lunes, 9 de noviembre de 2015

Una gran decepción.




 
Conocí la existencia de este libro por un comentario de Benjamín Prado en la radio en el que decía de qué trataba, del Holocausto,  y lo recomendaba. Como desde hace bastante tiempo estoy alejado de la literatura anglosajona, algo que estoy empezando a corregir, desconocía la existencia de este autor que parece gozar de bastante prestigio por los premios que ha obtenido y los elogiosos comentarios a su libro. Un autor reconocido y un tema que está entre mis lecturas habituales prometían buenos momentos.
La decepción ha sido de las mayores que recuerdo. Se trata de un libro póstumo y no sé si el autor tuvo tiempo para las revisiones habituales, aunque por los agradecimientos finales parece que sí lo tuvo.
Verdaderamente, se trata de un texto no solo bastante irregular, pues junto a momentos que tienen un cierto interés y alguna reflexión atinada por parte de los personajes, hay otros que son bastante absurdos por las reacciones incomprensibles que tienen esos personajes, sino que da toda la sensación de no estar del todo terminado.
Resumiendo mucho. El tema central del libro es, como ya he dicho, el Holocausto. Un numeroso grupo de personas se reúne en Auschwitz en 1996 para asistir a unas jornadas de meditación (no queda claro sobre qué). Hay judíos, cristianos, ateos,  alemanes, polacos, estadounidenses, un palestino, sacerdotes, monjas, etc., sin ningún especial nexo en común. El protagonista es un profesor estadounidense de origen polaco que parece ser que se encuentra allí buscando información sobre un escritor polaco, Tadeusz Borowski, que había escrito un libro sobre el Holocausto (que por cierto yo he leído). La parte central del libro la dedica Matthiessen a los debates que establecen los diferentes personajes sobre su visión de lo que pasó, de las responsabilidades que hubo, del conocimiento que se tuvo en su momento, de las causas del antisemitismo, en fin, de temas que son los habituales en la literatura existente sobre el tema. No es una mala idea, pero está todo muy dicho y el autor pone en boca de sus personajes demasiados tópicos y los convierte casi en estereotipos.
Hasta aquí podría pasar, pero lo peor es que el protagonista comienza a enamorarse de una de las dos monjas católicas, que además resulta ser una rebelde dentro de su Iglesia; esta historia da lugar a escenas un tanto patéticas y muy mal desarrolladas.
El capítulo final, En el paraíso, que es el que da título al libro, contiene en sus poco más de veinte páginas las frases más cursis y anticuadas y las reacciones más absurdas que he leído en mucho tiempo. Cuando las leía anoche no podía dar crédito a lo que estaba leyendo, en algunos momentos me recordaban una mala telenovela y no lograba entender los comentarios tan elogiosos que la editorial ha puesto en la solapa y la contraportada del libro.
He buscado en internet comentarios sobre el libro y solo he encontrado este que enlazo que también resulta bastante crítico. Me sorprende ya que lo habitual es encontrar de los libros de autores conocidos varias reseñas que, además, suelen ser bastante favorables.
No puedo recomendar su lectura aunque, como hay que decir siempre, sobre gustos no hay disputa.
 
 
Peter Matthiessen, En el paraíso

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