miércoles, 28 de diciembre de 2016

Conversación con una premio Nobel




Este libro lo compré por error pues al tener un título tan largo lo confundí con otro de la autora (que ahora también tengo). Ha sido un error afortunado porque merece la pena.
El libro recoge una larga conversación con Angelika Klammer en la que hablan de varios aspectos de la vida de Müller desde su infancia en un pueblo de la zona de habla alemana de Rumanía, a su juventud de estudiante en Timisoara, su posterior trabajo en una fábrica y su dedicación a la literatura que le permitió irse a vivir a Alemania en 1987.
La parte más sustanciosa del libro son todas las cosas que cuenta y todas las reflexiones que hace sobre el régimen comunista de Rumanía y la persecución que sufrió por parte de los Servicios Secretos, la desgraciadamente famosa Securitate. Müller es enormemente crítica con ese régimen. Dos muestras de lo que opina:

“El socialismo, como también su última fase posestalinista, nunca dejó de ser nacionalista, conservador hasta lo rancio, burdo y reprimido. Y hostil hacia las personas, pero no solo por motivos ideológicos, sino por la burricie de sus funcionarios. La mezcla de incompetencia y poder es terrible. Detrás de la puerta de cada despacho oficial había un cero a la izquierda vestido de domingo, con su insignia del Partido en la solapa, su enorme sello de oro y su tono despótico en la boca. El prototipo de funcionario socialista era realmente asqueroso de la cabeza a los pies” (p. 56-57)

“La única rama de la economía que resultó productiva en el socialismo fue la producción de miedo.” (p. 118)

Pero hay más cosas interesantes en el libro. Así, sus reflexiones sobre lo que implica pegar a los niños (ella sufrió mucho por ello); también llama la atención lo que cuenta sobre la lengua en el sentido de que en su pueblo el rumano se estudiaba como lengua extranjera ya que prácticamente todos eran de habla alemana; impacta la gran caracterización que hace de los interrogadores/maltratadores y, sobre todo, la postura de dignidad que mantuvo la autora negándose a colaborar con los Servicios Secretos a pesar de las nefastas consecuencias que tuvo para ella.
La conversación va fluyendo de manera muy natural y tratando muchos temas de los que solo he destacado algunos. Es una persona realmente interesante y que se expresa con mucha sinceridad y precisión. El único libro que había leído de ella es, precisamente, el primero, En tierras bajas,  que escribió a la edad de 22 años y el primero que se publicó fuera de Rumanía; reconozco que no me gustó demasiado, pero a partir de ahora tendré más contacto con su obra.
 Alberto Gordo hace un buen comentario en elcultural.com.



Herta Müller, Mi patria era una semilla de manzana, Traducción del alemán de Isabel García Adánez

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