jueves, 30 de mayo de 2019

Buena colección de relatos




Vásquez es un escritor al que tardé en conocer, de hecho lo hice a través de su última novela publicada en 2016, pero me gustó tanto que en poco tiempo casi me puse al día de su obra. En el blog están las correspondientes entradas con los comentarios.
Llega ahora un conjunto de nueve relatos inéditos en su mayoría (cuatro han aparecido en diversos medios aunque, dice el autor, que no siempre en la misma versión con la que aparecen ahora).
En el artículo de Federico Simón sobre el libro publicado en elpais.com, se reproducen las siguientes palabras de Vásquez:
“Un cuento captura emociones o movimientos de nuestra sensibilidad tan pequeños que si los tratáramos de apresar con una novela se irían, se escurrirían.
(..)
“En todos hay un narrador que el lector puede asociar conmigo. El libro es muy personal, vamos a decir autobiográfico, porque son vivencias mías que por alguna razón me molestaron, me incomodaron”.

Aquí menciona un elemento fundamental en casi todos ellos como es ese carácter autobiográfico que hace que en alguno incluso aparezca como protagonista el propio autor. También es cierto que en la mayoría la brevedad hace que la intensidad sea mayor y quizás que en una novela se pudieran perder algunas emociones. No obstante, hay alguno, como por ejemplo el que da título al libro, que me hubiera gustado verlo convertido en una novela aunque fuera corta; te quedas con las ganas de más historias y más detalles.
Todos tienen su interés y en todos se nota la mano de un gran escritor capaz de profundizar en las historias aunque sean cortas. También tienen en común diversos grados de violencia que llega a su culmen en el titulado Aeropuerto, en el que relata el asesinato de Sharon Tate, pero que en Los muchachos tiene gran presencia tanto por las peleas callejeras como por los atentados hechos por sicarios. No falta tampoco algún suicidio.
Vásquez es un escritor colombiano y, por lo tanto, tiene bastante lógica la presencia de la violencia en su literatura. De hecho en la entrevista que le hace AndrésSeoane en elcultural.com en una de sus respuestas  afirma:

“Es un testimonio de mi generación en Colombia, que estuvo marcada por el narcoterrorismo en los años 80 de manera muy especial. Hay un cuento que es una metáfora de eso, «Los muchachos», pero todos tiene que ver con ese momento en que la violencia te pasa cerca, tocándote, o simplemente de manera en que sientes el desplazamiento del aire cuando te pasa cerca.” (Subrayado en el original).

Un libro muy recomendable como lo son todos los que he leído del autor, tanto por los temas que trata como por su capacidad narrativa y su dominio del lenguaje.
Hay una buena reseña de Nadal Suau en elcultural.com en la que define de forma muy sintética cada uno de los relatos.

Juan Gabiel Vásquez, Canciones para el incendio

viernes, 24 de mayo de 2019

Testimonio sincero



Una consideración previa. Este es uno de esos libros que nunca se me hubiera ocurrido leer; además, es un libro en el que jamás me he fijado en mis visitas a las librerías y eso que ya lleva dos años publicado. Por un lado, apenas leo autores españoles, ni siquiera las últimas publicaciones de quienes como Cercas o Muñoz Molina he seguido hasta hace poco. Sin embargo, cuando hago alguna excepción a esta regla, que también podría definirse ya como manía, no me suelo arrepentir y así he conocido a una autora muy interesante, Clara Usón y, más recientemente, a otra tremendamente rompedora como Cristina Morales. Por otro lado, de haberlo visto no creo que me hubiera interesado demasiado leyendo la contraportada.
Sin embargo, de nuevo esta expresión, aquí estoy comentándolo después de haberlo leído. Una amiga, en cuyo gusto confío bastante, de prácticamente la misma edad que la autora y protagonista del libro me lo recomendó hace poco y decidí seguir su consejo a pesar de lo comentado antes sobre mi cierto rechazo por la literatura que se hace por aquí.
Tengo que decir que el libro no me ha defraudado, pero tampoco me ha entusiasmado. Es un texto bastante irregular en lo que cuenta y en cómo lo cuenta. Seguramente esto tiene que ver con lo que dice Montuenga en su magnífica reseña en unlibroaldia. Blogspot.com:

“Quien quiere ser madre parece (y es) un libro escrito con urgencia. Con la urgencia del desahogo emocional, pero también de aportar un testimonio antes de que los sentimientos se diluyan y, probablemente también, de aprovechar toda esa visceralidad, ese torbellino de sentimientos para construir algo que ya estaba latente de una pieza. Puede que Nanclares tenga razón y ese fuera el momento idóneo para narrar su experiencia, pero esta debería haberse cocido a fuego lento en lugar de utilizar la olla a presión.”

