lunes, 20 de julio de 2015

Los intelectuales y Auschwitz



 
Magnífico ensayo sobre un tema tan interesante para mí que aparece el primero en la sección del blog Temas recurrentes.
El profesor Traverso, del que no hace mucho tuve ocasión de comentar otro libro también sobre este tema, tiene la rara habilidad de ser capaz de explicar cosas complicadas de forma bastante clara y entendible.
En este libro, a lo largo de sus ocho capítulos, nos va analizando las visiones que tuvieron importantes intelectuales, la mayoría judíos, sobre el  Holocausto (por cierto, Traverso explica en una útil nota a pie de página por qué no se debe utilizar este término).
Empieza con M. Weber, W. Benjamin y F. Kafka que, aunque no vivieron esa época, fueron unos buenos antecedentes haciendo incluso en algún caso previsiones acertadas. A continuación, sigue con Hannah Arendt, en el capítulo del libro que me ha parecido más sugerente y del que más he aprendido; Günther Anders, también con buenas aportaciones; Adorno y Celan en los dos capítulos que me han resultado más complicados y menos atractivos; J.Améry y P. Levi, que son un buen broche para los autores judíos (he leído los libros de ambos y me han parecido siempre de lo mejor que se ha escrito sobre el tema); D. MacDonald y J.P. Sartre, como únicos autores no judíos del ensayo, se analizan conjuntamente en un interesante capítulo; finalmente, el libro se cierra con unas sugerentes conclusiones en las que afirma cosas como: “Auschwitz fue el resultado de la fusión de la biología racial con la técnica y las fuerzas de destrucción de las sociedades industriales.” (p.249), o también, “El genocidio judío lograba fusionar en antisemitismo y el racismo estudiado por Hannah Arendt con la prisión de Michel Foucault, la fábrica capitalista de Marx y la administración burocraticorracional de Max Weber. En este sentido se erige como paradigma de la barbarie moderna.” (p246)
Además, hay otros dos aspectos del libro que me han llamado especialmente la atención: la explicación de las cuatro formas de culpabilidad que distinguía el filósofo Karl Jaspers, y la distinción entre el nazismo y el estalinismo en lo que se refiere a la represión y las matanzas, distinción de la que participa incluso Raymond Aron.
En suma, un libro que aporta muy buena información explicando las reflexiones que han hecho los intelectuales sobre el Holocausto y que demuestra que, a pesar del tiempo transcurrido, no es un tema ni mucho menos cerrado.
 
Enzo Traverso, La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales

domingo, 19 de julio de 2015

Artículos interesantes

Carlos Elordi hace una análisis bastante optimista, para la izquierda, del momento actual y del posible futuro. A mí desde luego me ha dado ánimos. (eldiario.es)

De los diferentes artículos que se han publicado sobre la web del Ayuntamiento de Madrid, este de Luis Arroyo me parece el más interesante por las informaciones que ofrece sobre la existencia de otras webs similares. (infolibre.es)
El de Carlos Boyero sobre el mismo tema me ha gustado por lo mucho que dice en tan poco espacio. (El País)
 
Pablo Iglesias publica un artículo sobre el momento actual que tiene el interés de su autor. (El País)

