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lunes, 4 de abril de 2016

Ensayos un poco anticuados



Componen este libro cuatro ensayos escritos entre 1969 y 1972 momentos en los que seguramente tuvieron un gran valor y actualidad. Creo que leídos hoy han perdido bastante.
El primero es El interrogatorio de La Habana en el que analiza respuestas que dieron algunos de los anticastristas detenidos tras el desembarco en la Bahía Cochinos. Tiene el interés de ver cómo lo justifican, pero el autor creo que a veces hace unas interpretaciones demasiado forzadas.
En La imagen de un partido, segundo ensayo, analiza la evolución del Partido Comunista cubano. Aquí el interés radica en alguna enseñanza que se podría sacar para la actual situación política española.
El tercero trata de Turismo revolucionario. Es el que más me ha gustado quizá porque recoge versiones dadas por gentes tan distintas como A.Gide, A.Koestler o S.Sontag de sus visitas a países comunistas.
Cierra el libro con un ensayo en el que defiende la postura de Bartolomé de Las Casas y que le sirve para criticar el colonialismo actual.
Son textos comprometidos como suelen ser los de Enzensberger, textos que no eluden la crítica y provocan el debate. Lo que sucede es que algunos de esos debates ya están, si no cerrados, sí pasados de moda.
Tengo que reconocer que los dos últimos libros que se han publicado de este autor me han defraudado en parte. En el anterior, Tumulto, también se recogían textos antiguos en una pretendida autobiografía que resultaba muy inconexa. Me quedo con el Enzensberger que escribía sobre Durruti o sobre Hammerstein, dos libros magníficos o incluso con sus reflexiones como señor Z.



Hans Magnus Enzensberger, El interrogatorio de La Habana y otros ensayos

miércoles, 21 de octubre de 2015

Recuerdos fragmentarios



 
Siento un gran respeto intelectual por el autor sobre todo por el magnífico libro que dedicó a Durruti. Recientemente he leído dos libros suyos que me han resultado bastante sugerentes (en el blog hay constancia de ambos). Sin embargo, estos recuerdos me han decepcionado en parte.
Este no es un libro de memorias, que sería ciertamente interesante que el autor escribiera, sino una recopilación de una serie de textos sobre algunos momentos del pasado siglo. Se divide en tres apartados. En el primero, relata dos viajes a la URSS a mediados de los sesenta que no aportan gran cosa, vistos desde hoy, al conocimiento de aquella realidad;  si acaso, al  papel y la importancia de la Unión de escritores y un poco a la figura de Jruschov; el resto es casi una guía turística de Asia central y Siberia. El segundo, el más voluminoso e interesante con diferencia, se centra en el período 1967-70 con la particularidad de que gran parte de ese tiempo lo pasó Enzensberger en Cuba, Camboya o Estados Unidos y no en Berlín que era el centro de la protesta. A pesar de ello, aquí están las mejores páginas del libro empezando por su original planteamiento –como un diálogo con su hermano-, y terminando por la aparición de dos personajes de gran importancia en su época: Ulrike Meinhof y Rudi Dutschke. Dentro de este apartado aparece la siguiente confesión: “Yo era el mal camarada que nunca alcanzó la condición de socio, independientemente de que se tratara de la SDS, un colectivo compartiendo piso, la Unión de Escritores o cualquiera de los numerosos partidos comunistas.  Tampoco se me ve en las famosas fotos de manifestaciones y batallas campales. Preferí mantenerme entre bastidores.” (p.133) En el apartado con el que cierra el libro cuenta algunas cosas no demasiado relevantes sucedidas después de 1970.
Es una pena que alguien con su nivel intelectual, con una vida tan plagada de acontecimientos importantes y que ha conocido a tanta gente protagonista en algún aspecto de su época, se haya limitado a publicar estos textos bastante superficiales. Creo que cualquier conocedor del autor hubiese disfrutado con algo más elaborado.
Una cosa que me ha sorprendido es el espacio que dedica a la “novela rusa” como él llama a su matrimonio con Masha, una peculiar mujer rusa que podría ser perfectamente protagonista de una novela.
En todo caso, el libro se lee con gusto porque Enzensberger sabe contar muy bien las cosas.
 
