jueves, 18 de junio de 2020

Afganistán más allá del conflicto




Inicia Guallar el libro con una nota sorprendente pues cuenta que: “El original del libro, las copias digitales, así como la mayoría de las libretas, notas y material acumulado durante diez años para su redacción se quemaron en un incendio el 29 de mayo de 2018…(..)
Lo que viene a continuación es producto de la memoria y de los restos del naufragio; lo poco que sobrevivió al fuego y lo que he podido rescatar a través de amigos, conocidos y cajas varias que se quedaron en el camino …” (p. 13)
Al leerla lo primero que me pregunté es qué me iba a encontrar entonces en un libro de más de 400 páginas. Si sorprendente fue la información de la nota, más lo ha sido la lectura de este, por tantas razones, magnífico libro. Parece que uno se espera que un texto sobre Afganistán, ese país del  que siempre que tenemos noticia es por algún atentado o enfrentamiento armado, trate sobre la situación política y/o geopolítica de la zona, sobre la evolución económica, etc. Sin embargo, a pesar de su extensión, en el libro esos temas solo aparecen muy de vez en cuando y más como contexto y fondo de las historias que como tema principal.
Guallar ha dividido el libro en cuatro partes que se corresponden con sus cuatro estancias  en el país entre 2008 y 2018. Estancias en las que, además, ha trabajado para empresas  e instituciones muy diversas que van desde el Round Group al principio (aquí tiene un excelente capítulo dedicado a su jefe en esta peculiar empresa), al diario El Mundo en la parte final, pasando por la UNESCO o la OTAN. Esta variedad de “patrones” le ha permitido asistir a multitud de acontecimientos y situaciones que son lo que narra en un libro que está compuesto por un conjunto de reportajes y crónicas sobre los más variados temas como, por ejemplo: el posible origen del nombre de Kabul, la geografía de Afganistán, lo que hace una patrulla en la carretera de la muerte, el funcionamiento de una escuela rural, las sensaciones que se producen cuando hay un terremoto o cómo se siente un extranjero cuando es detenido y llevado a una comisaría de policía (algo que le sucedió durante su segunda estancia). Esto y muchísimo más pues el libro tiene 29 capítulos.
Además de la variedad de temas me gustaría destacar, por un lado, la honestidad del periodista que le lleva a hacer más de una autocrítica y, por otro, la crítica que hace también en varios momentos tanto de los organismos internacionales como de la actuación de algunas ONGs.
Guallar funciona por libre lo que le facilita también la elección de para quién trabajar y qué temas elegir según con quién lo haga. De ahí esa variedad a la que me he referido ya más de una vez y también el tratamiento dado a temas muy comprometidos, y más en concreto a dos: los niños prostituidos por el ejército y la policía o el terrible capítulo dedicado a la venta de menores para el matrimonio en el que se explica muy bien cuál es la situación de la mujer con algunos ejemplos reales que resultan escalofriantes y difíciles de leer. En este sentido, llama mucho la atención la cifra que da de 11.000 suicidios en los nueve primeros meses de 2016, la mayoría de mujeres víctimas de matrimonios forzados. Por cierto, todo ello en un país en el que los talibanes están luchando por volver al poder, es decir, en una teórica democracia.
Otro capítulo realmente interesante es aquel en el que el autor va incrustado en una patrulla del ejército estadounidense y hace un relato muy visual de la experiencia y aclara bastante bien cuál es el papel de ese ejército en el conflicto.
En fin, esto es solo una pequeña muestra de lo mucho que se puede encontrar el lector en este excelente trabajo que tiene también la virtud de una buena escritura a pesar de que Guallar se declara sobre todo como fabricante de imágenes. De hecho a esto se dedicó en varios de sus trabajos sobre todo al principio. En este sentido, es una pena que no se acompañe la edición de fotografías, pero se perderían en el incendio.
Un libro muy recomendable porque ayuda a comprender mejor una sociedad tan compleja como la afgana de la que solo se tienen noticias muy fragmentarias y muy de vez en cuando, y también porque hace pensar sobre el papel que jugamos los occidentales en zonas y situaciones tan alejadas de nosotros.
Hay una interesante entrevista de Edurne Concejo en lavanguardia.com

Amador guallar, En la tierra de Caín. Viaje al corazón de las tinieblas de Afganistán.


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