lunes, 29 de junio de 2020

Una historia entrañable




Amigorena es un escritor argentino que escribe en francés porque siendo él muy joven sus padres se exiliaron a Francia por la situación política que había en Argentina. Dice en una entrevista con Marc Bassets en el país.com: “Me molesta mucho cuando se dice que soy un escritor franco-argentino, o un escritor argentino que vive en Francia. Como escritor me considero solamente francés. Mi idioma de escritura es el francés”. En esa misma entrevista se habla de su obra anterior y de cómo este libro rompe un poco con el cierto hermetismo que tienen sus anteriores escritos.
Desde luego este libro se lee con gran facilidad porque cuenta un fragmento de la historia de su abuelo Vicente, un judío polaco que llegó de Polonia en 1928 buscando una vida mejor, se casó con la hija de un fabricante de muebles y puso una tienda de venta de esos y otros muebles. Una vida sencilla y agradable que se complicó al empezar la Segunda Guerra Mundial y la persecución de los judíos ya que su madre quiso permanecer en Varsovia donde quedó recluida en el gueto. La primera carta que le envió a Vicente empezó a crearle un malestar que se fue acrecentando a medida que pasaba el tiempo y que llegaban otras cartas mostrando el empeoramiento de las condiciones de vida.
Tras una de ellas, Vicente inicia un periodo de silencio y una época en que salía a diario a jugar al póker para perder el dinero que ganaba en el negocio. Todo ello como forma de expiar la culpa que sentía por la situación de su familia. En estas emocionantes páginas está lo mejor de un libro que está magníficamente contado y escrito.
El autor da de vez en cuando alguna información sobre lo que estaban haciendo los nazis para la represión de los judíos, informaciones que no siempre coinciden con algunas de las que he leído en el libro de Laurence Rees recientemente comentado en el blog, pero que en todo caso son cuestiones de matiz sin mayor importancia.
Además del tema de la culpa, también hay varios momentos en los que se trata el de la identidad. Así, por ejemplo, reflexiona el protagonista en el siguiente fragmento:

“Y fuimos elegidos. Pero nunca supimos realmente para qué. Fuimos elegidos solo para preguntarnos por qué fuimos elegidos. ¡Es eso! Somos judíos. Soy judío. Pero no sabemos qué es. No tenemos ni idea de qué es eso. Y lo más bello y lo más triste es que nunca vamos a dejar de preguntárnoslo, y que no lo vamos a saber nunca.” (p. 63)
(Esta reflexión creo que es igualmente válida para muchas, por no decir todas, de las identidades)

Cambiando radicalmente de tema, me ha llamado la atención y me ha sorprendido, la visión que se da en el libro del jefe del estado polaco Pilsudski, no tan negativa como la que estaba acostumbrado a ver.
Para finalizar una referencia al traductor y a la traducción. Caparrós es primo de Amigorena y, además, ya había escrito sobre el personaje del abuelo. Hay una nota final en la que explica algo importante sobre la traducción:

“Y decidí traducirlo al argentino porque es mi lengua y la lengua de Santiago y la lengua en la que todo esto sucedió; me habría gustado reproducir las erres levemente erradas de aquel castellano tan correcto, tan cuidado que nuestro abuelo hablaba. Y pude traducirlo al argentino porque sé que cualquier lector hispano lo lee, lo entiende –incluso, quién sabe, lo disfruta.” (p 156)

Desde aquí agradecerle que lo haya hecho así pues argentino es el escritor y, sobre todo, porque lo era de hecho ya su abuelo y, además,  se desarrolla toda en el Buenos Aires de principios de los cuarenta. Creo que la obra gana con los giros y expresiones que son los típicos de la zona. Y sí, señor Caparrós, yo lo he disfrutado como lo hago cada vez que leo sus escritos.
Un libro muy recomendable pues condensa en poco más de 150 páginas muchos momentos de la historia, muchos sentimientos y muchas emociones.
Además de la entrevista-reseña ya citada, hay otra interesante de Núria Escur en lavanguardia.com.

Santiago H. Amigorena, El gueto interior. Traducción Martín Caparrós.

viernes, 26 de junio de 2020

Buen descubrimiento




A pesar de que tiene ya varios libros publicados no tenía ni idea de la existencia de este escritor. Me llamó la atención el tema que se anunciaba en la contraportada y por eso lo compré. No me ha defraudado.
El libro, aunque de corta extensión pues no llega a las 200 páginas, trata varios temas si bien con un elemento común: la participación en la política desde una posición de izquierdas.
Hay una parte del libro en que el protagonismo corresponde al autor y un par de viajes que hizo, uno a San Petersburgo y luego a Hungría en 1997, y otro anterior con el resto de su familia al Berlín tras la caída del muro. Es quizá lo menos interesante del libro. Otra parte, la que constituye el verdadero objetivo, está dedicada a narrar lo que le cuentan sus padres sobre sus experiencias políticas sobre todo en el Chile de Allende (Argüello nació en 1970 precisamente durante esa estancia de sus padres en Chile). Es la que más me ha gustado y la que me ha traído gran cantidad de recuerdos. Finalmente, en lo que yo considero otro apartado, Argüello va haciendo una serie de consideraciones a lo largo de todo el libro para al final insistir en las principales ideas. Estas reflexiones me han hecho repensar cosas y volver a replantear ideas, como sucede siempre que uno se enfrenta a hechos del pasado y repasa, desde la visión actual, las posturas que adoptó ante ellos.
Sobre este último aspecto reproduzco un fragmento que me parece que ejemplifica muy bien el tema:

Éramos tan esquemáticos, me confiesa, tan llenos de prejuicios. Para nosotros estaba la gente que participaba activamente en política y la otra, a la que supongo que veíamos como el enemigo al que había que vencer o adoctrinar.” (p. 32)

Sobre la experiencia chilena -por cierto, una experiencia que a mí me marcó muy profundamente durante mucho tiempo-, un par de textos significativos:

“Cuando una parte de Chile aceptó aliarse con la CIA para restaurar el orden, de algún modo entregó su alma. Les arreglaron sus problemas, pero habían invitado al demonio a entrar en casa, y cuando eso ocurre ya no hay vuelta atrás. Me pregunto si en el mundo entero no estaría pasando algo parecido. Si palabras como honor, lealtad, justicia o esperanza no tenían hasta ese momento un significado que ya no volvieron a recuperar. Y también expresiones como hacer lo correcto, por más que eso suponga poner en riesgo la propia integridad.
(…)
Y por supuesto que podían estar equivocados respecto de lo que consideraban correcto y de los modos en que había que alcanzarlo, pero creían que el intento valía la pena y ponían ese valor por encima de cuestiones como la conveniencia o la seguridad.” (p. 135-136)

“Qué íbamos a hacer, me dice, supongo que pensábamos que era lo correcto.” (p. 132) (A raíz de un comentario del hijo de por qué no se fueron de Chile tras el golpe)

Y sobre las reflexiones el siguiente fragmento constituye una buena síntesis:

“¿Qué fue entonces lo que fracasó, la idea o quienes la llevaron a cabo? Y si lo que fracasó fue quienes la llevaron a cabo, ¿por qué culpamos a la idea en vez de revisarnos nosotros?
Esta fue la gran lección que la generación de mis padres nos legó; mientras sigamos siendo los mismos no podemos esperar que el mundo sea diferente, porque somos nosotros los que damos forma al mundo. Si de verdad queremos producir un cambio, lo primero que tenemos que hacer es empezar por nosotros.”(p. 167)

En la segunda mitad de esta cita está lo que considero la parte de las ideas del autor más endeble, no porque no tenga razón, ya un sector importante del anarquismo español del primer tercio del siglo XX lo decía, sino por la imposibilidad real de que esto se pueda llevar a cabo. Obviamente, no es este el lugar para discutir el tema en profundidad, pero sí me gustaría al menos dejar algunas preguntas en el aire: ¿cómo empezamos por nosotros mismos?¿quién decide cuáles deben ser los cambios?¿qué se hace con los que no quieren cambiar?

En otro orden de cosas tengo que decir que el libro no aporta novedades para el conocimiento de lo sucedido en Chile para quien haya leído sobre el particular, pero sí hace una buena síntesis de las diferencias dentro de la izquierda sobre cómo llevar adelante el proceso y hay una interesante crítica del padre a la política agraria llevada a cabo por el gobierno de la Unidad Popular.
En fin, un libro muy interesante, bien escrito y que hace repensar y replantear temas tanto del pasado como del momento actual lo que no es fácil encontrar hoy en la literatura.
                           
Javier Argüello, Ser rojo.


martes, 23 de junio de 2020

ANDAMIO


Lógico predominio una vez más de las series sobre las películas, pero en este caso la gran mayoría son de producción estadounidense algo que hace tiempo no me sucedía. Gran variedad de temas y géneros que no es casual porque procuro ir alternándolos siempre que sea posible. Hay un par de series muy interesantes y de calidad.


Películas


The kill team. Bienintencionada película antibelicista estadounidense. Está basada en hechos reales ocurridos en Afganistán donde un grupo de soldados dirigidos por un sargento asesinaron a varios civiles. Es demasiado plana en su desarrollo y también demasiado obvia. En la misma línea se mueven las interpretaciones. Es una pena porque el tema daba para mucho más.

La estafa (Bad education). Interesante película estadounidense basada en hechos reales. En 2002, en un colegio de Long Island que era de los mejores del estado, se descubrió que algunos habían estado llevándose dinero durante muchísimo tiempo. Está muy bien tratado el tema y sobre todo tiene dos magníficas interpretaciones a cargo de Hugh Jackman y Allison Janney. Muy entretenida y con un buen tratamiento de los hechos huyendo del maniqueísmo.

The vast of night. Película estadunidense de ciencia-ficción. Vaya por delante que no es un género que me guste. Leí críticas muy favorables a la película y por eso la he visto dentro de la norma de ver de vez en cuando alguna de este género para seguir probando. Se desarrolla en los cincuenta y tiene un guion muy original, pero a mí me ha resultado fundamentalmente aburrida sobre todo  en un par de monólogos largos y tediosos en los que se intenta explicar algo de lo que está pasando. En uno de ellos, además, una parte se desarrolla con la pantalla en negro, en una película en la que ya falta algo de luz en casi toda ella. Seguramente encantará a los aficionados al género pero dudo que atraiga a gente nueva a él.


