viernes, 27 de noviembre de 2020

Más sobre el poder en España


Hace apenas un mes hacía el comentario del libro La distancia del presente en el que el periodista Daniel Bernabé analizaba los últimos diez años de la política y la economía española organizando dicho análisis en forma cronológica. El libro del también periodista Alberto Lardiés, publicado un año antes que el de Bernabé, analiza prácticamente lo mismo pero organizado en forma temática.

Dice el autor al iniciar el Epílogo:

 “Este no es un libro optimista. No puede serlo, porque aborda las grandes carencias de una democracia, la borbónica, necesitada de urgentes transformaciones para devolver la soberanía plena a los españoles y acabar con los insultantes privilegios de las elites políticas y económicas, cuyas conexiones resultan tan escandalosas (…).  El blindaje de la corona como epicentro del régimen del 78, el nepotismo de los grandes partidos para colocar a sus amigos en la Administración, el manejo del dinero público en beneficio de los intereses de unos pocos, el capitalismo de amiguetes que pervierte los organismos reguladores, los chanchullos para regalar títulos en las universidades, las resistencias a los cambios legislativos, la progresiva putrefacción de las instituciones o la pervivencia de las puertas giratorias conforman un diagnóstico poco halagüeño”. (p.  325)

 He reproducido una cita tan larga porque recoge muy bien los principales contenidos de un libro que está dividido en 15 capítulos con títulos tan claros y expresivos como: La Transición: renuncia, mitos y consecuencias; El blindaje de la Corona y otros pactos de PSOE y PP;  El enchufismo como costumbre; El rescate bancario y otras malversaciones; Los corruptos, los corruptores y los delatores; El capitalismo de amiguetes; La crisis de los medios y la salvación de Prisa, etc.

En una interesante entrevista de Marta Nebot publicada en publico.es dice Lardiés  que su libro es apto para: "desde el más marxista hasta el más liberal, porque en cualquier caso solo denuncio que las cosas no son justas y la justicia la queremos todos". Tiene aquí una parte de razón porque, efectivamente, denuncia una serie de comportamientos y situaciones que se pueden criticar desde cualquier ideología y posición política aunque también es cierto que ha sido desde determinadas posiciones de izquierda desde donde más se ha hecho. Tan es así que el mismo autor utiliza el término casta, acuñado en Italia, para definir a determinados grupos.

Lardiés no nos presenta un libro de investigación primaria, sino una magnífica síntesis de lo que ha pasado y sigue pasando en España con las conexiones entre política y economía y, por lo tanto, sobre el reparto del botín que menciona en el subtítulo del libro.

Lo hace, además, con una gran agilidad narrativa, sin abuso de cifras (apenas las imprescindibles), ni de nombres (solo los más relevantes), pero sin dejar fuera ninguno de los casos importantes en los distintos aspectos del reparto ni tampoco, y esto es fundamental, ninguno de los grupos políticos protagonistas en el mismo. No hay informaciones nuevas; creo que todo lo que cuenta ha sido publicado anteriormente, bastante por cierto en medios en los que ha trabajado el propio Lardiés como consta en varias notas a pie de página. Sin embargo, visto así todo junto, bien organizado y ordenado, deja en el lector la sensación de que vivimos en un país que necesita un cambio muy radical de elites algo, por otra parte, realmente difícil de conseguir y de ahí el poco optimismo que se desprende de su lectura.

Un breve inciso: Ayer estuve viendo el premiado documental El silencio de otros que, aunque trata un tema tan diferente como el de la memoria histórica, deja sin embargo una sensación muy parecida y una reflexión también en la línea de qué tipo Transición hicimos para que a estas alturas tengamos que estar aún con estos temas.

Evidentemente, son el PSOE y el PP los verdaderos protagonistas de un  libro que en el fondo no deja de ser un cuestionamiento, otro más, de cómo se hizo la tan traída y llevada Transición, y de cómo eso ha infectado tantos aspectos de la realidad social y económica del país.

