jueves, 7 de noviembre de 2024

Gran decepción

 

“Una novela preciosa”, J. Irving. “Fascinante”, J. Banville. “Amena y elegante”, J. Barnes. Estas expresiones, de tres escritores que conozco y he leído, están en la contraportada y fueron las que en su día me llevaron a comprar este libro de un autor que no conocía.

De Salter se habían traducido ya varias novelas con muy buenas críticas (algunas las reproduce la editorial en la solapa), pero llevaba veinte años sin publicar hasta la que ahora comento. De hecho la publicó en 2013 con casi ochenta años.

Tras todo esto tengo que decir que la novela ha sido un fiasco total. Varias veces he estado a punto de abandonarla, pero han sido precisamente los términos que utilizan escritores que me merecen respeto y cierta confianza los que me han llevado a leerla hasta el final sin que apenas haya mejorado mi opinión.

Seguramente ha sido un buen escritor - la novela no está mal escrita en varios momentos aunque sí deja bastante que desear en otros-, pero lo fundamental es que su contenido es difícilmente describible a partir de una historia que se desarrolla de una forma errática y sin que el lector sepa  hacia dónde quiere dirigirla el autor. Es una pena porque el protagonista, que empieza la novela participando en una batalla en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, se dedica luego a la edición de libros en una editorial de Nueva York, pero no se habla prácticamente de ese tema, lo que hubiera sido interesante, y sí de sus relaciones con diferentes mujeres a lo largo de cuarenta años sin que terminemos de saber muy bien por qué se acaban algunas de ellas. Además, hay de repente un capítulo en el que aparecen editores de Inglaterra, Alemania y Suecia sin que venga a cuento u otro en el que hay una fiesta en Virginia en la casa de una rica familia que tampoco.

En fin, no merece la pena insistir. No me ha gustado nada y siento haber dedicado tanto tiempo a sus 379 páginas. Eso sí, reconozco a la editorial el mérito de vender tan bien el libro. No es la primera vez que me pasa algo así, pero tampoco es algo muy habitual.

 

James Salter, Todo lo que hay. Traducción Eduardo Jordá

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