Hay mucha precipitación en varios capítulos y demasiadas ganas de contarlo todo que llevan a un cierto embarullamiento.
El libro es un texto de lo que se suele llamar ahora autoficción. La protagonista es Silvia Nanclares y el tema principal, aunque no único, es la búsqueda de la maternidad que al hacerse en una edad un tanto tardía, 41 años, la lleva a necesitar métodos “artificiales” como la FIV (fertilización in vitro). En este proceso se topa con los abusos económicos de determinadas ginecólogas y clínicas dedicadas al tratamiento de la infertilidad. Abusos que critica en varios momentos del libro. Como decía, no es el único tema del libro ya que en medio de todo su proceso se produce la muerte del padre, lo que la lleva a tratar varias veces el tema que se convierte en parte en un homenaje y en parte, creo, en una forma de hacer el duelo.
También tiene mucho el libro de retrato generacional -muy explícito sobre todo en el capítulo titulado Hijas de la Transición. De un momento en el que por diversas circunstancias muchas mujeres esperaron para tener hijos y se pusieron a ello antes de que “se les pasara el arroz”.
En el libro hay ficción, obviamente, pero también hay una explicación muy detallada de los métodos y técnicas que se emplean para aumentar la fertilidad. De hecho el capítulo Comecocos lo dedica específicamente a este tema utilizando el recurso narrativo de un blog que escribe Silvia.
Por todo ello estamos ante “un testimonio muy pegado a la realidad, lo cual es, en mi opinión, uno de los grandes méritos de este libro.” tal y como se dice en la reseña hecha en elmomentoderaquel.blogspot.com, una reseña muy completa y favorable al libro.
Es un libro que se lee con interés y en un par de tirones (tiene poco más de 200 páginas), aunque creo que lo disfrutarán sobre todo las mujeres de esa generación por lo que puedan identificarse con muchos de los problemas y algunas de las reflexiones de la protagonista.
Curiosamente, en mi caso, aunque estoy muy lejos en edad y situación personal, profesional y vital, hay algo en lo que sí coincido con Silvia. Hace diez años mi mujer y yo pasamos por el mismo calvario hasta en cuatro ocasiones. Cuando estábamos pensando en intentarlo por una quinta y definitiva vez, resultó que lo habíamos conseguido de forma natural (y sin que apareciese el Espíritu Santo). Parece ser que es algo que puede suceder después de someterse a tratamientos tan duros.

Silvia Nanclares, Quién quiere ser madre.

jueves, 23 de mayo de 2019

Recuperando a un premio Nobel




Andric, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1961, no tiene una obra demasiado extensa, pero sí escribió una de las grandes novelas europeas del siglo pasado, Un puente sobre el Drina. La mayor parte ha sido traducida al castellano hace tiempo; yo leí hace años Crónica de Travnik y La señorita, y lo hice tras la impresión que me quedó después de  la lectura de su mejor novela.
Ahora se publican tres novelas cortas, o relatos largos que nunca sé muy bien cómo catalogarlos, agrupadas bajo el título de la primera.
El elefante del visir, la primera novela de esta edición, es una especie de fábula moral, además de un alegato contra el autoritarismo y una defensa de la valentía frente al poder.
La segunda, Los tiempos de Anika, es un relato bastante peculiar pues aunque empieza con la locura de un pope, de repente cambia de tema y, a partir de un desengaño amoroso la protagonista, Anika, decide dedicarse a la conquista de hombres. Se desarrolla a mediados del siglo XIX.
Conejo, la que cierra el libro, es una interesante historia sobre la evolución de un personaje que con un trabajo de funcionario rutinario y una familia que lo rechaza lleva una vida bastante triste. Primero buscará en la orilla del río Sava el contacto con un grupo de gentes muy diversas (aquí, en los personajes que aparecen, está una de las mayores riquezas del relato), pero será finalmente su participación en la resistencia a la ocupación alemana donde encontrará su verdadero lugar.
Tres historias, pues, radicalmente diferentes y que suceden en épocas también muy distintas, pero que tienen algo importante en común: el estilo. Dice José María Guelbenzu en su reseña para elpais.com.

“Andric es uno de esos autores de estructura lineal y prosa clara que, sin embargo, poseen la característica astucia del buen contador de historias, el que maneja el tiempo y el ritmo del relato y seduce al lector u oyente con la grata cadencia de la vida, confiado en mantener en vilo con su palabra la curiosidad de su auditorio.”