En el texto no hay nada que tenga desperdicio, todo es magro, pero hay algunas cosas que me han llamado más la atención y alguna me ha sorprendido porque desconocía su misma existencia. Así: el capítulo dedicado al enchufismo creo que es fundamental para ver cómo han actuado ambos partidos a lo largo del tiempo; en el que se habla del plagio de la tesis de Sánchez me parece muy interesante lo que se cuenta sobre la actuación de El País y, finalmente, ha sido un descubrimiento para mí la existencia del, creo que hoy ya desaparecido, Consejo Estatal de la Competitividad que: “Era el foro donde los empresarios más importantes y poderosos del país, aunque por mera lógica debían tener algunos intereses contrapuestos, intentaban marcar la línea a seguir al Gobierno de turno, se reunían con Juan Carlos I para sacar tajada de sus relaciones internacionales y sugerían qué se debía hacer con determinados medios de comunión o periodistas”. (p.  161)

Aquí aparece otro elemento fundamental, aunque menos tratado en el libro, que es el papel de los medios de comunicación, para mí uno de los grandes responsables de las diferentes ocultaciones y de las manipulaciones que sean necesarias para defender a los poderosos.

En fin, un libro del que se puede escribir largo y tendido porque de cada capítulo se pueden extraer lecciones; un texto escrito con gran claridad, llamando a las cosas por su nombre; un texto que se lee con mucho interés y del que es difícil desprenderse. En resumen, una lectura muy instructiva y recomendable.

Por cierto, el título del libro creo que es un gran acierto porque define muy bien el sistema en el que vivimos.

 

Alberto Lardiés, La democracia borbónica. De cómo las elites se reparten el poder y el botín.

 

 

 

 

 

 

lunes, 23 de noviembre de 2020

Una curiosa historia

Se trata de un libro enormemente original y curioso por los personajes que en él aparecen. Los “viejos creyentes” son un grupo de creyentes que surgió de un cisma que se produjo en la iglesia rusa en el siglo XVII. De los que habla el libro son una familia que huyó en 1928 o 29 y se refugió en un apartado lugar de Siberia, alejados de cualquier población -la más cercana está a 200 kilómetros-, instalándose en plena taiga. Al principio fueron varias familias, pero pronto solo quedó la familia Lykov compuesta por el matrimonio y cuatro hijos, la última, Agafia, la única que aún vive, nacida en 1944.

En 1978 fueron “descubiertos” por un grupo de geólogos que iniciaron una serie de trabajos en la zona.  Desde 1982 hasta 1991, el periodista Vasili Peskov les visitó principalmente en el verano y en algún caso en otoño. En el libro se narran dichas estancias con una previa y extensa introducción en la que recoge informaciones de un etnógrafo ruso que los había visitado. También explica detalladamente en qué consistió el cisma del siglo XVII,  algo que visto desde hoy resulta bastante chocante pues se trataba de aspectos meramente rituales tales como: si había que santiguarse con dos o tres dedos, en qué dirección había que hacer las procesiones y cosas por el estilo. Además de lo mencionado, hace también un breve retrato de los seis miembros de la familia. A cuatro no los llegó a conocer pues la madre murió en 1966 y tres de los hijos en 1981 por lo que se basa en lo que le contaron tanto el etnógrafo como los geólogos. Para el padre y la hija sí utiliza sus experiencias personales.

Volviendo al origen, el caso es que se formó un grupo, los llamados “viejos creyentes”, que decidió vivir siguiendo las tradiciones de forma que llegaron al siglo XX viviendo prácticamente con los mismos elementos con los que se vivía dos siglos antes. En el caso de esta familia, además, durante más de cuarenta años al margen de cualquier contacto externo y en  un lugar donde las condiciones del clima son muy extremas.

