martes, 30 de mayo de 2023

Una magnífica idea


Izagirre es un escritor y periodista ciertamente original. Lo conocí leyendo su libro sobre las grandes depresiones de la tierra y luego el que dedicó al Tour de Francia. Dos temas bien diferentes, pero en ambos llama la atención la capacidad de interesar al lector con lo que cuenta y con su gran capacidad narrativa.

Esta vuelta en bicicleta al País Vasco es otro buen ejemplo de lo mismo. A lo largo de los 18 capítulos en los que ha dividido el texto, Izagirre, partiendo de Getaria, se desplaza hacia el oeste por la costa hasta Santurtzi para desde ahí penetrar en el interior hasta Vitoria, Andoain o Pamplona, desde donde se dirige hasta Biarritz para retomar de nuevo la costa para regresar al punto de partida.

En este viaje se habla mucho del que tuvo lugar en el siglo XVI con el protagonismo de Elkano en la primera vuelta al mundo porque le sirve sobre todo para remarcar la idea que preside todo el libro de que los vascos han sido principalmente un pueblo de marineros, una sociedad construida mirando al mar y en torno a él.

Izagirre ha escrito un libro que si resulta tan interesante es porque es una mezcla, o mejor una combinación, de libro de viajes con reportaje, narración de sucesos históricos, sociología o antropología, con la introducción de vez en cuando de algunas reflexiones personales como, por ejemplo, las que reproduzco a continuación:

 

“Si ahora Añana sobrevive y no se termina de despoblar es, en parte, porque existen consumidores dispuestos a pagar cien veces más por las exquisitas escamas de sal (a 25 euros el kilo) que por la vulgar sal de mesa (a 25 céntimos el kilo). Añana sobrevive porque algunos se permiten el lujo. Y esto a mí me desconcierta bastante”. (p. 172)

“Sé que hay lujos obscenos. También sé que solemos poner el listón del comportamiento aceptable justo en lo que hacemos nosotros”. (p 174)

“Los pescadores se exponían a la ola de Belharra porque no tenían otra manera de llevar comida a casa, los surfistas se lanzan porque quieren jugar. Somos gente afortunada”. (p. 282)

 

Para darse cuenta del enorme caudal y variedad de temas e informaciones que ofrece al autor a lo largo de las casi 400 páginas del libro, basta ver la siguiente relación de algunos de ellos: la minería del hierro, las salinas (la de Añana de la cita), los caseríos (con especial atención a la sidra), la bajada de la madera, la pesca del bacalao en Terranova o de las ballenas en la costa vasca, los judíos en Baiona, los corsarios vascos, las traineras, la presencia de inmigrantes en Irun, las olas gigantes en Belharra (también presente en una cita anterior), los senegaleses en Ondarroa (marineros en barcos de pesca) o, para no hacer la lista demasiado larga, la explicación de la hidalguía histórica general de los vascos.

Todos estos temas muy bien documentados y, sobre todo, magníficamente narrados con la agilidad de un buen periodista, pero también con la profundidad que permite un reportaje extenso y, no podía faltar, con un buen sentido del humor cuando el tema lo requiere.

Al final de la lectura se acaba con la idea de que hay que ir a conocer muchos de esos lugares y, como es mi caso, si algunos ya se conocen, hay que volver para verlos con otra mirada.

Tengo que reconocer que he tenido este libro varias veces en las manos en la librería y me daba un poco de pereza; encontraba que eran muchas páginas para un territorio tan reducido. Un error. No sobra nada, al revés, he echado en falta un mapa más detallado que el que se ha incluido en esta edición y, sobre todo, unas cuantas fotos y algo de la bibliografía utilizada.

Una lectura muy recomendable de la que se sale entre otras cosas con una visión bastante completa de cómo son las gentes de ese territorio.

Hay una reseña muy completa de Juan Ignacio Pérez Iglesias en juanignacioperez.net.

Ander Izagirre, Vuelta al  país de Elkano.

 

jueves, 25 de mayo de 2023

Nostalgia y rojipardismo


Reconozco que se me pasó este libro en su día y que lo he conocido por la mención que de él hace Elizabeth Duval en Melancolía, eso sí, con el siguiente comentario no demasiado favorable: “Posturas así (se refiere a una dirigente del partido alemán  Die Linke y su postura ante la inmigración o el COVID) han sido quizá caricaturizadas en libros como el español Neorrancios (…) Las simplificaciones que cada bando hace del otro incurren en el pecado de tomarse demasiado en serio a sí mismas”. (p. 124)

Bien, lo importante es que gracias a esto he podido leerlo porque es un tema que me interesa bastante sobre todo desde que he leído artículos y libros de Steven Forti, uno de los mejores especialistas en la extrema derecha y en el rojipardismo.