A pesar del diferente interés que pueda despertar cada una de las historias, es cierto, como apunta Guelbenzu, que el lector se va dejando llevar por la historia que mantiene siempre la curiosidad por saber hacia dónde nos puede conducir el autor.
Recomendable como lo son todos los de este gran autor.

Ivo Andric, El elefante del visir. Traducción Luisa Fernanda Garrido y Thiomir Pistelek.


miércoles, 22 de mayo de 2019

“Gracias a todos”: Nuevas citas XVI


Hace ya siete años que autoedité Gracias a todos en el que recogía la mayoría de las citas que había ido recopilando hasta entonces. En este tiempo he seguido con mi vieja costumbre y he pensado que sería una buena idea publicarlas en el blog organizadas por temas, con algún comentario si se tercia, tal y como hice en el libro.




Llorar


Me incorporé lleno de vergüenza y de asco, me senté en el banco sollozando. Tenía arte para llorar. Me había procurado muchas ventajas en la vida y también algunos problemas. Cuando tu debilidad es tu fuerza, llora. Porque llorar desconcierta al prójimo, que no sabe qué hacer. Espera violencia y ésta se disuelve en un charco de lágrimas.
John Fante, La hermandad de la uva


Manos


Usted sabe que yo juzgo a las personas no por lo que dicen, sino por sus manos, Doctor. Las palabras son de elástico, las manos de greda, van guardando las huellas, dicen la verdad sobre las personas. Graban la historia de la persona.
Roberto Ampuero,  El último tango de Salvador Allende


Manifestación


Toda la vida me había resultado difícil identificarme con un movimiento. Me daban escalofríos las multitudes y sus consignas a voz en grito.
Heda Margolius Kovály, Bajo una estrella cruel. Una vida en Praga (1941-1968)



Después del sexo, la actividad que combina una experiencia corporal y una emoción intensa en grado máximo es la participación en una manifestación de masas en un momento de gran exaltación ciudadana.
Eric Hobsbawm, Años interesantes. Una vida en el siglo XX



Para los jóvenes revolucionarios de mi generación, las manifestaciones masivas eran el equivalente de las misas de pontifical para los católicos devotos.
Eric Hobsbawm, Años interesantes. Una vida en el siglo XX


Matrimonio


Un día, no sabía cuándo, empezó a olvidar todo lo bueno como hasta entonces había olvidado todo lo malo. Según la teoría del matrimonio, ése sería el momento en que se deja de estar enamorado.
Miljenko Jergovic, Buick Rivera



Como muchos otros antes que él, Abbott descubre, después de casado, que el matrimonio es una lucha (clínicamente, una negociación) por ver cómo se reparte el Mal Humor. Un matrimonio, sobre todo un matrimonio con hijos, no puede funcionar bien si ambas partes andan de mal genio; por lo tanto, el Mal Humor es un privilegio del que no pueden gozar los dos cónyuges a la vez. ¿A quién se le permite estar de Mal Humor? Esto se convierte en una lucha cotidiana.
Chris Bachelder, A propósito de Abbott



(…) ¿por qué he buscado siempre lo absoluto, el matrimonio, por ejemplo? Aquel estado idílico no compatible con la realidad, con la realidad de no pertenecer, de corresponder poco, de traicionar ante la primera tentación.
Israel Centeno, Calletania



Olvidadas momentáneamente de que el matrimonio tiene la crueldad satánica, el perfume sulfuroso de la empresa privada, que, al fin y al cabo, es lo que es. Testamentos, herencias, separaciones de bienes, patrimoniales, legítima, gananciales, de libre disposición, todo ese estiércol que abona notarías.
Rafael Chirbes, Crematorio


Pero el matrimonio… Es una estafa porque dicen que es sagrado. Sí, inviolable. ¡Inviolable!... En particular esos matrimonios que no son más que un negocio camuflado a contrato fijo.
Torborg Nedreaas, Nada crece a la luz de la luna



El peor problema del matrimonio no es el matrimonio en sí mismo sino las complicaciones cuando uno quiere disolverlo. Las discusiones por el dinero –aunque haya poco-, los bienes, lo que se queda uno y el otro.
Claudia Piñeiro, Las maldiciones


Es normal sentir compasión por los matrimonios, especialmente por los matrimonios que comienzan a acumular años de vínculo conyugal, porque todos sabemos que el matrimonio es la más terrible de las instituciones humanas, pues requiere sacrificio, requiere renuncia, requiere negación del instinto, requiere mentira sobre mentira, y a cambio de la paz social y la prosperidad económica.
Manuel Vilas, Ordesa



