Esta es una entrada muy especial. Es la primera vez
que leo una novela escrita no solo por alguien que conozco sino, además, por
quien fue alumno mío durante dos cursos hace ya casi treinta años. Después le
perdí la pista hasta que un día dio la enorme casualidad de que leyendo una
columna escrita por su padre en un periódico local, lo que hago muy pocas
veces, me encontré con la referencia de que estaba de embajador de la UE en El
Salvador. Logré contactar con él y luego nos hemos visto de vez en cuando en
alguna de sus visitas veraniega a Mallorca.
Hace unos años me envió unos cuantos ejemplos de
cuentos y artículos que había escrito en los que ya se veía a un escritor en
ciernes. Con esta novela se podría decir que ya es algo más.
La novela cuenta dos historias en paralelo y en
capítulos alternos. Como ya se imagina el lector, en algún momento ambas
historias tendrán algo en común.
La primera historia narra, utilizando la primera
persona, la llegada a la isla de Cuba en la actualidad de un diplomático para
trabajar en la embajada. Es hijo de una cubana y de un diplomático ya retirado.
A través de este personaje, que no es un trasunto de Segura aunque coincida el
oficio, el autor nos muestra La Habana en su realidad actual y muchos lugares
de la isla a los que acude, entre otras cosas, por su relación con una artista
cubana. En este sentido se podría decir que Cuba es también una protagonista de
la novela. (Aquí se nota la pasión del autor que, además, está casado con una
cubana.)
La segunda historia, narrada en tercera persona, es para
mi gusto la que recoge los mejores momentos del libro y sus dos grandes
protagonistas, se desarrolla en 1958 y los inicios de 1959, cuenta la relación
de Octavio, profesor en un colegio militar tras ser expulsado del ejército como
sospechoso de participar en movimientos contra el régimen de Batista, y
Adriana, la esposa del embajador de México en Cuba. Una relación que Segura centra
mucho en sus relaciones eróticas, bastante bien relatadas, y en la que, cuando reproduce
la correspondencia entre ambos, ha sido capaz de expresar muy bien cómo se dirían
las cosas en esa época.
En ambas partes hay que destacar la presencia
constante de la música y la también muy abundante de las referencias literarias
(Camus sobre todo, pero también Neuman, Franzen, etc) y cinematográficas.
Por lo que he dicho hasta ahora se trata de una
novela que fundamentalmente cuenta una historia y lo hace magníficamente ya que
va avanzando paso a paso manteniendo en todo momento la atención del lector.
(De hecho yo la he leído en muy pocas “sentadas” a pesar de que tiene 350
páginas en formato grande). Sin embargo, también hay algunos momentos en los
que aparecen otros aspectos que, aunque sea de forma un tanto marginal, enriquecen
el texto. Me refiero a las críticas que se hacen al funcionamiento de algunas
cosas del mundo de la diplomacia; a las referencias, que no podían faltar
tratándose de Cuba, a la situación tanto en 1958 como en la actualidad,
referencias en las que, eso sí, Segura pasa un poco de puntillas porque, como él mismo ha afirmado en algunas entrevistas, ese no era el tema de la novela;
y, finalmente, hay también algunos sugerentes fragmentos sobre el tema del
matrimonio.
Otro aspecto que me ha llamado la atención, y que
valoro positivamente, es el uso en las partes correspondientes a 1958 de
palabras del castellano de uso habitual en la isla como, por ejemplo, agarrar
en vez de coger, carro, saco o carpetero.
Hablaba antes del despliegue del erotismo en la
relación de Octavio y Adriana, y es que la historia se desarrolla en un lugar
que ha dado libros como La trilogía sucia
de La Habana de Pedro Juan Gutiérrez que he releído recientemente y al lado
del cual Segura parece un monje benedictino.
En fin, bromas aparte, esta novela ha sido una grata
sorpresa y un auténtico placer leerla. Tiene personajes muy conseguidos y una
historia muy bien contada. Ahora solo falta que el autor se anime a continuar
escribiendo.
Para conocer algo más al autor hay una entrevista
con Clara Ferrer en ultimahora.com.
Jaume Segura Socías, Tal vez, un día.
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