En este Neorrancios, Begoña Gómez como coordinadora ha encargado 11 artículos a diferentes personas que van desde periodistas (3) a filósofos pasando por activistas, politólogos o sociólogos, entre otros, con el común denominador de que todos están en contra del uso que algunos hacen de la nostalgia.

Los cuatro primeros trabajos dan una visión general y se centran para ello sobre todo, y casi exclusivamente, en el libro Feria de Ana Iris Simón, que tanta repercusión tuvo en su momento, y en alguno de los artículos que ha publicado en El País. El resto trata monográficamente varios aspectos de esa nostalgia como: la maternidad, la vuelta al pueblo o la vivienda, o algún tema como  la inmigración, en el que insiste Simón.

Creo que lo que subyace en todos estos artículos lo resumió muy bien Sabina en una de las canciones que más me gustan de él cuando dice: “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”, porque en todos se pone en cuestión lo que se afirma que sucedió, algo que sí pudo pasarle a algunas personas, pero desde luego está muy lejos de lo que les sucedió a muchas otras. De hecho en varios artículos se empieza por contar su propia historia o la de su familia que en un caso incluso coincide con la dedicación de sus padres a la venta ambulante, lo mismo que la familia de Simón.

Un problema que le encuentro al libro es que se centra en exceso en Simón y apenas aporta otros textos, artículos o intelectuales más allá del libro de Daniel Bernabé La trampa de la diversidad, un libro que he leído y comentado en el blog, que me parece interesante, esté o no de acuerdo con varias de sus ideas, y cuyo autor no creo que comparta muchas de las afirmaciones de Simón.

Aunque la cita es algo extensa, voy a reproducir un fragmento que me parece que sintetiza muy bien las ideas de los autores, ideas que en lo fundamental comparto:

 

“Pero ¿de verdad alguien cree que –al menos para la izquierda- han perdido vigencia ideas y valores del pasado como la solidaridad, los lazos sociales o el repudio de la crueldad y la brutalidad? ¿De dónde creen los nostálgicos que nace el impulso por que las personas LGTBI+ tengan derechos? Los nostálgicos acusan a la izquierda contemporánea de haber olvidado las condiciones materiales a favor de las condiciones simbólicas o meramente culturales. Pero ¿ de dónde sale el impulso moral para aprobar medidas materiales como el ingreso mínimo vital y seguir redistribuyendo, más mal que bien, la riqueza a través de los impuestos y el Estado del bienestar?” (p. 39)

 

Para terminar dos breves comentarios. Por un lado, a veces resulta un tanto reiterativo fruto quizá de que los temas pueden ser transversales. Por otra parte, el artículo de Javier Gil, Generación Rent, es de lo mejor que he leído sobre el tema de la vivienda y el boom urbanístico.

Un libro muy interesante, discutible a veces, para debatir, pero desde luego para plantearse determinadas cuestiones, desde la izquierda claro, porque nos estamos jugando el futuro.

 

Begoña Gómez Urzaiz, coord. Neorrancios. Sobre los peligros de la nostalgia.

 

martes, 23 de mayo de 2023

Espectacular inicio de carrera literaria


Realmente esta no solo es una magnífica novela, sino una manifestación más de que estamos ante la eclosión de un grupo de jóvenes escritoras, tanto aquí como al otro lado del Atlántico, que demuestran madurez desde sus primeras obras.

Hace tiempo que veo la portada de este libro en diferentes tuits y siempre con alabanzas de todo tipo. La misma editorial la está promocionando mucho. Después de leerla tengo que decir que no me extraña nada de eso. Bendicho ha escrito un libro muy bien construido y de una gran dureza sin que haya escenas especialmente fuertes, pero en el que la tensión está presente a lo largo de toda la historia.

Esta es sencilla. En una familia que habita en una masía, de la que no sabemos ni el lugar ni el momento histórico, uno de los hijos ha sido asesinado. A partir de ahí, en los 13 capítulos en los que está dividido el libro, los miembros de la familia, padres y tres hijos, el cura del pueblo, la dueña del prostíbulo y su hijo y hasta el propio muerto, nos van a ir contando cómo eran las relaciones entre ellos, qué problemas tenían, cómo era el trato que recibían unos de otros e incluso cómo había sido el que algunos, como por ejemplo la madre, había recibido de sus padres y que relación tenían estos entre sí. En unos momentos se narra en presente y en otros se como hechos que sucedieron.

Como ya se puede deducir por lo anterior todo está plagado de violencia psicológica y también física en algunos momentos, de malos tratos, abusos sexuales, incesto, etc., en un ambiente de miseria y de hambre a veces. Una familia muy cerrada en sí misma en un mundo rural también muy cerrado y agobiante.