Memoria


Hay que haber empezado a perder la memoria, aunque sea solo a retazos, para darse cuenta de que esta memoria es lo que constituye toda nuestra vida. Una vida sin memoria no sería vida, como una inteligencia sin posibilidad de expresarse no sería inteligencia. Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra acción, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada.
Luis Buñuel, Mi último suspiro


“El tonto que tiene buena memoria está lleno de pensamientos y de datos, pero es incapaz de sacar conclusiones”.
Vauvernagues citado en
Lucien Jerphagnon, Elogio del pesimismo. Cualquier tiempo pasado fue mejor



Le ocurre a menudo, pero en su propio despecho: relee algo que escribió meses atrás, y cada palabra vuelve a ser nueva. Pero aún: ni siquiera recuerda haber escrito ese texto. Es una de las ventajas de la edad. Olvidar. Una cosa vieja puede parecer nueva incluso al día siguiente.
 Herman Koch, Estimado señor M.



La abuela me enseñó: “La memoria es como la lengua, siempre va a la muela que más duele”.
Guillermo Saccomanno, Situación de peligro citado en
Claudia Piñeiro, Un comunista en calzoncillos



Mentira


(…) la mentira tiene mil usos, es maleable y sumisa como un niño: hace lo que le pidamos, siempre está dispuesta a servirnos, no es pretenciosa ni egoísta ni pide nada a cambio. Sin ella, no sobreviviríamos ni un segundo en la jungla de la vida social.
Juan Gabriel Vásquez, La forma de las ruinas


Una mentira piadosa siempre es perdonable. Pero quien dice la verdad sin estar obligado a ello no merece perdón.
Karl Kraus, Dichos y contradichos


La verdad es un criado torpe que rompe platos mientras limpia.
Karl Kraus, Dichos y contradichos



Las verdades siempre son provisionales, mientras que las mentiras a menudo son imposibles de cambiar.
Henning Mankell, Botas de lluvia suecas


Miedo

- ¿Tanto miedo tiene usted a morir? (…)
-  Como siempre, no ha comprendido usted nada - le respondió el médico. El miedo es un vicio, arraiga cuando se lo cultiva. Lleva tiempo curarse de él.
Marie Vieux-Chauvet, Amor, ira y locura



A mí me suele pasar como a Kodaly. De hecho es raro que llegue a gritar en una manifestación. Creo recordar que solo lo hice cuando la guerra de Irak, momento del tipo al que se refiere precisamente Hobsbawn en la primera cita.
Creo que Jergovic acierta con el momento preciso. Un poco más pedestre, pero también muy acertada la idea de Bachelder. Durante muchos años dije que el matrimonio es una forma de arreglar el patrimonio; lo confirma la idea de Chirbes. Para lo que dice Piñeiro no hace falta que haya matrimonio, solo es necesario que haya patrimonio y que se haya puesto en común..
Como reflexión adicional diría que todo lo que se afirma del matrimonio se puede afirmar igualmente de otro tipo de relaciones en las que no existe vínculo legal, porque lo importante es el vínculo emocional y las cosas que se van compartiendo a partir de tener una vida en común.
Lo que dice Buñuel sobre la memoria es tan cierto como que la enfermedad que más temo es el Alzheimer; perder la memoria es quedarse muerto en vida. Lo de Koch me sirve para películas, libros, etc, pero también es una desgracia que a veces todo parezca nuevo.
Por desgracia es muy cierto lo que dice Vásquez sobre la mentira. En la misma línea se mueve Kraus. Lo de Mankell lo tuvo muy claro Goebbels.  (y hoy muchos políticos en España).

