jueves, 22 de septiembre de 2022

Sobre la memoria histórica



Algunos comentarios personales antes de entrar en el comentario del libro. He sido durante veinticinco años profesor de historia en secundaria; cuando hace un par de años tuve que desprenderme de una parte importante de mi biblioteca los principales “perjudicados” fueron los libros dedicados a la historia de España (fueron cerca de mil); es raro encontrar en el blog el comentario de libros de historia porque hace tiempo que apenas los leo (creo que solo Tony Judt ha sido la excepción).

Por eso llama la atención, a mí el primero, que ahora tenga que comentar este libro del profesor Álvarez Junco. Dos son las razones que me llevaron a comprarlo: por un lado, el título y el teórico contenido y, por otro lado, el recuerdo de la lectura de su magnífico Alejandro Lerroux: El emperador del Paralelo.

El libro está dividido en 12 capítulos muy diferentes en su interés. Los siete primeros están dedicados a algunos aspectos y períodos de la historia de España del siglo pasado, con alguna referencia también a otros países,  y en los restantes aborda el tema central del libro que es la memoria histórica y las posibles medidas reparadoras de las consecuencias de algunos conflictos del pasado.

De esa primera parte me ha interesado sobre todo la visión que han ofrecido de esa historia una serie de personajes como puede ser el caso de Manuel García Morente y su idea de la Hispanidad. Es la parte que menos conozco y quizá por eso me haya interesado más. Sin embargo, los capítulos dedicados a la Guerra Civil, el Franquismo y, sobre todo, la Transición, me han defraudado bastante. En algunos se limita a hacer listas de libros que han tratado el tema, libros que, por cierto, en su inmensa mayoría están entre los que tuve que deshacerme en su día, lo que quiere decir que tampoco son muy actuales.

Merece dedicar unas líneas al tratamiento que da al tema de la Transición de la que llega a decir: “Incluso una cierta mitificación elogiosa podría ser constructiva”. (p. 251) Creo que si algo se está criticando en los últimos años no es lo que se hizo en ese momento, de hecho la inmensa mayoría de los que estábamos en activo en esos años creemos que se hizo lo que se pudo, sino las exageraciones que luego se han hecho con el éxito del proceso que han llevado, precisamente, a su mitificación que es lo que hoy más se critica.

En la parte dedicada a las reparaciones y al concepto de memoria histórica, memoria colectiva y justicia transicional, el autor hace una buena recopilación de todo lo que se ha hecho hasta el momento y deja constancia de algunas cosas que aún quedan por hacer. No sé si por el tema en sí o porque es algo que desconozco bastante, pero el caso es que me ha resultado un tanto farragoso aunque también interesante.

En fin, un texto que tiene luces y sombras, del que no tengo muy clara su necesidad y sus aportaciones, pero que seguramente el autor pensó que tenía que escribir después de su larga carrera dedicada al estudio de la historia.

 

José Álvarez Junco,  Qué hacer con un pasado sucio.

 

 

miércoles, 21 de septiembre de 2022

ANDAMIO

Una entrada mucho mejor que la anterior. Muchas películas y en general bastante buenas destacando la española. En series están dos de las mejores de los últimos tiempos (las dos The staircase) y el resto entretenidas. La procedencia es enormemente variada como suele ser habitual.

 

Películas

 

Les olympiades. París distrito 13. Película francesa. Una historia de amor y de amistad. Rodada en un precioso blanco y negro que facilita la creación de una atmósfera que es una de las virtudes de la película. Ha tenido muy buenas críticas lo que ha hecho que yo esperase más de ella aunque me ha gustado.

 

Good luck to you, Leo Grande. Una original e interesante película británica que se desarrolla en una habitación de hotel, tiene dos curiosos personajes protagonistas, él un joven trabajador sexual y ella, qué grande es Emma Thompson, una maestra de religión  jubilada que quiere tener nuevas experiencias sexuales, y unos buenos diálogos. No hace falta mucho más para contar cosas.

 

El acusado perfecto. Interesante película sueca sobre unos hechos reales. En 2008 un periodista empieza a investigar a un condenado por 8 asesinatos y va descubriendo cómo se fueron inventando las pruebas y drogando al condenado para que fuera reconociendo que había sido él. Cuesta entrar en la película porque al principio es un poco farragosa, pero se termina entendiendo bien. En una puesta en cuestión total del sistema policial y judicial sueco del momento en la línea del mejor cine estadounidense de denuncia.