Un tema bastante sórdido muy bien reflejado por la autora, quizá con el único problema de que el lenguaje que utilizan los personajes parece mejor que el que deberán tener dada su condición (evidentemente hablo de una obra traducida del catalán, aunque me imagino que la traductora habrá mantenido el estilo). Además, y aquí está para mí el verdadero mérito de esta novela, cada capítulo, escrito siempre en primera persona, va aportando poco a poco información de los distintos personajes y de sus relaciones. Esto puede ser un problema para el lector, desde luego para mí lo sería si no hubiese ido tomando notas desde el principio. Bendicho demuestra con esta construcción un buen dominio de la técnica narrativa pues cada cosa se va conociendo cuando se necesita, cuando parece que es el momento adecuado.

A mí me ha dejado impactado que alguien tan joven, nació en 1995,  sea capaz ya de narrar de esta forma.

Dejo a continuación un ejemplo de esa violencia; en este caso habla la madre de la familia aludiendo a su propia madre:

 

“Yo todavía tenía las manos sucias de tierra, pero tenía ganas de acariciarla y lo hice. Y ella, como un animal herido, como por instinto, dio un paso atrás cuando le acerqué la mano, porque la bestia la había transformado tanto que irreflexivamente me temía a mí, su propia hija. La había magullado tanto que si ahora cierro los ojos a duras penas recuerdo su cara limpia y sus facciones pulidas”. (p. 93)

 

Un libro absolutamente recomendable. Diferente, muy bien escrito y que te mantiene en tensión a lo largo de toda la lectura.

Hay una reseña muy completa e interesante de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com.

 

Nota: Este fin de semana vi la película Suro y ayer mismo acabé de leer el libro Neorrancios. Sobre los peligros de la nostalgia. Me llama la atención esta casualidad porque tanto en la película, que se desarrolla en una masía,  como en el libro se habla sobre le vuelta al pueblo y no siempre como algo especialmente positivo o agradable. Pero este es otro tema del que hablaré pronto en el comentario del libro.

Núria Bendicho Giró, Tierras muertas. Traducción Ana Crespo. 

jueves, 18 de mayo de 2023

Original historia en la Rusia soviética



En enero pasado leí Normas de cortesía que me descubrió a este peculiar escritor estadounidense dotado de una gran creatividad, facilidad narrativa, capacidad de creación de curiosos personajes y de construir diálogos inteligentes. En esta novela hace gala, y de qué manera, de todo ello.

La historia es tan original como insólita: Un conde ruso es condenado a muerte en 1922, pero la condena le es conmutada, gracias a un poema subversivo que escribió diez años antes, por el arresto domiciliario en el mismo  hotel de Moscú en el que vivía, si bien en una habitación mucho más pequeña. Ahí estará hasta 1954 y Towles nos va contando en la novela, en las cinco partes en las que ha dividido el texto, los diferentes personajes con lo que se irá encontrado y, al mismo tiempo, y de vez en cuando, el contexto histórico con los principales acontecimientos que tienen lugar en ese país.

El libro tiene nada menos que 500 páginas con lo que parece que quiere emular a esos escritores rusos por los que siente tanta admiración y a los que cita en múltiples ocasiones a lo largo del libro así como a varios de los personajes creados por ellos. De hecho uno de los amigos del conde se dedica a recopilar y publicar la obra de Chéjov lo que terminará llevándole al destierro en Siberia por negarse a suprimir un fragmento de uno de sus libros.

Esta extensión es, quizá, la mayor pega que le encuentro a un libro que, en general, me ha parecido interesante y muy entretenido. Y hablo de pega porque no todas las historias ni todos los personajes que aparecen tienen el mismo interés. De hecho, cada vez que en la novela aparece Nina, una niña que vive también en el hotel, a lo largo de la primera mitad del libro, o Sofía, hija de la anterior, en el resto del libro, la novela gana en intensidad y sentido del humor. Lo mismo pasa con los trabajadores del restaurante en el que pronto trabajará el conde. Sin embargo, como decía, hay otros cuyas apariciones me parecen innecesarias porque aportan poco a una historia que, por lo demás, es bastante inverosímil (¿se imaginan a un conde viviendo encerrado en un hotel durante más de treinta años la mayor parte del tiempo durante el periodo estalinista?) aunque lo bueno de Towles es que llega a hacer que te metas en la novela y termines dando verosimilitud a una historia así.