El libro tiene pues un evidente interés etnográfico, pero también me ha gustado mucho la relación que se establece entre el periodista y los dos miembros de la familia, al igual que un personaje, Yeroféi, un geólogo que toma a la familia bajo su tutela y les facilita muchas de las cosas que van necesitando una vez que entran en contacto con algunos elementos actuales como, por ejemplo y muy principalmente,  la sal de la que habían carecido a lo largo de todos los años de aislamiento.

En poco tiempo he visto una serie que tenía como protagonista una familia menonita canadiense y una película que se desarrolla en una aldea amish de Estados Unidos, por lo tanto estoy relativamente acostumbrado a gente que vive como hace dos siglos. Sin embargo, en ningún caso su comportamiento es tan radical como el de estos creyentes rusos que tan bien retrata Peskov.

Por la disposición cronológica y estar todos fechados entre 1982 y 1991 da la impresión de que se trata de los artículos que escribió para la revista en la que trabajaba en esos años. Además, muchos lectores le enviaban dinero para que les comprase algunos productos (gollerías, según el autor) y en algunos artículos cuenta qué es lo que les había llevado gracias a esas aportaciones de los lectores.

Es difícil destacar algún momento, pero creo que la descripción de los trabajos de Agafia para cambiarse de isba resulta particularmente impresionante.

En todo el texto se manifiesta la admiración que sintió Peskov por la pareja y, a medida que fue tratándolos más, hasta el cariño. Siempre estaba atento a sus reacciones y las transmite con mucha fidelidad. Además, la narración es muy fluida y se pasa un magnífico rato con su lectura.

Para un ateo convencido y un anticlerical militante como yo, resulta especialmente curioso leer sobre este tipo de comportamientos tan basados y al mismo tiempo sometidos a una religión, pero en cualquier caso impresiona la lucha por la supervivencia en condiciones tan difíciles y sin cambiar de forma de pensar ni de actuar.

Un libro muy recomendable y un ejemplo más de la buena política de publicaciones de la editorial Impedimenta.

Solo una pequeña crítica: el libro contiene una serie de fotografías que, seguramente en el mismo original, no se ven demasiado bien lo que es una pena porque aportan buenas informaciones.

 

Vasili Peskov, Los viejos creyentes. Traducción Marta Sánchez-Nieves.

 

 



 

lunes, 16 de noviembre de 2020

Releyendo a un clásico

“Volver a Roth es como volver a casa de forma periódica, como ir a un balneario de letras en el que las aguas tranquilas sanan heridas de otras prosas. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La tela de araña.

 Así empieza la reseña publicada en entremontonesdeibros.blogspot.com y no se me ocurre una forma mejor para empezar mi comentario.

Roth es el segundo autor que aparece en la sección que dedico en el blog a mis autores favoritos, por eso a la hora de releer es uno de los primeros en los que he pensado, porque, efectivamente, “sana las heridas de otras prosas” y hay que volver de vez en cuando a él porque tiene muchas cosas que contar y las cuenta extraordinariamente bien.

Este es el primer libro que escribió aunque como tal no se publicó en un solo volumen hasta 1967, es decir, hasta casi treinta años después de su muerte. En 1923 se publicó por entregas en un periódico alemán. De hecho el libro, a pesar de ser una novela corta -apenas138 páginas-, está dividido en 30 capítulos de una extensión bastante similar. Esta estructura creo que lastra un tanto algunos de sus capítulos que se quedan demasiado cortos cuando el tema o la escena daban para más.