martes, 21 de mayo de 2019

El ejercicio del periodismo



Hace muy pocos días, a raíz de la entrada en la que comentaba el libro El Director, insistía en algo recurrente: mi interés por todo lo que tenga que ver con el periodismo, sobre todo si se trata de las experiencias personales de los protagonistas.
Tortosa ha titulado bien el libro, sin embargo creo que el subtítulo es un tanto engañoso porque el libro realmente es una autobiografía profesional, una descripción de su paso por diferentes medios a lo largo de su dilatada carrera de cuarenta años. Sin ánimo de ser exhaustivo este paso incluye: el Grupo Zeta, Pueblo, Antena tres Radio, TVE (Informe Semanal, Quién sabe dónde)), Cambio 16, Canal Sur, Antena 3 televisión (La sonrisa del pelícano), CNN+( doce años y, por lo tanto, la etapa más duradera), UGT, Público y La Tuerka. Es decir, prensa escrita, radio y televisión. Así pues, el autor tiene una gran experiencia en todo tipo de medios, públicos y privados, de Madrid y de Andalucía, en puestos importantes y como simple reportero. En fin, sabe de lo que habla y sabe contarlo.
Ahora bien, al libro yo le encuentro un problema importante. Hasta casi la mitad del texto no aparecen reflexiones sobre aspectos relevantes de la profesión y se limita a la enumeración, demasiado prolija y detallista en nombres, de su paso por los medios y de la gente que va conociendo. Como soy de la misma generación del autor, esta lectura me ha traído muchos recuerdos de periodistas muchos de ellos ya desaparecidos y de programas que oía o veía en su momento, pero no creo que tengan mayor interés para gente más joven.
Otra cosa es cuando se centra en los temas de la profesión como pueden ser: el trabajo de los reporteros, la crítica del periodismo “declarativo” o del de “convocatoria”, el fotoperiodismo, las corresponsalías o el uso de las jergas, por mencionar los que me han parecido más trabajados.
También tienen  bastante interés las críticas que va haciendo a lo largo de todo el libro. Así, a personas concretas como, entre otros: Manuel Melero (director Canal Sur), Enric Sopena (campaña referéndum OTAN en TVE), Francisco Rosell (director de El Mundo en 2017 quien, por cierto, también recibe una acerada crítica en el libro El Director) o Gaspar Zarrías (el gran conseguidor del PSOE andaluz).  En otro orden de cosas también critica: a las asociaciones profesionales de periodistas, a periodistas a los que les gusta ser gestores, a las televisiones autonómicas o a la UGT de Andalucía.
Finalmente, las conspiraciones permanentes como expresa en el siguiente fragmento:

“Daba igual donde trabajaras, en el mundo de la información se perdían muchas horas en las luchas por el poder. ¿Para qué ibas a despilfarrarlo persiguiendo historias si podías invertirlo en conspirar? En periodismo, trabajar y vivir al margen de las conspiraciones no es que sea complicado: es un milagro. Siempre hay cuchillos volando por los pasillos…, hasta que encuentran una espalda donde clavarse.” (p. 147)

(Este aspecto me recuerda mucho lo que cuenta David Jiménez en el mencionado libro El Director en el que se cuenta más de una conspiración.)
Al trabajo de periodista le dedica mucho espacio y resulta bastante interesante lo que cuenta porque, además, está basado en su propia experiencia. Podría poner varios ejemplos de cosas que me han llamado la atención, pero me limitaré a reproducir uno que me parece especialmente curioso:

“Que no era posible conseguir salida al satélite desde más cerca, te explicaba el operador. “No te preocupes –te decían desde Madrid-, que te leemos lo que acaba de llegarnos por agencia y lo cuentas.” Y tú, con el pinganillo puesto, sin poder salirte del cuadro para que el realizador no se pusiera de los nervios, tomabas nota de lo que Efe o Europa Press decían acerca de lo que estaba pasando a quinientos metros de donde te encontrabas.” (p. 225)

En resumidas cuentas, un libro con temas y momentos bastante interesantes sobre todo para quienes estimen esta profesión, pero también un libro que ofrece demasiados nombres y detalles que se podrían haber ahorrado, o tratado de forma más resumida, con lo que la lectura hubiera sido más fluida. En todo caso, un libro recomendable.
No quiero terminar sin dejar constancia de una declaración que suele ser habitual en los periodistas, y que si fuese cierta en todos los casos que he leído o escuchado a lo largo de los años, no habría ninguna influencia del poder en ningún medio. (Con esto no quiero decir, obviamente,  que ponga en duda la de Tortosa).

“(…) nunca recibí una sola presión del gobierno durante los doce años que estuve al frente de aquella corresponsalía.“ (se refiere a cuando fue delegado de CNN+ en Andalucía) (p. 264)


Juan Tortosa, Periodistas. El arte de molestar al poder.



