miércoles, 17 de abril de 2024

Algo más que decepcionante


Cuando hace unos años leí Intemperie, la primera novela de Carrasco, me gustó tanto y me pareció que estaba tan bien escrita que pensé que había surgido una voz importante dispuesta, además, a tratar temas diferentes de los más que trillados ya por los escritores en castellano. La segunda, sin embargo, no me gustó nada, de hecho ni siquiera la comenté en el blog. Al ver que este Elogio de las manos había obtenido el Premio Biblioteca Breve, un premio que goza de cierto prestigio, decidí darle al autor otra oportunidad. Un error que no es la primera vez que cometo al ver libros premiados.

Dice el jurado justificando la concesión:

“Una novela curativa y luminosa que narra el proceso de restauración de una casa en el campo que termina redimiendo a la familia que la ocupa. Una hermosa parábola humana sobre la importancia del trabajo manual como origen último del arte” 

Efectivamente, el libro se dedica a narrar el proceso de restauración de una casa, el problema es que lo hace imitando el programa que había en la televisión dedicado al bricolaje. Hay páginas y páginas lijando, pintando, atornillando,… ya sea al patio interior, el exterior, la cocina, el emparrado,... Por dos veces tuve la tentación de abandonar la lectura, pero pensé que habría otros momentos y otros temas. Acerté, en parte al menos, porque hay algunos aspectos que me llevaron a los años de finales de los cincuenta e inicios de los sesenta en los que pasaba los tres meses de vacaciones en un pueblo de Toledo, con la familia de mi madre, dedicado a ayudar en lo que podía en las labores agrícolas. Así, cuando describe cómo se hierra a un caballo, o el descubrimiento de los gatos recién nacidos o la forma de aparejar una caballería, por citar solo algunos. Recuerdos todos muy gratos en mi historia personal.

Ahora bien, el texto se dedica en general a describir con todo lujo de detalles los diferentes trabajos manuales. En la novela no hay realmente personajes más allá del protagonista, un escritor que es claramente trasunto del propio Carrasco; no hay ningún tipo de trama; no avanza más allá de lo que avanzan las mejoras en la rehabilitación de la casa. No entiendo la redención de la que habla el jurado y menos aún de dónde sale la afirmación sobre “la importancia del trabajo manual como origen último del arte”.

Hay algunas reflexiones del autor que, en general, son bastante peregrinas. También un exceso al principio de nombres de autores como: Tanizaki, Stevenson, Perec, Tabucchi, Manoel de Barros, Ginzburg o Agnès Varda; nombres que luego va espaciando, pero que choca bastante por su proliferación en las primeras páginas.

Tengo que advertir que Carrasco es un escritor que me cae bien que, como decía antes, me encantó con su primera novela, que me gusta que desarrolle sus historias en esos ambientes, que escribe muy bien, pero no por eso debo evitar la crítica, incluso aunque parezca muy dura. No soy crítico literario, solo un lector al que le gusta que le cuenten historias interesantes con buenos personajes, dos cosas de las que carece esta novela.

 

Jesús Carraco, Elogio de las manos.

 

 

 

 

 

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