La historia de su protagonista, Theodor Lohse, es una historia bastante típica en esos difíciles años. Sale del ejército, se pone a dar clases particulares al hijo de un acaudalado judío, entra en una sociedad secreta en la que le obligan a abandonar las clases, denuncia a un amigo, monta su propia guardia personal para reventar mítines de la izquierda o defender a un barón de sus jornaleros, vuelve al ejército como teniente, se casa con una joven da clase alta,…

Todo ese recorrido le sirve a Roth, que por esa época estaba cerca del pensamiento socialista aunque luego se convertiría en un monárquico conservador, para hacer una fuerte crítica de su sociedad, del antisemitismo que se atisbaba, de las diferencias sociales que había y, sobre todo, para describir cómo iba surgiendo y organizándose un movimiento de extrema derecha que primero daría el putsch en Munich (de hecho sucedió cuando aún no estaba concluida la publicación de la novela) y terminaría llegando al poder en Alemania en 1933, año en que, por cierto, Roth se exilió en Francia, más en concreto en París conde murió en 1939.

Desde luego hay que reconocerle un cierto carácter visionario y, al mismo tiempo, una buena descripción de los ambientes en los que se fraguó el movimiento y del tipo de personajes que se acercaron a él.

Desde otro punto de vista, ya se adivina el buen escritor que sería. Conciso, con frases cortas pero muy precisas, huyendo de lo anecdótico y yendo al grano y en este caso con momentos de un cierto expresionismo en un par de capítulos.

Es una buena novela para iniciarse en el conocimiento de la obra del autor aunque, obviamente, no sea su mejor libro. En cualquier caso creo que es uno de los autores que serán considerados clásicos, si es que no lo es ya.

He puesto las imágenes de la edición que tengo, pero también de la que ha publicado la editorial Acantilado que es la que se puede encontrar en las librerías.

 

Joseph Roth, La tela de araña. Traducción Javier Orduña.

 



 

jueves, 12 de noviembre de 2020

Mucho más que una biografía


Conocí a Grossman primero de forma indirecta a través del libro de A. Beevor en el que este comenta sus escritos sobre la batalla de Stalingrado. Luego he tenido ocasión de ir leyendo la mayor parte de lo traducido hasta que, al fin, el año pasado me atreví con Vida y destino, sin lugar a dudas su mejor trabajo y creo que una de las grandes novelas del siglo XX. Es un magnífico escritor y, además, alguien comprometido en un país en el que no era precisamente fácil decir las cosas que él escribía.

El libro de Popoff hace honor a los dos términos de su título, pues si por una parte se trata de una biografía de Vasili Grossman, por otra, queda magníficamente reflejado lo que pasaba en el país lo que ayuda también a comprender mejor la obra del escritor.

Esta segunda característica hace que sea un libro que pueda interesar también a aquellos que no conozcan demasiado la obra del biografiado, pero que sí tengan curiosidad por saber lo que pasaba en la Unión Soviética sobre todo en la época estalinista, que es en la que transcurre la parte fundamental de la vida de Grossman ya que nació en 1905 y murió en 1964.

En el libro se dan muchas y muy variadas informaciones sobre el personaje: la buena relación que tenía con su padre, sus estudios de ingeniero de minas, los diferentes trabajos que realizó antes de centrarse en el periodismo y la literatura, sus relaciones amorosas y, desde otro punto de vista, la rapidez con la que escribía haciéndolo además a mano aunque era más lento pensando, la atención que prestaba a los detalles, etc.

También muestra a partir de datos que ofreció el propio Grossman algunos de los problemas de la gente como, por ejemplo, los bajos salarios que se pagaban a los que trabajaban en las minas o las enormes dificultades para conseguir vivienda. Por otro lado, da mucha información sobre la persecución de los judíos tanto entre 1936 y 1938, periodo en el que incluso fue detenida Olga que era su mujer en ese momento, como entre 1948 y 1949. Este es uno de los temas recurrentes en el libro ya que Grossman colaboró muy activamente en la elaboración del Libro Negro, un texto en el que se recogen con todo detalle estas persecuciones.

