lunes, 13 de febrero de 2017

Analizando la economía actual




Siempre es bienvenido un libro que intente explicar lo que está pasando con la economía y que incluso se plantee ofrecer algunas sugerencias para cambiar el modelo. Estos dos catedráticos de Política Económica, uno en Vigo y el otro en Barcelona, son capaces, además,  de explicar los temas con bastante claridad,  incluso en los dos capítulos que dedican a los aspectos más teóricos.
Evidentemente, en un texto de casi 350 páginas en el que se tratan muchos elementos  de la crisis  y de la economía actual, hay algunos temas que me llaman más la atención o simplemente que me interesan más porque me parece que sus opiniones se salen algo del pensamiento único. Así sucede con las páginas, bastantes, que dedican a contrastar desigualdad y eficiencia; con la discusión sobre el papel de Alemania en la UE; con las fuertes críticas al trato, que consideran erróneo, dado a Grecia; y, finalmente, las duras críticas que hacen de la “austeridad expansiva” tanto a nivel teórico como por sus consecuencias prácticas.
Quisiera ahora recoger algunos fragmentos en los que plantean también interesantes reflexiones sobre otros temas.
Así, dentro de la crítica de la “financiarización” del actual capitalismo:

“Hemos visto, por tanto, cómo la dimensión elefantiásica de las finanzas, el carácter hiperfinanciero del nuevo capitalismo, y su evolución en gran parte fuera de toda posibilidad de control efectivo, han estado en el centro de los problemas económicos contemporáneos. Mientras no se devuelva a los mercados financieros su condición instrumental a una escala humana, y mientras no quede embridado por estrictos controles, continuará siendo un obstáculo para una recuperación de la economía internacional que sea genuina y sostenible.” (p. 106)

El siguiente me parece especialmente importante porque desde luego en España está muy presente:

“En las actuales circunstancias, dado que los perdedores de la crisis son muchos más que los ganadores, el hecho de que la democracia otorgue a cada persona un voto debería hacer que las políticas se orientaran en el sentido que acabamos de señalar (se refieren a disminuir las desigualdades). Pero no es así. El motivo es doble. Por un lado, la concentración de la riqueza introduce sesgos en la formación de los gobiernos y en los procesos de decisión política. Los caminos de esa influencia son variados, desde la financiación a los partidos políticos a una mayor presencia de sus representantes entre los miembros de parlamentos y gobiernos. Por otro lado, el hecho de que los sectores sociales de baja renta se inhiban de participar en el proceso político ordinario hace que sus intereses y preferencias sean poco tenidos en cuenta.” (p. 152)

Para terminar resumo los cinco “desafíos” que plantean al final del libro bajo el epígrafe de  Un nuevo progresismo, y  que viene a ser su aportación a las posibles soluciones: 

 - Impulsar instituciones que favorezcan la estabilidad macroeconómica así como la preservación de los servicios públicos básicos.
- Defender el funcionamiento de la competencia en los mercados.
- Viraje de las políticas empresariales de su énfasis en  la rentabilidad hacia las ganancias de productividad.
- Estado menos intervencionista y más innovador y emprendedor.
- Revertir la fuerte tendencia hacia la desigualdad. (p. 313-317)

Como se ve representan más o menos las ideas de una socialdemocracia algo renovada que es por donde creo yo que van ambos catedráticos. En esto radica también su principal debilidad.
Un libro en cualquier caso muy interesante y sugerente aunque, como siempre pasa en estos casos, no hay más que leer a José Carlos Díez, a la hora de las soluciones es cuando se notan más las carencias.


Xosé Carlos Arias y Antón Costas, La nueva piel del capitalismo

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