jueves, 30 de junio de 2022

ANDAMIO

 

Poco cine en esta entrega. Se me han ido acumulando las películas para ver. En las series hay gran variedad de temas y procedencias. Buena media.

 

Películas

 

El arma del engaño. Película británica que cuenta el hecho real del engaño que llevaron a cabo los servicios de inteligencia de ese país para que Hitler creyera que el desembarco se iba a producir en Grecia en lugar de en Sicilia, donde se produjo realmente. Bien hecha como casi siempre en esa cinematografía, pero un tanto fría a pesar de introducir el tema amoroso un tanto con calzador. Resulta entretenida sin más.

 

En un muelle de Normandía. Película francesa con guion y dirección de Emmanuel Carrère basado en un libro de 2009 de una escritora y periodista francesa. Se podría decir que es una película a lo Ken Loach tanto por el tema como por la dirección e, incluso, la interpretación. Refleja la vida y los problemas de un grupo de trabajadores y trabajadoras de la limpieza en Normandía que se dedican fundamentalmente a la limpieza de los ferries. La protagonista es una escritora que se hace pasar por limpiadora para luego escribir sobre esa realidad. Es verdad que el tramo final es mejorable, pero en general es una buena e interesante película.

 

Series

 

Apagón. Miniserie alemana de 6 episodios de 45 minutos. Como su título indica, se produce un apagón en Alemania que luego se traslada al resto de Europa. Desde Berlín se intenta averiguar por qué se ha producido y tomar medidas para evitar sus efectos. Un guion con demasiados agujeros y una realización en la que se nota la falta de medios (por ejemplo, hay manifestaciones por la carencia de todo en las que hay cincuenta personas). Era un tema para sacarle más partido, pero prefieren cargar contra los antiglobalización y, de paso, contra los nazis que también se aprovechan el momento. Prescindible.

 

Mr. Inbetween. Tercera temporada con 9 episodios de 25 minutos. En la misma línea de la anteriores. El “matón” protagonista en esta temporada aparece con más sentimientos hacia la familia sobre todo. Una serie realmente curiosa porque el espectador termina aceptando cosas que en otras no lo haría. Muy entretenida y original.

 

Slow horses. Serie británica de 6 episodios de más de 50 minutos. Una serie de espías pero que se sale bastante de lo típico. De hecho hay momentos en que parece más una serie de humor negro. Un grupo de extrema derecha secuestra a un pakistaní y un grupo marginal del MI5 se encarga de la búsqueda. Entretenida y con buenas interpretaciones.

 

Tokyo vice. Serie estadounidense de 8 episodios de una hora. Basada en las memorias de un periodista de ese país que trabajó en un gran diario japonés y que obtenía información colaborando con un comisario de policía. Los entresijos de la Yakuza, los enfrentamientos entre sus clanes, “suicidios” fomentados desde una entidad financiera, un club de entretenimiento con mujeres que cobran por hacer beber a sus clientes en el que trabajan varias occidentales, algo de relaciones amorosas y una violencia dosificada, con todo esto construyen una serie bastante entretenida aunque con algunos momentos en los que decae algo y, sobre todo, con un final que deja casi todo abierto para una segunda temporada.

 

La ciudad es nuestra. Miniserie estadounidense de 6 episodios de 50 minutos. Basta decir que el creador es David Simon y que es como un final para algunos aspectos de The wire para saber que es una magnífica serie. La corrupción policial y la ineficacia política como temas. Qué envidia da ese país capaz de aguantar unas críticas tan feroces como las que hacen gentes como Simon. No me imagino nada ni mínimamente parecido hecho aquí. Unas interpretaciones a la altura del guion y con unos diálogos tan inteligentes como no siempre fáciles de seguir (marca de  la casa). Muy buena.

 

La maravillosa Sra. Maisel. Cuarta temporada con 8 capítulos de casi una hora. En la misma línea de las anteriores. A mí me hace reír en varios momentos de cada episodio lo que no tiene precio. Muy dinámica, con personajes peculiares y con unos monólogos cortos pero sustanciosos. Espero que haya más temporadas.