Series


Jack Ryan. Segunda temporada de esta serie estadounidense de acción. Se desarrolla en Venezuela donde gobierna el “dictador” Nicolás Reyes y están convocadas unas elecciones que, por supuesto, serán canceladas al final. Cine de acción, pero en este caso con mensajes claros sobre la idea que se tiene en el país productor de la serie sobre lo que sucede en Venezuela. En todo caso, lo que muestra también claramente es cómo la CIA hace operaciones encubiertas y con participación de militares. Entretenida, claro, e iluminadora de la función que puede cumplir el cine.

El tiempo de la felicidad. Serie noruega de ocho capítulos de unos 45 minutos cada uno. Se desarrolla a finales de los sesenta cuando descubren la existencia de petróleo en el Mar del Norte noruego. Una pequeña localidad que hasta entonces vivía de la pesca y la industria conservera se quiere convertir en la capital del petróleo. La serie habla de estos deseos y los combina hábilmente con las relaciones de una serie de personajes que casi la convierten en una serie romántica. Entretenida y con algunos temas interesantes.

Un juego de hombres (The English Game). Miniserie británica de seis capítulos sobre los orígenes del fútbol. Tiene un buen inicio, pero poco a poco va decayendo porque se va convirtiendo en una serie sobre las buenas intenciones de una familia de la clase alta inglesa. Bastante pesada y solo tiene algunos momentos interesantes que no se corresponden con el juego precisamente. Eso sí, muy buena ambientación como ya es tradicional es la series de las islas. Prescindible.

Ozark. Aunque ya está completada la tercera temporada, ahora he visto la segunda que se me pasó en su día. Es estadounidense y tiene 10 capítulos de casi una hora cada uno. Me gustó mucho la primera y esta segunda creo que incluso la mejora. Mantiene el ambiente oscuro y la tensión. Es una serie en la que muere bastante gente asesinada, pero que no da la sensación de que exista mucha violencia explícita; no así la contenida que es enorme.
Un par de semanas después he visto la tercera temporada. Mucho más luminosa en lo que a la fotografía se refiere, no así en lo que respecta a la historia que se complica y en la que cada personaje que aparece puede ser realmente dañino en la mejor tradición de, por ejemplo, Patricia Highsmith. Muy entretenida como siempre y con buenos giros de guion

Jeffrey Epstein. Asquerosamente rico. Miniserie documental estadounidense de cuatro capítulos de casi una hora cada uno. Trata de los abusos sexuales a menores de este personaje que, no se sabe muy bien cómo, se hizo multimillonario y se dedicó a esas prácticas. Conectado con las más altas esferas del poder es muy posible que haya más personajes conocidos que hayan realizado las mismas prácticas. Muy bien hecho como solo saben hacerlo en ese país. Además, aunque le dedica muy poco tiempo es muy interesante lo que hizo en su día el fiscal dejando  a Epstein casi exonerado de por vida con las primeras denuncias. Ese fiscal luego ha sido Secretario de Trabajo con Trump con lo que, de alguna manera, se cierra el círculo. Un gran país con mucha gente despreciable.

Mrs. América. Miniserie estadounidense de ocho capítulos de unos 45 minutos cada uno. Basada en hechos reales trata de las vicisitudes para la aprobación de la enmienda para la igualdad de derechos de hombres y mujeres en los años setenta. Hay debates muy interesantes entre las posturas feministas y las de las mujeres conservadoras básicamente del partido republicano. Aparecen varias protagonistas y de vez en cuando se reproduce alguna imagen real. Tiene muy buenos momentos y unas interpretaciones magníficas, pero al mismo tiempo quizá le falta una mayor profundización en algunos problemas. Está hecha desde una visión progresista y se oyen cosas que, desgraciadamente, estamos escuchando estos días en España por parte de mujeres, y hombres, de VOX.

El nido. Miniserie británica de cinco episodios de una hora de duración cada uno. Interesante drama relacionado con el tema de los vientres de alquiler y con las relaciones familiares en general. Se desarrolla en Glasgow y tiene un buen planteamiento, pero que en mi opinión lo estropean con un capítulo final que se parece más a lo que sería si se tratase de una serie norteamericana. Una pena porque la serie está bastante bien.

Godlees. Miniserie estadounidense de siete capítulos de una hora de duración. Magnífica serie del oeste, una western auténtico con todos los ingredientes de lo mejor del género incluyendo además, referencias al racismo y a la religión. Personajes duros en la mejor tradición, solitarios, “malos” con algunos comportamientos que no lo son tanto, “buenos” con malos antecedentes, multitud de mujeres (esto sí que no es lo habitual) y con papel protagonista, preciosos paisajes, muy buenos ejemplares de caballos,.. Tiene también, y sobre todo, una buena historia que está muy bien contada con los necesarios flash backs para comprender algunos comportamientos. En definitiva, una serie que creo que no hay que perderse.

