domingo, 8 de septiembre de 2013

Interesante y compleja novela


Dicen en la presentación que se trata de una “obra de difícil clasificación, aunque más próxima a la novela histórica que al ensayo”. Yo creo que, efectivamente, se trata de una novela pero no sé por qué hay que catalogarla de histórica. En todo caso, eso sí, es una obra compleja.
Escrita entre 1946 y1947, recoge una serie de escenas engarzadas por la existencia de un protagonista, especie de trasunto del autor, que va a Roma a dirigir un periódico de partido. Las escenas abarcan multitud de temas y lugares de la ciudad. Así, desde la pobreza en un barrio marginal con gran presencia de las ratas, a la crítica de la burocracia en la administración, pasando por largos monólogos en los que expone la situación política en esos momentos con la dimisión del presidente del gobierno. Al lado de este tipo de situaciones hay otras en las que, por ejemplo, aparece un personaje hablando positivamente de los campos de concentración o una vieja borracha con una bolsa repleta de dinero y acompañada por un joven; escenas que surgen de los paseos del protagonista, Carlo, por la ciudad.
La técnica narrativa es muy diferente según el aspecto que trate, y así nos encontramos con esos largos monólogos para explicar temas complicados, pero unas páginas después aparecerán descripciones muy detalladas de los lugares por los que circula, trabaja o vive el protagonista y siempre también un gran detallismo en la descripción física de los personajes que van apareciendo.
La lectura resulta desde apasionante a un poco tediosa según el momento en que nos encontremos. A mí me costó bastante entrar en la novela, sin embargo la he disfrutado mucho aunque creo que se trata de un texto un tanto difícil por carecer de una historia y de una línea argumental clara.
Al principio me recordaba un poco el carácter discursivo de la obra de Javier Marías.
Una cosa que me ha llamado poderosamente la atención es la permanente repetición de términos como obscuro, obscuridad, obscurecer que al escribirlos así el traductor, hace que te fijes más. Obviamente no los he contado, pero son decenas y decenas las veces en que se repiten, incluso hay algún momento en que en cuatro líneas aparecen tres veces. Seguramente se tratará de un recurso estilístico y de una forma de reflejar un ambiente.
Recomendable como también lo es su Cristo se paró en Eboli de la que guardo un gran recuerdo aunque hace ya muchos años que la leí y vi la película.
Carlo Levi, El reloj

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