Lógicamente el autor va criticando de vez en cuando determinados aspectos de la sociedad que va quedando después de la revolución. Así, por ejemplo, describe cómo cambia a peor el funcionamiento del restaurante por la desidia de los trabajadores, la burocracia que más adelante se impone en el servicio del mismo restaurante, las informaciones de la prensa o, por no ser exhaustivo, cómo en una Asamblea de trabajadores del hotel pasan horas discutiendo por una sola palabra. Obviamente, en las introducciones históricas que hace de vez en cuando también hay las oportunas críticas. No obstante, creo que no es ni mucho menos este el objetivo de la novela ya que, además, no le dedica tampoco demasiado espacio.

Algo que me ha llamado poderosamente la atención es que a lo largo de todo el texto el autor acostumbra a hacer descripciones en las que organiza en grupos de tres los elementos que describe. Un ejemplo, en este caso bastante exagerado, puede ser el siguiente:

 

“Pues no había ni en las habitaciones ni en el vestíbulo ni en el armario de la ropa limpia del segundo piso detalle demasiado pequeño, defecto demasiado insignificante ni momento demasiado inoportuno para recibir la valiosa, puntillosa y seguramente desdeñosa interferencia del Obispo”. (p. 419)

 

Me imagino que es algo buscado seguramente porque aporta un cierto ritmo a los fragmentos, pero la verdad es que hasta ahora no me había fijado en ningún libro en el que se hiciera algo así de una forma tan reiterativa.

El libro alterna momentos realmente buenos, y muy graciosos por cierto, con algunos otros en los que disminuye bastante el interés de lo narrado. Es, por tanto, en mi opinión, un libro irregular aunque hay que reconocer que, tanto por el uso del lenguaje, como por la agilidad de la narración y la enorme capacidad fabuladora de Towles, en general se pasa un buen rato leyéndolo.

Una reseña bastante más favorable con buenas informaciones sobre el argumento en ciberclublectura.wordpress.com.


Amor Towles, Un caballero en Moscú. Traducción Gemma Rovira Ortega.

 

martes, 16 de mayo de 2023

Otro registro de un gran escritor



Vaya por delante mi escaso interés por este tipo de procesos. No seguí el de los atentados de Atocha ni tampoco el que se produjo contra los independentistas catalanes más allá de las informaciones generales de algunos noticiarios, y ello  a pesar de que ambos procesos coparon la información durante meses. Sin embargo, cuando vi este libro de Carrère me lancé hacia él a pesar de que vi de qué se trataba. Sí, lo reconozco, soy un auténtico seguidor fanático de este escritor del que solo un libro, El Reino, me ha defraudado y del que he leído prácticamente todo desde que lo conocí por su libro El adversario.

De los fragmentos de diferentes críticas que la editorial reproduce en la contraportada me quedo con esta de Marc Bassets en El País:

 

“V13 es puro Carrère: el ritmo trepidante, la claridad expositiva, la exploración sin red de los recovecos humanos… Un esfuerzo notorio por ponerse en el lugar del otro. Pese a lo dramático del proceso, hay pocos sentimientos siniestros y mucha humanidad. Y trascendencia”.


La verdad es que es difícil decirlo mejor y con menos palabras. En este fragmento está todo lo que es esta extraordinaria crónica del juicio sobre los atentados en París de 2015 el principal de los cuales se produjo en la sala Bataclan. Un juicio en el que los inculpados fueron todos protagonistas secundarios ya que los principales murieron en el momento de los hechos.

El juicio se llevó a cabo durante nueve meses entre septiembre de 2021 y junio de 2022 y a él asistió el autor como cronista de L’Obs, unas crónicas limitadas a algo menos de 8.000 palabras y que son el origen de este libro que parte de ellas aunque ampliando algunos aspectos de forma que, como el propio Carrère comenta, ha ocupado un tercio más de espacio que los originales.

El libro se divide en tres grandes apartados: Las víctimas, Los acusados, El Tribunal. Estos enunciados ilustran perfectamente el contenido fundamental de cada parte.

Carrère da la palabra tanto a víctimas, como a acusados, abogados civiles (como llaman en Francia a los abogados de la acusación particular), abogados de la defensa y fiscales, pero, además, y sobre todo, cuenta cosas de la vida tanto de algunas víctimas como de algunos acusados y es aquí donde se puede percibir mejor esa “exploración de los recovecos humanos”  y la “mucha humanidad” que menciona Bassets.