Los abusos sexuales en la Iglesia




Desde El niño de pijama de rayas no había vuelto a leer nada de Boyne. Hace ya mucho tiempo, creo que unos diez años,  que tengo entre los libros pendientes Motín en la Bounty, pero siempre me da algo de pereza cuando lo cojo y termino dejándolo de nuevo. Quizá, tras la lectura del que hoy comento puede ser un buen momento para decidirme.
De Las huellas del silencio me llamó la atención, cómo no hacerlo, el tema de los abusos sexuales dentro de la Iglesia católica irlandesa. Hasta el momento las únicas referencias que tenía sobre este tema eran las múltiples alusiones que hace en casi todas sus novelas Benjamin Black (John Banville), irlandés al igual que Boyne. El propio Banville ha dicho de esta novela: “Sobrecogedora, emocionante, auténtica” (reproducido en la solapa por la editorial). También reproduce un fragmento de la crítica de Joseph O’Connor que me parece que refleja muy bien el contenido: “Una persuasiva historia de poder, corrupción, mentiras, autoengaños, y sobre todo el dolor derivado de que apartemos la vista de lo que está mal hecho.”
Esta última idea creo que es una de las grandes aportaciones de Boyne al tema de los abusos por parte de miembros de la Iglesia; cómo no se han querido tomar en consideración a lo largo de muchos años  las denuncias que se iban haciendo hasta que, en al caso de Irlanda, llegó un momento en que no pudieron seguir ocultándolo.
La novela tiene una construcción muy elaborada. Está escrita en primera persona por un sacerdote que nos cuenta sus inicios, años sesenta; su época de estudiante en el seminario y su estancia en Roma cerca del Papa en los setenta; sus relaciones familiares y con el amigo que será el abusador en los noventa; para, ya en nuestro siglo, asistir al juicio y condena de su otrora amigo. Todo esto narrado alternando perfectamente las diferentes épocas sin que el lector en ningún momento se pierda. Así, por ejemplo, 1964, 2010,1973, 2011, 1978, 1990, etc.
Boyne es un gran narrador capaz de mantener la atención del lector en todo momento. No hace una obra maestra, ni creo que lo pretenda, pero sí que escribe una historia que, además, tiene mucho interés, al menos para gente que, como es mi caso, se educó por esos mismos años en colegios católicos (en mi caso 12 años con los hermanos maristas en Madrid).
De forma más abierta en unos casos, y algo más larvada en otros, el autor arremete contra la Iglesia católica a partir de situaciones y de las reacciones de sus personajes. Esto se manifiesta especialmente en la figura del siniestro arzobispo que conocía todo lo que sucedía, pero al que ni le importaba ni estaba dispuesto a poner remedio. Incluso entra en el tema de la temprana muerte del Papa Juan Pablo (I) asumiendo la tesis del asesinato por querer meterse con el tema del dinero de la Iglesia, No obstante, también rescata a algún personaje y resulta comprensivo con alguna actitud.
Además del tema principal, es interesante también ver la relación entre los miembros de la familia o el capítulo dedicado a la enfermedad, Alzheimer, de la hermana del protagonista.
Hay una entrevista de Xavi Ayén en lavanguardia.com muy interesante y en la que se puede apreciar el carácter autobiográfico que tienen algunos aspectos de la novela.
Antes he hecho referencia a mi estancia en un centro católico de enseñanza. Fue entre 1954 y 1966 y tengo que reconocer que, aunque luego ha salido el tema de los maristas en Barcelona y en algún otro lugar, no conocí ningún caso en mi época salvo quizá el caso de un hermano, del que omito su nombre, que sí tenía fama de buscar cierto tipo de aproximaciones con los alumnos. Este es un tema del que cada vez se van conociendo más casos en todo el mundo, pero del que en España también se tiene la impresión de que hay bastante ocultación de hechos.
Por seguir con mi historia, que explica también el porqué me interesan estos temas y me gusta que se traten, poco después de salir del colegio me convertí en un ateo y anticlerical racional y visceral y así he seguido hasta hoy.

John Boyne, Las huellas del silencio. Traducción Eduardo Hojman.