Popoff va contando los diferentes momentos en la vida del escritor y a medida que este va publicando artículos y libros los va comentado. De hecho hay capítulos enteros dedicados a alguno de ellos como pasa con Vida y destino y Todo fluye. También relaciona algunos de las personas que se va encontrado Grossman en su vida con personajes de alguno de sus libros, sobre todo con los de Vida y destino. Tengo que reconocer que yo todo esto me lo pierdo porque no soy capaz de recordar a esos personajes, pero creo que puede ser interesante para quienes sí los recuerden.

Son muchas las informaciones de todo tipo que se cuentan en un libro que tiene 439 páginas en una edición en formato grande. Informaciones que en algún caso, aunque pocos, son quizá demasiado prolijas, pero imagino que la autora las considera necesarias para conocer mejor al personaje o el contexto.

Estamos ante un libro en el que Stalin sale, una vez más, malparado algo lógico teniendo en cuenta lo que supuso de sufrimiento su gobierno para una parte importante de los habitantes del país. Por eso impresiona tanto lo que cuenta la autora sobre la  reacción popular a su muerte y la popularidad de la que goza hoy en día, tal y como la relata en el Epílogo. Claro que estamos hablando de un país en el que en las elecciones Putin arrasa como no sucede con ningún gobernante en occidente; esto es, en un país bastante peculiar en el que su pueblo pasó de la servidumbre a los nobles y al zar al sometimiento a una forma de estado dictatorial como pocas en la historia.

Son muchas las cosas buenas que se pueden decir de este libro que, además, está magníficamente escrito y que se lee con gran facilidad por la fluidez de la prosa de la autora. Es un estudio muy completo de la obra de Grossman y de las vicisitudes por las que pasaron varios de sus textos para ser publicados e, insisto, un buen compendio del transcurrir de ese país durante algo más de la primera mitad del siglo pasado.

Muy recomendable;  ya lo tengo en la lista de los mejores que he leído en 2020.

 

Alexandra Popoff, Vasili Grossman y el siglo soviético. Traducción Gonzalo García.

 

 

martes, 10 de noviembre de 2020

Releyendo



 En esta nueva política que me he marcado de ir recuperando libros que me gustaron en su día, le toca el turno a este de un escritor del que hace unos meses también releí, aunque en ese caso por otra razón, La cuarta espada, algo que precisamente me ha venido muy bien haber hecho antes de volver a leer Abril rojo. Esto es así porque esta novela, que es un thriller político, la escribió Roncagliolo en 2006 y al año siguiente publicó el otro libro citado que es un texto a medio camino entre el ensayo, el reportaje y el estudio histórico-político sobre Sendero Luminoso, el grupo que aterrorizó a la sociedad peruana durante unas serie de años y que está en el trasfondo de esta novela.

Con ella obtuvo el autor el Premio Alfaguara de novela 2006 entre otras cosas porque:

“El jurado destaca la eficacia expresiva, la fuerza dramática y la originalidad en el tratamiento de un tema político con las peripecias de una novela negra que arrastra y conmueve al lector desde la primera página”. 

En esa nota del jurado del premio están las claves del porqué esta novela atrapa tanto. Por un lado, el magnífico uso que  hace del lenguaje y por  la buena construcción de unos diálogos muy creíbles y ajustados a quienes hablan. Por otro lado, por el tratamiento que da a Sendero Luminoso lejos del maniqueísmo tan habitual al tratar este tema. En este sentido es especialmente destacable el interrogatorio a un preso del grupo que, parece ser, reproduce uno real y que es uno de los momentos culminantes del libro.

También hay que destacar la creación de un protagonista muy singular en la figura del fiscal Chacaltana, alguien muy persistente, legalista hasta el exceso por respeto a la burocracia, sin grandes aspiraciones, tímido y que fue abandonado por su mujer por carecer de ambiciones. Este fiscal se enfrentará a unos crímenes bastante horrorosos.

La novela le da pie al autor para reflejar a una sociedad en una época conflictiva y también para informar de algunos aspectos del grupo terrorista.