Hay momentos impactantes pues, aunque no se regodea en ellos, sí que reproduce algunos fragmentos de declaraciones de víctimas que son difíciles de leer, como por ejemplo la siguiente:

 

“Percibí que la mejilla se me había desgajado entera y me colgaba por la cara. Metí la mano derecha dentro de la boca para recoger los dientes y evitar tragármelos, porque, si no, corría el riesgo de toser y llamar la atención de los terroristas” (Gaëlle)

 

Este apartado que tiene como protagonista a las víctimas es bastante sobrecogedor por lo que narra y por cómo lo hace. No en vano ya al final del libro comenta que nunca estuvo tentado de marcharse de la sala y que el juicio fue: “(…) una experiencia única de espanto, de piedad, de proximidad, de presencia. Tardé en darme cuenta de que la sala de juicio se parece a una iglesia moderna y de que en ella se ha celebrado algo sagrado”. (p. 250)

 

Hay también interesantes reflexiones en las que intenta comprender lo que ha pasado, el porqué ha pasado e, incluso, el contexto de los acusados y sus referencias a lo sucedido en Irak o en Siria.

Algo que me ha resultado muy curioso es el espacio que dedica a hablar del dinero del juicio, de la parte dedicada a indemnizaciones y de la dedicada a los abogados.

Para terminar he de reconocer que me ha resultado difícil seguir la trama en varias ocasiones. Me he perdido más de una vez con los nombres árabes, pero no importa porque no pretendía conocer a fondo lo sucedido sino disfrutar de la narración de un escritor que me parece un verdadero mago.

Evidentemente es un libro que recomiendo más allá del interés que pueda suscitar el tema.

 Emmanuel Carrère, V13 Crónica judicial. Traducción Jaime Zulaika.

jueves, 11 de mayo de 2023

En la Italia de la posguerra


No ha pasado aún un mes desde que comenté La decisión, novela que supuso mi descubrimiento de esta magnífica y muy interesante escritora italiana, y ya estoy comentando la primera que escribió que, según parece, tuvo un gran éxito tanto en Italia como en otros países.

Ambas tienen algunas cosas en común. Así: se basan en hechos reales sucedidos hace tiempo, reflejan realidades duras aunque por distintas razones y están narradas en primera persona por un protagonista que está presente a lo largo de toda la obra.

En este caso la historia se desarrolla en 1946, en una posguerra que fue magníficamente retratada, sobre todo en el cine, por el neorrealismo que me parece que ha sido fuente de inspiración de Ardone al menos en la primera parte de la novela.

Amerigo, un niño de 8 años, nos cuenta en ella cómo era su vida en el sur de Italia; el viaje que le llevó en tren hasta la ciudad de Módena para vivir unos meses con una familia de acogida y cómo vivió esa temporada; y su posterior vuelta a casa para marcharse definitivamente con esa familia que terminó adoptándolo. Esto se cuenta en las tres primeras partes en las que está dividida la novela. En la cuarta, que se desarrolla en 1994, Amerigo vuelve a su lugar de origen por la muerte de su madre y se encuentra con la gente que conoció de niño.

Un resumen tan breve deja fuera muchos aspectos importantes de la novela. El viaje, que hicieron miles de niños y niñas (en la novela irán también, por ejemplo, Tommasino y Carolina, sus grandes amigos), fue organizado por el Partido Comunista como muestra de solidaridad con un sur en  el que había muchas necesidades, si bien las familias que los acogían también tenían sus problemas. Esta solidaridad deja constancia también de las diferencias que siempre han existido en ese país entre el norte y el sur. También trata el tema de las relaciones afectivas ya que la madre de Amerigo -el padre se marchó hace tiempo y no ha dado señales de vida-, no le da el afecto que necesita un niño de esa edad. Por otro lado, está el desarraigo que el protagonista tendrá que arrastrar al menos al principio y que su amigo no podrá soportar y hará que vuelva al sur.

En fin, varios temas importantes que, además, son tratados con la sensibilidad de la que ya dio buena muestra en La decisión e incluso, en este caso,  con cierto sentido del humor en algunos momentos. Si se añade la buena escritura de la autora y su agilidad narrativa, tenemos un libro que merece mucho la pena leer. Se disfruta y también se sufre con los dilemas del protagonista.

En este sentido me parece interesante esta respuesta que da Ardone en una entrevista con Núria Escur en lavanguardia.com.

 

 “¿Qué escena le costó más construir y por qué?

Sin duda el momento en que el pequeño Amerigo regresa a Nápoles con su madre. Siente que su cintura se encoge, como un par de zapatos apretados. Pero en realidad es él quien ha crecido, en todos los sentidos. Lo que le parecía suficiente antes de irse ahora le parece poco o nada. Debe elegir: por un lado su madre, su ciudad, su mundo, y por otro una vida mejor, la posibilidad de estudiar, aprender a tocar el violín, soñar con un futuro. Describir este desgarro fue muy doloroso para mí, como si lo viviera yo misma”.


Habrá que esperar más traducciones de textos de esta escritora napolitana que tan bien cuenta interesantes historias.