jueves, 18 de junio de 2020

Afganistán más allá del conflicto




Inicia Guallar el libro con una nota sorprendente pues cuenta que: “El original del libro, las copias digitales, así como la mayoría de las libretas, notas y material acumulado durante diez años para su redacción se quemaron en un incendio el 29 de mayo de 2018…(..)
Lo que viene a continuación es producto de la memoria y de los restos del naufragio; lo poco que sobrevivió al fuego y lo que he podido rescatar a través de amigos, conocidos y cajas varias que se quedaron en el camino …” (p. 13)
Al leerla lo primero que me pregunté es qué me iba a encontrar entonces en un libro de más de 400 páginas. Si sorprendente fue la información de la nota, más lo ha sido la lectura de este, por tantas razones, magnífico libro. Parece que uno se espera que un texto sobre Afganistán, ese país del  que siempre que tenemos noticia es por algún atentado o enfrentamiento armado, trate sobre la situación política y/o geopolítica de la zona, sobre la evolución económica, etc. Sin embargo, a pesar de su extensión, en el libro esos temas solo aparecen muy de vez en cuando y más como contexto y fondo de las historias que como tema principal.
Guallar ha dividido el libro en cuatro partes que se corresponden con sus cuatro estancias  en el país entre 2008 y 2018. Estancias en las que, además, ha trabajado para empresas  e instituciones muy diversas que van desde el Round Group al principio (aquí tiene un excelente capítulo dedicado a su jefe en esta peculiar empresa), al diario El Mundo en la parte final, pasando por la UNESCO o la OTAN. Esta variedad de “patrones” le ha permitido asistir a multitud de acontecimientos y situaciones que son lo que narra en un libro que está compuesto por un conjunto de reportajes y crónicas sobre los más variados temas como, por ejemplo: el posible origen del nombre de Kabul, la geografía de Afganistán, lo que hace una patrulla en la carretera de la muerte, el funcionamiento de una escuela rural, las sensaciones que se producen cuando hay un terremoto o cómo se siente un extranjero cuando es detenido y llevado a una comisaría de policía (algo que le sucedió durante su segunda estancia). Esto y muchísimo más pues el libro tiene 29 capítulos.
Además de la variedad de temas me gustaría destacar, por un lado, la honestidad del periodista que le lleva a hacer más de una autocrítica y, por otro, la crítica que hace también en varios momentos tanto de los organismos internacionales como de la actuación de algunas ONGs.
Guallar funciona por libre lo que le facilita también la elección de para quién trabajar y qué temas elegir según con quién lo haga. De ahí esa variedad a la que me he referido ya más de una vez y también el tratamiento dado a temas muy comprometidos, y más en concreto a dos: los niños prostituidos por el ejército y la policía o el terrible capítulo dedicado a la venta de menores para el matrimonio en el que se explica muy bien cuál es la situación de la mujer con algunos ejemplos reales que resultan escalofriantes y difíciles de leer. En este sentido, llama mucho la atención la cifra que da de 11.000 suicidios en los nueve primeros meses de 2016, la mayoría de mujeres víctimas de matrimonios forzados. Por cierto, todo ello en un país en el que los talibanes están luchando por volver al poder, es decir, en una teórica democracia.
Otro capítulo realmente interesante es aquel en el que el autor va incrustado en una patrulla del ejército estadounidense y hace un relato muy visual de la experiencia y aclara bastante bien cuál es el papel de ese ejército en el conflicto.
En fin, esto es solo una pequeña muestra de lo mucho que se puede encontrar el lector en este excelente trabajo que tiene también la virtud de una buena escritura a pesar de que Guallar se declara sobre todo como fabricante de imágenes. De hecho a esto se dedicó en varios de sus trabajos sobre todo al principio. En este sentido, es una pena que no se acompañe la edición de fotografías, pero se perderían en el incendio.
Un libro muy recomendable porque ayuda a comprender mejor una sociedad tan compleja como la afgana de la que solo se tienen noticias muy fragmentarias y muy de vez en cuando, y también porque hace pensar sobre el papel que jugamos los occidentales en zonas y situaciones tan alejadas de nosotros.
Hay una interesante entrevista de Edurne Concejo en lavanguardia.com

Amador guallar, En la tierra de Caín. Viaje al corazón de las tinieblas de Afganistán.


miércoles, 17 de junio de 2020

¿El último Camilleri?




Termina así Alejandro Luque su reseña de este libro en msur.es:

“A Camilleri se le perdona todo porque no todo el mundo puede presumir de haber creado un mundo y un lenguaje. Eso hizo este viejo hombre de televisión hace 25 años, soñando Vigàta, y sintetizando el siciliano como si fuera una droga química que daba risa y hacía ver cosas claras a la vez. Alguien que se ha ganado esos galones puede hacer lo que quiera, pero si además hace lo que quiere siendo enormemente entretenido, con más razón.” (Subrayado en el original)

Y deja de esta manera muy claro cuál es el secreto de su éxito y de que tenga lectores que, como es mi caso, hayan leído los 29 libros de que consta la serie protagonizada por el comisario Salvo Montalbano más otros cuantos de temática variada.
Camilleri no engaña. Sus tramas son bastantes básicas, las comidas en el restaurante de Enzo bastante repetitivas con el salmonete como protagonista principal, sus personajes habituales repitiendo comportamientos y actitudes, sus protagonistas femeninos siempre de singular belleza y buenos cuerpos, sus diálogos -que ocupan casi todo el espacio y el tiempo-,  bien construidos, con gracia y realismo. En fin, una auténtica fórmula que ha ido aplicando a lo largo de los años con gran éxito de público (desconozco si también de crítica, aunque me da un poco igual).
Además, en varias de sus novelas suelen aparecer temas de actualidad  y el autor aprovecha para ofrecer su visión desde una óptica generalmente progresista y crítica con algunos comportamientos sociales y políticos. En este caso, es el tema de la llegada de inmigrantes a las costas sicilianas, pero le dedica menos espacio del que, creo, podría haber empleado.
Por lo demás, el típico asesinato pone en marcha la trama de una novela que es algo más larga de lo habitual pues llega a las 262 páginas.
No sé si será la última que se publica ya que el original italiano es de 2016, pero sí que si hay alguna más ahí estaré en la librería comprándola aunque solo sea como homenaje a quien me ha hecho pasar tan buenos momentos.