Hans Magnus Enzensberger, Tumulto

miércoles, 12 de agosto de 2015

Reflexiones desde la madurez



 
A estas alturas de su vida, nació en 1929,  Enzensberger se puede permitir unas reflexiones como las que deja en este, por otro lado, interesante, entretenido y ocurrente libro.
Toca todos los temas que le viene en gana y con muy diverso estilo yendo de la ironía al escepticismo, pasando por la crítica más o menos dura. Utiliza para ello a un tal señor Z. (¿será por la letra de su apellido?) que hace las reflexiones en la calle ante un grupo de gentes que se acerca para escucharle y, en general, seguirle la corriente.
El dinero, la universidad, la indignación, el diseño, el sueño, la civilización americana, la energía, la cosmonáutica tripulada, la corrección política, la democracia, los derechos humanos, la vejez, las reseñas, o el cuarto de baño, son algunos de los muchos temas sobre los que Z. da su opinión que es recogida por alguno de los oyentes.
Como se ve, unos temas  son más llamativos que otros y lo mismo pasa con la reflexión que hace sobre ellos que resulta más o menos interesante y con la que se puede estar o no de acuerdo, pero siempre es bueno que alguien con la experiencia vital e intelectual del  autor se ponga  a hablar sobre todo lo divino y humano.
Hasta ahora había leído otros dos libros suyos, ambos magníficos: El corto verano de la anarquía y Hammerstein o el tesón.  Creo que tendré que leer alguno más pues hay por ahí una Guía para idiotas y un En el laberinto de la inteligencia, cuyos títulos prometen.
 
Dos muestras de alguna de sus reflexiones:
 
“Deberíamos leer menos, afirmó Z. con mal humor. A su modo de ver, leer era una mala costumbre, tan perjudicial para la salud como el tabaco. “Si me hubiera dedicado a pensar en lugar de hojear libros o incluso periódicos”, prosiguió, “probablemente me hubiera vuelto más inteligente.”” (p.20)
 
“Quizá lo que deberíamos hacer es sencillamente abandonarlos a su  riqueza, a esos imbéciles que necesitan a toda costa poseer el yate más gran del puerto.” (p.61)
 
H. M. Enzensberger, Reflexiones del señor Z. o migajas que dejaba caer, recogidas por sus oyentes.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Replanteando el europeísmo




 
“Un libro breve, claro, rotundo, bien informado, irónico y a veces también inquietante”. (César Antonio Molina, El País)
 
“Una recapitulación cargada de dinamita. Pero, seguramente, sólo así puede leerse: cuando estalla en nuestras manos y nos produce la carcajada o la indignación”. (José Andrés Rojo)
 
Estas dos comentarios que aparecen en la contraportada resumen, mucho mejor de lo que yo podría hacer, lo que es este libro en el que, en apenas 100 páginas, se hace una fuerte crítica de lo que suponen muchas de las instituciones europeas y sus prácticas.
Tengo que decir que he soltado carcajadas, como se dice en el anterior comentario, ante alguna de las barbaridades que se han cometido con la manía de regular todo (lo del pepino o el puerro es realmente espectacular). Pero también me ha pillado en una época en la que poco a poco me voy haciendo más euroescéptico dada la “germanización” a la que estamos asistiendo y, por lo tanto, ha contribuido a reforzar esa idea de que se está haciendo tan mal que a lo mejor hay que replantearse casi todo de nuevo (incluyendo nuestra participación). Siempre he sido un europeísta convencido, y en ello han tenido mucho que ver mis lecturas de Stefan Zweig, pero creo que o se da un cambio de rumbo, o la idea europeísta fracasará y a lo sumo quedará como un gran mercado; claro que para ese viaje no hacían falta tantas alforjas.
Recomendable lectura aunque…
 
Hans Magnus Enzesberger, El gentil monstruo de Bruselas o Europa bajo tutela