 

Boite noire. Película francesa. Es un thriller sobre un accidente aéreo cuya investigación se va complicando. La primera parte me parece bastante interesante porque habla de cosas que no conozco de los procesos que se siguen tras un accidente y también de los pasos que se dan para aprobar los diferentes modelos de avión antes de salir al mercado. La segunda parte se hace un tanto larga y un poco premiosa aunque al final retoma el interés. Entretenida.

 

La ira de Dios. Un thriller argentino basado en una novela lo que quizá sea su principal problema porque marca demasiado el ritmo narrativo. No ha tenido buenas críticas, pero a mí me ha gustado bastante y me ha resultado muy entretenida más allá de que hay que aceptar algunas cosas no demasiado verosímiles. Por otra parte, se nota que la producción ha sido generosa y con ello la dirección ha tenido recursos para algunas buenas escenas. 

 

Marea alta. Otro thriller argentino que, además, he visto el mismo día. Muy diferente al anterior porque este es más un thriller psicológico con alguna interesante referencia a las diferencias sociales. También tiene un ritmo pausado y, eso sí, una producción muy diferente pues se desarrolla en una único escenario, una casa en la playa, y con prácticamente una única protagonista. También me ha entretenido.

Ninguna de las dos son grandes películas, pero tiene la calidad suficiente para que merezca la pena verlas, incluidos sus defectos.

 

Cinco lobitos. Magnífica película española. Es la primera de la directora y se nota que está muy trabajada. Tiene un guion muy bueno, una gran puesta en escena en un espacio tan reducido como son las viviendas reales de la clase de los protagonistas y unas interpretaciones que no son las habituales en el cine español. Trata el tema de la maternidad desde un realismo que tiende al naturalismo tanto en la relación de la protagonista con su hija como con su madre.

 

Series

  

The staircase. Serie estadounidense de 8 capítulos de 55 minutos. Lleva a la ficción unos hechos reales sucedidos en 2001 de los que ya se había hecho una serie documental por una productora francesa, serie que por cierto estoy viendo a continuación de esta de ficción. La serie tiene un guion muy bueno y unas espléndidas interpretaciones. Plantea muy bien los hechos y las investigaciones sobre la muerte de la mujer del protagonista.

 

The staircase. Esta es la serie documental francesa a la que me refería antes. Consta de 13 episodios de 50 minutos. Los ocho primeros se desarrollan en 2003 y 2004 cuando se produjo el juicio. Los otros son de 2011 y 2016-7. Es una serie a la altura de The jinx o Making a murderer. Magníficas entrevistas, un montaje muy bien hecho y, claro, una historia y unos personajes que permiten hacer una serie así.

Solo pondré un ejemplo de cómo es. Cuando llega el momento de la sentencia, que ya conocía por la serie anterior, me produjo una gran ansiedad ver al protagonista y a su familia. Eso no es fácil de conseguir y el documentalista lo hace. Una serie para el recuerdo.

Ambas las hemos visto en unos pocos días. Son tremendamente adictivas.

 

La ciudad secreta. Segunda temporada de esta serie australiana. Son 6 episodios de 50 minutos. En la misma línea de thriller de espías de la primera y, lo mismo que ella, bien hecha y muy entretenida si se está dispuesto a aceptar algunas acciones un tanto inverosímiles.

 

Encerrado con el diablo. Miniserie estadounidense de 6 episodios de 50 minutos. Basada en hechos reales. A un condenado a 10 años por narcotráfico le ofrecen la libertad si logra información sobre dónde ha enterrado un cadáver un asesino en serie. Para ello tendrá que ir a la cárcel en la que está que es un lugar muy peligroso. Un guion muy bien construido, buenos diálogos y dos interpretaciones magníficas hacen que sea una buena serie, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de personajes y hechos reales.

 

Chloe. Miniserie británica de 6 episodios de 50 minutos. Es un thriller psicológico que empieza muy bien, con mucha intriga y sin que se sepa muy bien hacia dónde puede ir, pero poco a poco va perdiendo interés y, sobre todo, los dos últimos capítulos los podían haber resumido en uno. Tiene buenos momentos y también una buena interpretación de la protagonista, pero le sobran minutos a partir del momento en que se adivinan cosas importantes.

 

Felizmente casados. Serie canadiense de 10 episodios de 45 minutos. Se desarrolla en unos días del verano de 1974 y es una comedia de humor negro. Los protagonistas son dos matrimonios que envían a sus hijos a un campamento y de repente se ven envueltos en una serie de situaciones que terminan en violentos asesinatos. Comedia tan disparatada que es de esas series que al segundo capítulo abandonas, pero que si le das una oportunidad terminas viendo hasta el final.