 

Borgen. Cuarta temporada de esta serie danesa que consta de 9 episodios de casi una hora. Han pasado unos años desde que hicieron la tercera, algo un poco raro porque lo habitual es hacerlas seguidas. En esta la protagonista es ministra de Exteriores y forma parte, como siempre, de un gobierno de coalición. Los dos elementos fundamentales de la trama de esta temporada son: por un lado, el descubrimiento de petróleo en Groenlandia y la pugna entre el gobierno autónomo de esta zona y el danés por los beneficios del petróleo a lo que se suman los intereses de chinos, rusos y estadounidenses y, por otro lado, los problemas internos tanto del gobierno de coalición como del partido de la ministra. Hay también otra sub-trama con los conflictos en la televisión pública. Muy entretenida e interesante sobre todo vista desde nuestra realidad política.

 

Home before dark. Segunda temporada de esta serie estadounidense que consta de 10 episodios de unos 45 minutos. Tiene la particularidad de que es de las pocas que podemos ver en familia, de hecho nuestro hijo de 12 años es su principal fan. Esta temporada se ha hecho un poco cuesta arriba porque hay varios capítulos intermedios un tanto pesados y, sobre todo, porque la niña protagonista nos ha resultado demasiado “intensita” a veces.

Dejan un final abierto para una tercera temporada.

 

The responder. Miniserie británica de 5 episodios de casi una hora. A medio camino entre lo policial y el drama humano. Bastante original el planteamiento y también bastante bien resueltos los diferentes frentes que el guion va abriendo.

miércoles, 29 de junio de 2022

Investigando las causas de la violencia

Aunque he leído ya varios libros de este autor, creo que me he dejado algunos muy interesantes. Me estoy dando cuenta últimamente de que México está ofreciendo un conjunto magnífico de escritores y escritoras. En poco tiempo han ido apareciendo por el blog y siempre con comentarios muy positivos.

El que ahora comento es un libro un tanto irregular. Debo advertir que a mí me ha tenido totalmente enganchado a pesar de que creo que tiene algunos defectos importantes.

La historia cuenta, narrada en primera persona por Lucía, una investigadora en neurociencia, a u interlocutor Luis, su profesor y director del Centro de Estudio de Neurociencias Aplicadas, los pormenores de la investigación que llevaron a cabo en la frontera entre México y Guatemala sobre el asesinato de una joven por parte de sus amigos, asesinato en el que quieren investigar sobre “los orígenes neurológicos de la violencia”. Es un tema obviamente muy interesante, pero que poco a poco va quedando marginado porque también se va a ir centrando en los problemas de relación entre los componentes del grupo de investigadores. Ambos temas se van intercalando de manera muy inteligente: destaca el buen uso que hace de los diferentes registros lingüísticos de los investigadores por un lado y de los jóvenes y sus familias por otro.

Quizá sobra alguna de las disquisiciones científicas que hace porque no son fáciles de seguir y como tales no aportan nada al conocimiento de lo que sucede, pero, por algo que he leído, parece que Volpi está bastante interesado, alguno dice que obsesionado, por esa violencia y sus causas. De hecho da algunas cifras de mujeres muertas que son realmente escalofriantes. En este sentido algunos aspectos del libro me han recordado a los de Óscar Martínez comentados en el blog.

Hablaba antes de defectos; dejo constancia de alguno: centrarse mucho más en los problemas de relaciones de los investigadores que en la situación de los jóvenes y estos problemas muy centrados, a su vez, en las diferentes parejas pasadas y presentes de algunos; hay un exceso de ex que no aportan nada al conocimiento de los personajes.

Todo lo anterior no quita para que el libro, sin estar entre los mejores del autor, se lea con interés tanto en la parte de los niños implicados en el asesinato como en la de los investigadores, aunque esta seguramente no gustará demasiado a algunos lectores.

Hay una buena reseña de Rodrigo Flores Sánchez en gatopardo.com.

 

Jorge Volpi, Partes de guerra.

  

jueves, 23 de junio de 2022

Buen entretenimiento

A pesar de que esta editorial ha publicado ya varios libros del autor, hasta ahora no me había animado con ninguno. Más de una vez he comentado ya en el blog que tengo bastante abandonada la literatura que se hace en Estados Unidos; en una época leí quizá demasiados libros de esa procedencia y me cansé.