Andrea Camilleri, Tirar del hilo. Traducción Carlos Mayor.

lunes, 15 de junio de 2020

Inagotable Némirovsky



Desde luego, la obra de esta escritora que no llegó a cumplir los cuarenta años parece inagotable. Cada cierto tiempo se descubren nuevos originales. Este se publicó en 1957 aunque ahora se ha hecho una nueva versión con correcciones que había dejado preparadas la autora y la inclusión de tres capítulos que ella había descartado.
La historia, que se desarrolla entre 1912 y 1941, se divide en tres partes. En la primera, que termina al hacerlo la Gran Guerra, se presentan los personajes y es donde se han incluido esos tres capítulos en los que deja constancia de los padecimientos de todo tipo que causa la guerra. A mí me han parecido lo mejor de esta parte. En la segunda, dedicada al periodo de entreguerras, se centra sobre todo en la historia amorosa del matrimonio de Bernard, el principal protagonista. Es la parte más floja de la novela y se acerca a veces demasiado al folletín. En la tercera, retoma el pulso narrativo y, además, es en la que aparece más desarrollado un aspecto crucial de la obra como es la crítica de esa clase que ha aprovechado para enriquecerse con la guerra. A mí es lo que más me ha gustado de la novela y la que me ha recordado otros textos de Nèmirovsky con el mismo tema.
Un par de fragmentos pueden ejemplificar bien esa crítica:

“Era un mundo cínico, que se vanagloriaba del fango del que había salido. Era la época en que, cuando se le preguntaba a un nuevo rico cómo había ganado “todo ese dinero”, el susodicho respondía sonriendo: “¡Pues en la guerra, como todo el mundo!”” (p. 102-103)

“¡Qué generación! ¿Por qué tienen miedo? Porque tienen miedo de todo… Se pasan la vida temblando por su pellejo y por su dinero. ¿Por qué, tras dar la vida a cambio de nada a los veinte años, venden ahora su alma por un puñado de billetes?” (p. 196)

Otro aspecto también remarcable es que hay una cierta reflexión sobre el matrimonio y los modos de vida de esa clase media y media alta que es la principal protagonista.
Parece ser que es la última novela que escribió antes de ser deportada a Auschwitz. La sensación que deja es que le falta una mejor articulación de las tres partes que, seguramente, habría hecho la autora de no haber sido detenida y asesinada. No está entre las mejores novelas de Némirovsky, pero es una escritora que me gusta leer porque siempre tiene elementos de crítica, buenos personajes y es capaz de crear historias entretenidas.
En cualquier caso, se trata de una novela bastante irregular.


Irène Némirovsky, Los fuegos de otoño. Traducción José Antonio Soriano marco.


viernes, 12 de junio de 2020

Gran síntesis




Desde hace muchos años he ido leyendo todo lo que caía en mis manos sobre el tema de los campos de concentración en general y sobre los de la época nazi en particular. En este blog inicié una sección que he titulado Mis temas recurrentes precisamente con la entrada referida a este tema. En ella se recoge lo que había leído hasta 2011, pero desde entonces he seguido ampliando la biblioteca porque también se siguen publicando libros, particularmente memorias, sobre el particular. En este contexto la obra que ahora comento creo que marca un pequeño hito en las publicaciones sobre el tema concreto del Holocausto. De hecho en el título original inglés aparece la expresión “Una nueva historia”.
Creo que para iniciar el comentario del libro de Rees nada mejor que reproducir una larga cita del Epílogo que incluye la frase con la que se cierra el libro:

“(…) no quería que este libro se basara  tan solo  en los testimonios orales, y por eso cito también muchos discursos, diarios y documentos de la época. Mi objetivo era tejer todo este material de forma que examinara cómo se fueron tomando las decisiones del Holocausto, contando también con la amplísima y excelente bibliografía que se ha escrito en este campo desde la guerra.
A lo largo de los últimos veinticinco años,  he leído muchas memorias impresionantes de los supervivientes del Holocausto, así como diversos estudios académicos de gran profundidad; pero no he encontrado una obra general que intente combinar tanto la potencia emocional de los testimonios entrevistados de primera mano como el análisis de las maquinaciones del Estado nazi, al estilo de lo que he intentado hacer en este libro. De aquí mi esperanza, también a este respecto, de que la presente obra sea al menos una parte de una “nueva historia”
(…)
 Por último, aunque el contenido del libro que ahora se acaba es angustiante, sigo pensando que es importante comprender por qué ocurrió tal crimen; porque esta historia nos cuenta, quizá más que ninguna otra, de qué es capaz nuestra especie.” (p. 529-531)

Aquí se deja constancia de lo que, en mi opinión, constituye la principal aportación: el empleo sistemático de testimonios en su gran mayoría inéditos de gente que vivió esa época. Lo hace,  además,  con gente que estaba en diferentes situaciones pues junto a supervivientes de los campos, entrevista a quienes hicieron de guardianes o a ciudadanos normales.
También de la cita se desprende otro aspecto del libro, en este caso no original, pero sí relevante y es que Rees no escatima las descripciones del horror, y horrores, que se produjeron sobre todo en los campos de exterminio; de ahí ese carácter angustiante que menciona y que a mí me ha hecho tener que cerrarlo algunas veces para tomar aire y poder continuar, a pesar de que, por lo que decía antes, soy alguien habituado a leer atrocidades.
Reproduzco a continuación un fragmento como ejemplo, sobre todo por la parte final:

“Lo que las cámaras de gas ofrecían no era tanto una forma de matar a más personas en un solo día, en comparación con los fusilamientos, sino un medios de hacer que el asesinato resultara más fácil… para los asesinos.
En el verano de 1941 no estaba especialmente claro, para los nazis, que el medio más idóneo para sus fines fueran las cámaras de gas. Es casi increíble, pero Widmann y su equipo también probaron ideas como encerrar pacientes mentales en una especie de refugio subterráneo y hacerlo saltar por los aires.” (p. 285)