 

miércoles, 14 de septiembre de 2022

El periodismo estadounidense


Hace ya once años que comentaba en el blog el libro de la autora Desde el país de nunca jamás en el que esta gran periodista mexicana, que escribe para medios importantes de Estados Unidos, recogía artículos suyos sobre diferentes realidades centro y sudamericanas.

En este caso, su labor ha sido muy diferente ya que es la que ha seleccionado los quince artículos de periodistas estadounidenses que componen el libro y que, como advierte en la Introducción, están entre los mejores que escriben crónicas en ese país aunque no están todos los que a ella le hubiese gustado por falta de espacio. 

Hace también en ella dos interesantes afirmaciones:

 “La crónica es veraz, pero también es literatura: al igual que la ficción usa recursos de contador de historias para alarmar, indignar, emocionar cuestionar, conmover. Queremos provocar estos sentimientos y reflexiones en ustedes, los lectores, sin que se den cuenta, leyendo como si respiraran, y en ello invertimos emanas y hasta meses del más arduo trabajo.

(…)

Desprevenido lector: si alguna vez te sedujo el texto de una cronista, no dudes que la autora escribió con sinceridad, y a la vez con mañas de carterista”. (p. 11)

Pues bien todos esos sentimientos, e incluso alguno más, me ha producido la lectura de las quince crónicas que componen el libro, crónicas enormemente variadas tanto por los temas que trata como por la forma de abordarlos.

Solo dejaré constancia de algunas porque si no se haría muy larga la entrada.

Una masacre perpetrada por los Zetas mexicanos y que se narra a partir de entrevistas a familiares, agentes de la DEA, fiscales y policías; entrevistas que se reproducen en parte.

Un repaso de la vida de Leonard Cohen tan bueno que me ha interesado a mí que no soy muy seguidor del cantautor y poeta.

La crítica que hace un periodista liberal a los seguidores de Donald Trump.

El increíble relato de las travesías del Atlántico en kayak que ha hecho un hombre de 71 años.

Una batalla en la guerra de Afganistán, en la que murió el hijo de un general, analizada desde diferentes versiones de lo ocurrido. Se cita el documental Restrepo que vi en su día y que me venía contantemente a la cabeza según leía el artículo

Finalmente, el último en la selección, la impresionante en muchos sentidos crónica sobre lo que nos pasa después de muertos. Los diferentes procesos en los que nos vemos envueltos: autopsia, embalsamamiento, cremación, entierro,…

En fin, como se puede apreciar, el surtido es muy variado, no se repiten los temas y tampoco el tratamiento que reciben. Tengo que reconocer que me han gustado mucho todos menos dos: el segundo, sobre internet y los gatos, del que reconozco que no he pillado el sentido; y el tercero sobre un caso de mellizos revueltos en Colombia que me ha parecido muy lioso.

En cualquier caso, una lectura muy recomendable que fomenta la  afición al género. Un género con el que disfruto muchísimo sobre todo con gente como Martín Caparrós o Leila Guerriero, dos grandes que ya han aparecido muchas veces en diferentes entradas del blog.

 

Alma Guillermoprieto editora, La vida toda. Nueva crónica estadounidense. Traducción Margarita Valencia y Majel Reyes.

 

viernes, 9 de septiembre de 2022

Los efectos de una conversión religiosa


Han pasado apenas dos semanas desde que dejé en el blog el comentario de Basura, el otro libro de Aguilar publicado hasta ahora en nuestro país, y ya advertía en él que había que leer pronto la otra novela. Tan pronto que ya la estoy comentando.

Esta vez se trata de una novela de lo que se ha dado en llamar autoficción en la que la autora nos habla de la conversión de Patricia, su hermana mayor, al islam, donde toma el nombre de Aisha, y de las repercusiones que tuvo en su familia. Además, hace también algunas reflexiones interesantes sobre el hecho de escribir sobre ese tema.

La novela tiene solo 163 páginas y está dividida en cuatro partes. En la primera, vemos la llegada de Aisha a la casa de la familia en México acompañada de su marido. Lo más interesante es que lo vemos narrado por Syl (Sylvia), una niña que tiene 14 años menos que la hermana, pero que describe muy bien los cambios que ese matrimonio impone en la casa. La segunda parte se compone de la visión que tienen los padres, los hermanos, la mejor amiga, la excasera o el hermano del marido sobre el cambio producido en la hermana. En la tercera es donde Aguilar introduce sus reflexiones sobre la escritura y también insiste en las reacciones de los padres. En la cuarta deja constancia de los primeros contactos, al principio por carta y luego telefónicos, con la hermana.