Una de esas novelas que se lee de un tirón. Después de leerla por primera vez he seguido la carrera del autor y he leído lo que se ha publicado en España y todo me ha interesado y gustado. Es un autor en el que la violencia, y no solo la de origen político, juega un papel importante en sus libros, pero sabe tratarla muy bien.

Para una información más completa hay dos buenas reseñas: la de Santi en unlibroaldia.blogspot.com y la de Noé Cárdenas en letraslibres.com.

 

Santiago Roncagliolo, Abril rojo.

 

 

 

martes, 3 de noviembre de 2020

ANDAMIO

 

Tal y como está el tema con la pandemia, las películas las he visto en casa. Dos son antiguas, pero ha merecido la pena volver a verlas. Las series responden, como suele ser habitual, a muy diferentes procedencias y géneros

En general, ha sido una buena temporada desde la última entrega aunque siguen faltando esas series que hacen época.

 

Películas

 

Ciudad de vida y muerte. Vuelvo a ver esta película china de 2009 y me impresiona como la primera vez. Narra en un extraordinario blanco y negro la toma de Nanking por las tropas japonesas en 1937 y la posterior matanza que produjeron (se habla de 300.000 muertos). No ahorra escenas realmente escalofriantes en las que a veces se hace difícil seguir mirando la pantalla. Una gran película que fue bastante premiada en su momento.

 

El juicio de los 7 de Chicago. Una película de Aaron Sorkin con lo bueno y lo menos bueno de este guionista y director. Cuenta el juicio contra siete participantes en los enfrentamientos entre manifestantes contra la guerra de Vietnam y la policía en 1968. Muy buenos diálogos en general con algún momento demasiado “épico” algo que, por otra parte, suele ser habitual en este tipo de películas. Una vez más tenemos un ejemplo de cómo en ese país es donde más y mejor se hace crítica política desde el cine.

Por cierto, hay varios momentos en que recuerda el juicio a los dirigentes del procés.

 

Escuadrones de la muerte. La escuela francesa. Película documental francesa de 2003. Narra y explica los orígenes franceses del sistema represivo, incluyendo la tortura, que primero practicaron en Argelia y luego fueron “exportando” a los países sudamericanos. Extraordinario por muchas motivos, pero sobre todo porque entrevista tanto a militares franceses como chilenos y argentinos, que fueron los que crearon y/o pusieron en práctica esos sistemas, que no se cortan al contar lo que hicieron e incluso alguno se regodea en ello. Trae malos recuerdos y es duro de ver a veces pensando en lo que sucedió, pero tal y como se está poniendo hoy el mundo es muy recomendable.

 

 Series

 

Dead to me. Serie estadounidense de 10 episodios de media hora cada uno. Entre la comedia y el drama sin saber muy bien qué camino coger. Buenas interpretaciones, pero un guion tremendamente desigual que alterna algunos buenos momentos con otros perfectamente desechables. Hay segunda temporada.

 

Quiz.¿Quiere ser millonario? Miniserie británica de solo tres episodios de algo más de 45 minutos. Basada en un caso real de principios de siglo en el que se produjo una supuesta manipulación en el conocido concurso. Un guion magnífico y unas estupendas interpretaciones dejan con la duda de qué es lo que realmente sucedió. Muy entretenida.

 

Ratched. Serie estadounidense de 8 episodios de entre 45 y 60 minutos. Es una serie difícilmente clasificable. Tiene elementos de trhiller, de cine gore, de drama, pero no es ninguna de estas cosas. Además, el diseño de producción es muy diferente a las series habituales. Un empleo permanente de colores muy vivos y poco naturalistas y un vestuario también en la misma línea hacen que sea visualmente muy espectacular. La historia se desarrolla entre 1947 y 1950 en un hospital mental de California. Un guion un tanto cambiante, pero en el que queda clara una defensa de la homosexualidad, una fuerte carga crítica a determinada forma de hacer política y un alegato contra la pena de muerte. No sé si veré la previsible segunda temporada.