Sin embargo, la lectura de la contraportada de este libro me animó, sobre todo donde al reproducir el comentario de una crítica se dice que: “El planteamiento es puro Hitchcock”.

La historia es muy sencilla: Tres amigos de una pequeña población en las montañas de Wyoming, que tienen una empresa de construcción dedicada a pequeñas obras y reformas, reciben el encargo de terminar la obra de una mansión realmente espectacular en un sitio de gran belleza natural pero bastante apartado. La mujer que los contrata les pone como condición que tiene que estar terminada antes de Navidad, en cuyo caso recibirán una fuerte compensación económica. 

A partir de ahí, Butler va contando cómo se realizan los primeros trabajos; vamos conociendo cómo son los tres amigos, su carácter, su situación personal y familiar, sus principales problemas;  y también cuál es la historia de la mujer que los contrata. A esto se dedica el primer tercio de la novela, algo que despista un tanto al lector porque realmente no pasa absolutamente nada. Sin embargo, pronto se van a producir novedades importantes que, obviamente, no contaré.

Hablaba antes de Hitchcock como referente según una crítica. No me atreveré a negarlo aunque yo veo la influencia muy clara de Patricia Highsmith, tanto en la construcción de los personajes como en algunos elementos de la trama. Evidentemente, Butler no llega a su sutileza ni a la creación de esas atmósferas de la gran escritora de suspense, pero sí es cierto que la recuerda en algunos aspectos.

El mérito de Butler es ser capaz de mantener la atención y entretener al lector a lo largo de 387 páginas con estos personajes y algún otro secundario. No es una gran novela pero se pasa un buen rato leyéndola.

 

 

Nickolas Butler, Buena suerte. Traducción Álvaro Marcos.

 

 

lunes, 20 de junio de 2022

Periodismo del bueno


Este es el cuarto libro que leo del autor y con él termino con los publicados en España por este valiente, comprometido y magnífico periodista y escritor salvadoreño. En menos de medio año me he empapado de un conjunto de lacerantes realidades de esa zona del mundo de la que apenas llegan informaciones más allá de alguna elección presidencial o alguna matanza más “espectacular” de lo habitual.

En este libro se recogen catorce crónicas escritas y publicadas entre 2011 y 2015 que el autor ha dividido en tres partes: Soledad, La locura y La huida, aunque yo creo que casi en cada historia que cuenta hay algo tanto de soledad como de locura y, desde luego, de huida.

Jueces, policías y políticos corruptos se pasean por sus páginas, junto a matones, corruptores, traficantes de cualquier cosa o persona, pandilleros, coyotes, etc.

Tres son los temas que más aparecen en las crónicas: las pandillas, el tráfico de migrantes y la trata de blancas. Los lugares en los que se desarrollan son: México como paso hacia el vecino del norte, Honduras, Guatemala y El Salvador como lugares de procedencia de los protagonistas.

Unos protagonistas que no suelen tener buenos finales desde el Niño de Hollywood (al que dedicó todo un libro) a la mayoría de los migrantes que terminan secuestrados hasta que sus familiares pagan el resto de la deuda (hablamos de cifras de miles de dólares), siempre que su coyote haya pagado antes a los Zeta mexicanos. O también esos testigos protegidos a los que apenas si se les da la comida y poco más o casos como el de “Grecia” que denuncia ante la fiscalía las violaciones padecidas para que al final el juez deje libre a los violadores.

Situaciones que se resumen muy bien en el siguiente fragmento:

“Los sicarios asesinan. Los traficantes corrompen, matan o amenazan A, B o C. Las bandas de robacarros son un rayo, actúan en un santiamén. Los tratantes son como el agua que horada la piedra: inclementes, persistentes. Ellos necesitan a su víctima viva y asustada. Viva y aterrorizada. Viva y sumisa. Las golpizas de la finca de Barberena no eran un correctivo para las atizadas. Ellas eran, para los tratantes, muestras vivientes. Las golpizas eran un correctivo para las demás mujeres: Vean lo que les puede ocurrir”. (p. 216)

Ninguna de las historias de estas crónicas deja indiferente.  Unas golpean el hígado, otras el riñón, otras la mandíbula y todas dejan con el corazón en un puño. Es difícil entender desde las tranquilas aguas de este occidente, por otro lado bastante adormecido y despreocupado de otra cosa que no sea mirarse el ombligo, tanta violencia y, en el fondo, tanta maldad, porque maldad hay; no todas las violencias son iguales, todas son horribles, pero algunas además hacen gala de sadismo.