miércoles, 15 de julio de 2015

La Hungría de los cincuenta




 
 “Iba a cumplir los cuarenta y siete años y no había llegado a nada. Por su trabajo nadie podía envidiarlo. Su sueldo estaba por debajo de la media. Nunca recibía primas. Los planes estaban determinados de manera que fuese imposible cumplirlos. (Trabaja en una oficina de planificación). Por su piso nadie podía envidiarlo, pues apenas cabían en él ellos tres. Por su mujer, tampoco, ni mucho menos. Y por su hijo menos aún, era feo, tonto y abúlico ¿Qué finalidad tenía involucrarle en una conspiración? “(p.201)
Así presenta Spiró, aunque muy avanzada la novela,  a su protagonista Gyula Fátray, al que se refiere la mayoría de las veces como “nuestro héroe” con una fuerte carga irónica ya que no es algo que precisamente le caracterice.
Buen retrato de la Hungría de los cincuenta partiendo de la “revolución” del 56, que coge a Fátray operándose de hemorroides, y continuando con el régimen de János Kádár instaurado por los soviéticos. A lo largo de toda la novela van aflorando las críticas a dicho régimen: los fallos de la planificación, los bajos salarios, la escasa  productividad, el mantenimiento de la diferencias de clase (por ejemplo, en el comedor de la fábrica), la falta de libertad cultural y, por encima de todas, la presencia constante de la burocracia. En este sentido me han parecido las mejores páginas del libro aquellas en las que “nuestro héroe” asume verdaderamente una tarea heroica: conseguir un certificado de que estaba hospitalizado en el momento de la revolución. Situación típicamente kafkiana que Spiró relata de forma magistral.
Libro bien escrito, en un estilo claramente realista y planteando situaciones perfectamente creíbles, pero al que yo creo que le falta algo de emoción y de fuerza en los personajes principales. En cualquier caso, otra buena muestra de esa literatura húngara que es quizá la que más me está gustando de la que voy conociendo de la Europa central y oriental.
Un buen ejemplo de la crítica que hace del sistema podría ser el siguiente texto:
“Se quedó mirando las chabolas. No se había logrado erradicar la pobreza. Había creído que mientras él viviese lo conseguirían, pero no. En este país la mayoría de la gente sería siempre pobre, y los ricos, que vivían a cuatro pasos, jamás se darían por enterados. Así había sido durante el capitalismo, y así sería en el socialismo. Daba lo mismo cómo se llamase el feudalismo y la esclavitud, si se llamaba privado o estatal. Este país era una colonia, ora de Occidente ora del Este.” (p.251)
 
György Spiró, Exposición de primavera

martes, 14 de julio de 2015

Citas últimas lecturas

Guerra
 
Por eso el espíritu de gran familia que se apodera de un país entero cuando estalla una guerra me hace sospechar de la gente que lo celebra, porque la veo sonriente y llena de esperanza, y demasiado dispuesta para las heroicidades, mientras que los muchachos que visten el uniforme se sienten confundidos y desgraciados, y sólo empiezan a sonreír cuando ya no se puede hacer nada más, y nunca se hacen demasiadas ilusiones porque no saben muy lo que pasa, ni qué significa lo que pasa, ni qué consecuencias traerá consigo –para ellos, quiero decir-, y no tienen prisa por convertirse en héroes porque, con un poco de mala suerte, tal vez se conviertan en héroes muertos.
William Saroyan, Las aventuras de Wesley Jackson
 
 
Guerra
 
Pero un huracán es un acto de la naturaleza. Tal vez una guerra también lo sea, aún no lo sé. Pero yo tengo el presentimiento de que una guerra es un acto humano. Y no me gusta. Lo odio con todas mis fuerzas. Pero cuando su ira me atrapa no sé qué puedo hacer contra ella, salvo esperar salvarme, que es lo que estoy haciendo.
William Saroyan, Las aventuras de Wesley Jackson
 
 
Dinero 
 
-Algún día tú ganarás mucho dinero; no intentarás ganarlo, simplemente lo ganarás. Y cuando esto ocurra, tú haz como si nada, no le des importancia, no te dejes engañar; no codicies más, no te sientas desgraciado cunando cuando ganes menos de lo que esperabas. Manténte por encima de él. No te permitas nunca ser rico o pobre. El dinero puede llevar a la quiebra incluso a un buen hombre.
William Saroyan, Las aventuras de Wesley Jackson
 
 
Creatividad
 
Complicar lo que es sencillo es habitual: hacer que lo complicado resulte sencillo, increíblemente sencillo, es creatividad
Charles Mingus en
F.Bianchi y P.Pitacco, 101 microlecciones de jazz
 
