hasta su marcha definitiva a la Unión Soviética. Además del protagonista principal hay otros actores secundarios muy importantes como A. Elliot (espía británico muy amigo de Philby)  o el espía estadounidense J.Angleton, también buen amigo. De forma más esporádica aparecen también personajes tan relevantes y conocidos como: A. Blunt, G. Greene, I. Fleming o el mismo Pacelli (futuro Juan XXIII).
No es una novela, pero lo parece por la forma de narrar que tiene el autor  y lo increíble que parecen algunos de los hechos que se cuentan. También parece un thriller porque tiene momentos de tensión  típicos del género. Sin embargo, dice el autor que realmente ha escrito un libro sobre la amistad y es cierto que es un componente fundamental para entender varios de los episodios que se relatan y también juega un papel importante la lealtad tanto a las personas como, en el caso sobre todo del protagonista, a unas ideas.
Un libro que cuesta dejar porque siempre estás esperando alguna sorpresa y porque está escrito con una agilidad propia de otro tipo de relato (hay que tener en cuenta que hay mucha documentación detrás de lo que se cuenta).
Algo que me ha resultado sorprendente es el elevadísimo consumo de alcohol que hacían casi todos, y que parece que no se compagina demasiado con hacer labores de espionaje que requieren de la máxima concentración, pero debía de ser así.
Un libro absolutamente recomendable aunque a mí me costó un poco entrar en él porque al principio hay muchos nombres y se hace difícil seguirlo en algunos momentos, pero luego sucede todo lo contrario y la narración fluye con gran claridad y precisión. Uno de esos libros que se pueden regalar a los amigos porque puede interesar y gustar a diferentes tipos de personas.
Para un comentario más extenso y muy bien hecho dejo el enlace con el de Walter Isaacson en El cultural.
Se puede encontrar en You Tube una conferencia de prensa que dio Philby en Londres para defenderse de las acusaciones de espionaje y que se menciona en el texto. Su actitud en esa conferencia dejó impresionado al responsable de Philby en el espionaje soviético.


Ben Macintyre, Un espía entre amigos. La gran traición de Kim Philby


viernes, 18 de diciembre de 2015

Sobre las consecuencias sociales de la crisis




Joaquín Estefanía es uno de esos casos de periodista que es capaz de hacer divulgación sin por ello rebajar el nivel de lo que divulga. También suelo leer los libros que publica porque realiza muy buenas síntesis y estados de la cuestión al utilizar una bibliografía muy bien seleccionada.
En este caso se trata de ver cómo está quedando la sociedad como resultado de los efectos de la Gran Recesión, que es como se califica en el libro a la actual crisis. Para ello el autor, a lo largo de los cuatro grandes apartados en que divide el texto, va pasando revista desde las cifras de la desigualdad que se está produciendo, hasta cómo está afectando a las diferentes clases sociales así como sus respuestas.
El libro me ha parecido un tanto desigual en el tratamiento de los diversos temas. La primera parte, en la que se ofrecen las cifras de la desigualdad, da la impresión de haberse elaborado a partir de artículos escritos para otros medios lo que provoca algunas reiteraciones innecesarias. Sin embargo, en las partes tercera y cuarta está lo mejor del libro cuando escribe sobre el neoliberalismo y el “bastardeo” de Keynes en una, y sobre el deterioro de las clases medias, en la otra.
Estefanía no se muestra neutral, cosa que por otra parte es habitual en sus escritos, y así, por ejemplo, escribe criticando a los defensores del libre mercado:

“El hecho es que la intervención masiva (se refiere a la del estado rescatando los bancos) es una demostración muy explícita de que, en el extremo, lo que se ha denominado libre mercado no existe. Que tanto la escala de las ayudas públicas como la velocidad de las intervenciones selectivas han sido lecciones prácticas del manual del poder que conservan los gobiernos para modelar las reglas del juego en beneficio de unos intereses que ellos representan. Esas reglas cambian cuando el poder lo precisa, aun cuando en la teoría y en la academia se defienda la doctrina contraria.” (p.204)

Sin embargo,  al mismo tiempo deja una frase de difícil interpretación como la siguiente:

“Los abusos de la revolución conservadora, y la dejación o el gregarismo que ante ella tuvieron bastantes formaciones socialdemócratas que ignoraron las desigualdades que se iban inflando, dieron lugar a estos lodos. Primero, la indignación, y luego, la indignación organizada.” (p.119)

¿Por qué califica de lodo la indignación organizada? No da más explicaciones.

También me llama la atención, aunque esto me pasa con casi todos los que han escrito sobre la actual crisis, que una vez hecha la afirmación que sigue: “Este aumento de la desigualdad en el seno de algunos países del norte es compatible con que la brecha se haya reducido entre el norte y el sur geopolíticos.  ¿Por qué? Porque la Gran Recesión, al revés que la mayor parte de las crisis en la historia, ha afectado mucho más al centro que a la periferia del planeta. Ésta es otra de sus características.” (p.11), no se plantee como posible explicación la posibilidad de que se esté produciendo una redistribución a nivel mundial en la que los que más tenemos, el centro o el norte como prefiramos llamarlo, estamos perdiendo para que la periferia o el sur empiecen a mejorar. Evidentemente, si se considera que es así serían muy diferentes los análisis y las consecuencias que se deberían sacar.