Claro que tampoco en la zona afecta a todo el mundo por igual, pues como dice Martínez en referencia a un tema muy concreto: “Para la clase obrera de este país las pandillas nunca son algo lejano. En todo caso, pueden ser un problema menos cercano”. (p. 227)

Un aspecto interesante de las crónicas de este escritor es que siempre se basan en conversaciones con personas implicadas tanto víctimas como verdugos y en una presencia constante en la zona en la que suceden los hechos. Por esto hablaba antes de la valentía y el compromiso del autor.

El libro se abre con una Nota preliminar, dirigida a un hipotético lector estadounidense, que es un ejemplo de todo lo que se puede transmitir en apenas tres páginas. Es Óscar Martínez en estado puro.

No solo recomiendo este libro, creo que cualquiera de los cuatro publicados hasta ahora merece mucho la pena. Son duros, reflejan realidades incómodas de leer, pero también están magníficamente escritos y son un buen reflejo de lo que sucede en esa parte del mundo.

Esperando ya una próxima publicación.

 

Óscar Martínez, Una historia de violencia. Vivir y morir en Centroamérica.

 

 

viernes, 17 de junio de 2022

Sobre la crisis política


Suelo comprar todo lo que publica Sánchez-Cuenca y también leer los artículos que voy encontrando en diferentes medios. Me parece que es de los politólogos (en el fondo qué poco me gusta este término) que mejor explican los temas que aborda. Además, suele elegir temas tan controvertidos como, por ejemplo, la “superioridad moral de la izquierda”, la desfachatez de algunos intelectuales o la “cuestión” catalana. Es decir, no tiene miedo a meterse en los charcos si con ello es capaz de esclarecer algunos aspectos de temas tan relevantes como los enunciados.

En este caso, el tema elegido es intentar dar algunos elementos que expliquen lo que está pasando con el auge de movimientos, fundamentalmente de extrema derecha, que cuestionan el sistema tal y como ha estado constituido y tal como ha venido funcionando en los últimos decenios.

El título de los cuatro capítulos en los que ha dividido el libro puede dar una idea clara de su contenido: El desgaste democrático, El populismo y sus malentendidos, Los intermediadores de la democracia representativa y Las transformaciones de la intermediación.

La idea fuerza o, si se prefiere, la tesis del autor es: la crisis que está afectando a los partidos y a los medios es “la desarticulación de las instancias intermediadoras".

Para explicarla dedica el primer capítulo a diferenciar la crisis actual con la del periodo de entreguerras del siglo pasado. Ofrece también un conjunto de informaciones estadísticas que le llevan a concluir que: “Los cinco elementos señalados (bajada de la participación, incremento de la polarización, aumento de la volatilidad, aprehensión sobre el futuro y descrédito de los partidos) configuran el contexto general en el que se produce la desorganización de los sistemas de partidos y el ascenso de las nuevas fuerzas políticas antiestablishment”. (p 41)

En el segundo capítulo discute el uso del término populismo. Esto es algo que resulta ya bastante cansino porque aparece en todos los libros que pretenden analizar la situación actual. Da varias definiciones para, finalmente, desecharlas todas y quedarse con el término antiestablishment.

El tercero es el capítulo fundamental del libro. En él da las claves de esos problemas de intermediación en el caso de los partidos que, de forma muy resumida, serían: el abuso de poder y la corrupción; el incumplimiento de las promesas realizadas; y la colusión entre los partidos principales que dejan fuera demandas que cuentan con importante apoyo popular.

Finalmente, en el cuarto, en el que yo esperaba un análisis similar para el caso de los medios, se centra más en cambios operados con la digitalización, el avance del individualismo, las diferentes interpretaciones del concepto de soberanía, etc.

Cierra el libro con un conjunto de diez conclusiones que son un buen resumen del contenido.