 
Edad
 
Si hubiera sabido que iba a vivir tanto tempo, me habría cuidado más.
Eubie Blake (a los 92 años) en
F.Bianchi y P.Pitacco, 101 microlecciones de jazz

lunes, 13 de julio de 2015

Monográfico sobre series de televisión




Como hace tiempo que dejé de pasarme por los kioscos de prensa, desconozco otros monográficos sobre este mismo tema que hayan hecho otras revistas o diarios. Por eso me ha parecido especialmente interesante este realizado por eldiario.es.
A lo largo de 17 artículos con la extensión necesaria y al mismo tiempo suficiente para  poder hacer análisis con una cierta profundidad, se nos ofrece una visión de las series de televisión desde diferentes perspectivas.
Están las series en las que la política ocupa un lugar preferente: House of cards, Borgen, The Wire (una temporada), Veep, etc. Las policiacas con sus diferentes tratamientos del mal: The Wire, True detective, Bron Broen, Forbrydelsen, etc. Aquellas que han retratado el periodismo: The Newsroom, The Wire (una temporada). Se habla de la figura masculina: Mad men, The Newsroom, True detective o Juego de tronos; y de la femenina: Mad men, Homeland, Girls, etc.
También, aunque lógicamente poco, se habla de las series españolas y por qué suelen ser tan diferentes de las hechas en otros lugares.
En resumen se habla de todo aquello que a cualquier aficionado a las series le interesa y con análisis en su mayoría sugerentes.
Sobre algunas series se han publicado ya libros con artículos tomados de diferentes publicaciones. Yo he leído alguno, pero me han resultado demasiado extensos y con análisis a veces demasiado complejos. La ventaja de este monográfico que comento es la variedad de series escogidas y de enfoques para comentarlas.
Muy recomendable lectura.

domingo, 12 de julio de 2015

Artículos interesantes

Cuatro dirigentes de la extrema izquierda de los setenta analizan de forma crítica  a Podemos. No entiendo muy bien por qué han elegido en El País a estos políticos para ese análisis, pero me han resultado curiosas en unos casos e interesantes en otros las cosas que dicen.

No está mal la reflexión de Soledad Gallego sobre el comportamiento de la Unión en el caso griego.

Chema García Martínez hace en Babelia un repaso por los nuevos valores del jazz en España. Ya era hora de que se traten estos temas en un diario.

viernes, 10 de julio de 2015

Citas últimas lecturas

Capitalismo
 
La abundancia puede ser el sustituto estadounidense del socialismo, pero, como objetivo social compartido, ir de compras no parece que sea suficiente.
Tony Judt, Cuando los hechos cambian
 
 Escritura
 
“-Si se quiere escribir, hay que suprimir esas ideas y el conocimiento del diluvio venidero, la guerra y demás. Lo único importante es beber bien y con tino. Un oficio artístico depende de modo inexorable e inevitable de los estados de ánimo.”
Irmgard Keun, escritora y amante de Joseph Rotrh, en una carta a Arnold Strauss.
Volker Weidermann, Ostende 1936, el verano de la amistad
 
Escritura, escritor
 
Para eso uno es uno escritor, para poder ver el mundo de otro modo, para poder desearlo y describirlo distinto de lo que es, y de lo que será.
Volker Weidermann, Ostende 1936, el verano de la amistad
 
Pesimismo
 
“Precisamente el ser a la larga pesimista me causa cierto aumento de la capacidad de goce: tomar ahora sólo todo lo bueno, mientras sea posible disfrutarlo.”
De una carta de Sefan Zweig a una amiga de Salzburgo
Volker Weidermann, Ostende 1936, el verano de la amistad
 
Libros, lectura
 
“Y cuanto más reflexionaba, más reconocía que nuestro mundo espiritual se compone de millones de mónadas de impresiones individuales, de las que sólo un número ínfimo procede de lo contemplado y experimentado, mientras que todas las demás las debemos a los libros, a lo leído, a lo transmitido, a lo aprendido.”
Stefan Zweig citado en
Volker Weidermann, Ostende 1936, el verano de la amistad