 

Kielergata. Serie noruega de 10 episodios de unos 45 minutos cada uno. Parece un thriller típico por su comienzo, pero no lo es. Está más en la línea de alguna serie británica que se dedica a reflejar la forma de vida en un pueblo pequeño y los problemas familiares de algunos habitantes. Eso sí, tiene detrás un fondo un tanto inquietante. Momentos buenos y otros un tanto densos y pesados. Realmente prescindible.

 

Detlev Rohweder. Un crimen perfecto. Miniserie documental alemana de cuatro capítulos de unos 45 minutos de duración cada uno. El tema principal es el asesinato en 1991, sin resolver aún, del hombre de negocios alemán al que se le encargó organizar el proceso de cambio económico de la Alemania Oriental una vez producida la reunificación alemana. Sin embargo, creo que lo más interesante no es el aspecto criminal sino todo lo que muestra del final de la RDA y de los inicios de la reunificación. Es muy interesante ya que intervienen varios personajes que tuvieron papel protagonista en la época aunque, en este aspecto, hay una serie de fallos en la edición para España porque no se han traducido los cargos que ocuparon y eso hace que se pierdan cosas.

 

Antidisturbios. Me ha costado decidirme, pero al final la he visto. Magnífica miniserie española de seis episodios de unos 45 minutos cada uno. Buen guion y puesta en escena y sobre todo muy buenas interpretaciones que es lo que a mí me aleja de las series españolas. Se ve la mano de un gran director como demostró ya en El reino. Ha habido opiniones bastante divergentes sobre el fondo de la serie. Es cierto que humaniza a los protagonistas aunque yo veo ahí unos de los principales aciertos de la serie: evitar el maniqueísmo que se podría haber producido con un tema tan difícil. Si fuese una producción de los Estados Unidos nada de esto se discutiría, allí lo ponen todo en cuestión sin problema, pero aquí no existe esa tradición. Muy recomendable.

 

Upright. Serie australiana de diez capítulos de menos de 30 minutos. Una estupenda comedia con algún tono dramático o melodramático. Auténtica road movie en la que un músico quiere trasladar un piano vertical desde Sydney hasta Perth, es decir, a lo largo de más de 3.000 kilómetros. Enseguida le acompañará una joven de 16 años y les pasará un poco de todo. Divertida y tierna.

Otro magnífico periodista

 

Hasta este libro desconocía a Reparaz; a partir de ahora me comprometo a seguirlo de cerca. Es un periodista de la estirpe de Mikel Ayestaran y Xavier Aldekoa, es decir, gente joven, comprometida con aquellos sobre los que escriben, con gran facilidad para narrar las historias y, por encima de todo, con una gran sensibilidad para captar el sufrimiento humano.

Reparaz ha escrito un extenso texto sobre algunos aspectos de la realidad de los Estados Unidos centrándose fundamentalmente en el racismo y la gran división que se ha producido, y lo sigue haciendo, entre los blancos y el resto de la población.

En muchos momentos me ha recordado a El color de la justicia, el espléndido libro en el que Michelle Alexander explica con todo tipo de datos y gran precisión, no en balde se trata de una abogada, cómo se ha llegado a esta situación y, sobre todo, cómo no se trata de una casualidad. Reparaz no entra lógicamente en los problemas jurídicos sino en los aspectos sociales.

El libro está dividido en cuatro capítulos. Hay una Introducción, El viaje, en la que hace un resumen del planteamiento del racismo tal como está y funciona hoy.

El segundo, Baltimore, lo inicia con el asesinato en 2015 de un negro, Freddie Gray, por la policía. A partir de ahí va tratando diferentes temas siempre con una referencia al tema central Así, describe lo que supuso en su día el Café Society; explica lo que él llama  El Gran Arácnido; narra los episodios de limpieza étnica que tuvieron lugar en 1919 con Woodrow Wilson de presidente; y recoge las críticas que se hacen a la equidistancia de Obama.

