lunes, 15 de abril de 2013

ANDAMIO

Orquesta Sinfónica
 
Asistí al penúltimo concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Baleares en su nueva sede del teatro Principal. Había intentado ir a algún otro concierto pero no había encontrado entradas. En este caso quedaba la tercera fila de un palco por 20 euros que resultó incomodísimo sobre todo para escuchar música clásica.
Como ya pasaba cuando la orquesta tocaba en el Auditórium, la inmensa mayoría de los asistentes pertenecíamos a la clase media-media o media-alta, es decir, con una situación económica desahogada. También, lo que es otro indicador en el caso de Palma, el idioma que más se oía era el catalán, algo no muy habitual en las calles de la ciudad.
Todo lo anterior viene a cuento por la siguiente reflexión: sabiendo que lograr organizar una orquesta sinfónica lleva su tiempo (ésta en concreto ha cumplido los 25 años), y que en este momento la de Baleares ha logrado un nivel bastante aceptable, ¿hasta qué punto es lógico estar subvencionando esta actividad cuando se están eliminando cosas más necesarias para la población? No tengo respuesta para esta pregunta. La cultura también tiene su importancia, y la música forma parte de ella. Lo que sí me extraña es que no se aproveche la existencia de una televisión pública para retransmitir todos los conciertos con lo que se lograrían dos efectos beneficiosos: por un lado, algo de financiación adicional, pero  por otro lado, y sobre todo, acercar ese tipo de música a toda la población haciendo partícipe de esa forma de cultura a gente que de otra forma no tendría acceso o interés por ella.
No soy capaz de explicarme cómo no se está haciendo algo parecido. Bueno, a sí teniendo en cuenta el nivel, en todos los aspectos, de nuestra clase dirigente.
 
Secretario General
 
Cándido Méndez ha sido reelegido por enésima vez como Secretario General de la UGT. Creo que cuando finalice este mandato habrá estado 23 años o algo así al frente de la organización. Su propuesta al presentarse como candidato era efectuar un cambio importante en el funcionamiento del sindicato.
En un estudio que hoy publica la prensa sólo un 18% de la población tiene una idea positiva de los sindicatos, lo que, visto lo anterior, no creo que extrañe a nadie. Los sindicatos son un elemento fundamental para la defensa de los trabajadores y también para el buen funcionamiento de la democracia. En los últimos tiempos es cierto que están siendo atacados con bastante constancia (de lluvia ácida califica el propio Méndez esos ataques), pero, desde luego, actuaciones como la que comento de casi perpetuación en los cargos no facilitan la buena opinión de los ciudadanos.
En Mallorca, y en el sector en que he trabajado, la educación, el principal sindicato, el más votado en las elecciones, el STEI, tiene un máximo representante que lleva en diferentes cargos de máximo nivel desde que llegué a la isla en 1984.
Uno de los más graves problemas que tiene el país porque, además, se ha convertido en estructural, es que se dedican a la política, entendiendo ésta en el más amplio sentido, gentes que no han hecho otra cosa en su vida con lo que les resulta muy difícil abandonar los puestos obtenidos por no tener otro lugar al que ir, ni otra forma de ganarse la vida.
 
Cine
 
La cocinera del presidente, una entretenida comedia francesa que me lleva a decir, una vez más, que la media del cine francés es bastante buena aunque les resulte difícil hacer grandes películas.
Efectos secundarios, un buen thriller estadounidense. En su primera media hora parece que vamos a asistir a una película de denuncia sobre los médicos y las empresas farmacéuticas, pero se transforma en un thriller con una trama siempre atenta a sorprender al espectador con sus giros de guion.
Tipos legales, una pena ver a tan grandes actores arrastrándose por la pantalla merced a un pobre guion en el que se intentan hacer gracias con algo tan manido como la viagra y las erecciones. La parte final resulta algo más soportable. Una muestra de que en el cine estadounidense, al contrario de lo que afirmaba antes del francés, la media no es muy alta, aunque sean capaces de hacer grandísimas películas.

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