Finalmente, me gusta y estoy totalmente de acuerdo con la cita que hace del sociólogo  César Rendueles: “Hay que dejar de pensar que intervenir en un espacio público es escribir mensajes revolucionarios en las redes sociales.” (p.268) Creo que, desgraciadamente, muchos lo hemos pensado en más de una ocasión y está claro que no es así.

En resumen, un ensayo de divulgación de mucha calidad y claridad. Sugerente y, como se ve por los textos que he reflejado, también con elementos para el debate y la reflexión.





Joaquín Estefanía, Estos años bárbaros

martes, 15 de diciembre de 2015

Citas últimas lecturas

Dios, religión

No obstante, yo pensaba: sí, claro, se puede decir que Dios es la respuesta que damos a nuestra angustia, pero se puede decir también que nuestra angustia es el medio del que él se sirve para darse a conocer entre nosotros. Sí, claro, puedo decir que me convertí porque estaba desesperado, pero también puedo decir que Dios me ha concedido la gracia de la desesperación para convertirme.
Emmanuel Carrère, El Reino



Guerra

“-Oh, usted es un cobarde por completo, Ferdinand. Usted es repugnante como una rata…
-Sí, un cobarde por completo, Lola, rechazo la guerra y todo lo que ella conlleva (…) y soy yo quien tiene razón, porque soy el único que sabe lo que quiere.
-¡Pero es imposible rechazar la guerra, Ferdinand! Sólo los locos y los cobardes rechazan la guerra cuando la patria está en peligro…
-Entonces ¡que vivan los locos y los cobardes! O más bien que sobrevivan los locos y los cobardes. ¿Se acuerda de un solo nombre, por ejemplo, Lola, de uno de esos soldados asesinados durante la guerra de los Cien Años?... No, ¿no es cierto?...Jamás se lo ha preguntado, ¿no? Para Ud. son anónimos, indiferentes y más desconocidos que el último átomo de esos papeles de diario que se encuentran delante suyo, que su caca de todas las mañanas…”
Céline, Viaje al fin de la noche, citado en
Enzo Traverso, A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945)



Guerra

“La guerra es lo que ha hecho a los hombres y a su tiempo lo que son. Jamás un conjunto humano como el nuestro había bajado a la arena para dirimir quién se haría con el poder sobre la época. Porque nunca una generación había salido de un portón tan oscuro y grandioso como esta guerra para regresar a la luz de la vida.”
Ernst Jünger citado en
Enzo Traverso, A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945)



Muerte

¿Qué le voy a decir? Lo más justo en la vida es la muerte. Nadie la ha evitado. La tierra da cobijo a todos: a los buenos y a los malos, a los pecadores. Y no hay más justicia en este mundo.
Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil



Edad

Antonio había elaborado una teoría que establecía que, a partir de los sesenta y cinco años, aproximadamente, con algunas variaciones según los casos, los hombres sufrían un cambio drástico e irremediable: dejaban de ser un peligro para las mujeres.
(…)
_¡Y entonces comienzan a mirarte como a un tipo inofensivo!¡Como a alguien que ya no puede hacerles nada! –Antonio alzaba la voz, exasperado-. ¡Dejas de ser un tigre y pasas a ser un conejito, coño! ¿Entiendes eso? ¡Es la vejez! ¡Es lo peor de la vejez!
Alberto Barrera Tyszka, Patria o muerte



Leer, lectura

Leer es buscar. Leer es buscarse. Siempre.

Alberto Barrera Tyszka, Patria o muerte

lunes, 14 de diciembre de 2015

Más que una novela negra



“Un maestro de la ambientación; casi se percibe cómo el temor, pavor, asociado a los actos y deseos ocultos, emana de las páginas.” Library Journal

“Es sorprendente la capacidad de Black para dar vida a sus personajes con ráfagas de una perspicacia penetrante, ya esté Quirke tratando con su suegra o aprendiendo a conducir.” Kirkus Reviews

 En estos dos fragmentos de comentarios críticos puestos en la solapa por la editorial se resumen muy bien las principales virtudes del libro.
Es el tercer libro que leo de la serie de novela negra que tiene al forense Quirke como protagonista y como autor a Benjamin Black tras el que se oculta un gran escritor irlandés, John Banville. Es el que más me ha gustado hasta ahora y pienso seguir leyendo el resto de la serie
El gran mérito de estos libros de Black es que, tratándose de novela negra, no importe demasiado la trama criminal sino que sean más importantes e interesantes las distintas las relaciones y reacciones  entre  los diferentes protagonistas. Estos tiene algo en común: se trata de gentes bastante perdidas y en varios casos con traumas que vienen de lejos.  El estudio de sus caracteres, de sus diversas actitudes, de sus pasiones o de sus vicios, se constituye en el centro de la novela. Obviamente hay una trama criminal, pero también aquí es más interesante la postura que ante ella van adoptando los diferentes protagonistas.
¡Ah! Y el clima. El tiempo en el sentido más físico del término. Ese Dublín brumoso, con niebla, lluvioso, frío, que aparece casi en cada página y que me hace recordar tanto a Mankell quien daba también un gran protagonismo a este aspecto. Y, por supuesto, no pueden faltar las alusiones críticas a la religión que tanto me gustan en las novelas de la serie.
Un libro muy recomendable no solo para aficionados al género sino para todo aquel que guste de la buena literatura y de los buenos personajes.