Literatura danesa


 
En mi permanente búsqueda de autores de literaturas menos conocidas me topé hace poco con esta novela de una autora danesa que es la primera vez que se traduce al castellano.
Está escrita en 1977 y cuenta una historia, o mejor varias, que se desarrollan en el mundo rural  en la primera mitad de los años cincuenta. La mayor parte de los capítulos están contados en primera persona por la protagonista, Jonna, una niña de catorce años. Luego hay otros que se narran en tercera persona.
Personajes en su mayoría muy entrañables, escenas de la vida cotidiana, la confirmación del hermano de la protagonista parece que al llegar a los 21 años, un baile con todos los elementos típicos que yo conocía por haber vivido las mismas situaciones, cuatro páginas que surgen un poco de repente dedicadas a hablar de la guerra de Corea que se está desarrollando en esos años, la vida en una granja, los problemas económicos de una familia, … Todo contado a través escritura muy pausada con la que vamos asistiendo a las distintos momentos de una forma tranquila y en la que incluso los conflictos se ven de forma muy natural.
A mí me ha recordado bastante, sobre todo la primera parte que está contada en su integridad en primera persona, a la escritura y al ambiente de varias novelas de Carmen Martín Gaite.
Dentro de los personajes habría que destacar el de Betty, una madre no solo abnegada en el trabajo (se dedica a limpiar casas), también paño de lágrimas de muchos habitantes del pueblo – hombres en su mayoría-, que vienen a desahogarse contándole sus problemas, y además capaz de rechazar  proposiciones del médico o el maestro, a pesar de tener al marido casi permanentemente lejos del hogar.
Una novela de atmósferas y escenas, muy bien contada y medida aunque para mí en la segunda parte pierde algo del encanto que tenía en la primera.
Merece la pena leerla y esperar que la editorial se anime a traducir algún otro texto de esta autora nacida en1944.
Un comentario más completo en el blog devoradoradelibros.
 
Kirsten Thorup, La pequeña Jonna

jueves, 9 de julio de 2015

Una visión de la Transición muy diferente




 
Llevaba bastante tiempo con ganas de leer este libro que tiene un título tan sugerente. No me ha defraudado. Más allá de los desacuerdos que pueda suscitar, y alguno mencionaré, este combativo texto tiene las suficientes ideas e interpretaciones como para replantearse muchas de las concepciones que se tienen sobre ese período tan intenso e interesante de nuestra reciente historia. Además, el interés aumenta si, como es mi caso, se ha tenido alguna participación en la política del momento.
A lo largo de los 11 capítulos de que consta el libro, Monedero va criticando no tanto lo que sucedió, que a veces también, sino sobre todo la visión que se ha dado tanto por parte de sus protagonistas como de los intelectuales que la han estudiado. Una visión que, según el autor, peca de muy optimista al exagerar los méritos de quienes la hicieron y que no pone el foco en todos los que tuvieron participación en el proceso.
El siguiente texto resume muy bien esta idea que es el núcleo del pensamiento del autor:
 
“No se trata de pensar que otra generación lo hubiera hecho mejor. Ni siquiera que, por criticar aquel proceso, quien hace el reproche gane en moral a los criticados. Se trata de sacar de su ensimismamiento a quienes, de tanto repetirlo, terminaron creyéndose su propia mentira. Lo reprochable no es la impotencia de la época, sino la falta de honestidad de sus voceros. Lo deshonesto es no afirmar: “Hicimos lo que pudimos, lo que nos dejaron, lo que nos atrevimos”. Esconderlo tras un arrogante: “Nos corresponde la mayor hazaña democrática de la historia de España”. No se trata de reprochar a nadie que fuera cobarde. Se trata de reprocharle que diga que fue un héroe. Una Transición perfecta que no deja entender una democracia tan imperfecta”. (p.25)
 
 
o también este otro en el que incluye un matiz final importante:
 
“Ese fin principal es el que llevó a que la transición fuera concebida como un proceso de transacción entre élites, ajeno a las reivindicaciones  más transformadoras nacidas de la oposición a la dictadura que, por otro lado, no pudieron reunir fuerzas suficientes como para imponer sus puntos de vista rupturistas”. (p.226)
 
Monedero utiliza una escritura muy directa con muchos párrafos que son verdaderas “tormentas de ideas”, repletos de críticas y reflexiones que obligan a leerlos un par de veces para no perderse cosas fundamentales.
Una crítica que le haría es que  se nota que varios capítulos no están escritos para el libro sino que, como en los agradecimientos finales aparece, proceden de escritos previos, lo que implica alguna reiteración y un evidente cambio de estilo. Incluso me atrevería a decir que alguna contradicción, aunque tendría que hacer una lectura más reposada para señalarla.
 