Un texto interesante, sobre todo los dos últimos capítulos, que pueden ser útiles a la hora de analizar nuestra realidad. Hay que decir que Sánchez-Cuenca pone multitud de ejemplos que, en su inmensa mayoría, no están referidos a España lo que anima al lector a intentar ver las similitudes y diferencias con lo que pasa por aquí.

Hay una interesante y muy completa entrevista de MarcosPinheiro con el autor en eldiario.es en la que aparecen todos los temas tratados en el libro.

 

Ignacio Sánchez-Cuenca. El desorden político. Democracias sin intermediación.

 

 

 

miércoles, 15 de junio de 2022

Los inicios de una gran escritora francesa


Me reconozco un fan además bastante incondicional de esta escritora francesa. He sido capaz de leer un libro en el que comentaba las fotografías de cómo quedaba la ropa después de las relaciones amorosas con su amante, e incluso sus descripciones y reflexiones sobre la compra en el supermercado.

Hoy comento la que fue su primera publicación en 1973 y tengo que decir que me extraña que haya tardado tanto tiempo en traducirse. De hecho la inmensa mayoría de los libros que se han publicado en España se corresponden con lo que escribió en los noventa y, sobre todo, ya en este siglo; hay que tener en cuenta que Ernaux nació en 1940. Decía que me extrañaba este retraso porque me ha parecido uno de los mejores libros que he leído de ella.

A lo largo de sus algo más de 200 páginas, hace un repaso a la relación con su familia en su infancia y juventud en la que destaca la necesidad que va viendo, a medida que pasa el tiempo, de desclasarse, de salir de ese ambiente cerrado de la tienda de ultramarinos que regía su desordenada madre y de la bodega aledaña que llevaba su padre y en la que ella pasaba horas viendo cómo se emborrachaban los parroquianos y cómo, a veces, se dirigían no muy amablemente a ella.

En ese repaso se habla de cuando tenía 5 o 6 años, luego más o menos 13 y, finalmente, cuando empieza en la universidad. Además, como parte de ese desclasamiento, Denise, la protagonista (en este caso Ernaux no utiliza su nombre real), estudia en un colegio privado en el que sufre varias humillaciones por su origen social, humillaciones de las que se venga a través de la obtención de unas notas brillantes.

Sobre esa relación con sus padres pueden ser un buen ejemplo los siguientes fragmentos:

 

“Todo está sucio, mugriento, feo, vomitivo… Me voy a pillar todos los microbios. Es culpa suya si… me da igual lo que digan los profesores sobre los padres. Yo era un monstruo, una niña horrible, una perdida, en el fondo… Los odiaba a los dos, me habría gustado que fueran de otra manera, dignos, presentables en el mundo real.”. (p. 132)

 

“Era una cabrona, me avergonzaba… Cada vez más. No es verdad, no los odiaba, cuando iba a ese colegio monjil, pensaba en ellos, que se quedaban ahí, deslomándose, con sus cajas, sus cuentas, imágenes grises… Me enternecía… papá, mamá, los únicos que se preocupan realmente por mí, solo los tengo a ellos”. (p 138)

 

Aquí, como se ve por el final del segundo, hay un cierto arrepentimiento por la brutalidad del resto.

Ernaux no me gusta solo por lo que cuenta; también es muy importante el cómo lo hace. En los fragmentos reproducidos ya se puede apreciar parte de su estilo que la editorial resume muy bien en la contraportada cuando afirma que tiene: “Una escritura cruda, arrrojada al papel brutalmente, desprovista de cualquier autocensura. Frases aceradas, tensas, como escritas con urgencia para no olvidar, para no retroceder ante tanta verdad”.

Esta forma de escribir hace que llegue hasta lo más hondo de un lector que se deje llevar por lo que le están contando incluso, como pasa a veces en este libro, cuando hay una cierta reiteración de los sentimientos y emociones de la protagonista, alguien que expresa así una de sus ambivalencias:

 

“Expresión oral torpe a pesar de los buenos resultados, escribían las maestras en el boletín de notas… Llevo dentro de mí dos lenguajes, los puntitos negros de los libros, saltamontes locos y gráciles, junto a palabras grasas, gordas, contundentes, que penetran en el vientre, en la cabeza, que hacen llorar en la parte de arriba de la escalera sobre la caja de galletas o reír debajo del mostrador… “El padre, irritado, amonesta a su hijo”, dice la gramática, eso no tiene importancia, pero “¡la muy asquerosa ha vuelto a meter mano a los quesos de los clientes!”, y la tienda se ensombrece, y mi madre berrea….Las únicas cosas de verdad son esas, las que se sienten, también en la entrepierna”. (p. 91-92)

 (Todos los puntos suspensivos que hay en los fragmentos reproducidos están así en el original).