lunes, 20 de mayo de 2019

Inagotable Zweig



La editorial Acantilado está demostrando con la publicación de la obra de Zweig que estamos ante un escritor que no solo tuvo un éxito tremendo en su época, sino que se trata de un auténtico clásico cuya obra, en su inmensa mayoría, sigue perfectamente vigente hoy en día. Claro, yo soy bastante sospechoso de parcialidad porque en la serie que dedico en el blog a mis autores favoritos he puesto a Zweig en segundo lugar, pero creo que el hecho de que se siga reeditando su obra demuestra que hay mucha gente que participa de la misma opinión.
Además estamos ante un autor con muchas facetas. Así, escribió ensayos sobre temas tan variados como: literatura, religión, historia, etc.; fue un gran biógrafo como lo atestiguan textos como Fouché, María Antonieta, etc.; sus memorias son un libro fundamental para entender el primer tercio del siglo XX y, finalmente, su copiosa producción narrativa ofrece textos muy variados y espléndidos de lo que algunos llaman, no sé si con razón o no, “novela psicológica”.
Valga toda esta larga introducción para ahorrarme decir demasiadas cosas sobre este magnífico librito -apenas 133 páginas en formato bolsillo-,  sobre Américo Vespucio. En él está representado lo mejor del autor: un tema curioso e interesante, como es la discusión sobre por qué se puso el nombre de América al continente occidental; la utilización de documentación de variada procedencia, así como la discusión sobre su mayor o menor fiabilidad y, sobre todo, la inmensa capacidad de Zweig para contarlo todo con una claridad, una agilidad y una riqueza de vocabulario que han hecho de él uno de los autores más leídos de la historia.
Puede que algunas de las cosas que dice hayan sido superadas por investigaciones posteriores, pero esto pasa con todo libro que toque temas históricos. Lo que seguramente no superarán es su capacidad de poner al alcance de cualquier lector un tema como este.
Si el año pasado se reeditó su novela Miedo y en 2017 Clarissa, espero que este año la editorial siga ofreciéndonos novedades.

Stefan Zweig, Américo Vespucio. Relato de un error histórico. Traducción Joan Fontcuberta.

jueves, 16 de mayo de 2019

Grossman en Armenia



Este librito de apenas 136 páginas es el último texto escrito por el autor en 1962-1963 poco antes de su muerte producida en 1964, pero no pudo ser publicado en su totalidad por algo que comentaré más adelante. Grossman es uno de los grandes escritores rusos del siglo XX. Sus crónicas sobre la batalla de Stalingrado merecieron que el historiador británico Anthony Beevor le dedicase un libro completo; su novela Vida y destino es uno de los grandes textos del siglo y un auténtico clásico; y tiene también novelas que, como sucede con Todo fluye, además de estar muy bien escritas son muy interesantes por su contenido y por el compromiso del autor.
Obviamente tiene bastante más de lo que he mencionado, pero me he limitado a hablar de lo que conozco por haberlo leído.
Hacía tiempo que no se traducía nada nuevo del autor y ha sido una grata sorpresa encontrar este libro en las estanterías de las librerías. Grossman hizo una estancia de más de dos meses en Armenia en 1961 para traducir al ruso el libro de un escritor armenio. Estuvo principalmente en la capital, Ereván, pero también hizo algunos viajes al interior para conocer el país. Este libro es el resultado de sus impresiones y también algo más. Como dicen Marta Rebón, la traductora, y Ferran Mateo en un texto al final del libro:

“En este ensayo-meditación, lejos de ser una mera recopilación de impresiones sobre la cultura y el paisaje caucásicos, la mirada humanista de Grossman recoge todas las lecturas posibles sobre la superficie rocosa de Armenia y la áspera vida de sus moradores.”(p. 140)

Efectivamente, podemos decir que el libro tiene dos claros componentes. Por un lado, las descripciones que hace tanto de la naturaleza como de muchos aspectos de las formas de vida y la cultura de los armenios, que abarcan desde su poesía a su comida pasando por sus monumentos e incluso la celebración de una boda  y, por otro lado, una serie de reflexiones sobre diferentes temas que le preocupaban como: el nacionalismo, el suicido, la bebida, Stalin, etc.
Todo tratado con esa perspectiva humanista que se menciona en la nota reproducida antes. Y, además, dejando constancia de un par de situaciones en las que se vio envuelto que muestran también a una persona capaz de contar algo tan humano como los apuros que pasó dos veces en los viajes cuando sus intestinos ya no podían aguantar más. Aunque tenga algo de cómico tal y como está relatado, realmente mueve más a la compasión, sobre todo si el lector ha tenido también ese problema alguna vez.
Decía antes que el libro no se pudo publicar íntegro en su momento parece ser que debido a dos cuestiones. Una es la mención ya al final del libro de la existencia todavía del antisemitismo, y la otra el tratamiento que da a la situación de pobreza en muchos de los lugares que recorre del que puede ser un buen ejemplo el siguiente fragmento:

“Entramos en una habitación de piedra: ¡qué pobreza tan severa! ¡Qué bueno ser honesto y pobre! Las paredes, el techo y el suelo están hechos de piedras grandes. A los utensilios antiguos, milenarios, apenas los había rozado el hálito de la Edad del Hierro: la vajilla, los recipientes para el grano, el acetite, el vino y la chimenea eran la viva estampa de la Edad de Piedra.” (p. 121)

Hay que tener en cuenta que ya habían pasado más de cuarenta años de la revolución de octubre y por lo tanto había pasado el tiempo suficiente para mejorar las condiciones de vida de la gente.
Para terminar, reproduzco la siguiente reflexión por lo que tiene de poner los pies en el suelo con esa idea de que un lugar puede ser muy bello para ver, pero al mismo tiempo poco agradable para vivir.