Algunos desacuerdos.
La presentación que hace de la “reconciliación” entre Santiago Carrillo y Manuel Gutiérrez Mellado, página 32, me parece bastante injusta para el segundo sobre todo teniendo en cuenta el papel del primero en la guerra (al margen de si tuvo o no que ver con la matanza de Paracuellos).
La idea de que la transición “la trajeron las luchas populares obreras en busca de mejoras laborales, las luchas culturales, (…) las luchas religiosas, (…) las huelgas universitarias", etc. (p.50)  no creo que refleje la realidad de aquellos momentos. Aún recuerdo una manifestación, obviamente prohibida,  en Cibeles para pedir “amnistía y libertad” en la que en los diferentes saltos participamos un número bastante escaso de manifestantes(se habló de unos 8.000). Creo que esta idea no concuerda con otra que también he señalado de una transición hecha desde arriba como un pacto entre élites.
Finalmente, me llama la atención otra idea que resumo: A la izquierda del PSOE no solo estuvo el PCE sino otra izquierda que “si bien es cierto que defendía referencias que vistas desde hoy parecen marcianas –Albania, las revolución cultural china, la URSS de Stalin-“, realizó un esfuerzo a la hora de acorralar al régimen franquista  que fue despreciado por la democracia española. Realmente hay que decir que también parecían marcianas para la inmensa mayoría en aquellos momentos y que su papel tuvo una importancia muy relativa. En este sentido es una casualidad que en El País de hoy aparezca una entrevista con los principales dirigentes de esa izquierda radical en la que, hablando de Podemos, critican la idea que desde ese partido se está dando de la Transición, en la  que precisamente Monedero es el máximo responsable y exponente. A este respecto comentan:
 
“Sanromá y Sauquillo les reprochan su visión de la Transición: “No han estudiado nuestra experiencia y no la valoran. Es verdad que Suárez tomó la iniciativa de la reforma ante una izquierda dividida, pero la Constitución fue más lejos de lo que la derecha pretendía. Tuvo que compartirla, aunque luego no ha ido más allá de lo que podía. Las grandes movilizaciones, animadas por nosotros, fueron decisivas para ese logro histórico. En 1974 y 1975 crecíamos más rápido que el PCE. Discrepamos de la versión rosa de la Transición. También jugamos un papel en la denuncia del golpismo”. Sauquillo destaca cómo aquella izquierda “se jugó la vida en una etapa muy difícil e impulsó el cambio. No se puede hacer tabla rasa. Nosotros respetamos el sufrimiento de la generación de nuestros padres”.
Podemos, en la lupa de la izquierda radical antifranquista, El País, 9 de julio de 2105)
 
Finalmente, las palabras con las que acaba el libro: “Si queremos construir una democracia avanzada –que es otro nombre para decir socialismo-, no empecemos por buscar un partido, ganar concejales o negociar puestos (cosas, qué duda cabe, importantes), sino que primero hemos de evocar  en los hombres y las mujeres el anhelo por la emancipación. Por eso leemos el pasado con ojos más limpios,” (p.261), creo que ayudan a entender el porqué dejó Monedero la dirección de Podemos.
En un texto tan combativo y comprometido, Monedero “pisa muchos callos” (Joaquín Leguina, Santos Juliá o Felipe González entre otros), pero tengo que reconocer que comparto su opinión en la mayoría de los casos.
Un libro muy recomendable para todos los interesados en la historia y, sobre todo, en la política actual. Tiene momentos espléndidamente escritos que alterna con otros mejorables, pero siempre, en cada página, hay ideas, reflexiones y comentarios para el debate y el pensamiento. Seguramente no es toda la verdad, ni creo que el autor lo pretenda, pero sí que se acerca bastante a una interpretación mejor de lo que sucedió en esa época.
 