Viola Ardone, El tren de los niños. Traducción Maria Borri.

 

martes, 9 de mayo de 2023

Cinco relatos



Claudel ha aparecido en numerosas ocasiones en el blog ya que he leído prácticamente todo lo que se ha traducido de su obra y solo ha habido un libro que me haya decepcionado.

En este caso se publican cinco relatos, tres de ellos inéditos, de los que el autor, en una nota final titulada Al lector, afirma: 

“Todos relatan fragmentos de vidas en un mismo siglo y una misma geografía, y en cada uno de ellos descubrimos poco a poco resonancias que, en virtud del azar o de las coincidencias, lo relacionan con los demás somera o profundamente”. (p. 140)

Resumiendo mucho diría que los temas que tratan serían: La historia de la huida  de un soldado alemán que era vigilante en un campo de concentración. Un señor de 90 años rememora sus inicios en el sexo. Una joven cuida de un anciano en una residencia cinco años después de la reunificación alemana.  La historia de un pintor que existió realmente, pero que el autor reinventa sobre algunos elementos reales. Una niña judía se salva de la muerte y sale de una fosa común siendo recogida por una mujer.

Estos relatos tienen en común que se desarrollan en Alemania y que en todos en algún momento aparece un personaje llamado Viktor aunque no se trata de la misma persona.

En un fragmento de la crítica de Le Monde que la editorial reproduce en la solapa, se dice: “Una intrigante galería narrativa en la que todos los personajes tienen huellas, cicatrices o estigmas de una violencia apenas consciente…”.

Efectivamente, otra cosa que tienen también en común, de una u otra forma, es esa cierta intriga (no se sabe por dónde va a seguir, y/o concluir, la historia que se nos cuenta) y la violencia que no suele ser explícita, pero que sí suele estar detrás de lo que sucede en algún momento en cada relato.

A todo esto hay que añadir la buena escritura de la que siempre hace gala el autor. En este caso, además, utiliza diferentes estilos según el relato.

Por todo ello, es recomendable la lectura si bien me parece menos interesante que bastantes de sus anteriores libros.

Desde otro punto de vista, me ha gustado la metáfora sobre la muerte que emplea el señor de 90 años:

“A mi edad no te mueres de golpe. Eres como una casa a la que le cierran los postigos, la vacían poco a poco de sus  muebles, le cortan primero el  gas, luego el agua y  por fin la luz, para acabar cerrándole la puerta definitivamente y tirando la llave”. (p. 33)

 

Philippe Claudel, Fantasía alemana. Traducción José Antonio Soriano Marco.

 

 

viernes, 5 de mayo de 2023

El inicio de un tríptico


Lo primero que tengo que decir es que he leído este libro porque es el inicio de un tríptico del que me interesa Boulder, la segunda entrega, un libro del que he oído tantos elogios que me da miedo leerlo por si sufro una decepción. De hecho lo he tenido en la mano varias veces en la librería y no ha sido hasta hace unos días cuando me decidí y aproveché para comprar también el que ahora comento. Así pues, puedo decir que en principio se trataría de una lectura “instrumental”.

Me ha gustado y me ha interesado aunque no le haya visto algunas de las virtudes que aparecen en los fragmentos que la editorial reproduce en la solapa.

El libro recoge, en forma de monólogo interior o de fragmentos de diario, las impresiones y reacciones de una mujer joven en diferentes momentos de su vida, tanto de la actual como de su adolescencia e incluso la pre-adolescencia. Unos momentos en los que aparece a menudo cierta tendencia suicida (de hecho el libro comienza con uno de ellos) que no he terminado de entender porque no me parece que responda a lo que nos va contando. Tendencias que, por otra parte, cada vez va elucubrando con una forma diferente de practicarlo: desde una azotea, con pastillas, ante un tren o con una Gillette.

Es una novela corta, apenas 132 páginas, dividida en 38 capítulos también muy cortos lo que le da pie a hablar de muchas cosas: la relación con la madre (¡cuántas novelas escritas por mujeres he leído en los últimos tiempos en los que tratan esta relación y casi siempre con tintes oscuros!), con la hermana o con su amante francesa (en este caso con escenas de sexo muy bien tratadas). También, su trabajo de au pair en Escocia o de profesora de español en Bruselas. Cierta hipocondría por la aparición de un lunar en el abdomen o la confesión de que es una mentirosa.

En definitiva, momentos, retazos de una vida que no siempre encuentro que estén bien articulados en la narración aunque, eso sí, me han mantenido muy atento a todo lo que me contaba. Tiene también a veces sentido del humor aunque este sea más bien negro.

