miércoles, 27 de febrero de 2013

La ideología del "vino tinto" party: I

A lo largo de un cierto tiempo me planteé hacer un estudio de una serie de artículos que iba extrayendo del blog El ojo izquierdo del periodista de El País José María izquierdo, en el que cada día refleja lo mejor de la prensa de la caverna.
Abandonada la idea del estudio, me parece interesante ir dando entrada en este blog a diferentes artículos recopilados en los que se manifiesta de forma más clara el pensamiento de ese sector que podemos asimilar al tea party al que, creo que Iñaki Gabilondo, le puso el castizo título del "vino tinto" party.
En esta entrada pondré dos ejmplos muy significativos de la ideología de ese grupo escritos, además, por dos de sus más significados componentes.
Dejo parte de las entradas y comentarios que hace Izquierdo porque resultan siempre útiles, interesantes y jugosos.
 

Hoy firma Sostres “Las 10 auténticas medidas”, que “Mariano Rajoy no osa tomar y con las que saldríamos de inmediato de la crisis, logrando un país competitivo y una sociedad más justa”.
Les hago más o menos resumen, que siempre es sana la chanza:
1) Nada gratis. Acabar con la idea de que el Estado tiene que pagarte la vida. Ni la sanidad ni la enseñanza ni nada (…) La igualdad de oportunidades es una entelequia que ni existe ni existirá jamás, que no está en la condición humana y no puede continuar funcionando como excusa para que unos pocos paguen lo de los demás.
2) Redes privadas de hospitales y colegios. El Estado no tiene que construirlos, haciendo competencia desleal a la iniciativa privada.
3) Acabar con las subvenciones. El Estado no tiene que subvencionar nada ni alterar la competición entre los ciudadanos.
4) Cierre de las televisiones públicas. Los empresarios de la comunicación son los que tienen que hacer televisiones, periódicos y radios, y no el Estado (…) Partidos políticos y sindicatos tienen que vivir de donaciones privadas o de las cuotas de sus militantes, y disolverse si no son rentables.
5) Libertad de horarios. El Estado no es nadie ni tiene que regular para nada los horarios que cada ciudadano libre tenga en su negocio.
6) Abolición de los convenios. Empresario y trabajador tienen que poder negociar bilateralmente, es decir, libremente, sin ningún tipo de coacción, su relación laboral.
7) Abolición de los comités de empresa. Acabar con este atraco al empresario que son los comités, con sus miembros, con sus liberados y toda esta gente que hace cualquier cosa menos su trabajo.
8) Abolición del derecho de huelga. En un Estado repleto de garantías y con libertad para que cada cual pacte sus condiciones laborales, es siempre un chantaje.
9) Igualdad ante la ley. Si somos iguales ante unas leyes, lo tenemos que ser ante todas ellas. Que cada ciudadano pague el mismo porcentaje de impuestos. Los ricos continuarán pagando más que los pobres”.
Dejo lugar de honor para el décimo mandamiento de aquí el genio de la lámpara:
1 de febrero, 2011

 
 
Pero también ha estado muy lucido Antonio Burgos en Abc. La columna se titulaba “Dime facha”, y es así como un enseñar el pecho blanquito al león hambriento. O sea, que si usted insiste en que le llamamos facha, pues aunque solo sea por no hacerle un feo habrá que transigir y denominarle tal y como usted desea. Dése pues, por llamado de la manera en que usted lo pide. La columna, tras faisanes y ERES consabidos, dice cosas así:
 “Si es facha considerar que con el déficit público que tenemos no tiene sentido que mantengamos 17 defensores del pueblo, 17 tribunales de cuentas, 17 servicios de salud, 17 tribunales superiores de Justicia, 17 consejos audiovisuales, 17 organismos reguladores de la competencia y 17 mil millones de enchufados y paniaguados en cada uno de estos chiringuitos perfectamente prescindibles, por favor, dime facha. Si es facha preguntarse por qué nos gastamos cada día más de 1 millón de euros para que nuestras tropas permanezcan en Afganistán, y qué se nos ha perdido en la guerra de Afganistán, por favor, dime facha. Si es facha sentirse agobiado por tantas prohibiciones, que si fumar en los bares, que si las bolsas de plástico en el supermercado, que si los toros en Cataluña, y decir que esto es peor que la dictadura, por favor, dime facha”.
¿Alguna jaculatoria más? Las hay: “Si es facha barruntar que estos tíos siguen negociando con la ETA por debajo de la mesa, para poco antes de las elecciones dar el campanazo de poder decir que han acabado con la banda asesina, por favor, dime facha. Si es facha dar por descontado que los etarras irán a las municipales con Sortu, esa franquicia a la que los asesinos le han puesto nombre como de histórico defensa del Betis, por favor, dime facha (…) Si es facha estar convencido de que las libertades en España están hoy más amenazadas que nunca, sojuzgados por la dictadura de lo políticamente correcto, por favor, dime facha”. Pero el artículo merecía un buen final y Burgos, generoso, nos premia: “Porque esto se está poniendo de tal modo que si no te llaman facha es señal de que o eres un trincón o tienes más miedo que vergüenza, y que eres un cagueta cobarde como los que se callaban cuando la dictadura de Franco, y a los que hablábamos nos decían rojos, y que aquí se disfrutaba de mucha paz y mucha prosperidad”. Y como el propio Burgos no despreciaría el símil, la faena acaba con el desplante airoso y la revolera deslumbrante: “No hay nada más bonito que pasar directamente de rojo a facha”. ¿Creen que es inútil decirle a Antonio Burgos que a lo mejor no es tan bonito, pero seguro que más decente, ser coherente con uno mismo?

21 de febrero, 2011

1 comentario:

  1. Entrada larga, pero extraordinariamente suculenta por la información que contiene. Gracias.

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