Además de la relación con su familia y también con alguna compañera del colegio, hay algo de sus primeros “amores”; de hecho el libro empieza y termina con un aborto.

Un libro magnífico que me ha dejado con ganas de volverlo a leer próximamente. Creo que no sería mala idea que Cabaret Voltaire,  la editorial que está publicando su obra, insistiese en traducir más textos de esa primera época. Puede que estén algo menos pulidos, pero demuestran la fuerza de esta escritora que no tiene problemas para contar los aspectos menos gratos de su vida.

Hay información sobre este libro y sobre la autora en un artículo de Pepa Blanes en cadenaser.com

 

Annie Ernaux, Los armarios vacíos. Traducción Lydia Vázquez Jiménez.

 

 

jueves, 9 de junio de 2022

Una gran escritora rusa



Hace cuatro años descubrí a esta escritora rusa gracias a la mención que de ella hacía Marta Rebón en su libro La ciudad líquida. Gracias a eso leí las dos obras que había publicado la editorial Anagrama que me parecieron magníficas. Hace unos días y por casualidad encontré este publicado en 2013 y enseguida me he puesto a leerlo.

Es un libro realmente muy peculiar en su tema y su estructura. Por un lado, y como su título indica, se trata de relatar los principales momentos de la vida de un personaje real, Daniel Rufeisen, y de algunas de las personas con las que se relacionó aunque la autora aprovecha también para crear otro conjunto de personajes de ficción. Por lo que se refiere a la estructura, Ulitskaia, como ahora veremos, habla de collage pero yo diría que se trata más de un auténtico puzzle en el que, además, no siempre es fácil encajar las piezas.

En palabras de la autora:

“No soy una verdadera escritora y este libro no es una novela, sino un collage. Recorto con tijera pedazos de mi vida y de la vida de otras personas y pego “sin pegamento/una novela viva sobre los jirones de los días””. (p. 463)

Basándose en la correspondencia entre algunos personajes, en diarios de otros, en conversaciones, charlas dadas por el protagonista, recortes de prensa (pocos), documentos, fragmentos autobiográficos, etc., la autora nos va llevando de los años 80 a los 90 y a los 70 y a 2006 (en este caso con un texto suyo con el que termina cada una de las cinco partes en que ha dividido el libro) con algún momento en los 40 y 50. Además, vamos de Polonia a Alemania, de Haifa a Hebrón, de Boston a Jerusalén, etc. Y todo ello con más de dos decenas de personajes que, de una manera u otra, tuvieron algo que ver en algún momento de su vida con Stein.

Esta gran cantidad de personajes, fechas y lugares ha hecho que, para una persona con los problemas de memoria que yo tengo, no haya sido fácil seguir en cada momento la historia, pero gracias a haber ido tomando notas y escribiendo los nombres de los que iban apareciendo he podido seguir más o menos el libro sin perderme nada importante.

Stein, Rufeisen, fue un judío polaco nacido en 1922 que colaboró durante la guerra con la policía alemana, luego con la Gestapo, con los partisanos rusos, con la NKVD y que, recogido por unas monjas católicas, terminó convirtiéndose a esa religión y entrando como fraile en la orden de los carmelitas viviendo desde 1959 en Israel.

Sobre su participación en las diferentes policías dice en un momento del libro:

“Cuando comencé a trabajar para la policía, juré fidelidad al Führer. Más tarde, como partisano ruso, juré fidelidad a Stalin. Pero no se trataba de auténticos juramentos, estaba obligado a hacerlos. Pagando ese precio no salvaba únicamente mi vida, sino también la de otras personas”. (p. 203)

Aquí está seguramente una de las principales razones para que la autora se fijase en él ya que salvó de la muerte a gran cantidad de judíos de la ciudad de Emsk.

