lunes, 30 de noviembre de 2015

Él origen de algunas versiones actuales de la Transición



En poco tiempo he tenido ocasión de leer tres libros sobre el tema de la Transición: La Transición contada a nuestros padres de Juan Carlos Monedero, Por qué fracasó la democracia en España de Emmanuel Rodríguez y El PCE y el PSOE en (la) transición de Juan Andrade. De los tres he dejado comentario en el blog y a él me remito, pero sí quiero comentar ahora que los tres coinciden en dos cosas: un tratamiento bastante desigual de los distintos temas que abordan y, lo realmente importante, todos se muestran muy críticos sobre  cómo se ha contado hasta ahora lo que sucedió en ese fundamental momento histórico. Todo lo anterior viene a cuento porque tras la lectura del libro de Morán, reeditado ahora después de su primera publicación en 1991, la sensación que he sacado es la de que se trata de un texto que alguna manera está en el origen de estas más modernas versiones de la Transición.
Hay muchas frases del libro que pueden resumir la idea clave, pero creo que la siguiente es la que lo hace mejor: “(…) la Transición debe enfocarse como una derrota. Una derrota de todo aquello que era, para muchos antifranquistas, objetivos ineludibles del futuro: la libertad sin oligarquías que la limiten, la transformación social y la política como actividad abierta de la ciudadanía. Eso que no debe interpretarse de otra manera que como el patrimonio de la izquierda dilapidado durante el periodo.” (p. 35-36)
El autor partiendo de esta idea base irá desgranando a lo largo de ocho capítulos y un curioso Epílogo  los diferentes elementos que le llevan a esta conclusión.
El texto está plagado de sugerencias, de descripciones “a lo Morán” (duras y a veces muy descalificadoras), de análisis que en su mayor parte puedo compartir y de una visión del fenómeno histórico que en su momento tuvo que ser muy combatida.
El debate sobre la caracterización del franquismo, sus afirmaciones sobre la monarquía y sobre Juan Carlos, y, sobre todo, el capítulo  Formación y vocación de la clase política, son los aspectos que más me han llamado la atención de un libro que también me parece un tanto desigual en el tratamiento de los diversos temas teniendo en cuenta, eso sí, que es más un ensayo que un libro de historia.
Es también un libro que resulta a veces un tanto confuso pues tiene el autor un estilo de escritura que no siempre es todo lo claro que desearía el lector aunque, en todo caso, sí que es contundente en sus opiniones que suelen estar bien fundamentadas.
Quiero recoger aquí una idea de Morán que no solo comparto, sino que he vivido y vivo de la misma forma:

“Es una generación (se refiere a la suya) que no puede escuchar el himno nacional sin que le chirríen en sus oídos y en su memoria los compases de charanga de esa Marcha Real. Que no puede contemplar la bandera rojo y gualda sin un sentimiento irreprimible de rechazo histórico. Que no puede oír con unción el nombre del rey sin una cierta sonrisa de malévola complicidad, como quien está en un secreto intransferible.” (p.139)

En otro orden de cosas, también quiero dejar constancia de esta otra frase anticipatoria de procesos actuales:

“Lo único que garantiza la responsabilidad de unos profesionales políticos, su atención y su permeabilidad, es que existan amplios sectores que “hagan” política sin querer competir con ellos en la “carrera política”. Solo las bases ciudadanas pueden evitar la política como negocio, como empresa; o cuando menos, atenuarla. Entre profesionales es obvio que han de regir las reglas del mercado, y el fin del mercado es el beneficio económico.” (p.202)

Un libro de Morán siempre es recomendable pues hable de lo que hable siempre lo hace de una manera comprometida y poniendo en dedo en la llaga. Lo mismo sucede en este caso más aún al tratarse de un tema que hoy está tan en candelero y que genera tantas controversias.

Gregorio Morán, El precio de la Transición


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