Cuánto es real y cuánto ficción no se sabe  ni, quizá, importe. Lo verdaderamente relevante es ver cómo afecta primero a una persona, su hermana, y luego a su entorno, el hecho de convertirse a una religión que, además, es tan estricta en sus normas. Un ejemplo en el siguiente fragmento:

 

“Mi hermana es un recuerdo. Un recuerdo que se cubre el cabello y los brazos, un recuerdo que camina detrás de un hombre, que no habla con extraños, un recuerdo regido por la devoción a un profeta”. (p. 154)

 

Sobre hacer literatura con estos temas me parece interesante lo que dice en estos dos fragmentos:

 

“Comprendo tus temores, pero eso que citas de que nadie ha escrito buena literatura con historias familiares me deja pensando. No sé, tal vez no se trate de hacer buena literatura, se trata de escribir, creo que hay cosas que valen la pena contarse o escribirse porque ocurrieron”. (p. 103)

(Lo pone la autora en una carta de la excasera de la hermana)

 

“Dejo esta carta a medias, pero está bien. A veces es bueno dejar las cosas a medias. He comprendido que las cartas, los libros que se quedan a medias, también dicen algo. Y yo, aquí, ya he dicho algo”. (p. 159)

(Ambos textos en cursiva en el original)

 

Un libro que atrapa al lector desde la primera página y que muestra unas realidades que no por ser más o menos conocidas, hemos visto algunos ejemplos de mujeres que se fueron a Siria con el Daesh, son menos interesantes. Además está la escritura y Aguilar es una magnífica escritora. Si en Basura ya demostraba cómo era capaz de narrar desde diferentes lenguajes, aquí lo hace desde distintas psicologías y formas de entender el mundo.

Muy recomendable.

 

Sylvia Aguilar Zéleny, El libro de Aisha

 

miércoles, 7 de septiembre de 2022

En el mundo rural del sur de USA

Advertencia previa: Estoy totalmente entregado a este escritor. El mes pasado leí tres libros suyos y hoy comento el último que ha publicado hasta ahora -2018 en Estados Unidos-, aunque no es el último que se ha traducido; ese aún lo tengo pendiente.

Esta entrega a un autor no es la primera vez que me pasa, pero sí es cierto que hacía ya bastante tiempo que no me sucedía. Son varios los motivos, desde el tipo de historias que cuenta hasta su capacidad narrativa pasando, claro está, por la magnífica creación de personajes.

En este caso Offutt divide la historia en cuatro partes que se corresponden con cuatro momentos cronológicos: 1954, 1964, 1965 y 1971. A lo largo de estos diecisiete años nos muestra los avatares por los que pasa una familia que vive en una colina en la zona de los Apalaches.

En la primera parte, que tiene un tono lleno de romanticismo, vemos cómo se conocen Tucker y Rhonda, la pareja protagonista. Él que con diecisiete años acaba de llegar de combatir en Corea -ha mentido sobre su edad para poder hacerlo-, asiste al intento de violación de ella por su tío. Sale en su defensa y de ahí se convertirán en pareja.

En la segunda parte ya son una familia con cinco hijos de los cuales solo una, Jo, es plenamente normal. Tucker trabaja para un contrabandista de alcohol y tendrá un problema que le llevará a la cárcel por unos meses que se convertirán luego en cinco años. Esto sucede en la tercera parte. En la cuarta y última la novela adquiere más el tono de una novela negra por lo que es mejor no decir nada.

Esto es de forma muy sintética lo básico de la historia, pero la clave de esta novela está en el tratamiento que Offutt hace de ella y en los magníficos personajes que crea.

Tucker, el protagonista principal, creo que queda perfectamente definido en este diálogo con un mando del ejército:

 

-        ¿Por qué has entrado en mi ejército, soldado? –dijo el coronel.

-         Para huir de casa, señor.

-         ¿Y dónde queda eso?

-     A este lado de la frontera del condado de Rowan, aquí mismo, en Kentucky.

-        Pues no has huido muy lejos.

-        No, señor. Pero aquí hay más cielo.

-        ¿Por eso te has ofrecido voluntario para la aerotransportada?

-        No, señor.

-        Entonces dime por qué, hijo.