 
 
 Juan Carlos Monedero, La Transición contada a nuestros padres. Nocturno de la democracia española

martes, 7 de julio de 2015

Siguiendo los pasos del padre



 
Después de leer Unregalo de escritura, alcohol y supervivencia, la autobiografía del autor, cualquiera de sus novelas puede producir diferentes impresiones, pero desde luego no la de sorpresa.
En Mooch, Fante toma uno de los episodios de su vida y lo recrea de una forma magistral. Su trabajo como teleoperador, su alcoholismo, su “encoñamiento” (valga la expresión) por una mejicana, sus fracasos, pero también su gran sensibilidad y sus ganas de cambiar de vida. (De hecho se convirtió en escritor, como cuenta en la autobiografía mencionada, cuando harto de su vida volvió a la casa materna y se puso a escribir).
El protagonista se llama Bruno Fante y su padre, al que dedica más de una referencia en forma de homenaje, Jonathan Fante. ¿Hace falta más concreción?
Unos diálogos extraordinariamente construidos, una narración en la que en ningún momento se pierde el pulso, unos buenos personajes tanto protagonistas como secundarios, una fuerte carga crítica sobre el trabajo tal y como se entiende en los Estados Unidos; con estos materiales construye Fante una novela que se lee de un tirón, que es difícil dejar como no sea para ir al baño. Además, a pesar de su crudeza, hay un par de momentos en los que a mí me ha emocionado el comportamiento del protagonista.
Evidentemente, es difícil no ver en este escritor la huella de dos grandes: John Fante y Charles Bukowski. Del primero, por la forma de construir la historia y contarla, y del segundo, por la sinceridad e incluso la dureza de algunos momentos, valga como ejemplo el siguiente fragmento: Revolver la ensalada es una pasatiempo carcelario en el que el voluntario debe lamer la comida –palomitas o cacahuetes- del ojete del otro preso, y después chuparle la polla. El aliño de la ensalada es el semen. El maestro de escuela recibió una buena cantidad de puñetazos en la cabeza hasta que se convenció de que debía lamer toda la sangre y el aliño del suelo de cemento de la cárcel.” (p.148)
No obstante, se trata solo de influencias porque creo que Dan Fante consigue establecer su propio mundo y su propia escritura.
Lectura muy recomendable como lo es también leer este libro antes de hacerlo con su autobiografía porque así puede resultar más sorprendente y novedoso.
Un buen comentario en el blog lalibrería de Javier.com.
 
Dan Fante, Mooch

lunes, 6 de julio de 2015

Relectura involuntaria pero provechosa




 Siempre he dicho que tenía una mala memoria sobre todo para el cine y los libros. Acabo de confirmarlo una vez más. A medida que avanzaba en la lectura del libro me iban sonando, bien que ligeramente, algunas escenas y algún personaje hasta que, la ventaja de tener un blog, acudí a él y comprobé que, efectivamente, ya había leído el libro en octubre de 2012.
No me ha importado porque he disfrutado como, por lo que digo en la entrada de 2012, lo hice en la primera lectura. Enlazo esa entrada porque muestra lo mismo que pienso hoy.
Además, en la solapa aparecen entre otras estas dos frases que resumen muy bien las virtudes del libro.
 
"Sabe contar como pocos… Tiene esa insustituible mirada del narrador nato”, José María Pozuelo, ABC de las Artes y las Letras
Excelente narrador… Con él llegó el recreo a la historiografía y la tentación bárbara de novelar la historia”, Jordi Gracia, El País, Babelia
 
Ahora habrá que ponerse pronto a leer su último libro, La buena reputación, que parece que sigue en esa línea de novelar momentos importantes de nuestra historia.
 