Benjamin Black, En busca de April

domingo, 13 de diciembre de 2015

Artículos interesantes

Terrible la prensa de estos días y sobre todo la de hoy. No obstante hay dos artículos, muy diferentes, que me han gustado.

Carlos Boyero dice con muy pocas palabras cosas que pienso y cosas que  hago. Además, son muy pocas las ocasiones en las que se plantea el tema del que habla al final a pesar de ser algo crucial. (El País)

Ignacio Sánchez-Cuenca hace un repaso muy interesante y con buena elaboración y presentación de datos sobre la pasada legislatura . (infolibre.es)

viernes, 11 de diciembre de 2015

Relatos un tanto decepcionantes



Aunque fue el primer libro que publicó, es el cuarto que leo de Saroyan y me alegro porque de haber empezado por este seguramente no habría seguido con el mismo interés el resto de su obra.
Este conjunto de más de veinte relatos es bastante desigual y da la impresión de que el autor está buscando su propio estilo y sus temas. Publicado en 1934 cuando el autor tenía apenas 26 años, algunos relatos parecen escritos varios años antes y, por lo tanto, por un Saroyan muy joven y en pleno proceso de aprendizaje de la escritura.
La paternidad, la dignidad, la rebeldía, el pacifismo o las dificultades que tiene ser un adolescente, son alguno de los temas de los textos que tienen como protagonistas a personajes de variado origen aunque en su inmensa mayoría  inmigrantes o hijos de inmigrantes armenios, polacos, alemanes, eslavos, judíos, etc. Esta es una diferencia con otros libros posteriores en los que sus protagonistas suelen ser armenios o descendientes de armenios como era el propio Saroyan, aunque eso sí tienen el carácter bastante autobiográfico que tendrán sus relatos posteriores.
Para un comentario detallado y muy favorable dejo el enlace con el de Javier Aparicio en El País.
Por mi parte, recomendaría comenzar con otros libros de este interesante escritor.
Un comentario aparte sin mayor trascendencia. Aunque la editorial no lo avise, la traducción debe de ser bastante antigua ya que se usan términos como substancia, substituta o harmonía en desuso hace ya tiempo, y lo más curioso es que aparezca el nombre de la correctora de pruebas algo poco habitual por otra parte. Como digo, no tiene mayor importancia pero es raro en una editorial tan cuidadosa en sus ediciones.


William Saroyan, El joven audaz sobre el trapecio volante

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Apreciando los relatos




Decía hace poco en el blog al comentar Canadá que había sido un acierto retomar la lectura de la obra de Ford. En esa línea he seguido con esta colección de relatos recientemente publicada.
Aunque nunca he sido aficionado al género del relato, poco a poco voy entrando en él y descubriendo que tiene cosas muy interesantes. En este caso, de las cuatro historias que componen el libro las dos últimas me parecen especialmente buenas. Todas tienen en común el paso anterior del huracán Sandy con la consiguiente destrucción y también que sus coprotagonistas son ex del protagonista principal, Frank Bascombe: alguien que le compró un piso cuando Frank se dedicaba a la venta inmobiliaria, una mujer que vivió en el piso que ahora habita Frank y que quiere visitarlo, su primera mujer que padece una grave enfermedad y, finalmente, un antiguo amigo que también está gravemente enfermo.
Con estos mimbres Ford va tejiendo unas historias en las que habla sobre todo de la muerte, del envejecimiento, de  la enfermedad, del deterioro sufrido por una comunidad a causa del huracán, e incluso de Obama, en positivo, y del Tea-Party, en negativo.
Derrocha ironía y un peculiar sentido del humor que hace que resulte gratificante la lectura a pesar de que por momentos toca temas complicados con aspectos bastante dramáticos. Obviamente, está lejos de la riqueza de su última gran novela, pero es algo más que una obra menor.
Dejo el enlace a un artículo en La Vanguardia del propio Ford hablando de su obra y al buen comentario de Sergi Sánchez en ElPeriódico.




Richard Ford, Francamente, Frank

jueves, 3 de diciembre de 2015

Venezuela durante el final de Chávez




Segunda novela que leo de Barrera. En este caso se trata de la premiada con el XI Premio Tusquets de Novela por su, en palabras del jurado, “absorbente ritmo narrativo” a la hora de reflejar “las angustias y complicaciones de unas vidas condicionadas por la histeria y las tensiones de un país pendiente de un líder carismático” (tomado de lo que pone la editorial en la solapa del libro).
Efectivamente, si algo define este libro es ese trepidante ritmo, así como el entrecruzamiento de una serie de historias que terminan confluyendo de alguna manera. Como bien dice Ricardo Baixeras  en El Periódico: “La endiablada habilidad para ensamblar historias disímiles que vienen a confluir en la apoteosis de un final brillantísimo es una muestra evidente de que Barrera conoce los entresijos de una escritura hábil e inteligente para la construcción de los diálogos y para dotar a la narración de la velocidad que precisa la historia.”
Esta se desarrolla en el periodo de la enfermedad de Hugo Chávez hasta su muerte y lo que realmente cuenta Barrera es cómo viven la situación y qué posiciones adoptan hacia el chavismo diferentes personajes: Miguel Sanabria, el principal protagonista, bastante moderado en su rechazo; su esposa Beatriz, radical opositora; su hermano Antonio, chavista convencido y cuyos debates con Miguel constituyen los momentos en los que el autor pretende mostrar, y lo consigue bastante, las claves de los enfrentamientos políticos y sociales en Venezuela.
La inseguridad, la fuerte polarización social y económica, la presencia cubana, los problemas de la vivienda o la mitificación de Chávez, son diferentes aspectos que van saliendo a lo largo de la historia que, por cierto, tiene un hilo conductor realmente flojo en su interés aunque eso no importe demasiado porque el interés del libro está en otra parte.
El autor pretende no tomar un partido claro porque a pesar de fragmentos como los dos que pongo a continuación, hay también dos momentos muy relevantes en los que personas de las clases populares muestran la realidad social que desconoce totalmente  alguno de los protagonistas.

 “Tal vez, el gran triunfo de Chávez consistía en haber consolidado su voz como fundamento del poder, como eje de la sociedad. Había creado el Estado parlante, que también era, además, un Estado eclesial. Todos repetían las palabras del mesías. Era una estructura perfecta porque era un ejercicio voluntario y jubiloso de sometimiento. No había preguntas sino entusiasmo. Mucha fe. Chávez forever.” (p.89)
“El enfermo era cada vez menos enfermo y más imagen sin cuerpo: imagen sagrada. El Chávez iracundo y grosero, autoritario y caprichoso, se desvanecía dando paso a un nuevo personaje de ficción, a un fetiche. El cáncer solo podía curarse con un sacramento: La mercadotecnia mística lanzó un nuevo producto religioso: aquí está el Cristo de los pobres.” (p195)

 Libro muy entretenido que se lee de un tirón y, al mismo tiempo, muy interesante para aquellos a los que les preocupa lo que pasa en Venezuela. Por cierto que Barrera es coautor de la primera biografía que se publicó, en 2005, de Chávez.



Alberto Barrera Tyszka, Patria o muerte

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Elogio del campo



Pocos libros tienen un título tan acertado como este. Efectivamente, los colonos, los campesinos, son esa bendición de la Tierra; como afirma un personaje dirigiéndose a Sivert, el hijo del colono protagonista: “¿Puedes estar satisfecho! Tenéis todo lo que necesitáis para vivir, tenéis todo por lo que vivir, todo en lo que creer, nacéis y engendráis, sois los imprescindibles de la Tierra. No todo el mundo lo es, pero vosotros sí: los imprescindibles de la Tierra. Sois los que mantenéis la vida.” (p. 356)
Siguiendo la estela de un libro anterior, Pan, Hamsun vuelve sobre la naturaleza, en este caso transformándose por la acción en general benefactora del hombre.
Novela bastante extensa, 362 páginas con densa tipografía, en la que no suceden grandes cosas, no hay apenas elementos dramáticos, ni grandes tensiones, y sí muchas descripciones de trabajos del campo y de construcción de los diferentes componentes de una granja; sin embargo, esa apariencia de novela un tanto rollo, la suple Hamsun con su peculiar estilo y su extraordinaria capacidad de seducción mediante la palabra.
Cuenta la historia de Isak, un hombre que coloniza un territorio hasta entonces deshabitado, forma una familia con Inger, la mujer que primero acude como trabajadora y luego se casan, y tiene varios hijos que continuarán la tarea. Estos personajes son los protagonistas, pero hay también interesantes secundarios tanto colonos como habitantes del pueblo.
Del tratamiento dado a la historia hay que destacar la visión positiva que se da de todos los que se dedican a la agricultura, mientras que los pocos personajes algo negativos son comerciantes, ingenieros (están instalando en la zona el telégrafo) o habitantes de la ciudad. Un ejemplo puede ser el siguiente fragmento: “La vida diaria, acontecimientos que llenan la vida de los colonos. No son pequeñeces, ah, no, son el destino, se trata de felicidad, goce y bienestar.” (p. 54)
Dentro de ese ambiente grato destaca, sin embargo, esta visión que da de otro personaje: “Para ella un infanticidio no significaba nada en sí mismo, no era algo extraordinario, lo que no mostraba más que toda esa bajeza moral e impudicia que cabía esperar de una sirvienta. Se vio claramente en los días siguientes: ni un momento de reflexión; ella seguía siendo como antes, inalterable, repleta de tonterías superficiales, de espíritu de sirvienta.” (p. 2 22)
Esta desprecio hacia una sirvienta por el hecho de serlo resulta extraño en la novela porque aparecen otros casos y no reciben el mismo trato por parte del autor.
Novela enormemente entretenida aunque a veces un tanto reiterativa en las bondades del campo, la agricultura y la vida natural, pero se salva por el gran estilo de Hamsun del que, una vez más, tengo que destacar la original (la novela fue escrita en 1917) y magnífica construcción de los diálogos.

Knut Hamsun, La bendición de la tierra


lunes, 30 de noviembre de 2015

Él origen de algunas versiones actuales de la Transición



En poco tiempo he tenido ocasión de leer tres libros sobre el tema de la Transición: La Transición contada a nuestros padres de Juan Carlos Monedero, Por qué fracasó la democracia en España de Emmanuel Rodríguez y El PCE y el PSOE en (la) transición de Juan Andrade. De los tres he dejado comentario en el blog y a él me remito, pero sí quiero comentar ahora que los tres coinciden en dos cosas: un tratamiento bastante desigual de los distintos temas que abordan y, lo realmente importante, todos se muestran muy críticos sobre  cómo se ha contado hasta ahora lo que sucedió en ese fundamental momento histórico. Todo lo anterior viene a cuento porque tras la lectura del libro de Morán, reeditado ahora después de su primera publicación en 1991, la sensación que he sacado es la de que se trata de un texto que alguna manera está en el origen de estas más modernas versiones de la Transición.
Hay muchas frases del libro que pueden resumir la idea clave, pero creo que la siguiente es la que lo hace mejor: “(…) la Transición debe enfocarse como una derrota. Una derrota de todo aquello que era, para muchos antifranquistas, objetivos ineludibles del futuro: la libertad sin oligarquías que la limiten, la transformación social y la política como actividad abierta de la ciudadanía. Eso que no debe interpretarse de otra manera que como el patrimonio de la izquierda dilapidado durante el periodo.” (p. 35-36)
El autor partiendo de esta idea base irá desgranando a lo largo de ocho capítulos y un curioso Epílogo  los diferentes elementos que le llevan a esta conclusión.
El texto está plagado de sugerencias, de descripciones “a lo Morán” (duras y a veces muy descalificadoras), de análisis que en su mayor parte puedo compartir y de una visión del fenómeno histórico que en su momento tuvo que ser muy combatida.
El debate sobre la caracterización del franquismo, sus afirmaciones sobre la monarquía y sobre Juan Carlos, y, sobre todo, el capítulo  Formación y vocación de la clase política, son los aspectos que más me han llamado la atención de un libro que también me parece un tanto desigual en el tratamiento de los diversos temas teniendo en cuenta, eso sí, que es más un ensayo que un libro de historia.
Es también un libro que resulta a veces un tanto confuso pues tiene el autor un estilo de escritura que no siempre es todo lo claro que desearía el lector aunque, en todo caso, sí que es contundente en sus opiniones que suelen estar bien fundamentadas.
Quiero recoger aquí una idea de Morán que no solo comparto, sino que he vivido y vivo de la misma forma:

“Es una generación (se refiere a la suya) que no puede escuchar el himno nacional sin que le chirríen en sus oídos y en su memoria los compases de charanga de esa Marcha Real. Que no puede contemplar la bandera rojo y gualda sin un sentimiento irreprimible de rechazo histórico. Que no puede oír con unción el nombre del rey sin una cierta sonrisa de malévola complicidad, como quien está en un secreto intransferible.” (p.139)

En otro orden de cosas, también quiero dejar constancia de esta otra frase anticipatoria de procesos actuales:

“Lo único que garantiza la responsabilidad de unos profesionales políticos, su atención y su permeabilidad, es que existan amplios sectores que “hagan” política sin querer competir con ellos en la “carrera política”. Solo las bases ciudadanas pueden evitar la política como negocio, como empresa; o cuando menos, atenuarla. Entre profesionales es obvio que han de regir las reglas del mercado, y el fin del mercado es el beneficio económico.” (p.202)

Un libro de Morán siempre es recomendable pues hable de lo que hable siempre lo hace de una manera comprometida y poniendo en dedo en la llaga. Lo mismo sucede en este caso más aún al tratarse de un tema que hoy está tan en candelero y que genera tantas controversias.

Gregorio Morán, El precio de la Transición


viernes, 27 de noviembre de 2015

Buffalo Bill y Toro Sentado como protagonistas



En los últimos años la literatura francesa me está dando muchas satisfacciones; Carrére, Mauvignier, Claudel y este hasta ahora desconocido y no traducido Vuillard. Todos tienen una gran capacidad para crear historias originales y hacerlo, además, con muchas variaciones estilísticas y técnicas.
En el caso de esta novela corta, finalista del Goncourt y con otros dos premios obtenidos, Vuillard nos cuenta varios momentos en la historia de ese original y en parte estrafalario personaje que fue Buffalo Bill, sobre todo en lo que tiene que ver con su gran espectáculo, Wild West Show.
Esto le da pie para hablar del maltrato dado a los indios, de la manipulación de la historia por parte de los vencedores, del espectáculo como recreación falsificada de la realidad y, al mismo tiempo, creador de una nueva realidad. Si esto ya sería suficiente para que mereciese la pena leerla,  además todo está narrado como se afirma en la contraportada: “Con un lenguaje de una precisión, elocuencia y belleza sobrecogedoras”.
Novela de una gran originalidad por la que pasan personajes como ese Buffalo Bill protagonista, pero también un Toro Sentado obligado de alguna manera a interpretarse a sí mismo en el espectáculo lo que provoca una gran tristeza o ese inesperado capítulo final dedicado al fotógrafo Wilson Bentley y su dedicación a fotografiar los copos de nieve.
Una gran novela que dice mucho y muy bien en apenas 140 páginas. Espero que haya más traducciones de libros de este autor.
Dejo enlaces con una interesante entrevista con el autor y con un buen comentario.

  
Éric Vuillard, Tristeza de la tierra. La otra historia de Buffalo Bill

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Sigo con un buen descubrimiento



 
No hace ni un mes que publiqué el comentario sobre el último libro de este para mí desconocido escritor guatemalteco. Ya anunciaba que seguiría leyendo su obra pues me parecía muy buen escritor y muy original.
Este Monasterio, aunque se trate de una novela corta (122 páginas), guarda estrecha relación con la colección de relatos que constituyen el libro que mencionaba antes. Se trata de un conjunto de fragmentos que tienen, al igual que en la anterior, como protagonista al propio Halfon y su condición de judío no ejerciente. La novela me ha encantado y me parece que estamos ante un gran escritor que, eso sí, creo que debe plantearse una obra más voluminosa y más consistente en la que pueda desarrollar la multitud de esbozos que hay tanto en el libro anterior de relatos como en esta novela corta.
Dos fragmentos de este libro me han llamado especialmente la atención:
 
“(…) un muro (se refiere al que está levantando Israel) es la manifestación física del odio hacia el otro. Una manifestación palpable, concreta, que busca separarnos del otro, aislarnos del otro, eliminar al otro de nuestra vista y nuestro mundo. Pero también es una manifestación a todas luces inútil: por más alto y grueso que se edifique, por más largo e imponente que se construya, un muro nunca es infranqueable. Un muro nunca es más grande que es espíritu del hombre que éste encierra. Pues el otro sigue allí. El otro no desaparece.” (p.100)
 
“Mi abuelo salió de Polonia en 1945, y jamás quiso regresar, jamás volvió a pronunciar una sola palabra en polaco. Vivió el resto de su vida en Guatemala ofendido con sus compatriotas, y con su país natal, y con su lengua materna. Los polacos, me decía, nos traicionaron.” (p108) (Desde hace tiempo siento una fobia un tanto irracional hacia los polacos de ahí la atención.)
 
Como hice con su libro anterior, prefiero dejar el enlace a dos buenos comentarios críticos, en El Cultural y en Unlibroaldía,  limitándome a recomendar la lectura de Halfon.
 
Eduardo Halfon, Monasterio

martes, 24 de noviembre de 2015

Un merecido premio Nobel




 
Tengo que agradecer a la Academia sueca la oportunidad que me ha dado de conocer a esta gran periodista y escritora gracias a la reciente concesión del Premio Nobel de Literatura. El libro se me había pasado totalmente y no había tenido ninguna referencia de él. Sinceramente, no lo entiendo. Me parece uno de los textos más hermosos, emocionantes, humanos e incluso interesantes de los que he leído en los últimos tiempos.
“Voces” porque el libro está compuesto efectivamente con las declaraciones de protagonistas que Alexievich ha ido recopilando a lo largo de veinte años que reproduce a partir de más de 40 monólogos y tres coros: de soldados, del pueblo y de niños. La autora solo se ha reservado una entrevista que se hace a sí misma.
No se trata de contar qué sucedió en el reactor sino de las repercusiones personales que tuvo en las gentes del lugar. Por sus páginas aparecen: soldados, cazadores, un operador de cine, un médico rural, maestros, periodistas, campesinos, un diputado, ingenieros, un historiador, un fotógrafo, un par de físicos nucleares, varios ancianos y niños,… Gentes que fueron evacuadas o que participaron en los primeros trabajos en el reactor o residentes en la zona contaminada o en la zona prohibida o huidos de la guerra de Tayikistán, eso sí, en su gran mayoría de nacionalidad bielorrusa.
Y esas voces hablan de sus sentimientos: miedo, odio, tristeza (el predominante), compasión, incomprensión, rechazo,… Al mismo tiempo y por lo que cuentan dejan ver claramente las mentiras, la manipulación, la ocultación, los secretos, las malas prácticas para combatir la radiactividad, la improvisación, el desconocimiento de lo  que pasaba y de sus consecuencias (enfermedad, muerte, nacimientos con deformaciones), en definitiva, la nula preparación que había para un fenómeno de esas características. En su inmensa mayoría el testimonio se da con los nombres y apellidos de sus autores.
Es un libro triste en muchísimos momentos, muy emocionante sobre todo en los monólogos con los que se abre y cierra el libro (este una historia de amor que me costaba leer) y también interesante para ver el sistema funcionando ya en sus momentos finales (gobernaba Gorbachov).
Muy importante en un trabajo de este tipo es el papel de la periodista lógicamente editando todos los monólogos, pero sin que se note su mano. No evita reproducir los fragmentos  más crudos como por ejemplo los dos siguientes que, curiosamente, corresponden a cada uno de los dos monólogos mencionados antes:
 