-        Me gustan los pájaros”. (p. 30-31)

 

Además, como sucede en todos los libros que he leído del autor, hay una presencia, y en algunos momentos un auténtico protagonismo, de la naturaleza. También una gran sensibilidad en el trato que da a los personajes como, por ejemplo, en los emocionantes momentos en los que Tucker “conversa” con Big Billy, un hijo que padece hidrocefalia. Tampoco falta algún apunte sobre la corrupción policial y política y, claro está, la presencia de las serpientes como peligro o incluso como alimento.

Offutt con su literatura nos acerca a un mundo bastante desconocido, al menos para mí, como es el mundo rural de los blancos cercanos a la pobreza, los llamados rednecks. En ese sentido se podría hablar de una literatura social. Aunque sea difícil elegir, creo que puedo afirmar que es el libro que más me ha gustado del autor hasta el momento.

Para conocer el tema compré hace tiempo el libro de Nancy Isenberg, publicado por Capitán Swing,  White Trash. Los ignorados 400 años de historia de las clases sociales estadounidenses. Aunque asusta por sus casi 700 páginas, creo que está llegando el momento de leerlo. Al menos las historias que cuenta Offutt animan a ello.

Una vez más tengo que dar las gracias a la editorial Sajalín por publicar autores como este. El hecho de llegar a la cuarta edición es una buena recompensa y, al mismo tiempo, un buen índice de su acierto. Insisto en que su colección al margen es realmente espléndida.

Hay una buena reseña de Juan G.B. en unlibroaldia.blogspot.com

 

Chris Offutt, Noche cerrada. Traducción Javier Lucini.

 

 

 

martes, 6 de septiembre de 2022

Sobre el cambio climático

Hace dos años leí el anterior libro de la autora, El enemigo conoce el sistema, con el que descubrí muchas cosas sobre la tecnología y las redes sociales, pero del que también me perdí algunas por mi escaso conocimiento de esos temas.

Con este he aprendido menos y me he perdido menos, pero me ha parecido tan interesante como el otro.

El libro está dividido en tres grandes apartados: Mitos, Máquinas e Inteligencia No Artificial.

En la primera plantea cuál es la situación actual tanto del clima como de la población. Hace una fuerte crítica de las “soluciones” a lo Musk o Bezos así como a las que llama ciudades artificiales.

En la segunda explica algunas de las técnicas que se están probando para limitar las emisiones a la atmósfera de partículas perjudiciales como, por ejemplo, los aspiradores de partículas o la reforestación, indicando en cada caso sus limitaciones.

En la tercera parte, en principio la más original y seguramente la que más interesa a Peirano, plantea otro tipo de alternativas y es aquí donde, como suele ser habitual en estos casos, surge el principal problema del libro.

La autora, verdadera especialista en periodismo sobre tecnología, es capaz de sintetizar y transmitir magníficamente los problemas a los que se enfrenta la humanidad, utiliza una bibliografía muy actualizada y acierta de pleno en las críticas que hace y en los palos que reparte con profusión. El problema surge a la hora de plantear alternativas que sean realmente factibles. Así, a partir de experiencias que se han hecho en centros de enseñanza en Suecia y Francia, Peirano afirma:

“En otras palabras, hacen falta protocolos apropiados para diseñar estos proyectos. El espacio natural para elaborar esos protocolos son los institutos donde se forman ahora las personas que, por imposición demográfica, gestionarán lo peor de la crisis climática. Pero también las bibliotecas y los ambulatorios, que pueden convertirse en los puntos de intercambio y análisis de datos de cada barrio, formando un nuevo “Stack” de carácter social.

(…).

La creación de protocolos de gestión de recursos y mitigación del clima que conecten a los vecinos entre ellos a través de las instituciones del barrio no solo cambiaría la relación de los ciudadanos con la gestión de los servicios públicos, sino que también transformaría a las propias instituciones, que recuperarían o amplificarían su función social, convirtiéndose en el nodo de esas colaboraciones.

La biblioteca es sin duda la candidata perfecta, porque ya reúne todas las características necesarias.” (p. 132-133)

Me parece que si va a depender de los institutos, las instituciones del barrio y las bibliotecas, desde luego en nuestro país la cosa tiene pocos visos de salir adelante.