Ignacio Martínez de Pisón, El día de mañana

domingo, 5 de julio de 2015

Artículos interesantes

Ya huele un poco mal el tema de Ge4cia. Ha habido un inflación de escritos y su calidad es muy desigual. Por la relevancia de los autores, y las conclusiones que sacan teniendo en cuenta que no creo que se pueda decir que pertenecen a la izquierda radical, destacaría los de P. Krugman y J.E. Stiglitz. (El País)

Saliendo del centro de ese debate, me ha parecido interesante el escrito de Félix Ovejero sobre la "temeridad de opinar". (El País)
 
Me gusta la reflexión de Javier Marías a pesar de que me veo demasiado reflejado en ella. (El País)
 
Las perlas informativas, aquí las del mes de junio, de Pascual Serrano siempre tienen mucho interés y se descubren manipulaciones y errores intencionados. (eldiario.es)

viernes, 3 de julio de 2015

El jazz según sus protagonistas




 
Davis, Evans, Monk, Ellington, Armstrong, Getz, Gordon, etc.,  son algunos de los autores de esos aforismos que constituyen auténticas lecciones de jazz, micro por su tamaño, pero grandes por su significado. Leyéndolas se comprende que esta música tenga tantos adeptos, en muchos casos verdaderos adictos y apasionados (por cierto que mi buen amigo Joan Carles, uno de estos apasionados, comenta el libro en su magnífico blog Jazz Recordings).
Frases para disfrutar, para aprender, para conocer un poco mejor lo que constituye la esencia de esta música dichas, además, en su gran mayoría por compositores e intérpretes del mejor jazz de todos los tiempos.
Desde luego es un verdadero libro de cabecera, de esos que muchas veces estarán entre mis manos, que repasaré de vez en  cuando y del que estoy seguro seguiré aprendiendo cosas en cada lectura.
Dejaré algunos ejemplo para abrir boca; no son ni los mejores ni los más significativos, pero sí creo que son una buena promoción para este original libro.
 
No toques lo que ya existe, toca lo que no existe. Miles Davis
 
Complicar lo que es sencillo es habitual; hacer que lo complicado resulte sencillo, increíblemente sencillo, es creatividad. Charles Mingus
 
La práctica lleva a lo perfecto. Lo imperfecto es mejor. Paul Bley
 
El riesgo es la esencia del jazz. Cada nota que tocamos es un riesgo. Steve Lacy
 
Nunca ensayo con la guitarra… De vez en cuando me limito a abrir la funda y tirar un trozo de carne dentro. Wes Montgomery
 
Un músico de jazz es un malabarista que utiliza armonías en lugar de naranjas. Benny Green
 
No hay nada que entender, no se trata de entender. Si no ¿ qué harías después? Sólo hay que escuchar, escuchar las voces y esperar que no se cansen nunca de llamarte. Federico  Fellini
 
Me molesta cuando alguien intenta analizar el jazz como si fuera un teorema intelectual. No lo es: es puro sentimiento. Bill Evans


El jazz es mi otra vida. Cuando toco no soy bajito, ni llevo gafas, ni siquiera soy judío. Woody Allen
 
 
Filippo Bianchi y Pier Paolo Pitacco, 101 microlecciones de jazz

miércoles, 1 de julio de 2015

ANDAMIO

 
Algunas reflexiones críticas sobre Podemos
 
 
En Aragón ha votado algo más del 18% de los inscritos el posible pacto con el PSOE; en Baleares no ha llegado al 8% los que hemos votado para aprobar los distintos pactos que se han hecho; desconozco las cifras en Castilla la Mancha o Extremadura.
 
Tampoco ha tenido demasiada difusión el contenido de los pactos como sí ha sucedido con los que Ciudadanos ha firmado con el PSOE en Andalucía o el PP en Madrid de tal manera que para la opinión pública parece que es este partido el que marca las políticas que se harán en ambas comunidades o, al menos, el que pone verdaderos límites sobre todo al tema de la corrupción.
 
Además, no sé si ya se están elaborando programas de cara a las próximas elecciones generales y, desde luego, sé mejor cuál es nuestra política con respecto a los presos de ETA o la condena a Alfon o la crisis griega, que sobre la enseñanza, la reforma laboral o los impuestos, por poner algún ejemplo de temas importantes.
 