Por otra parte, el libro está bien escrito aunque seguramente hubiera sido mejor leerlo en catalán. En este sentido me ha sorprendido en la traducción ver un “recién” típicamente argentino en unas frases que dice la madre.

En todo caso es un libro que se lee con interés y con gusto.

Para una información más completa recomiendo la estupenda, y muy favorable,  reseña de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com.

 

Eva Baltasar, Permafrost. Traducción Nicole d’Amonville Alegría.

 

jueves, 4 de mayo de 2023

El inicio de una gran carrera literaria



Es obvio que Offutt se ha convertido en uno de mis autores favoritos de los últimos dos años. Lo conocí en diciembre del 2021por Los cerros de la muerte, y el año pasado leí los otros seis libros que se habían publicado. Que no debo de ser un caso muy raro lo demuestra el hecho de que Sajalín acabe de editar la primera novela que escribió en 1997 y que, además, seguro que va a tener el mismo éxito que las anteriores.

Offutt es un escritor muy reconocible tanto por sus temas como por el tratamiento que les da, y en esta primera obra ya están presentes ambos aspectos. Por lo que se refiere a los temas: el mundo rural con sus tradiciones pero también sus problemas, en este caso no solo en Kentucky sino también en Montana; la presencia de la naturaleza con el río, el bosque y los pájaros; etc. Temas en los que se muestra como un gran narrador, con una estructura de la historia muy clara y bien llevada, con unos diálogos que me atrevería a decir que son quizá lo mejor de su obra o al menos de lo más característico, y con unas descripciones tanto de los lugares como de las situaciones que son muy visuales, de tal manera que se va creando en la mente del lector una visón de la historia como si se tratase de un película. Además de todo lo anterior está la gran creación de personajes y, en este caso con un protagonista, Virgil, que se enfrenta a la difícil situación de tener que vengar la muerte de su hermano por la presión que recibe en el pueblo, lo que le llevará a huir a Montana donde le espera otra complicada historia.

Creo que es la obra en la que Offutt hace más alusiones a la política de su país y, curiosamente, todas tienen lugar en la época en que Virgil, ya con el nombre de Joe, pasa en Montana. Allí se encuentra con un grupo de gente que no paga impuestos porque no quieren que el estado gaste su dinero, que enseña a los hijos en su casa porque no quieren que los adoctrinen en la escuela y que de forma larvada a veces y explícita otras son xenófobos y racistas.

Como decía antes, la novela tiene dos partes bien diferenciadas. En la primera que se desarrolla en el espacio habitual en las novelas posteriores, esto es, en un pueblo de la montaña en Kentucky, Virgil se ve enfrentado al hecho de que distintos habitantes le van sugiriendo que siga la tradición y vengue la muerte de su hermano. La segunda se desarrolla en un pueblo también pero del estado de Montana en el que Virgil, ahora Joe, intenta iniciar una nueva vida lejos de su casa y del peligro de ser detenido. Aquí es donde va a conocer a ese grupo radical y otra forma de vida.

La novela se publicó en 1997 y es muy interesante ver cómo ya entonces, y por lo que he visto leyendo el magnífico libro Jesús y John Wayne de Kristin Kobes, desde mucho antes, existía esa mentalidad que a veces se piensa que llega con Trump cuando lo que este hace es aprovecharse de ella para obtener votos.

Reproduzco dos fragmentos del libro que son un buen ejemplo de cómo trata Offutt el tema:

- No reconocemos la autoridad del gobierno federal sobre los ciudadanos particulares.

- No sé si lo entiendo.

- Es muy sencillo, Joe. No nos da miedo defender nuestra libertad. Ahora mismo, la mayor amenaza proviene del gobierno. Washington no quiere patriotas, quiere ovejas. La gente de este país está embotada por los medios. Lo único que quiere es comodidad”. (p 279) 

 “

– Por todo el país la gente está empezando a hartarse del crimen, las drogas y de las escuelas mediocres. Está harta de ver cómo los tribunales dejan libres a los asesinos. Harta de un gobierno que aprueba decretos inútiles sin ton ni son. Saben muy bien lo que tendría que ser América, y para quién ha de ser”. (p. 320)

 

En fin, otro buen libro de este magnífico escritor que, además, en este caso tiene una extensión poco habitual pues pasa de las 400 páginas.

 

Chris Offutt, El buen hermano. Traducción Javier Lucini.

 

lunes, 1 de mayo de 2023

El evangelismo en Estados Unidos



Hace ya mucho tiempo que se oye hablar del avance del evangelismo en Centro y Sudamérica y también de que ello forma parte de una estrategia global por parte de los Estados Unidos en alguna medida para desplazar a un catolicismo que, en muchos de esos países, está muy influenciado por la Teología de la Liberación. Más recientemente acabamos de ver cómo aquí parece que también se quiere aprovechar esta tendencia religiosa con fines políticos, al menos eso es lo que parece que sucede en la comunidad de Madrid con la señora Ayuso.