En el libro se habla mucho de religión tanto del judaísmo como del catolicismo e incluso de las relaciones en los orígenes del segundo con el mundo judío. Reconozco que en algún momento me ha resultado excesivo y demasiado erudito, pero interesante a pesar de todo. Hay que tener en cuenta que, como alumno aventajado que estuvo doce años en un colegio de los hermanos maristas, soy un ateo convencido y un anticlerical militante, pero Ulitskaia hace que con su escritura y su forma de tratar los temas estos me lleguen a resultar atractivos y solo me generen rechazo en momentos muy puntuales.

También colabora que, después de escribir un libro como este, y casi al final deje el siguiente fragmento: 

 “Por otra parte, para comportarse bien no es necesario ser cristiano. Se puede también no ser nada. El último agnóstico o un ateo de pocos vuelos. Pero la elección de Daniel fue Jesús, creía que Él abría los corazones y liberaba a los hombres del odio y la maldad”. (p. 490)

Al menos deja abierta la puerta a que se trata de una elección y que no es la única forma de llegar a ser una buena persona. Algo que no todo el mundo es capaz de afirmar.

El libro tiene algo más de 500 páginas y, desde luego, es recomendable ir leyéndolo poco a poco tanto por los temas que aborda como por la complejidad de personajes, fechas y lugares de la que ya he hablado. Pero es un libro al que merece la pena dedicar unas horas porque, además de estar muy bien escrito, toca temas importantes a través de personajes que vamos descubriendo a medida que avanzamos en la lectura.

Dice la autora ya en el tramo final del libro 

“Mientras escribo las lágrimas me corren por las mejillas. No soy una verdadera escritora. Los verdaderos escritores no lloran. Las personas reales que vi cerca del Daniel real eran diferentes, las mías son inventadas. El mismo Daniel en parte es inventado. Y mucho menos existió Hilda: en su lugar, había una mujer dura y autoritaria cuya vida me resultó totalmente inaccesible”. (p. 463)

Un texto hermoso que produce sensaciones a veces contrapuestas, que anima a la reflexión, que emociona por momentos, que provoca rechazo en otros, que favorece el conocimiento de algunos aspectos de las diferentes religiones, que, por qué no decirlo, aburre también cuando no se está muy centrado en su lectura, pero que, en definitiva, supone una magnífica experiencia literaria.

He echado de menos en esta edición algunas notas que aclarasen algunos conceptos sobre todo del judaísmo y de las costumbres judías. Algo realmente raro ya que Marta Rebón suele hacerlo en la mayoría de sus traducciones.

 

Liudmila Ulitskaia, Daniel Stein, intérprete. Traducción Marta Rebón.

 

miércoles, 8 de junio de 2022

Unas memorias muy antropológicas.


No es la primera vez que leo antes las memorias de un escritor que alguna de sus obras de ficción. En este caso también han sido publicados ya alguna de sus novelas que, por cierto, son bastante voluminosas como, por otra parte, iban a ser estas memorias que fueron interrumpidas por la prematura muerte del autor. Este tenía previstos tres volúmenes que sumarían unas mil quinientas páginas y que cubrirían hasta su llegada a Estados Unidos en 1933. El volumen que ahora comento, el único que llegó a escribir, abarca sus primeros trece años de vida, en concreto hasta el año 1906.

Singer es reconocido como uno de los grandes escritores en yiddish, lengua de la que, por cierto, ha sido traducido este libro. Y, efectivamente, es un magnífico escritor y alguien capaz de narrar y transmitir muy bien sus experiencias y vivencias.

El libro es en gran medida un estudio antropológico de cómo vivían los judíos en las pequeñas comunidades de la Europa Oriental. El shtetl en el que nació y vivió era un pequeño poblado situado en la Polonia rusa y propiedad de un noble polaco.

El entorno familiar del autor es el del judaísmo ortodoxo. Su padre era rabino y también los eran sus dos abuelos. La única diferencia es que unos eran jasídim (movimiento en el que predomina el misticismo) y otros mitnagued (que priman el estudio del Talmud). Eso sí, tendencias que daban lugar a fuertes controversias y enfrentamientos. Resulta curioso ver cómo en una comunidad tan pequeña podía ya haber estas diferencias y estos debates.

