viernes, 26 de junio de 2020

Buen descubrimiento




A pesar de que tiene ya varios libros publicados no tenía ni idea de la existencia de este escritor. Me llamó la atención el tema que se anunciaba en la contraportada y por eso lo compré. No me ha defraudado.
El libro, aunque de corta extensión pues no llega a las 200 páginas, trata varios temas si bien con un elemento común: la participación en la política desde una posición de izquierdas.
Hay una parte del libro en que el protagonismo corresponde al autor y un par de viajes que hizo, uno a San Petersburgo y luego a Hungría en 1997, y otro anterior con el resto de su familia al Berlín tras la caída del muro. Es quizá lo menos interesante del libro. Otra parte, la que constituye el verdadero objetivo, está dedicada a narrar lo que le cuentan sus padres sobre sus experiencias políticas sobre todo en el Chile de Allende (Argüello nació en 1970 precisamente durante esa estancia de sus padres en Chile). Es la que más me ha gustado y la que me ha traído gran cantidad de recuerdos. Finalmente, en lo que yo considero otro apartado, Argüello va haciendo una serie de consideraciones a lo largo de todo el libro para al final insistir en las principales ideas. Estas reflexiones me han hecho repensar cosas y volver a replantear ideas, como sucede siempre que uno se enfrenta a hechos del pasado y repasa, desde la visión actual, las posturas que adoptó ante ellos.
Sobre este último aspecto reproduzco un fragmento que me parece que ejemplifica muy bien el tema:

Éramos tan esquemáticos, me confiesa, tan llenos de prejuicios. Para nosotros estaba la gente que participaba activamente en política y la otra, a la que supongo que veíamos como el enemigo al que había que vencer o adoctrinar.” (p. 32)

Sobre la experiencia chilena -por cierto, una experiencia que a mí me marcó muy profundamente durante mucho tiempo-, un par de textos significativos:

“Cuando una parte de Chile aceptó aliarse con la CIA para restaurar el orden, de algún modo entregó su alma. Les arreglaron sus problemas, pero habían invitado al demonio a entrar en casa, y cuando eso ocurre ya no hay vuelta atrás. Me pregunto si en el mundo entero no estaría pasando algo parecido. Si palabras como honor, lealtad, justicia o esperanza no tenían hasta ese momento un significado que ya no volvieron a recuperar. Y también expresiones como hacer lo correcto, por más que eso suponga poner en riesgo la propia integridad.
(…)
Y por supuesto que podían estar equivocados respecto de lo que consideraban correcto y de los modos en que había que alcanzarlo, pero creían que el intento valía la pena y ponían ese valor por encima de cuestiones como la conveniencia o la seguridad.” (p. 135-136)

“Qué íbamos a hacer, me dice, supongo que pensábamos que era lo correcto.” (p. 132) (A raíz de un comentario del hijo de por qué no se fueron de Chile tras el golpe)

Y sobre las reflexiones el siguiente fragmento constituye una buena síntesis:

“¿Qué fue entonces lo que fracasó, la idea o quienes la llevaron a cabo? Y si lo que fracasó fue quienes la llevaron a cabo, ¿por qué culpamos a la idea en vez de revisarnos nosotros?
Esta fue la gran lección que la generación de mis padres nos legó; mientras sigamos siendo los mismos no podemos esperar que el mundo sea diferente, porque somos nosotros los que damos forma al mundo. Si de verdad queremos producir un cambio, lo primero que tenemos que hacer es empezar por nosotros.”(p. 167)

En la segunda mitad de esta cita está lo que considero la parte de las ideas del autor más endeble, no porque no tenga razón, ya un sector importante del anarquismo español del primer tercio del siglo XX lo decía, sino por la imposibilidad real de que esto se pueda llevar a cabo. Obviamente, no es este el lugar para discutir el tema en profundidad, pero sí me gustaría al menos dejar algunas preguntas en el aire: ¿cómo empezamos por nosotros mismos?¿quién decide cuáles deben ser los cambios?¿qué se hace con los que no quieren cambiar?

En otro orden de cosas tengo que decir que el libro no aporta novedades para el conocimiento de lo sucedido en Chile para quien haya leído sobre el particular, pero sí hace una buena síntesis de las diferencias dentro de la izquierda sobre cómo llevar adelante el proceso y hay una interesante crítica del padre a la política agraria llevada a cabo por el gobierno de la Unidad Popular.
En fin, un libro muy interesante, bien escrito y que hace repensar y replantear temas tanto del pasado como del momento actual lo que no es fácil encontrar hoy en la literatura.
                           
Javier Argüello, Ser rojo.


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