En este contexto resulta muy interesante conocer qué es ese evangelismo y cuáles son sus propuestas.

Kobes Du Mez es profesora de Historia y de Estudios de Género y “su investigación se centra en la intersección de género, religión y política”, como informa la editorial en la solapa de libro. Esto se nota y mucho a lo largo de las más de 400 páginas que tiene el libro. Kobes realiza una descripción exhaustiva, detallada y, quizá demasiado prolija, sobre la ideología de esta tendencia religiosa en los últimos ochenta años más o menos.

Varios de los dieciséis capítulos en los que está dividido el texto se centran en periodos presidenciales como pasa con Reagan, Clinton, Obama o Trump. Otros en personajes como Oliver North, en grupos como Promise Keepers o en aspectos como la penetración en el ejército, el papel de la mujer o en el antiislamismo. Eso sí, siempre centrándose en los escritos de una serie de personajes clave en el desarrollo de las diferentes versiones del evangelismo, personajes que, por cierto, al menos a mí me resultan absolutamente desconocidos.

Este hecho, el basarse casi exclusivamente en esos escritos, resulta algo decepcionante porque es difícil ver la verdadera importancia que tienen. Es cierto que se dan de vez en cuando cifras de venta de algunos libros pero que, claro, no son fáciles de interpretar teniendo en cuenta que se trata de un mercado de más de 300 millones. Además, cita gran cantidad de libros cuyas aportaciones son prácticamente iguales y las diferencias son tan de matiz que interesan poco a un lector como yo. En todo caso, impresiona la cantidad de escritores que han dedicado multitud de libros a explicar la “doctrina” y las consecuencias que tiene para la sociedad.

Aunque en cada época o momento histórico se ha hecho hincapié más en uno que en otro aspecto, las principales líneas ideológicas y sus efectos han sido principalmente: Anticomunismo, militarismo, nacionalismo cristiano blanco, familia tradicional, antiaborto, homofobia, papel subordinado de la mujer, machismo o masculinidad, héroe, Cristo guerrero, pureza moral, patriotismo, feminidad sexualizada. Es decir, todo un conjunto de ideas y comportamientos que son los de la extrema derecha que es lo que en definitiva se ha convertido esa tendencia religiosa que abarca grupos evangélicos (no todos porque también menciona, aunque de pasada, la existencia de grupos progresistas dentro del evangelismo), pentecostales, bautistas del Sur, etc., grupos de los que la autora no explica, ni falta que hace, qué es lo que los diferencia.

El libro es muy interesante sobre todo para quienes, como es mi caso, desconozcan esta ideología. Además, hay aspectos concretos que llaman la atención como, por ejemplo, la infiltración en el ejército sobre todo a partir  del “caso” Oliver North, los cambios que se produjeron a partir del fin de la Guerra Fría o la relación de esta ideología con el papel de la enseñanza en casa (algo que hacen cientos de miles de familias).

Desde otro punto de vista es curioso el papel que tuvo en su día la figura de John Wayne y, posteriormente, la de Mel Gibson tanto por su película Braveheart como, sobre todo, por La pasión de Cristo.

Para finalizar, reproduzco un fragmento que es una buena síntesis de cómo funcionan en la actualidad:

 

“Muchas de las nuevas ortodoxias son más sutiles. La autoridad masculina, el militarismo, y la subordinación sexual y espiritual de las mujeres simplemente forman parte del aire que respiran los evangélicos desde hace décadas. En las catequesis y escuelas bíblicas de vacaciones, los niños aprenden a ser superhéroes para Cristo y las niñas a ser bellas princesas. Los alumnos cantan que son soldados del ejército del Señor mientras desfilan en formación. En los grupos parroquiales juveniles, se entrena a los niños en el manejo de armas y arcos, y se enseña a la niñas a maquillarse, comprar y decorar tartas.” (p. 389-390)

 

Un libro muy recomendable, máxime teniendo en cuenta que, como decía antes, poco a poco también el evangelismo va adquiriendo importancia en nuestro país formando parte del auge general de la extrema derecha.

Hay dos buenas reseñas: la de Octavio Salazar en eldiario.es y la de Ángel Munárriz en infolibre.es, esta última, muy completa, abarca todo el fenómeno y no solo este libro.

 

Kristin Kobes Du Mez, Jesús y John Wayne. Cómo los evangélicos blancos corrompieron una fe y fracturaron una nación. Traducción Gemma Deza Guil.