martes, 20 de julio de 2010

Sobre las masas (muy apropiado para la efervescencia de estos días pasados).

Asco desesperado ante una muchedumbre, tanto si es festiva como iracunda.

E.M.Cioran, Ese maldito yo.


En el fondo, ¿Qué es una muchedumbre? Nada, un montón de pelagatos, inofensivos si les hablas mirándoles a los ojos. Pero juntos, casi pegados, envueltos en el olor de los cuerpos, de la transpiración, de los alientos, mirándose unos a otros, al acecho de una palabra, justa o injusta, se convierten en dinamita, en una máquina infernal, en una olla a presión lista para estallarte en la cara si se te ocurre tocarlos.

Philippe Claudel, Almas grises


(...) la gran masa siempre se inclina hacia el lado donde se halla el centro de gravedad en cada momento.

Stefan Zweig, El mundo de ayer. Memorias de un europeo


Toda propaganda debe ser popular y su nivel intelectual debe ajustarse a la inteligencia más limitada que haya entre aquellos a los que se dirige.(...) toda propaganda efectiva debe limitarse a muy pocos puntos y debe insistir sobre ellos por medio de consignas hasta que el último miembro del público comprenda lo que quieres que comprenda con tu consigna.


Hitler, citado en

Richard J. Evans, La llegada del Tercer Reich


Y desistí. Estaba más que visto que yo nunca sería un hombre de masas, de asambleas, un devoto de civismos campales. Allí donde los otros se expansionaban, se desinhibían, se liberaban, yo me retraía, con la garganta seca y el corazón encogido. No. Lo colectivo, en mí, no podía ser más que pensado y transmitido al papel.

Miguel Torga, La creación del mundo

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