En el tercero, Trumpistán, no habla solo ni siquiera principalmente del presidente aunque sí plantea si se trata de alguien racista. Es un capítulo curioso porque en él hay bastante espacio dedicado a temas como: la corrupción del partido demócrata que trabajó para favorecer a Hillary Clinton en su enfrentamiento con Bernie Sanders; la comparación entre la llegada al poder de Nixon y la de Trump; la línea que se continúa de MacCarthy a Hoover y Roy Cohn (antiguo asesor de D. Trump con gran influencia en cómo es y piensa hoy); y sobre todo el extenso espacio que dedica a gente tan interesante como Bob Dylan, Pete Seeger y Woody Guthrie.

La tercera parte, Charlottesville, vuelve a estar centrada en un suceso violento como fue el atropello que perpetró en 2017 un supremacista blanco lanzando su coche contra una manifestación. A partir de ese hecho dedica bastante espacio a hablar sobre el supremacismo blanco, el orgullo sureño y los grupos paramilitares que se han ido creando; también de los Antifa surgidos para contrarrestar a los anteriores; de la separación de los niños en la frontera e incluye también  una corta pero jugosa reflexión sobre el periodismo. En este capítulo quiero destacar la magnífica recreación tanto del atentado como del juicio posterior al causante del mismo; son dos relatos con una técnica algo distinta al resto del libro y en la que demuestra grandes dotes para narrar creando una tensión que atrapa al lector.

Reproduzco dos fragmentos que me parece que sintetizan muy bien dos de las ideas del libro:

“Mosby llegó a la misma conclusión a la que han llegado miles de abogados a favor de los derechos civiles desde antes de la lucha contra la segregación: el sistema de justicia en Estados Unidos está blindado. Es un búnker de hormigón armado construido por y para la supremacía blanca en el que no hay resquicios legales posibles. Protegidos dentro de ese búnker, los miembros de los cuerpos policiales son intocables”. (p. 149-150) (Mosby es la fiscal del caso de asesinato de un negro que, finalmente, retiró los cargos contra los policías). 

"En pleno siglo XXI, los medios –en su calidad de creadores de opinión- siguen teniendo una responsabilidad crucial en hacer algo aceptable o condenable para la mayoría. La narrativa siempre acaba imponiéndose a los hechos, en términos lakoffianos, al crear marcos y metáforas fácilmente comprensibles para todos

.(…)

Lo que menos importa es si esos marcos se ajustan a la realidad. Porque la realidad tiende a ser demasiado complicada, llena de matices y contradicciones. Por eso los medios –no todos, aunque cada vez son más los que se deslizan por esta senda- simplifican el mensaje, renunciando a explicar la complejidad, “dando las claves más importantes” en unos pocos caracteres o en clips de veinte segundos”. (p. 270) (Viene a cuento porque Trump afirmaba que “también hay buena gente” entre los supremacistas blancos después del atentado de Charlottesville).

En fin, un libro tremendamente interesante y que cuesta trabajo dejar de leer porque en cada página hay buenas informaciones. Además, está muy bien escrito. Sin duda será uno de mis libros del año. Solo le pondría un pero: no siempre están claras las fechas de los sucesos (al menos yo he tenido algún problema).

Hay una interesante entrevista de Javier Biosca con el autor en eldiario.es.

Me acabo de dar cuenta de que precisamente hoy son las elecciones en USA, esas elecciones en las que, aunque no tengamos derecho al voto, tanto nos jugamos; esta vez seguramente mucho más que en otras. Si gana Trump la extrema derecha tanto allí como aquí en Europa va a aumentar mucho su fuerza. Si pierde, con lo que he visto en el libro sobre la organización del supremacismo, nadie sabe qué puede pasar.

Mikel Reparaz, Las grietas de América. Bajo la piel de un país dividido.