“Vamos hacia la frontera con Azerbaiyán. A la derecha, un ruidoso río de montaña; a la izquierda, cerca del camino, aldeas rebosantes de ese encanto rural que tanto placer nos procura cuando lo contemplamos desde la ventanilla del coche, ese encanto al que la población de las aldeas, ansiosa tercamente por mudarse a la ciudad, le otorga poco valor.” (p. 90)

En fin, un libro que se lee con agrado, con el que se aprenden cosas y se disfruta de la escritura de uno de los grandes autores del siglo pasado.

Vasili Grossman, Que el bien os acompañe. Traducción Marta Rebón.



martes, 14 de mayo de 2019

Cataluña: debate en la izquierda



En los últimos tiempos se ha producido una verdadera avalancha de libros dedicados a hablar del procés vivido en Cataluña desde todas las perspectivas y  posiciones políticas imaginables. Sin ir más lejos, y hablando de memoria,  en diferentes entradas de este blog he comentado los libros de Jordi Amat, Ignacio Sánchez-Cuenca y Guillem Martínez. Ya había tenido suficiente hasta que apareció este interesante libro de debate-diálogo entre dos personas a las que respeto mucho, tanto por las posiciones que suelen mantener, como por la forma en que lo hacen que es, por otra parte, poco habitual entre los que se dedican a la política en nuestro país. (De hecho Domènech ya ha abandonado al menos la primera línea).
El libro no decepciona porque a lo largo de las cinco partes en que está dividido asistimos a reflexiones y tomas de posición que ayudan a replantearse o reafirmar las propias ideas.
Las cinco partes son: ¿Qué es el catalanismo? ¿Qué son las izquierdas? Independencia, plurinacionalidad, reforma constitucional. Esperanzas, temores y aceleración de la historia.  Las soluciones.
Como se puede apreciar se trata de un repertorio muy completo de los diferentes aspectos que están presentes en el actual conflicto. Sobre ellos dialogan Doménech y Tardà -Barceló se limita prácticamente a dar pie o a introducir algunos temas-, de una forma abierta y franca sin obviar los temas más conflictivos y, muy importante en este tipo de textos, sin que les importe el tiempo que ocupan sus intervenciones (hay varias sobre todo de Domènech de dos o tres páginas cada una).
Tampoco tienen censuras en lo que dicen. Así, por ejemplo, podemos leer lo siguiente dicho por Domènech:

“¿Trump es extrema derecha? Claro. Es populismo, es peligroso. Claro que es peligroso, pero captó algo que parece que las izquierdas han perdido de vista hace mucho tiempo: hay que tener el valor de decir a la cara de los grandes poderes económicos que no pueden seguir así.” (p. 83)

Esto no será fácil verlo salir de la boca de ningún político de izquierdas.
Dentro de la multitud de temas que se tratan y del interés que la mayoría de ellos despierta, a mí me han llamado la atención algunas cosas como: las diferencias que se apuntan entre el antifranquismo de Madrid y el de Cataluña; la consideración por algunos de los catalanes como el enemigo interno; los intentos, fracasados, tanto del PP como del PSOE para intervenir en el contenido del discurso del rey del 3 de octubre; la diferente actuación de los actores en los premios Goya y en los Gaudí o también, y estos dos son bastante más importantes que los anteriores, el papel crucial que tuvo Cataluña en la formación del actual estado autonómico y, finalmente, algo que desconocía totalmente, que se puede cambiar el complejo mecanismo de reforma constitucional aplicando el artículo 168.
Evidentemente, lo relevante son las reflexiones sobre los populismos, los nacionalismos, los pactos, la reforma constitucional, el republicanismo, el catalanismo, etc. Por cierto que en la mayor parte de los temas que tratan suele haber en algún momento una alusión a otros momentos de la historia, tanto española como de otros países, en la que ambos contertulios, pero sobre todo Domènech, demuestran no solo amplios conocimientos sino una gran capacidad para relacionarlos.
También hay, no podían faltar, alusiones a la actualidad política con intervenciones como esta de Domènech:

“Casado ha prometido que, si ganan las lecciones, aplica el 155. En primer lugar, es mentira. Además, ha demostrado que es un cretino. No obstante, el otro día salen dirigentes socialistas diciendo: ”A nosotros no nos temblará la mano para aplicar el 155”. Les diría: “¿Qué más me da a mí que les tiemble la mano o no? Usted tiene un problema”. Es evidente que los catalanes tienen un problema si usted aplica el 155, pero usted también lo tiene si lo aplica. Eso no es un proyecto de nada.” (p. 105)

