lunes, 29 de junio de 2020

Una historia entrañable




Amigorena es un escritor argentino que escribe en francés porque siendo él muy joven sus padres se exiliaron a Francia por la situación política que había en Argentina. Dice en una entrevista con Marc Bassets en el país.com: “Me molesta mucho cuando se dice que soy un escritor franco-argentino, o un escritor argentino que vive en Francia. Como escritor me considero solamente francés. Mi idioma de escritura es el francés”. En esa misma entrevista se habla de su obra anterior y de cómo este libro rompe un poco con el cierto hermetismo que tienen sus anteriores escritos.
Desde luego este libro se lee con gran facilidad porque cuenta un fragmento de la historia de su abuelo Vicente, un judío polaco que llegó de Polonia en 1928 buscando una vida mejor, se casó con la hija de un fabricante de muebles y puso una tienda de venta de esos y otros muebles. Una vida sencilla y agradable que se complicó al empezar la Segunda Guerra Mundial y la persecución de los judíos ya que su madre quiso permanecer en Varsovia donde quedó recluida en el gueto. La primera carta que le envió a Vicente empezó a crearle un malestar que se fue acrecentando a medida que pasaba el tiempo y que llegaban otras cartas mostrando el empeoramiento de las condiciones de vida.
Tras una de ellas, Vicente inicia un periodo de silencio y una época en que salía a diario a jugar al póker para perder el dinero que ganaba en el negocio. Todo ello como forma de expiar la culpa que sentía por la situación de su familia. En estas emocionantes páginas está lo mejor de un libro que está magníficamente contado y escrito.
El autor da de vez en cuando alguna información sobre lo que estaban haciendo los nazis para la represión de los judíos, informaciones que no siempre coinciden con algunas de las que he leído en el libro de Laurence Rees recientemente comentado en el blog, pero que en todo caso son cuestiones de matiz sin mayor importancia.
Además del tema de la culpa, también hay varios momentos en los que se trata el de la identidad. Así, por ejemplo, reflexiona el protagonista en el siguiente fragmento:

“Y fuimos elegidos. Pero nunca supimos realmente para qué. Fuimos elegidos solo para preguntarnos por qué fuimos elegidos. ¡Es eso! Somos judíos. Soy judío. Pero no sabemos qué es. No tenemos ni idea de qué es eso. Y lo más bello y lo más triste es que nunca vamos a dejar de preguntárnoslo, y que no lo vamos a saber nunca.” (p. 63)
(Esta reflexión creo que es igualmente válida para muchas, por no decir todas, de las identidades)

Cambiando radicalmente de tema, me ha llamado la atención y me ha sorprendido, la visión que se da en el libro del jefe del estado polaco Pilsudski, no tan negativa como la que estaba acostumbrado a ver.
Para finalizar una referencia al traductor y a la traducción. Caparrós es primo de Amigorena y, además, ya había escrito sobre el personaje del abuelo. Hay una nota final en la que explica algo importante sobre la traducción:

“Y decidí traducirlo al argentino porque es mi lengua y la lengua de Santiago y la lengua en la que todo esto sucedió; me habría gustado reproducir las erres levemente erradas de aquel castellano tan correcto, tan cuidado que nuestro abuelo hablaba. Y pude traducirlo al argentino porque sé que cualquier lector hispano lo lee, lo entiende –incluso, quién sabe, lo disfruta.” (p 156)

Desde aquí agradecerle que lo haya hecho así pues argentino es el escritor y, sobre todo, porque lo era de hecho ya su abuelo y, además,  se desarrolla toda en el Buenos Aires de principios de los cuarenta. Creo que la obra gana con los giros y expresiones que son los típicos de la zona. Y sí, señor Caparrós, yo lo he disfrutado como lo hago cada vez que leo sus escritos.
Un libro muy recomendable pues condensa en poco más de 150 páginas muchos momentos de la historia, muchos sentimientos y muchas emociones.
Además de la entrevista-reseña ya citada, hay otra interesante de Núria Escur en lavanguardia.com.

Santiago H. Amigorena, El gueto interior. Traducción Martín Caparrós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario