viernes, 28 de junio de 2019

Sobre la penetración actual del fascismo



Tengo que rendirme a la evidencia. Durante mucho tiempo he estado defendiendo que el término fascismo había que reservarlo para determinados grupos que sí representaban lo mismo que lo que fue el fascismo en los años 30 del siglo pasado, pero se está imponiendo, o se ha impuesto ya definitivamente, el uso de este término para calificar determinados comportamientos, ideas y actitudes que, aunque no coincidan en todo con lo que fue en su día esta ideología, sí cumplen con algunos de sus elementos característicos.
El texto  de Stanley es un buen ejemplo de esta nueva utilización. El libro está dividido en 10 capítulos que enuncio a continuación y pongo entre paréntesis la idea fundamental o los ejemplos que utiliza en él.

1. El pasado mítico. (Ejemplos de Turquía, Orbán, India y Polonia.)
2. La propaganda. (Habla sobre todo de la libertad de expresión.)
3. El antiintelectualismo. (Muy centrado en la universidades.)
4. La irrealidad. (Sobre las teorías conspirativas.)
5. La jerarquía. (Jerarquía basada en la desigualdad natural.)
6. El victimismo.(Diferencia un nacionalismo que puede promover la igualdad.)
7. El orden público. (Casi exclusivamente centrado en USA y los negros.)
8. La ansiedad sexual. (Negros, musulmanes e inmigrantes.)
9. Sodoma y Gomorra. (El predominio del mundo rural y la búsqueda de la autosuficiencia.)
10. Arbeit macht frei. (Vagos -los negros. Antisindicatos ya que promueven la solidaridad.)

De su lectura ya se aprecia claramente por dónde van las ideas del autor en un texto muy combativo y con muchos ejemplos de lo que afirma si bien en su inmensa mayoría están sacados de la realidad de su país, Estados Unidos, y de la política de su actual presidente. Esto creo que supone una cierta limitación a la hora de leerlo desde Europa en general, y España en particular.
No obstante, hay ideas que parecen escritas para la situación española actual. Así, a  modo de ejemplo, las dos siguientes:

“Esta uniformidad –lingüística, religiosa, geográfica o étnica- puede ser de lo más normal y nada alarmante en algunos movimientos nacionalistas, pero los mitos fascistas se caracterizan por buscar la singularidad fabricando una gloriosa historia nacional en la que los miembros de la nación elegida gobernaron a otros como resultado de conquistas y logros que llevaron a la creación de la civilización.” (p. 14)

“(…) un fenómeno que alarma a los que han vivido en primera persona la transición de la democracia al fascismo: la tendencia que tiene la sociedad a normalizar lo que antes resultaba inimaginable.” (p 174)

De todas formas, si hablamos del caso español, esta edición cuenta con un magnífico Prólogo de Isaac Rosa en el que aplica a nuestra realidad todos los tópicos de los que se habla en el libro dejando constancia de que estamos en un momento lleno de peligros y con un futuro cuanto menos problemático.
En general, el libro de Stanley resulta bastante interesante aunque sea a veces un tanto reiterativo. Pone muchos ejemplos que en algún caso, como pasa con el tema del racismo, se repiten demasiado para expresar la misma idea. Sobre este aspecto me ha sorprendido que no cite el libro de Michelle Alexander, El color de la justicia, porque muchos de los ejemplos que pone parecen sacados de este libro que, por cierto, es un texto magnífico para conocer la situación actual y cómo se ha llegado a ella en este tema crucial para ese país.
En el siguiente fragmente se hace una crítica sobre la acción de ciertos políticos aprovechando, precisamente, el tema del racismo:

“Así pues, es obvio que hay políticos que tienen un objetivo muy poco noble en mente, pues ignoran intencionadamente las consecuencias de la política penal y de bienestar social que favorecen. Su objetivo es hacer resurgir las condiciones en que afloran los tópicos racistas para poder seguir explotando unas tácticas fascistas que les hagan ganar muchos votos.” (p 159)

En fin, un libro de cuya lectura se puede sacar bastante información y buenos análisis para comprender mejor también  lo que pasa por aquí.
Aprovecho para dejar el enlace a un artículo de Ángel Munárriz, publicado en infolibre.es, en el que se resumen en 10 puntos las características de Vox que parece la aplicación a ese partido de las ideas de Stanley.

Jason Stanley, Facha. Cómo funciona el fascismo y cómo ha entrado en tu vida. Traducción Laura Ibáñez.

jueves, 27 de junio de 2019

Un escritor diferente



Hasta ahora solo conocía al autor por un libro, El blues de Buddy Bolden, que leí además hace ya bastante tiempo. He visto que Alfaguara ha publicado varios pero no me había fijado en ellos hasta este que hoy comento.
Desde luego, se trata de un escritor diferente sobre todo por su forma de contar las historias, suponiendo que contar historias sea lo que hace o lo que pretenda hacer.
Dice Rodrigo Fresán en su magnífica y muy acertada  reseña en abc.es:

La sensación es de como si un thriller de Le Carré fuese adaptado al cine por Terrence Malick.
Ondaatje ha dicho que él escribe en penumbra y avanzando sin saber muy bien a dónde se llegará y qué sucederá por el camino.” (Subrayado en el original)

Me parece que es difícil expresar mejor y con menos palabras la esencia de este escritor, y por ende de este libro. Hay una ambientación y una cierta tensión casi de thriller, pero al mismo tiempo un desarrollo de lo que se cuenta tan fragmentario que lo aleja de este género. Estamos ante un texto que creo que depende mucho del momento en que se lea para que guste o para que, directamente, se cierre y se abandone. Yo lo he cogido en un buen momento y me ha encantado. Me empezó interesando lo que me contaba y me he ido sumergiendo poco a poco y de forma casi imperceptible en él, eso sí, sin llegar a saber en más de una ocasión qué estaba pasando o qué había pasado.
No es que se trate de un libro especialmente difícil, sino que la forma de narrar de Ondaatje, tan fragmentaria, despista bastante. En cualquier caso, lo que no se puede negar es que tiene una escritura muy personal y muy poderosa, de esas que atrapan por su forma más allá de lo que te esté contando.
El libro está narrado principalmente en primera persona por Nathaniel que, junto con su hermana, fue abandonado por sus padres al inicio de la Segunda Guerra mundial y dejados al cuidado de unos peculiares personajes. Nathaniel rememora esos momentos y luego la historia se reconvertirá en lo que sucedió con sus padres, sobre todo con su madre que se convierte en auténtica protagonista del tramo final de la novela.
Es difícil poder decir mucho más sobre el contenido teniendo en cuenta que el mismo Ondaatje, como se ha visto en la cita anterior, habla de penumbra y de avanzar sin saber muy bien qué irá sucediendo por el camino.
Menos complaciente con el autor, y con el libro, se muestra Sub_zero en la reseña en generacionreader.blogspot.com al afirmar:

“Su estructura narrativa entrecortada, lejos de parecer un atractivo puzzle en el que apetezca encajar las piezas ausentes, se asemeja más a los inciertos vaivenes de un senderista desorientado.”

En fin, para gustos los colores. Reconozco que a mí el libro me he encantado y me ha animado a buscar algún otro de Ondaatje. Por cierto, es el autor de El paciente inglés, que se llevó al cine en una magnífica película.

Michael Ondaatje, Luz de guerra. Traducción Guillem Usandizaga.

lunes, 24 de junio de 2019

Una visión de la Unión Soviética




Como refleja el subtítulo, en este libro se recoge la transcripción del relato que hizo la autora al director Oleg Dorman para la realización de un documental. Tienen, pues, un carácter muy oral que se agradece ya que da a la narración una gran agilidad.
Casi al final del texto, Lunguiná deja claras cuáles han sido sus intenciones:

“Pero me gustaría que estos pedacitos de nuestra vida ayudasen a los que me escuchan a entender cómo vivíamos, no solo nosotros –nuestro caso es especial, nos tocó en suerte una vida alegre en un contexto terrible, lúgubre-, sino nuestros coetáneos en general: cómo vivían, qué los conmovía, qué los hacía reaccionar.” (p.339)

Este fragmento es importante y clarificador por varias razones. Como lector interesado en el tema de la vida en la Unión Soviética he leído los libros de memorias de Evgenia Ginzburg, Anna Lárina y  Nadiezhda Mandelstam; las dos primeras represaliadas y enviadas a campos de concentración, y la tercera perseguida y marginada por las actividades de su marido. El de Lunguiná, como ella misma advierte, es otra cosa pues: “nos tocó una vida alegre en un contexto terrible”, con lo cual se puede permitir explicar muchos aspectos de la vida cotidiana y, al mismo tiempo, dejar constancia de las condiciones de censura y persecución que se producían tanto en los tiempos del estalinismo como en épocas posteriores.
Así, por ejemplo, lo que afirma en el siguiente fragmento:

 “(…) Había planes de detención. Por regiones. Con independencia de los hechos. Cualquier mínimo desliz valía. Y la red de prohibiciones era tan tupida que no había manera de esquivarla. De hecho, todo ciudadano cometía actos ilícitos. Inevitablemente, todos y cada uno. Por tanto, encerraban tranquilamente al número de individuos requeridos y, así, mes a mes, el KGB (NKVD) local cumplía el plan.” (p. 136)

El libro en lo fundamental resulta bastante interesante e instructivo más allá de que haya momentos en que, seguramente por el desconocimiento de los personajes de los que habla, pueda resultar un tanto farragoso sobre todo para un lector no ruso.
El mundo en el que se desarrolló la vida de la autora era el de la intelectualidad moscovita. Ella como traductora y, además, casada con un autor teatral. Por eso son muy interesantes los momentos en los que salen a relucir personajes como: Shalámov, Grossman, Solzhennitsyn o Pasternak, entre los más conocidos. Así, por ejemplo, habla de los motivos de la prohibición del libro de Grossman sobre Armenia que, precisamente, leí hace muy poco o del triste final de un escritor tan importante como Shalámov. También de la relevancia de la poesía para los rusos que hizo que poco después de la muerte de Stalin:

“Pronto empezaron a organizarse aquellos grandiosos recitales en los que los poetas actuaban en los estadios y los estadios se quedaban pequeños para acoger a todos los que deseaban entrar.” (p. 206)

Algo realmente increíble visto desde un país como España.
En otro orden de cosas analiza, aunque sea someramente, los cambios que se produjeron con la llegada de Jrushov al poder y posteriormente con Brézhnev que supusieron una cierta mejora relativa en las condiciones materiales de vida. Por cierto, en este sentido dedica todo un capítulo a describir las tiendas, hoteles y restaurantes que existían hasta en los lugares más recónditos para que pudieran comprar los miembros de las élites dirigentes.
No están exentas estas memorias de un par de confesiones de no haber actuado como debiera en momentos muy concretos por miedo a perder lo poco que se tenía.
Me ha resultado especialmente significativo el hecho de que a lo largo de todo el libro, y por lo tanto a lo largo de casi todo el siglo XX -las fechas de la autora son 1920-1998-, se hace alusión a la existencia del antisemitismo de una forma más larvada o más expresa según las épocas.
Para finalizar, una reflexión de Lunguiná que me parece muy acertada e ilustrativa de muchos comportamientos no solo de gentes que salen en el libro, sino de otros que cada uno puede conocer:

“Y resulta –la vida me lo ha enseñado- que el valor intelectual cuesta más que el valor físico, que la superación del temor por tu propio pellejo. A la gente le es más fácil arriesgar su vida que aceptar que todo el camino recorrido ha sido un error, renegar del pasado, renunciar a la corriente a la que ha servido a lo largo de su vida.” (p. 214)

Un libro que se lee con mucha facilidad y con interés irregular según los temas y los momentos, pero en el que se pueden encontrar informaciones y reflexiones interesantes.
La edición se completa con una extensa galería de fotos de más de 100 páginas.


Lilianna Lunguiná, Versión original. Memorias literarias narradas a Oleg Dorman. Traducción Yulia Dobrovolskaia y José María Muñoz Rovira.


viernes, 21 de junio de 2019

Citas últimas lecturas



Información, internet


La interactividad de la red crea una sensación de esfuerzo mental cuando, en realidad, impide la reflexión. Internet es una economía de la atención, lo cual significa que las plataformas con ánimo de lucro están diseñadas para dividir la atención de sus usuarios en fragmentos lo más pequeños posible, capaces de absorber los mensajes publicitarios. Para que las noticias se difundan en esas plataformas, hay que adaptarlas a una capacidad de atención limitada y hacer que despierten la sed de saber más. Las noticias que atraen a los espectadores suelen seguir un camino neuronal entre el prejuicio y la indignación.
Timothy Snyder, El camino hacia la no libertad


Vejez
 
La muerte que temes se llama vejez. En tu inconsciente suena un mensaje que te aterra: “Estás acabado.” Tu vida anterior ha terminado, entras en una fase que tarde o temprano te llevará a ser dependiente.
Ramón Lobo, El día que murió Kapuscinski


Nacionalismo


Reaccionarios y conservadores, al promulgar el nacionalismo, aspiran a destruir y erradicar lo que las personas comparten a nivel profundo. Al afirmar la supremacía del carácter nacional, el nacionalismo reaccionario reconoce sólo lo superficial, lo común de la vida de la nación, y destruye lo profundo que es propio de los seres humanos.
Vasili Grossman, Que el bien os acompañe



Suicidio


A veces el suicidio es un acto lógico que comete alguien con un gran intelecto, al constatar que delante de él hay un muro, un abismo, un pantano, mientras los estúpidos y los miopes siguen pululando en el tremedal de las esperanzas y del optimismo.
Otras veces, el suicidio es una manifestación de la ceguera, de la limitación: la persona no ve más que una pared en la desesperación y, en su miopía, no nota que la salida, el camino, está justo al lado.
Y a menudo el suicidio es la consecuencia de una enfermedad mental de los alcohólicos, los morfinómanos, para quienes el verdor de la hierba, el mar, el sol, todo se ha cubierto de una costra de melancolía y dolor.
(…)
Pero una cosa está clara para mí: el suicidio no es simplemente una acción, es una superación, bien de los fuertes, bien de los débiles. Pocos, muy pocos, fuertes y débiles, son capaces de dar este paso terrible, espantoso, voluntario, último…
Vasili Grossman, Que el bien os acompañe



Revolución


Pero la revolución es un elemento natural como el mar, la inundación no llega a tierra de un salto, sino que después de cada encarnizado golpe la ola retrocede, aparentemente agotada, pero en realidad sólo para coger un nuevo y más devastador impulso. Y los amenazados nunca saben si la última ola ha sido la más fuerte, la definitiva.
Stefan Zweig, María Antonieta


Porque el concepto revolución es ya en sí mismo un término muy amplio: abarca, en una escala de continuas transiciones, desde el supremo idealismo hasta la brutalidad, desde la grandeza hasta la crueldad, desde el espíritu hasta su contrario,  la violencia; cambia y se revuelve en tornasoles, porque siempre recibe su color de las personas y de las circunstancias.

Stefan Zweig, María Antonieta

jueves, 20 de junio de 2019

Otro buen descubrimiento francés



Hace ya un tiempo que vengo haciendo alabanzas de diferentes escritores franceses a medida que voy conociendo su obra. Me sigue pareciendo que en ese país se está haciendo una literatura muy creativa, original y que está abriendo caminos que ya he visto que empiezan a seguir escritores de otras procedencias. Annie Ernaux es la primera mujer que añado a esta lista de descubrimientos. Es curiosa la tardanza en leer a una autora cuya obra se empezó a traducir a principios de los noventa publicada en editorial Tusquets, en una época en la que yo la seguía bastante. Ahora su obra la edita Cabaret Voltaire, editorial a la que también sigo sobre todo a partir de la publicación que ha hecho de los libros de un interesante escritor marroquí, Mohamed Chukri.
Todo este preámbulo viene a cuento para hacer patente la necesidad de atender a fuentes de información que nos evite perdernos escritores importantes. En este caso, mi fuente ha sido un tuit de Marc Peig cuya reseña del libro en unlibroaldia.blogspot.com recomiendo encarecidamente por lo completa e interesante que es.
Memoria de chica me parece un libro magnífico tanto por el fondo como por la forma. Creo que es el último que ha escrito Ernaux, lo que también suele ser muy habitual en mis descubrimientos, es decir, empezar por el final.
La autora nació en 1940 y escribe este libro en 2016 recordando hechos que tuvieron lugar entre 1958 y 1960. El libro termina con el siguiente fragmento:

“El recuerdo de lo que he escrito va borrándose. No sé qué es este texto. Hasta lo que perseguía al escribir el libro se ha disuelto. He encontrado entre mis papeles una especie de nota de intenciones: Explorar el abismo entre la espantosa realidad de lo que ocurre y la extraña realidad que reviste, años después, lo que ha ocurrido.” (p. 198)

Es una buena síntesis de qué es lo que ha intentado antes. Desde el hoy, escrito en primera persona, Annie Ernaux va mostrando a la joven Annie Duchesne, utilizando la tercera persona, en su búsqueda de la pérdida de la virginidad en una impactante primera parte, sin duda lo mejor del libro, que se desarrolla cuando es monitora en unas colonias de vacaciones en el verano del 58. Luego vemos cómo continúan su vida, sus estudios y sus amistades en una segunda parte que pierde fuerza, pero que no por ello deja de interesar. Ese juego entre la primera y la tercera persona me parece uno de los grandes logros del libro.
En ese recorrido hay también interesantes apuntes de temas colaterales. Así: las diferencias sociales en el instituto de Rouen, la reacción de Annie ante la lectura de El segundo sexo  o la utilización a menudo de la música popular de la época.
Ernaux ha ganado este año el Premio Formentor por el conjunto de su obra. Reproduzco algunos fragmentos del artículo de Daniel Verdú en elpais.com porque recoge citas textuales de las razones que han llevado al jurado a esa concesión:

“En el acta se destaca su obra como un “implacable ejercicio de veracidad que penetra los más íntimos recovecos de la conciencia”
(…)
El jurado subraya la “elaborada reflexión autobiográfica” que posee “un estilo entrecortado y áspero y se pone al servicio de una conmovedora y terrible franqueza”. “Annie Ernaux desvela sin pudor la condición femenina, comparte con el lector la intimidad de la vergüenza y refleja con un estilo despojado la desordenada fragmentación de la vivencia contemporánea”, añade el acta.” (El subrayado en el original remite a una interesante entrevista con la escritora.)

Creo que con esto quedan muy bien expresados la intención y el estilo de la autora. Por mi parte, poco más que recomendar su lectura y no solo de este libro; ayer mismo encargué varios de los ya publicados.
(Un comentario marginal, pero necesario en mi caso. La mayor parte de los libros de autores franceses que me están gustando son textos de poca extensión, rara vez superan las 250 páginas. Con esto quiero decir que un libro no tiene que ser grande para ser un gran libro. Siempre me ha gustado lo de “lo bueno si breve….).


Annie Ernaux, Memoria de chica. Traducción Lydia Vázquez Jiménez.

martes, 18 de junio de 2019

Las élites en España


No suele ser muy habitual entre nuestros estudiosos hacer trabajos como el que se presenta en este libro; trabajos de lo que se podría denominar sociología del poder. El último que recuerdo haber leído y comentado fue el de Rubén Yuste sobre el Ibex 35 con el que este de Villena tiene bastantes cosas en común, tanto por el objeto de estudio como por la perspectiva ideológica desde el que se hace.
En el siguiente fragmento resume muy bien el autor la tesis que de alguna manera pretende haber demostrado en el libro:
“Que el ministro recaudador desde 2012 (se refiere al ministro Montoro) hubiera sido asesor fiscal de muchas de las grandes empresas españolas permite confirmar una ley social que ha estado presente a lo largo de este amplio relato: existe una relación relevante entre los centros de extracción de los dirigentes estatales, sus lugares sociales de procedencia y las decisiones que estos adoptan desde el gobierno público. Se trata, en definitiva, de un “blanqueo político” que consiste en la legitimación democrática de los intereses de una reducida élite económica sobre una mayoría anestesiada y carente de organización.
(…)
Una tecnoestructura que defiende las decisiones llamadas de “sentido común”, generalmente coincidentes con los deseos de los poderes económicos nacionales, los inversores mundiales y las instituciones comunitarias.” (p 206 y 208)

Para llegar a esta conclusión Villena divide el libro en dos grandes apartados. En el primero estudia los componentes de los gobiernos de Zapatero y en el segundo hace lo mismo con los de Rajoy.
Aunque dedica prácticamente el mismo espacio a la época de ambos presidentes de gobierno, creo que es bastante más interesante el análisis que hace de los gobiernos socialistas. En ellos hay: antiguos ministros de los gobiernos de González, miembros de los altos niveles de la administración (lo que llama la “nobleza de Estado”) que conforma esa tecnoestructura antes mencionada, profesores universitarios, gentes de procedencia sindical y también de las autonomías. Ahora bien, siempre en los cargos más importantes y con mayor poder de decisión están situados aquellos con más contactos con los verdaderos centros del poder.
En este apartado dedicado a la era Zapatero, creo que hay un exceso de nombres con lo que, además de que la lectura se hace un tanto farragosa, se puede provocar que los árboles no dejen a veces ver el bosque.
La parte dedicada a la era Rajoy no sé si por ser más conocida o por el protagonismo que adopta Luis de Guindos (al que le dedica casi en exclusiva el capítulo 6) resulta menos interesante.
En una entrevista con Marta Luengo en ctxt.es, Villena contesta:

“Sí, podría decirse que los gobiernos del PP son, por utilizar un símil, pornografía del poder, con un uso del mismo muy explícito, mientras que los del PSOE son más bien erotismo. La pornografía del poder que practica el PP sirve, por lo explícito que es, para aprender cómo funcionan determinadas élites españolas y es muy útil para analizar después sus expresiones más veladas en los gobiernos socialistas.”

La reproduzco porque creo que es un símil muy bien traído y porque creo que ayuda a explicar el diferente interés que pueden tener ambas partes.
Hay muchos personajes que aparecen en el libro cuya actividad es interesante conocer, pero pocos como el caso de Eduardo Serra que ha sido capaz de tener diferentes protagonismos en la mayoría de los gobiernos saliendo siempre bastante bien parado en todos los sentidos.
Hay dos cosas que sí me gustaría criticar. Una es la superficialidad con que está tratado en el capítulo 4, El imperio de la imagen,  el tema de los medios. Hablo de superficialidad porque prácticamente todo lo que cuenta ya lo sabía y no soy precisamente un experto. Por otra parte, en un libro de estas características se echa en falta un índice onomástico que permita volver sobre algunos personajes de forma fácil.
En cualquier caso es un libro interesante y recomendable para tener una visión más completa de cómo se mueve el poder por el mundo de la política o, dicho de otra forma, cómo desde la política se defienden los intereses de los poderosos.
Además de la entrevista citada, hay otra también muy interesante con José Precedo en eldiario.es.


Andrés Villena Oliver, Las redes de poder en España. Élites e intereses contra la democracia.


lunes, 17 de junio de 2019

Biografía hecha por un maestro




A pesar de haber estudiado la carrera de Historia y de haber dado clases de la materia durante veinticinco años, de haber tenido siempre en mi casa esta biografía (en la edición que hizo en los 50 la editorial juventud) y de que desde hace ya mucho tiempo tengo a Zweig como uno de mis escritores favoritos, a pesar de todo esto digo, hasta ahora no me había decidido a leer este libro. Un error que ha tenido solución y yo la inmensa suerte porque lo he acabado de disfrutar estos días; eso sí, en la edición que hizo Acantilado hace unos años, porque la que tenía era francamente agobiante por la letra y el interlineado.
Creo que estamos ante uno de los grandes textos de Zweig lo que ya es mucho decir por la enorme calidad que suelen tener todos. A lo largo de más de 500 páginas el autor hace un despliegue impresionante de información, de reflexión sobre política nacional e internacional, de psicología de los personajes, de narración, de montaje (si es así se puede hablar en el caso de una obra literaria),… para contarnos los momentos más importantes de la vida de su protagonista desde que llega a Francia en 1769, con catorce años, para casarse con Luis XVI, hasta que termina en la guillotina en 1793.
Utiliza fuentes de muy variada procedencia: desde la abundante  correspondencia con su madre (la emperatriz María Teresa de Austria) a instrucciones de su hermano José II, pasando por escritos del conde Fersen (su amigo/amante) y llegando incluso a lo dicho por una camarera. Además, dedica una nota final a explicar por qué rechaza determinadas fuentes. Es decir, más allá del inmenso valor literario, la obra de Zweig pretende tener también valor histórico. No sé lo que hay de cierto o no en algunas cosas que se dicen en esta biografía publicada en 1932 por lo que habrá habido investigaciones posteriores que a lo mejor desmienten algunas. No importa. Creo que en lo básico seguramente sí que acierta Zweig.
Voy a poner algunos ejemplos del tratamiento que se da a alguno de los personajes principales del libro.
Así de Luis XVI, que es quien sale peor parado en el retrato de Zweig, escribe:

“(…) Tampoco en ese día se modifica la sagrada división de las horas, como siempre, ese hombre cómodo, flemático y sin curiosidad por nada (mañana se sabrá todo, a su debido tiempo) se va a la cama a las diez y duerme su espeso, obtuso sueño, que ningún acontecimiento del mundo es capaz de conmover” (p. 251)
  
“Ni siquiera el más extremo peligro puede eliminar el hambre y el sueño de ese cuerpo nada real; los pesados párpados caen poco a poco, y, en medio de la lucha que le cuesta su corona, Luis XVI da una cabezada de una horita” (p. 417)

En ambos momentos estaban en peligro su trono y su vida. (Por cierto, el primer fragmento recuerda mucho lo de Casares Quiroga el 17 de julio del 36). El retrato del rey es bastante duro: inmaduro, indolente, hedonista, despreocupado,…De hecho llega a escribir: “Como en el dormitorio no sabe hacer su papel de hombre, no sabe hacer de rey ante los demás.” (p. 37). Una interpretación psicologista no sé si muy acertada.
  
Sobre la reina hay, lógicamente, multitud de posibles textos:

“Siempre que su orgullo se ve afectado, su honor amenazado, a esa mujer pequeña en todas las pequeñeces, superficial en todas las superficialidades, el crece una repentina dignidad. Arruga el decreto de la Asamblea Nacional que se atreve a disponer sobre ella y su familia y lo arroja con desprecio al suelo. “No quiero que esa hoja ensucie a mis hijos”” (p.358)

Una descripción bastante ambivalente. Mucho mejor este fragmento defendiendo su relación con el conde sueco Fersen y, por lo tanto, una situación de adulterio:

“¡Qué pobres son toda esas hipótesis artificiales de la reina dulcemente virtuosa frente a la clara realidad de su conducta, y cuánto denigran su valor humano y su dignidad espiritual precisamente aquellos que quieren defender a toda costa el “honor” real de esta mujer! Porque nunca es una mujer más honesta y más noble que cuando sigue de forma enteramente libre sus sentimientos inequívocos y largamente probados, nunca una reina más real que cuando actúa del modo más humano.” (p. 286-287) (Un texto creo que bastante avanzado para su época).

Unas páginas antes ha escrito sobre esta misma relación uno de esos textos que definen su forma de escribir y de tratar los temas:

“En medio del odio general, su necesidad de ternura, de confianza, ha crecido de forma inconmensurable. Ahora está madura para no seguir derrochándose vana y neciamente en el espejo de la general admiración, sino para entregarse a un hombre con espíritu abierto y decidido. Y a su vez Fersen una naturaleza espléndida y caballerosa, solo ama a esta mujer con la plenitud de su sentimiento desde que la ve calumniada, difamada, perseguida y amenazada.” (p. 271-272)

Esto por lo que se refiere a los personajes principales. Además en el libro hay otros aspectos que merece la pena destacar como: la magnífica descripción de todo lo relacionado con la fuga de Varennes hecha con un tremendo ritmo casi cinematográfico; toda la historia del collar narrada como una historia de truhanes; las luchas internas dentro de la revolución o, en otro orden de cosas, la visión que de la guerra tenía María Antonieta.
También merece la pena destacar algunos capítulos que con su mero enunciado ya se adivina el contenido: Secretos de alcoba, El verano de la decisión, Retrato de una pareja real, La fuga de Varennes, El 10 de agosto o La gran infamia (la acusación de relación incestuosa con su hijo  el delfín).
En fin, un gran libro. Una demostración más del enorme talento que tenía este grandísimo escritor tocase el tema que tocase, y tocó muchos. Una lectura muy interesante por lo que cuenta y, sobre todo, por cómo lo hace. Un libro para disfrutar de la buena literatura.
Como se puede ver he escaneado el cuadro, recogido en la edición de Juventud,  que alguien hizo de la reina cuando estaba detenida. Zweig lo describe y me parece que es muy interesante poder ver cómo era. Es una pena que Acantilado no lo haya reproducido, seguramente por un problema de derechos.

Stefan Zweig, María Antonieta. Traducción Carlos Fortea.

miércoles, 12 de junio de 2019

Continuando con la literatura nórdica




En más de una ocasión he hecho alusión en el blog a mi interés por la literatura nórdica por muy variadas razones. Evidentemente, me interesa, o mejor me ha interesado, la novela policíaca de esa procedencia y tengo a Henning Mankell por uno de mis escritores favoritos, pero también me gustan muchos otros autores de los que ya he comentado bastantes libros. Sin embargo, mis últimas lecturas de autores de esta procedencia me están defraudando un tanto. El último libro que escribió Knut Hamsun lo tuve que abandonar al no interesarme nada de lo que me contaba; el segundo que he leído nace poco de Stig Saeterbakken me desconcertó en su segunda mitad después de una primera realmente apasionante. En este contexto llega la primera traducción de esta escritora danesa.
De entre los fragmentos que la editorial ha puesto en la contraportada destaco el siguiente de la reseña de Isabel Berwick en Financial Times:

“Ingeniosa y profunda. Nors escribe ficción femenina moderna de una gran relevancia: da visibilidad y centralidad a las mujeres maduras, a las que todas las sociedades, incluso las escandinavas, valoran por debajo de los hombres, sobre todo si siguen solteras y no han tenido hijos».”

Ciertamente se trata de una novela ingeniosa en la que a lo largo de sus algo menos de 180 páginas nos muestra la vida de una danesa de cuarenta años, que vive en Copenhague, se dedica a la traducción de novelas policiacas de un autor sueco, soltera, sin relaciones ni siquiera ocasionales, enamorada, o algo así, de su profesor de autoescuela (está intentando aprender a conducir), con escasa relación con su familia que vive lejos en su Jutlandia natal, que padece “vértigo posicional” por lo que acude a una masajista también bastante peculiar y que, finalmente, no mantiene buena relación con casi nadie lo que hace que se sienta tremendamente sola. En este último aspecto piensa lo que sigue sobre la cultura “single”:

“Esas hordas maniobrando para venderse como ganado, que entran y salen de restaurantes con la cabeza llena de servicios de citas. Siempre solos, o siempre entre una y otra relación sexual, o siempre en camino con pautas orientadas a la venta de cómo creen que tiene que ser para representar una versión comestible de sí mismos.
Las mujeres solteras que conocí en mi niñez se dedicabas a cuidar sus jardines, piensa Sonja. Y a leer, y a la gente le agradaba hablar con ellas.” (p. 167)

A pesar de esa protagonista con una vida tan peculiar y de que la novela está escrita en una tercera persona que se convierte casi en primera cuando escribe sobre los pensamientos de Sonja, lo que acerca mucho al lector al personaje; a pesar de todo esto, no he terminado de entrar del todo en la novela. Tiene capítulos muy buenos (está dividida en 21 capítulos de poca extensión) e incluso alguno divertido, pero no he terminado de entender algunos comportamientos de Sonja. No sé, quizá tiene que ver con el hecho de ser hombre, maduro en exceso y de cultura mediterránea; bueno, o no porque tampoco me creo mucho esto último.
En todo caso, puede ser una lectura recomendable a pesar de lo dicho porque tiene la ventaja de su poca extensión, -en el caso de que no guste demasiado.

Dorthe Nors, Espejo, hombro, intermitente. Traducción Victoria Alonso.



martes, 11 de junio de 2019

“Gracias a todos”: Nuevas citas XVIII


Hace ya siete años que autoedité Gracias a todos en el que recogía la mayoría de las citas que había ido recopilando hasta entonces. En este tiempo he seguido con mi vieja costumbre y he pensado que sería una buena idea publicarlas en el blog organizadas por temas, con algún comentario si se tercia, tal y como hice en el libro.

Nación, nacionalismo, patria.

Había que ser un completo idiota, y más que eso, para caminar por campos minados y creer que lo hacía por la nación, a la que nunca conocí personalmente.
Yoram Kaniuk, 1948

Al himno estadounidense siguió La Marsellesa y yo puse ostensiblemente los pies sobre la mesa. Un joven se acercó y me dijo en inglés que aquella actitud era abominable. Yo le contesté que nada parecía tan abominable como los himnos nacionales.
Luis Buñuel, Mi último suspiro

  
El odio no era nada personal, era estructural. Las personas ya no tenían rostro, no tenían ojos, no tenían nombre ni profesiones; se habían convertido en azerbaiyanos, armenios, georgianos y rusos. Las personas que se conocían de toda la vida olvidaron cuanto sabían de los demás. Solo quedó la presunta nacionalidad.
Olga Grjasnowa, A los rusos les gustan los abedules


“Una nación (…) es un grupo de personas unidas por un error común acerca de sus antepasados y una aversión común a sus vecinos”
Karl Deutsch citado en
Gilad Atzmon, La identidad errante


“Una nación es un grupo de personas unidas por un error compartido sobre su ascendencia y un desagrado compartido sobre sus vecinos.”
Karl Deutsch citado en
Ramón Lobo, Todos náufragos



(..) mi vocación es la de un cosmopolita y un apátrida, que siempre detestó el nacionalismo y que, desde joven, creyó que, si no había manera de disolver las fronteras y sacudirse la etiqueta de una nacionalidad, esta debería ser elegida, no impuesta. Detesto el nacionalismo, que me parece una de las aberraciones humanas que más sangre ha hecho correr, y también sé que el patriotismo, como escribió el doctor Johnson, puede ser “el último refugio del canalla”.
Mario Vargas Llosa, El pez en el agua


Hablando ya sin rodeos y con claridad  del “propio país”: existe un país en que nací, cuyo ciudadano soy y, sobre todo, en cuya maravillosa lengua hablo, leo y escribo mis libros; sin embargo, este país jamás ha sido mío; más bien, yo he sido suyo, y durante cuatro décadas demostró ser mucho más cárcel que hogar.
Imre Kertész, Un instante de silencio en el paredón. El holocausto como cultura


En nuestro mundo moderno – o postmoderno- las fronteras no parecen transcurrir tanto entre grupos étnicos, naciones o confesiones, cuanto entre concepciones del mundo y actitudes ante el mundo, entre razón y fanatismo, entre paciencia e histeria, entre creatividad y deseo aniquilador de poder.
Imre Kertész, Un instante de silencio en el paredón. El holocausto como cultura


Pero aún sigo convencido de que es preciso tener compatriotas en las calles de pueblos y ciudades, si se quiere gozar a fondo de los compatriotas espirituales, y de que un internacionalismo cultural sólo puede crecer pujante sobre el terruño de la seguridad nacional.
Jean Améry, Más allá de la culpa y la expiación. Tentativas de superación de una víctima de la violencia


Digámoslo una vez más con toda claridad: no existen “nuevas patrias”. La patria es la tierra de la infancia y de la juventud. Quien la ha perdido, se convierte en un errabundo, por más que en el extranjero haya aprendido a no tambalearse como un borracho y a hollar el suelo sin temor.
Jean Améry, Más allá de la culpa y la expiación. Tentativas de superación de una víctima de la violencia


El nacionalismo siempre es una “enfermedad de la nación”. ¿Qué quiere decir esto? Que la nación convertida en ideología de combate, en identidad agresiva, es una desviación patológica del sentimiento de pertenencia nacional.
Sami Naïr, El desengaño europeo


“Apenas importa saber si ese nacionalismo es la expresión de una nación real o imaginaria. El nacionalismo es una pasión, decidida a crear la entidad que invoca”
Raymond Aron citado en
Tony Judt, El peso de la responsabilidad


El amor a la patria, el arrodillarse y todas esas cosas tan empalagosas. ¿Quiere saber mi opinión? La patria está donde nos encontramos bien. Esa es mi opinión. No existe otra patria.
Knut Hamsun, Por senderos que la maleza oculta


“Por supuesto, dijo Z., “toda nación necesita relatos fantásticos sobre los que edificar su historia. El templo destruido, la doncella en la hoguera, la batalla de Kosovo, los partisanos en los bosques…, para eso, el colectivo no necesita ningún novelista. Pasando por alto los hechos, la nación se inventa lo que le viene bien y se lo cree. En vano intentan arqueólogos e historiadores sacarla de su error.”
H.M. Enzensberger, Reflexiones del señor K. o migajas que dejaba caer, recogidas por sus oyentes


Nací en un planeta, no en un país. Sí, claro, también nací en un país, en una ciudad, en una comunidad, en una familia, en una maternidad, en una cama,… Pero lo único importante, para mí y para todos los seres humanos, es el hecho de haber venido al mundo. ¡Al mundo! Nacer es venir al mundo, y no en tal o cual país, ni en tal o cual casa.
Amin Maalouf, Los desorientados


En estos últimos años he pensado mucho en la legitimidad del sentimiento nacional. En la era del átomo, la radio y el avión, quizá no sea más que una hermosa idea fantasmal. Es posible. Sin embargo, hasta que llegue la hora de las grandes uniones nacionales, más allá de razas y lenguas, todos tenemos derecho a ella, aunque se hayan superado los pasos fronterizos entre naciones. Lo que vemos hoy en día es la expresión más repugnante del sentimiento nacional: el nacionalismo imperialista.
(…)
Así pues, mientras la humanidad no logre realizar los ideales de una coexistencia social supranacional, creo tener derecho a aferrarme a la idea de la nación húngara.
Sándor Márai, Lo que no quise decir


Uno puede sentirse en casa en todas partes. Dadme una mesa de trabajo y ya tengo mi patria. No creo ni en el pasaporte –cosa ridícula- ni en la bandera. Creo profundamente en el privilegio del encuentro con lo nuevo.
George Steiner, Un largo sábado. Conversaciones con Laure Adler

La nacionalidad es una reducción de la humanidad: una legitimación de cierto egoísmo. Si se acepta que tengo que ser más solidario con el grupo de los que tienen el mismo documento que yo, el principio de exclusión ya está sentado. Quien excluye a los de otro país puede, por el mismo procedimiento, excluir sin mucha dificultad a los de otra provincia, otra religión, otra elección sexual, otra raza, otras nociones sobre el consumo de gaseosas en el desayuno.
Martín Caparrós, El hambre

El nacionalismo lo corrompe todo. Es el mal que coloca una única patria por encima de todas las demás. Nos involucramos de lleno en las necedades que cometen nuestras naciones. En el patriotismo. ¿De qué nos sirve ser honrados y bienintencionados si encima de nosotros hay un puñado de personas que no quieren serlo? Ellos miran las banderas extranjeras con la hostilidad del toro que se abalanza contra la tela roja. Tenemos que romper con el patriotismo. ¡Al diablo con las naciones!
Stefan Zweig, Clarissa

No hay nada más estrecho de miras que el chovinismo o el racismo. A mí todos los seres humanos me resultan iguales. Papanatas los hay por todas partes y a todos los desprecio por igual. ¡Nada de mezquinos prejuicios! 
Karl Kraus, Dichos y contradichos


La religión, la moral y el patriotismo son sentimientos que solo se manifiestan cuando son ofendidos.  El lenguaje cotidiano, según el cual  a alguien muy susceptible “le gusta” ofenderse, tiene razón. Aquellos sentimientos no aman nada tanto como su agravio y se animan poderosamente al quejarse del ateo, del inmoral y del apátrida. El gesto de quitarse el sombrero ante la custodia no los satisface tanto como arrancárselo de la cabeza al disidente o miope.
Karl Kraus, Dichos y contradichos


El nacionalismo es el amor que me une a los estúpidos de mi país, a los que ultrajan mis costumbres y a los que violan mi lengua.
Karl Kraus, Dichos y contradichos


No hay Estado no nacionalista, en la medida en que para existir ha tenido que inventar un pueblo y las condiciones (territoriales, jurídicas, culturales…) incuestionables de su unidad y las medidas para defenderla. Cuando alguien denuncia el nacionalismo, tiene que estar dispuesto a asumir las consecuencias últimas de su crítica y aceptar que se puedan cuestionar, también, las condiciones de existencia que aseguran la unidad de su propio estado.
Marina Garcés, Ciudad princesa


Reaccionarios y conservadores, al promulgar el nacionalismo, aspiran a destruir y erradicar lo que las personas comparten a nivel profundo. Al afirmar la supremacía del carácter nacional, el nacionalismo reaccionario reconoce sólo lo superficial, lo común de la vida de la nación, y destruye lo profundo que es propio de los seres humanos.
Vasili Grossman, Que el bien os acompañe


Sencillamente, es raro oír hablar a un progresista de la patria. El concepto de patriotismo se considera conservador por varios motivos.
Luis Arroyo, Frases como puños. El lenguaje y las ideas progresistas


Hace apenas cien años que los cristianos del Líbano decían de buen grado que eran sirios, los sirios andaban mirando hacia La Meca para buscarse rey, los judíos de Tierra Santa se proclamaban palestinos… Y, Botros, mi abuelo, se decía ciudadano otomano. Aún no existía ninguno de los Estados del actual Oriente Próximo, ni siquiera se había inventado el nombre de esa comarca; solía decirse: la Turquía de Asia.
Desde aquellos tiempos, mucha gente ha muerto por patrias supuestamente eternas; y otra mucha morirá mañana.
Amin Maalouf, Orígenes


Los cambios de régimen y nuevos nacionalismos han creado un número inauditamente elevado de estados cuyos políticos necesitan de una tradición histórica pública o una historia nueva y útil para fines patrióticos. Esto resulta especialmente obvio en los estados recién independizados, algunos de los cuales han sido fundados y dirigidos, de hecho, por historiadores profesionales o, mejor dicho, predicadores de un mito nacional; por ejemplo, Croacia y Georgia.
Eric Hobsbwam, Un tiempo de rupturas. Sociedad y cultura en el siglo XX



A los árboles no les queda más remedio que resignarse, necesitan tener raíces; los hombre, no. Respiramos la luz, codiciamos el cielo, y cuando nos hundimos en la tierra es para pudrirnos. La savia del suelo natal no nos entra por los pies para subirnos hasta la cabeza, los pies sólo nos sirven para andar.
Amin Maalouf, Orígenes



La frase: “Estoy orgulloso de ser alemán”, o esta otra: “Estoy orgulloso de ser judío”, me suenan a la misma insensatez que si alguien dijera: “Estoy orgulloso de tener los ojos castaños.”
Ernst Toller, Una juventud en Alemania


Como ya pasaba en el libro, este es uno de los temas sobre el que más citas hay. La razón es muy clara: soy un antinacionalista racional y visceral. La casi totalidad de las citas están en contra del nacionalismo. Sin embargo, he de decir que en el reciente proceso catalán me he manifestado más de una vez por el reconocimiento de su derecho a la secesión e incluso he deseado que esta se produjese. Hay más de una razón que lo explica; aquí solo mencionaré la que tiene que ver con el epígrafe: siendo antinacionalista, lo soy de cualquier nacionalismo y, por lo tanto, también del español, con lo que no entiendo por qué otro territorio no puede constituirse en estado si  así lo deciden sus habitantes. ¿Quién ha decidido que en España solo hay una nación?

La relación que hace Kaniuk entre nación y guerra es muy típica de los antinacionalistas, (y muy acertada).
De acuerdo con Buñuel. Además, suelen ser horribles musicalmente hablando.
De Vargas Llosa ya puse muchas citas en el libro. Últimamente al enfrentarse al nacionalismo catalán, que indicaría coherencia con su pensamiento de siempre, lo hace apoyando a los nacionalistas españoles, lo que ya no es tan coherente.
Firmo lo de Kertész. Es una parte importante de mi vida. La segunda del mismo autor, aunque no hable exactamente del nacionalismo, me parece muy clarividente.
Améry ofrece una visión más sentimental y culturalista. En la misma línea que Márai un poco después.
La historia como “partera” de la patria o la nación es otro gran clásico. Aquí hay más de un ejemplo.
Kraus, en las tres citas, tan directo y rotundo como siempre.
La cita de Marina Garcés lleva directamente a preguntas como: ¿Puede haber nación sin nacionalismo? ¿Y estado sin una única nación?
Se ve que Pablo Iglesias ha debido de leer a Luis Arroyo porque últimamente utiliza mucho lo del patriotismo y la patria. A mí me siguen rechinando ambas palabras; el franquismo nos vacunó a muchos para toda la vida.
Cuánta sabiduría hay en las citas de Maalouf.