Ayer mismo, en una concentración convocada entre otros muchos grupos  por Podem en apoyo y solidaridad con el pueblo griego, apenas nos juntamos 150 personas cuando solo en Podem el censo de inscritos es de más de 10.000.
 
En resumen, escasísima movilización en las bases de la organización. En este contexto sale la noticia de una propuesta de selección, y “elección”, de candidatos a las generales que llama la atención en una organización que presume de la participación, de la democracia interna y de una cierto asamblearismo.
 
Estamos en un momento crucial no solo para la organización, sino para el futuro político y social de España. Decía Errejón en un tuit reciente que la táctica es desalojar al PP y la estrategia acabar con el bipartidismo. Bien, se ha desalojado al PP del poder en  multitud de ayuntamientos y comunidades autónomas, pero colocando al PSOE en su lugar y dándole  con ello un aliento que, seguramente, podrá aprovechar en las generales a poco que no cometan demasiados errores en su acción política. Es cierto que de no hacerlo así el beneficiado hubiese sido el PP, pero me parece que no se ha explicado bien el contenido de los pactos y, en algún caso, tengo mis dudas de que se haya actuado correctamente, (por ejemplo, en el caso de Andalucía, al margen del poco respeto político que me merece Susana Díaz).
 
En algunas actuaciones, sectores de la prensa y comentaristas creadores de opinión no opuestos especialmente a Podemos han achacado a la inexperiencia los errores cometidos (en otros casos no hay que fijarse porque tienen claro desde el principio cuál es la tarea que tienen encomendada). Estaría de acuerdo si se tratase de errores de gestión, pero no sucede así en casos como, por ejemplo, el de Guillermo Zapata. Si pidió perdón y se disculpó con los posibles ofendidos, la lógica que hemos estado aplicando en nuestras críticas a otros grupos habría llevado  a que dimitiera de todos los cargos. Además, creo que ha primado la defensa de lo individual por encima del daño al colectivo. (Que conste que estoy convencido de que Zapata no piensa como podría deducirse por esos tuits publicados).
 
Finalmente, un par de comentarios sobre la actuación pública de algunos dirigentes. Cada vez que escucho a Errejón, sea en las tertulias de la SER o en intervenciones en televisión, me reafirmo en nuestras posiciones y, en algunas ocasiones, las entiendo mejor. Cuando veo a Bescansa participando en los esperpentos de los sábados en La Sexta, además de sentirlo por ella, veo la forma como se debe participar en un debate: ordenadamente, con respeto, sin gritos ni alteraciones, guardando el turno de palabra y siendo duro en los contenidos, pero suave en las formas. Sin embargo, cuando veo algunas intervenciones de Iglesias en los últimos tiempos, no sé si achacarlas al cansancio, al exceso de responsabilidad o a que ve demasiado Juego de tronos, el caso es que no me gustan. Por ejemplo, respecto a los posibles pactos con IU, que por cierto yo no quiero en absoluto, se puede decir que no, pero se tiene que hacer de una forma más respetuosa y sin necesidad de ofender. Además, teniendo en cuenta que el Senado se elige por un sistema mayoritario, no bastarán el tipo de acuerdos que parece que se están empezando a configurar para evitar la mayoría absoluta del PP en esa institución y, a lo mejor, habrá que ampliar el espectro de los acuerdos.
 
En resumidas cuentas, cierta pérdida de impulso, actuaciones que no parecen mostrar “lo nuevo” como venimos pregonando, búsqueda de una centralidad y transversalidad que, una vez aparecido Ciudadanos, no se sabe muy bien dónde está ni cómo llegar a ella y, por encima de todo, una falta de preocupación y ocupación en la participación de la gente en la toma de decisiones (que hoy mismo se confirma con el sistema de selección de candidatos para las elecciones generales que hasta resulta un tanto difícil de entender tal y como aparece formulada por el momento).
 
Aún estamos a tiempo de cambiar y espero que no tengamos que repetir aquello de: "No es esto, no es esto”.