Tengo que empezar este comentario con algo de mi
historia personal. Fui apoderado de Podemos en las dos primeras elecciones en
las que se presentó (en la tercera estaba enfermo). Apoyé con créditos
personales y alguna subvención que luego mantuve mensualmente durante un par de
años. El responsable de mi compromiso fue Pablo Iglesias y sus intervenciones
en la televisión; también lo fue de mi posterior abandono del partido. “¿Cuándo
se jodió el Perú?” Esa es otra historia que ahora no toca.
El libro está dividido en 19 capítulos. Todos comienzan con una introducción del tema que van a tratar hecha por Irene Zugasti, una periodista y politóloga que tuvo cargos en el Ministerio de Igualdad y actualmente participa en Canal Red, que es, además, la que mantiene con Iglesias las conversaciones que componen el libro en el que las intervenciones de este se recogen, sin solución de continuidad, en la segunda parte de cada capítulo. Se pretende con esta forma narrativa que las ideas sean más claras y la lectura más ágil.
Hay capítulos dedicados a un solo personaje como, por
ejemplo, entre otros: Antonio García Ferreras, Felipe VI, Felipe González o
Pedro Vallín. Otros se centran en una serie de temas como pueden ser: los
jueces, las redes sociales o el rojipardismo, en los que, evidentemente,
también aparecen multitud de personajes.
Lógicamente es muy difícil resumir y comentar el
contenido de un libro como este y tampoco tendría mucho sentido. Cada capítulo
merece su comentario, así que lo haré de los que me han llamado más la atención.
Hay varios capítulos y varias ideas en las estoy
totalmente de acuerdo con el autor. Así, en su visión de algunos jueces y sus
actuaciones políticas, en sus críticas a gente como Victoria Prego, Ana Rosa
Quintana, Pablo Motos o Juan Luis Cebrián, por citar solo a algunos. Pero por
encima de todo comparto plenamente la idea que atraviesa todo el libro sobre la
importancia política de los medios de comunicación que puede quedar resumida en
esta frase: “La batalla cultural se hace desde la comunicación”.
La creación de espacios como La Base y actualmente
Canal Red muestran el valor que le da Iglesias a este tema. Tengo que decir que
hace muchos años que tengo esa misma idea gracias a mis lecturas de Ignacio
Ramonet y Pascual Serrano.
Por otro lado, hay sin embargo otros planteamientos
con los que estoy en completo desacuerdo como, por ejemplo, en sus críticas a
quienes trabajan en medios que no le gustan o que directamente detesta, sin
entender, en mi opinión, que también en ellos se puede dar la batalla cultural
y, me atrevería a decir, que incluso mejor porque llegan a un público más amplio
y no al de los ya convencidos.
Tampoco me gusta la forma de “saldar cuentas
pendientes” con gente como Pedro Vallin o Daniel Bernabé. Por cierto que a este
le mete en el grupo de los rojipardos en el que no aparece el nombre de Manuel
Monereo que es para autores como Steven Forti, quizá uno de los mejores
conocedores del tema, el principal representante en España de esa tendencia.
Finalmente, tampoco creo que el subtítulo del libro se
ajuste a la realidad. La derechización es algo que se está produciendo en toda
Europa y no sé si en todos esos países hay un grupo de “progres” (en la
terminología del autor) que la estén propiciando. Es algo bastante más complejo
e Iglesias, que otra cosa no será, pero inteligente lo es un rato, lo sabe
perfectamente.
Para terminar el comentario un par de cosas más. No
creo que la utilización de “se dice” o “cuentan en Córdoba” sea demasiado
correcta porque no deja de ser caer en lo mismo que se está criticando. Tampoco
me parece demasiado acertada, aunque pueda entenderla, la constante mención de
Irene Montero en frases como, por ejemplo, “Para este tipo de personajes, el
feminismo, lo que representan gente como Irene Montero…”, en las que podría
elegir muchos otros nombres.
Quedan muchos temas y personajes fuera del comentario,
pero ya se ha hecho demasiado extenso.
En general, es un texto interesante para conocer mejor
a uno de los políticos más relevantes de los últimos tiempos. Además, se lee
con extrema facilidad y, por qué no decirlo, tiene hasta su morbo para ver con
quién se mete y de qué manera lo hace.
Como resumen, y volviendo a lo que decía al inicio del
comentario, su lectura no ha hecho sino confirmar lo que me llevó a la salida
de Podemos.
Pablo Iglesias, Enemigos íntimos. Cómo entender la
derechización de España a través de sus personajes clave.