El libro está dividido en 18 capítulos que siguen un riguroso orden cronológico desde el primero, Orígenes del odio, hasta el último, Asesinar hasta el fin (1944-1945). En todos demuestra el autor su dominio del tema así como su enorme capacidad para contar las cosas con claridad y con gran agilidad. Rees es productor y director creativo de documentales para la BBC y eso se nota. Es un texto fácil de seguir aunque, como ya avisaba antes, no siempre fácil de aguantar. Creo que lo recomendable es irlo leyendo poco a poco, como mucho un capítulo al día, al menos es como yo lo he hecho.
En un libro así, que además tiene más de 600 páginas, es difícil destacar algo. Quizá podría señalar algunas de las cosas que más me han llamado la atención por diferentes razones. Así: la diferenciación de tres formas de antisemitismo; la descripción del sadismo como uno de los motivos de los asesinatos; el análisis que hace de la conferencia de Wansee que resulta distinto al que se lee habitualmente; la durísima crítica que hace de la actuación de las autoridades francesas y la comparación que hace con respecto a la de las italianas; el triste papel del papa Pío XII o, en otro orden de cosas, el detalle de la negociación de Eichmann ofreciendo a los aliados 1 millón de judíos a cambio de 10.000 camiones.
A lo largo del texto se ofrecen también multitud de cifras que resultan todas ellas realmente brutales.
Además, hay un buen repertorio de fotografías tanto en blanco y negro como en color.
Quiero terminar el comentario con un fragmento que puse en las redes sociales el día que lo leí porque me parece que es de una gran actualidad y de aplicación a nuestra realidad política:

“Al igual que muchos de los adversarios políticos de Hitler, Schuschnigg (el canciller austríaco) tenía un perfil relativamente intelectual (…). Ante esta clase de personas, Hitler era un contrincante casi invencible. Usaba el recurso de acumular acusaciones, una detrás de otra, en rápida sucesión, sin dar tiempo a la respuesta. Schuschnigg fue uno de los primeros estadistas extranjeros que cayó derrotado por esta táctica (y tras él vinieron más). No pareció comprender que Hitler no respondía a una argumentación intelectual. El líder alemán no era un estadista “normal”, sin embargo. Ni aspiraba a llegar a un acuerdo satisfactorio para las dos partes ni le importaba que los “hechos” que exponía fueran falsos.” (p. 149)

Rees ha escrito un libro que de alguna manera podría considerarse el equivalente a lo hecho por Claude Lanzmann con su serie Shoah. Si esta me parece lo mejor que se ha filmado nunca sobre el Holocausto, el libro también me parece la mejor y más completa síntesis sobre un tema del que hay una bibliografía tan abundante como inabarcable.


Laurence Rees, El Holocausto. Las voces de las víctimas y de los verdugos. Traducción Gonzalo García.

jueves, 11 de junio de 2020

Para entender mejor lo que pasa




Hace justo ahora tres años que Cintora sacó un libro, La conspiración, sobre el fallido intento para que gobernase la izquierda y los obstáculos que encontró. Ahora, hace lo mismo con una detallada crónica de las dificultades que ha habido para formar el gobierno de coalición actual sobre todo por las múltiples oposiciones que ha tenido que superar. En ambos libros el autor se muestra de forma clara partidario de la formación de ese gobierno aunque no insista demasiado en ello a lo largo del texto. Por otra parte, Cintora es conocido por defender posiciones progresistas en sus variadas intervenciones televisivas y, por lo tanto, tiene la ventaja de que no engaña a nadie. Además, las diferentes informaciones que ofrece en el libro están lo suficientemente contrastadas, y muchas han sido hechas públicas por sus protagonistas, para que sean verdad o, al menos, una parte importante de la verdad de lo que pasó.
Hace ya bastante tiempo que he dejado de seguir la información política como hacía antes. No solo es que me aburra, es que me produce rechazo y en muchas ocasiones gran indignación lo que oigo en los diferentes medios. Soy socio de tres medios digitales e incluso a estos les dedico muy poco tiempo. Sin embargo, cuando sucedía lo que Cintora cuenta en el libro no era así; seguía bastante de cerca los avatares del proceso y estaba relativamente bien informado. Por eso no me ha resultado especialmente novedoso lo que se narra en los primeros capítulos del libro aunque creo que está muy bien recogida y contada la información.
Cintora es un buen cronista. Alguien que sabe transmitir muy bien y con mucha agilidad y precisión lo que quiere comunicar. Creo que sus tiempos en la Hora 14 de la cadena SER, cuando yo lo conocí y seguí, le han ayudado mucho para ello. Creo, sin embargo, que hay algunos capítulos, los dedicados a Cataluña en la parte central del libro, en los que se atasca un poco y se hacen algo pesados, pero luego retoma el pulso narrativo y nos ofrece unos capítulos finales con una tensión dramática propia de un buen thriller, más allá de que aquí el lector conoce sobradamente el final. Lo sucedido con el representante de Teruel Existe es un buen ejemplo de lo que digo.
Me imagino que un libro como este será muy criticado por determinados sectores de los medios, pero el autor me parece que ya está curado de espanto por lo que tiene que leer a menudo en las redes. A mí, desde luego, me parece un libro interesante pues, aunque se conozca lo fundamental del proceso y se hayan leído las múltiples intervenciones de personajes que intentaron evitarlo, nunca viene mal tenerlo así de bien ordenado y narrado.
El otro día en una entrada que hice en facebook en la que hacía referencia al libro decía yo que “de aquellos polvos estos lodos” en alusión a las brutales intervenciones de gentes del PP y, sobre todo, de VOX sobre el intento de formación de aquel gobierno. Todo eso ha quedado reducido a un juego de niños por lo que se está diciendo actualmente, y por eso yo decía también que no sé dónde nos llevarán estos lodos.
He citado ya muchas veces, pero creo que no estará de más hacerlo aquí de nuevo, un fragmento del libro Nudo España en el que el periodista Enric Juliana escribiendo sobre Aznar afirma:

“Aznar es perfectamente previsible, puesto que gira constantemente sobre cuatro ideas. Primera: romper la hegemonía moral de la izquierda en España, fruto de su derrota en la Guerra Civil. Segunda: partido único del centro y la derecha, para obtener las bonificaciones del sistema electoral. Tercera: cuando el PSOE gobierne, no dejar que se asiente, zarandear el tablero para evitar toda sensación de normalidad. Cuarta: mantener siempre viva la idea de que España se halla en peligro; tensar cuerdas con los nacionalistas catalanes y vascos para facilitar una coagulación nacional-popular española alrededor del partido único de la derecha.” (p. 428)
(El subrayado es mío.)

Creo que con estas ideas se entienden mejor muchas de las cosas que cuenta Cintora en un libro que merece la pena leer porque, además, y como es deseo del autor, resulta muy entretenido.

Jesús Cintora, La conjura. Así se fraguó el primer gobierno de coalición de la democracia.


lunes, 1 de junio de 2020

Fin, espero que provisional, de la obra de Dovlátov





Creo que puedo decir que con la lectura de este libro cierro esa especie de maratón Dovlátov que me ha llevado a leer todos los que he encontrado del autor en apenas cinco meses. No recuerdo haber hecho eso antes con ningún escritor, claro que este tiene la ventaja de que sus libros son novelas cortas que además se leen con enorme facilidad.
De este Retiro decía el propio autor en un escrito remitido a su editor:

“Sin argumento, sin idea preconcebida, lenguaje ordinario… ¿Qué creo que tiene? Creo que tiene voces, imágenes y personas, algo así como un panorama de la vida en una aldea; y, por último, una especie de historia de amor.” (p. 187)
(Reproducido por Lino González Veiguela en la interesante nota biográfica que hay al final de esta edición.)

La aldea es esa especie de parque temático dedicado a Pushkin al que acude el protagonista, verdadero trasunto del autor que esta vez no utiliza su propio nombre, ante la acumulación de deudas; la historia de amor es con su mujer de la que nos cuenta, además, cómo fueron sus inicios; y las personas son unos personajes realmente magníficos como suele ser habitual en Dovlátov, con un Mitrofánov que es una creación realmente espléndida.
Como es habitual hay alguna crítica al sistema; en este caso es su mujer la que la hace en fragmentos como el siguiente:

“- Ya, pero ahora dejan irse a la gente.
- Y yo quiero aprovechar la ocasión. Estoy harta. Harta de hacer cola para comprar quién sabe qué porquería. Harta de ir por ahí con las medias rotas. Harta de que me pongan contenta unas miserables salchichas de vaca… ¿Qué es lo que te ata a esto? ¿El Hermitage, el Neva, los abedules?
-  Los abedules me la sudan, Tania.
- Entonces, ¿qué es?
- El idioma. En un idioma ajeno perderemos el ochenta por ciento de nuestra personalidad. Somos incapaces de bromear, de ironizar. Solo de pensarlo me entra terror.” (p. 107-108)

En él aparecen también dos temas importantes. Uno en el desarrollo de la novela como es la emigración, ya que la mujer quiere irse, pero a él le retiene, precisamente, el idioma, segundo tema, que es una de las principales características de la escritura de Dovlátov: su uso muy particular de la lengua, como hemos visto que menciona en su carta al editor.
También hay, como siempre, sentido del humor por todas partes. Solo dos ejemplos:

 “–Verá usted, he leído muchísimo sobre los perniciosos efectos del alcohol… Así que he decidido dejarlo. Para siempre. Dejar de leer quiero decir…” (p.12)

“- El techo tiene agujeros.
- Cuando hace bueno no se nota. Y por lo que dicen, no parece que vaya a llover.
- Hay grietas en el suelo.
- Ahora es más llevadero. Antes por esas grietas entraban a visitarme los perros vagabundos.
- No parece que hayas tapado las grietas.
- No, pero he amansado a los perros. Ahora somos colegas.” (p 118-119)
(Conversación con su mujer cuando le está enseñando el lugar en el que vive en la aldea)

Hay incluso algún momento que recuerda esos “diálogos para besugos” que había hace años en alguna revista gráfica española.
En fin, un libro típico del autor tan recomendable como todos. Creo que estamos ante un escritor que puede gustar a la inmensa mayoría de los lectores y, desde luego, a muchos convertirlos en verdaderos fans. Es el caso de Juan G.B., como demuestra con su magnífica reseña en unlibroaldia.blogspot.com a la que me remito para mayores, y mejores,  informaciones sobre el libro.
Solo me queda animar a la editorial Fulgencio Pimentel para que siga traduciendo libros de este gran escritor.

Serguéi Dovlátov, Retiro. Traducción Tania Mikhelson y  Alfonso Martínez Galilea.