“Tenía el cuerpo entero deshecho. Todo él era una llaga sanguinolenta. En el hospital, los últimos dos días…Le levantaba la mano y el hueso se movía, le bailaba, se le había separado de la carne…Le salían por la boca pedacitos de pulmón, de hígado. Se ahogaba en sus propias vísceras.” (p.36)
“Los médicos me explicaron que si las metástasis hubieran atacado el exterior del organismo, habría muerto rápidamente, pero se extendieron por fuera. Por el cuerpo. Por la cara. Le empezó a crecer algo negro. No se sabe cómo, le desapareció la barbilla, despareció el cuello, la lengua se salió afuera. Se le reventaban los vasos, empezaron las hemorragias.” (p.398)
 
También es reveladora de muchas actitudes adoptadas en el momento la siguiente confesión:
 
“Respecto a su pregunta sobre por qué,  a pesar de saber lo que ocurría,  callábamos. ¿Por qué no salimos a la calle, por qué no alzamos la voz? Hacíamos informes, preparábamos documentos explicativos. Pero callábamos y nos sometíamos sin rechistar a las órdenes, por disciplina de partido. Soy comunista. No recuerdo que ninguno de nuestros trabajadores se negara a viajar a la zona. Y lo hacían no por miedo a que los expulsaran del Partido, sino por sus convicciones.” (p.282)
 
Para finalizar, dos frases lapidarias:
 
 “Esta es mi historia. Se la he contado. ¿Por qué me he hecho fotógrafo? Porque me faltaban palabras.” (p.331)
“Tomamos un salchichón, un huevo… Los pasamos por los rayos X: no eran alimentos, sino residuos radiactivos.” (p.281)
 
Un libro fundamental, sobrecogedor, revelador, asfixiante a veces pero que al mismo tiempo te congracia con una cierta humanidad; un texto que no deja indiferente. En todo caso, un libro que hay que ir leyendo poco a poco, en pequeñas dosis, tanto para disfrutarlo como para poder soportarlo.
Una autora a la que hay que seguir leyendo. De hecho ya tengo el segundo libro traducido y estoy a la espera del anunciado por la editorial Acantilado.
 
 
Svetlana Alexievich, Voces de Chernóbil

domingo, 22 de noviembre de 2015

El origen de una espléndida serie de televisión




Este libro, que dio origen  a la serie del mismo nombre primero en Gran Bretaña y luego en Estados Unidos, fue escrito en 1989 y no ha sido traducido en España hasta el año pasado solo un poco retocado ya que, según dice el autor en el Epílogo: “No hay grandes cambios, nadie que haya leído el original pensará que se trata de otro libro, pero la narrativa es un poco más rigurosa, los personajes más vistosos y los diálogos quizá más ágiles.” (p.447)
Efectivamente, se trata de una narración casi vertiginosa, muy bien medida y organizada y con unos diálogos excelentes. Me parece un acierto haber publicado aunque sea tarde este libro. No he visto la versión británica para la televisión, pero sí le estadounidense y reconozco muy bien alguno de los personajes sobre todo ese gran protagonista, Francis.
Una novela sobre el poder en el que los grandes protagonistas son la política y la prensa, y en la que suceden cosas que, siendo un tanto exageradas, el autor logra que las consideremos casi verosímiles. Si tuviera que resumir en una sola palabra la mayoría de las actitudes que Dobbs refleja en el libro esta sería cinismo, porque de él hacen gala hasta extremos casi grotescos esos políticos, periodistas y magnates de la prensa que tan bien, y con tan mala baba,  retrata el autor.
Cada capítulo aparece introducido por una frase o reflexión del tenor de las siguientes:
 
“Un cargo político es como la vida. Tu actitud hacia él suele venir determinada por si llegas o te vas.” (p173)
 
“La lealtad puede ser buena, pero rara vez es aconsejable.” (p.219)
 
Con ello ya nos podemos hacer una idea de por dónde van a ir los tiros.
Para terminar, quiero dejar constancia de la enorme actualidad de algunas cosas que se dicen en el libro a pesar de haber sido escritas hace 35 años.
 
“Tiene mi palabra de honor de que es así.-Dijo esas palabras despacio, inclinado hacia delante y mirando a la cara del presentador.” (p.238)
 
“- Se pasan la campaña asegurando que prácticamente no les hacen caso a los sondeos de opinión –lo animó Mattie-, que el único sondeo que importa…
-…es el del día de las elecciones, sí –interrumpió él, encantado de que estuvieran en la misma onda-, Es una pequeña ficción que mantenemos.” (p.163)
 
“Con toda certeza, este reciente sondeo de opinión contribuirá a alimentar esas dudas, pues en él se le concede a un primer ministro la puntuación más baja desde que dichos sondeos empezaron a llevarse a cabo hace casi cuarenta años.”
(…)
Hay impaciencia en el partido. Nuestra posición básicamente excelente se está viendo debilitada por la incapacidad del líder de ganarse a la gente.” (p.205)
 
Uno de esos libros que se leen prácticamente de un tirón, que resulta tremendamente entretenido y divertido y con un protagonista realmente deleznable (desgraciadamente como muchos que se podrían poner hoy de ejemplo).
 