Lo mismo me sucede, y por los mismos motivos, con lo que afirma en el siguiente fragmento:

“Podemos empezar por la gestión de los recursos más necesarios y limitados, como el agua y la energía, abriendo un cuarto para compartir la lavadora. Podemos buscar cooperativas vinculadas al contexto climático y ser parte de su red de sensores capaces de identificar, evaluar, aprender, corregir y proponer. Podemos ser el primer satélite para un observatorio colectivo del clima en nuestro edificio, coordinado a través de instituciones educativas, militares y sanitarias.” (p.167) 

En lo que sí creo que acierta la autora es en que: “Abandonar la rueda no la detiene, sino que significa abandonar la lucha contra la desinformación y el capitalismo caníbal” (p. 75) Pero creo que deben ser otros los mecanismos de acción porque el cortoplacismo no es algo solo de los políticos, sino que está perfectamente imbricado en todos los sectores de nuestra sociedad.

Más allá de estas apreciaciones críticas de alguien bastante escéptico sobre las actitudes y los comportamientos de la humanidad, el libro ofrece muchísimos temas de interés. Así, entre otros: la crítica a Sylicon Valley, Dubái y Singapur; los tres problemas, según el Premio Nobel de Economía Kahneman, que explican que no seamos capaces de pensar en el cambio climático; las formas de capturar CO2; lo que han hecho en Ciudad del Cabo con el problema del agua; las smart cities y el colonialismo digital o lo que podría ser una Dieta para la Salud Planetaria.

En definitiva, un libro muy interesante y documentado que deja buena constancia del estado de la cuestión; muy crítico con las soluciones espectaculares, pero poco o nada realizables; que provoca cierto desasosiego en el lector por el desolador panorama que pinta sobre lo poco que se está haciendo para frenar el cambio climático pero que, al mismo tiempo, está escrito por quien parece esperanzada en que aún se está a tiempo.

Hay una magnífica y muy completa reseña de Óscar Sánchez en dialektika.org.

 

Marta Peirano, Contra el futuro. Resistencia ciudadana frente al feudalismo climático.

 

    

viernes, 2 de septiembre de 2022

Fin de un ciclo


Con este libro, publicado originalmente en 1983, el autor cierra el ciclo en el que con el título Ramas entrelazadas publicó cinco textos. En este blog he comentado ya tres más otros dos del mismo autor. Los libros del ciclo se pueden leer independientemente y, de hecho, yo los he leído desordenadamente salvo, claro está, este último. En común tienen, por un lado, un espacio que es la ciudad de Novi Sad en la que nació Tisma y, por otro lado, una época que se corresponde con la Segunda Guerra Mundial, la inmediata posguerra y los años sesenta.

En este último libro están presentes los tres períodos aunque con diferente intensidad.

El libro narra la historia y las andanzas de Sergije Rudic, un joven que vive en Belgrado donde trabaja como corrector de novelas de aventuras, pero que los fines de semana acude a Novi Sad para visitar a sus padres. En esta ciudad conoce a Inge, una alemana que ha heredado la vivienda en la que viven los padres y que quiere venderla para dársela los Stepanov, una familia necesitada con cuatro hijos. Si a estos personajes añadimos a Eugen Patak, un judío que es un “enano harapiento”, tenemos prácticamente a todos los protagonistas principales de la novela.

Tisma vuelve a utilizar la técnica de ir de vez en cuando hacia el pasado para mostrarnos otros momentos en la vida de sus protagonistas. Así, asistimos a los momentos en los que Sergije participa en la guerra, se casa, su mujer muere, mata a un militar, trabaja de contable en Belgrado, se vuelve a casar y tiene una hija que nace coja, etc. Lo mismo hace con el personaje de Inge.

Cuento estos detalles como ejemplo del tipo de novela de que se trata. Una construcción bastante clásica con un narrador que va contando diferentes historias en las que el contexto social y político esta vez apenas es enunciado. Así, la guerra, los abusos de los soldados rusos, el conflicto entre la URSS y Yugoslavia, alguna medida como la devolución de las viviendas a sus antiguos propietarios y poco más.

Pero estamos ante una narración en la que se nota la maestría de su autor; muy pausada, tranquila incluso en los momentos de mayor tensión, procurando siempre crear una atmósfera que vaya sugiriendo más que mostrando muy explícitamente. Todo eso con una historia en la que hay amor, celos, comportamientos mezquinos, pobreza, miedo, muertos,… Todo surgiendo de forma fluida y avanzando hasta un final un tanto sorprendente.

Una magnífica forma de concluir un ciclo narrativo.

Hay una buena reseña de Koldo CF en unlibroaldia.blogspot.com

 

Aleksandar Tisma, Lealtades y traiciones. Traducción Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pistelek.