El mundo que nos presenta es un mundo dominado por los ritos y las costumbres. Casi cualquier actividad estaba perfectamente protocolizada y solo había una forma de hacerla. Dejo estos dos ejemplos aparte de los muchos que se conocen normalmente:

 “Los jasídim acostumbraban a emplear en el amasado únicamente el agua recogida del arroyo después de la puesta de sol." (p. 54)

“Según la ley rabínica un matarife debería tener la mano firme, ya que de lo contrario la carne de la vaca o del ave que sacrificara sería considerada impura”. (p. 163)

Además de estos aspectos, Singer nos presenta una extensa y muy variada galería de personajes que hacen que la lectura sea más o menos interesante según lo sea el personaje del que nos cuenta la historia. A mí particularmente hay algunos que me han aburrido y otros que me han interesado como, por ejemplo, sus maestros.

Hay también alguna alusión, aunque muy superficial, a algunos progromos que se produjeron en la zona por esos años.

Hay también otros aspectos interesantes en el libro; por ejemplo, esta diferencia que se plantea en un juicio ante un rabino por los sueldos que se pagaban: 

"- ¿Dónde está la conciencia moral judía?- preguntaban. Ya no tenemos fuerzas para trabajar, y nuestras mujeres e hijos tampoco, y no ganamos lo suficiente para comer.

-   - A los cristianos les pago aún menos, rabino –afirmaba reb Yehoshua tranquilamente.

Mi abuelo señalaba la particularidad de los judíos.

-   - Reb Yehoshua, los cristianos poseen campos, no tienen la obligación de comer khóser, no pagan a un meláned para instruir a los hijos, no descansan durante el Sabbat… Estos judíos no pueden equipararse con los cristianos”. (p. 147)

En fin, un libro algo desigual en su interés, pero que deja con las ganas de leer alguna de las obras de ficción de Singer ya publicada por la misma editorial Acantilado.


Israel Yehoshua Singer, De un mundo que ya no está. Traducción Rhoda Henelde y Jacob Abecadís.

 

 

 

 

miércoles, 1 de junio de 2022

Feliz recuperación


Márai es uno de mis escritores favoritos; de hecho figura en sexto lugar en la sección que dedico a este tema. Sin embargo, no hay demasiados libros comentados en el blog porque los leí antes de crearlo en 2009. También es significativo que, en la relectura que estoy haciendo de libros que me gustaron mucho en su momento, el siguiente en la lista es Confesiones de un burgués, las magníficas memorias de Márai. Por todo ello, cuando vi que se publicaba este librito no dudé en comprarlo aunque siempre queda la duda de si no se estarán pasando y aprovechando para publicar obras más o menos intrascendentes de autores que han tenido buenas ventas.

Desde luego no es este el caso. Esta novela corta, o relato largo, tiene los suficientes ingredientes para interesar al lector y hacerle disfrutar con la escritura de este autor. El libro tiene 104 páginas y está dividido en tres partes. En la primera vemos crecer a Otto, el protagonista, desde que “nació a los diez meses y con dientes” hasta que se traslada de joven a Berlín. En la segunda se convierte en matarife y luego participa como soldado en la primera guerra mundial donde practica la violencia sin ningún remordimiento. En la tercera vive como puede en el Berlín de la posguerra.

Otto se nos presenta como un niño con dificultad para relacionarse y sentir empatía y, al mismo tiempo, alguien que con solo diez años tras ver a su abuelo matar de un hachazo a un buey:

 

“Lo embargó una turbia satisfacción por el exitoso sacrificio del animal, algo sobre lo que no cabía duda, pero también por la matanza en sí, por el hecho de matar, que se le reveló como un acto incondicionalmente positivo: la solución definitiva de un problema”. (p. 26)

 

Es mejor no contar más porque Márai va graduando muy bien los pasos dados por su protagonista.

Desde luego quien conozca al autor no debería perderse este relato, y para quienes no lo conozcan me parece una buena introducción al estilo y la forma de narrar de uno de los grandes escritores centroeuropeos del siglo XX.

 

Sándor Márai, El matarife. Traducción Mária Szijj y José Miguel González Trevejo.