Michael Dobbs, House of Cards

Artículos interesantes

Esta semana un desprestigiado Hollande ha puesto en marcha de nuevo los tambores de guerra. Seguramente, más acuciado por los previsibles resultados de las próximas elecciones,, ante el auge del Frente Nacional, que porque realmente crea que así se van a resolver los graves problemas que plantea el ISIS, DAESH o Estado Islámico.
A raíz de los atentados de París y de esta declaración de guerra son muchos los artículos que se han escrito. Yo quisiera destacar los que me parece que se salen un poco de la tónica habitual y plantean los temas con mayor profundidad.

Olga Rodríguez, que conoce muy bien la zona sobre la que ha publicado ya un par de libros, ha escritos dos artículos muy clarificadores sobre el tema. dejo el enlace al I y al II. (eldiario.es)

Íñigo Sáenz de Ugarte también hace un buen análisis sobre  el planteamiento guerrero del presidente francés. (eldiario.es)

Loretta Napoleoni, de la que ya he comentado en el blog su magnífico libro sobre el Estado Islámico,  analiza la financiación del grupo terrorista. (El País)
 
Buena defensa de la paz de Soledad Gallego. (El País)

Cambiando y mucho de tema.

Siempre que leo algo que tenga relación con la literatura y la lectura me gusta recomendarlo. En este caso Leila Guerriero escribe sobre unas personas, los editores, a los que estoy y estaré siempre eternamente agradecido porque gracias a ellos he tenido muchas horas de felicidad y placer. (Babelia)

jueves, 19 de noviembre de 2015

Gadafi en primera persona




Siento una especial debilidad por Khadra desde que lo leí por primera vez. Desde entonces no me he perdido ninguno de sus libros traducidos y solo en una ocasión me ha defraudado. Me gustan muchas cosas de él, pero sobre todo el tratarse de alguien capaz de comprometerse en y con los temas de los que escribe; así, ya desde sus primeras escritos dentro del género de la novela negra se introducía en los recovecos del poder en su Argelia natal con una fuerte carga crítica hacia el gobierno del FLN, luego cargó con virulencia contra el terrorismo islamista y sus baños de sangre también en Argelia y, siempre, haciendo críticas del autoritarismo, del abuso de poder y de la corrupción.
Llega ahora su última novela en la que vuelve sobre su tema favorito para lo que se mete, nada más y nada menos, que en la piel de Gadafi quien  relata en primera persona sus últimas horas. Además, en la tensión del momento, va recordando algunos acontecimientos de su infancia y rememorando también el proceso por el que llegó al poder.
Apasionante el tema y magnífico como siempre el tratamiento que le da Khadra. Utilizo un fragmento del comentario de Gabriel Martínez en Babelia que lo expresa perfectamente:
Khadra vuelve a mostrar una estupenda agilidad narrativa proyectada por su exuberante y preciso verbo, expresándose virtuosamente plástico y creativo en la descripción de la tortura, los bombardeos o la aberrante personalidad de un narrador sumido en un íntimo monólogo que igual ilustra sobre su delirante arrogancia como desliza arrebatos de delicadeza que vienen a constatar que los tiranos son (muy) románticos.”
Si todo el libro tiene esa agilidad narrativa vista y unos diálogos muy logrados, el tramo final, con la huida del dictador en una caravana de vehículos hasta su desenlace final, me parece especialmente logrado.
El autor vuelve a demostrar que es un gran creador de historias y que sabe desarrollarlas magníficamente empleando además, mérito añadido, pocas páginas, algo que es también bastante habitual en sus obras.
Libro muy entretenido, muy interesante y muy bien escrito.
 
 
Yasmina Khadra, La última noche del Rais

martes, 17 de noviembre de 2015

Más Mankell en África


 
Es el segundo libro que leo de la llamada “serie africana” del autor, una serie que se centra en los aspectos ideológicos y sociológicos y abandona el crimen como leitmotiv.  En este caso la acción se desarrolla primero en África, en el desierto del Kalahari, y luego en Suecia. Cuenta la historia de un sueco, Hans Bengler, que a finales del siglo XIX se marcha a África a la búsqueda de un insecto que fuese desconocido y al que pudiese poner nombre. Allí adopta a un niño negro de 8 o 9 años al que pone Daniel de nombre y lo lleva a Suecia donde lo dejará con una familia para volverse de nuevo a África a seguir con su misión. Así pues una curiosa y original historia sobre todo por la época en la que sucede.
La primera parte, en la que se cuenta el viaje del protagonista, resulta muy interesante, muy bien contada, con esa especial facilidad de Mankell para narrar y hacerte sentir lo mismo que sienten sus personajes. Sin embargo, tras la vuelta a Suecia y, sobre todo, cuando desaparece Bengler de la historia y Daniel se convierte en protagonista exclusivo, la narración decae, se hace un tanto reiterativa y suceden cosas que no tienen demasiada lógica. En toda esta parte aprovecha Mankell para hacer las mayores críticas a la sociedad sueca por el trato que da a un niño negro al que, en algún caso, les cuesta considerar como algo distinto de un animal. (No hay que olvidar que se desarrolla en el tercio final del XIX.)
Novela interesante y entretenida en general, con el particular estilo literario del autor, pero que está lejos de sus mejores creaciones. No obstante, incluso un flojo Mankell resulta recomendable.
 
Henning Mankell, El hijo del viento