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miércoles, 12 de febrero de 2020

Analizando a Kapuscinski



Que el periodismo polaco ha tenido y tiene un elevado nivel lo he comprobado recientemente por la lectura de los libros de Nowak sobre su periplo de cuatro años recorriendo África en bicicleta en los años treinta del siglo pasado y el de Hugo-Bader recorriendo Siberia hace poco tiempo. Evidentemente, a Kapuscinski ni lo menciono porque además de haber leído todo lo publicado de él y sobre él, ha aparecido en el blog en la serie que dedico a mis autores favoritos. Por eso, cuando vi este libro de forma bastante casual no dudé en comprarlo, prometía ser bastante interesante y, al menos en parte, lo ha sido.
Serraller ha dividido el texto en seis capítulos, de muy diferente extensión e interés, a los que precede una extensa cronología con la vida de Kapuscinski.
El capítulo 5, En los límites de la literatura y el periodismo, es donde está lo mejor del libro a pesar de algunos defectos que luego comentaré. Se analiza y debate, a partir de diferentes opiniones, qué es lo que hizo realmente el periodista polaco. La autora se decanta por la idea acuñada por otros de “periodismo mágico”.
El capítulo 3 se dedica principalmente al análisis y comentario de varios de sus libros.
En el capítulo 4 se describe la repercusión de la obra de Kapuscinski más allá de Polonia, es decir,  su recepción internacional.
Finalmente el 6 consiste en un breve resumen de lo que se ha ido contando utilizando generalmente las mismas frases en lo que parece ser un “recorta y pega”.
Los dos primeros capítulos son difícilmente reseñables porque se centran en el reporterismo polaco, sus orígenes y su desarrollo con multitud de nombres absolutamente desconocidos salvo por auténticos especialistas.
Voy a centrarme ahora en lo que creo que es el principal problema de un libro que, por lo demás, resulta muy interesante en bastantes de sus páginas, pero al que le sobra casi la mitad. El problema es que es un texto tesis-dependiente, es decir, la autora ha hecho una buena tesis sobre el periodista y la traslada a un libro de venta para un público más amplio y no parece haberse tomado la molestia de adaptarlo convenientemente. Además, falta un verdadero trabajo de edición y corrección.
Enumeraré algunos de estos defectos:
Cuando hay un texto traducido del polaco o del inglés, se deja la versión original en notas a pie de página. Esto en un libro de estas características solo sirve para ampliar el número de páginas.
Hay repetición de notas como sucede en las páginas 108-109 en las que incluso aparece en cursiva el texto de la autora. Otras veces no se entiende el uso de la cursiva pues no son textos de otros autores.
Hay más de una repetición como sucede, por ejemplo, con la encuesta de Alfonso Armada o la lista de seguidores de Kapuscinski.
Además de lo anterior, el libro está plagado de erratas por error en letras o reiteración de signos de puntuación.
Estas deficiencias no reducen el valor de muchas de las aportaciones de Serraller para un mejor conocimiento del gran periodista polaco, pero sí que dejan al lector con la sensación de que con un poco más de trabajo habría sido un libro muchísimo mejor y habría llegado a un público más amplio. Detrás se nota una buena y profunda investigación y análisis, algo necesario para una buena tesis, pero no suficiente para un buen libro.
Desde otro punto de vista me ha extrañado que a un libro como Imperio le dedique 25 páginas, a Ébano solo 5 y a Un día más con vida, el favorito del autor y de muchos de sus lectores, apenas dos líneas.
Quiero finalizar este comentario con una cita de Mikel Ayestaran, uno de los mejores reporteros españoles actuales, porque coincido plenamente con sus palabras:

“Mi visón de Kapuscinski no ha cambiado. La esencia de su trabajo permanece y eso es lo que reivindican sus seguidores. Esencia, fondo, historias propias… forman parte de la teoría que debería regir en los medios actuales, pero que por desgracia sigue sucumbiendo ante la agencia dependencia. Los detalles de ficción pueden hacer más atractivos los relatos y ayudar así a que los lectores se enganchen y lleguen al fondo de las historias. Más que manipulación se podría hablar de un recurso literario para lograr su objetivo de transmitir realidades tan lejanas y diferentes.” (p. 284-285) (Dice que no ha cambiado porque previamente se ha hablado de las críticas que ha recibido últimamente).

En resumen, el libro de Serraller creo que puede interesar a los seguidores del periodista polaco porque hay mucha información sobre los debates que se abrieron sobre el carácter de su obra, pero no es recomendable para quienes no la conozcan.

Amelia Serraller Calvo, Cenizas y fuego: crónicas de Ryszard Kapuscinski.