En este sentido, como sucede sobre todo en el primer tramo de la cuarta parte, a veces cuesta un poco seguir los argumentos porque se entra en un nivel de detalle de los entresijos de la política catalana que no es fácil conocer.
Para ir terminado este comentario que se podría alargar tanto como se quisiera porque hay temas de sobra para hacerlo, reproduzco una frase de Tardà que de alguna manera expresa y resume muy bien una de las razones por las que alguien como yo, antinacionalista racional y visceral, apoyó y sigue haciéndolo el movimiento independentista:

“De hecho, es muy posible que Cataluña se esté convirtiendo en una gran oportunidad para la democracia en España y para las libertades de todos los pueblos.” (p. 106)

Un libro muy recomendable que hay que intentar leer sin prejuicios y con el ánimo abierto también para debatir lo que se lee que, creo,  es el mejor homenaje que se puede hacer a los autores.


Xavier Domènech, Àngels Barceló y Joan Tardà, Entre ïtaca e Icaria. Reflexiones sobre Cataluña, España y las izquierdas. Traducción Jordi Vidal.



domingo, 12 de mayo de 2019

Opera prima de una interesante escritora franco-marroquí




Si en 2016 obtuvo el premio Goncourt con su magnífica novela Canción dulce y el año pasado en esta editorial se publicó su interesante estudio sobre la mujer y el sexo en Marruecos, no me extraña que ahora se traduzca su primera novela que, desde luego, ya anunciaba que se trataba de una buena escritora.
Esta novela se publicó en 2014. Tiene una protagonista casi única, Adèle, una mujer de clase media acomodada, buena profesional (es periodista especialista en asuntos internacionales del norte de África), casada y con un hijo de tres años, pero también con una pasión por el sexo bastante desenfrenada. Esta pasión la lleva a tener aventuras constantes con todo tipo de hombres, desde compañeros de trabajo a amigos de su marido, pasando por los que conoce en un bar y por el sexo de pago.
Escribe Alejandro Luque en su magnífica reseña en msur.es:

“Con el estilo seco, hasta cierto punto frío, que caracterizaba Canción dulce; y con la misma perspectiva omnisciente, si bien muy hábilmente orientada según lo que la autora quiera mostrarnos o dejar a nuestra imaginación, la historia discurre en un clima de tensión progresiva, más afín al thriller que a la novela erótica. De hecho, Slimani cuida mucho el equilibrio de las escenas de cama, de modo que resulten reveladoras a lo justo sin caer en patéticas sobreadjetivaciones.”

Y en este fragmento están todas las claves de esta estupenda novela: el estilo (frase corta y precisa, pocos diálogos y también muy cortos); la tensión, que hace que cueste dejar de leerla esperando saber qué puede pasar; el tratamiento del sexo que, incluso cuando se trata de sexo duro, está hecho sin detenerse demasiado en lo físico, es decir, sin recrearse; y, muy importante, sin juzgar el comportamiento de la protagonista. Se describe, pero no se juzga y tampoco se dan explicaciones de dónde puede venir esa pasión salvo quizá en un par de detalles pero no definitivos.
Casada y con un hijo, pero:

“Tuvo un hijo por el mismo motivo por el que se casó. Para pertenecer al mundo y protegerse de cualquier diferencia con los demás. Al convertirse en esposa y madre, se rodeó de un aura de respetabilidad que nadie puede arrebatarle. Se construyó un refugio para las noches de angustia y un retiro para los días de desenfreno.” (p. 45)

Interesante también el siguiente fragmento sobre lo que significan los hombres para Adèle:

“No recuerda nada en concreto, pero los hombres son las únicas referencias de su vida. A cada estación, cada cumpleaños, cada acontecimiento de su existencia, corresponde un amante de rostro borroso. En su amnesia perdura la sensación vivificante de haber existido mil veces a través del deseo de otros.” (p. 164)

Una novela con una protagonista absoluta y en la que el resto de las apariciones, incluida la de Richard, su marido,  están en función de ella y de su pasión desenfrenada. Una obra bien construida, desarrollada y resuelta que muestran ya lo que puede conseguir esta escritora franco-marroquí de la que seguramente se traducirá su siguiente publicación poco después de publicarse en Francia.
Hay un interesante artículo de Carles Geli en elpais.com en el que además de reseñar el libro se reproducen algunas opiniones de la autora.

Leila Slimani, En el jardín del ogro. Traducción Malika Embarek López.