martes, 1 de junio de 2021

(Des)información en las redes sociales


 

Quien siga con cierta asiduidad este blog sabe de mi preferencia por el tema que trata este libro. Esta preferencia viene motivada porque creo que es donde se está dirimiendo la principal batalla política y si el autor dice que a nivel global la van perdiendo (él se refiere, lógicamente a los Estados Unidos), se puede afirmar sin ninguna duda que en España la vamos perdiendo (y yo me refiero a los que defendemos una sociedad más igualitaria y con mayores avances sociales).

Con estas premisas, me gusta leer lo más que puedo sobre estos temas y de ahí este libro que, además, tiene tan interesante título y tan sugerente subtítulo que, por cierto, está en la versión original y no es, como pasa a veces, algo puesto por la editorial que lo traduce para llamar más la atención.

Como primera idea de este comentario tengo que decir que el libro decepciona bastante, que es un texto tremendamente irregular en su interés y en las páginas que dedica a los diferentes temas, al que ,aunque está escrito con la agilidad propia de un periodista, (el autor era editor en Times),  le falta profundidad en determinados análisis y la mayor insatisfacción surge, sobre todo, porque falta información de qué campañas pusieron en marcha y cómo las llevaron a cabo.

El autor fue Subsecretario de Diplomacia y Asuntos Públicos con John Kerry en la secretaría de Estado bajo el gobierno de Obama y, quizá por ostentar ese cargo, dedica los dos primeros capítulos a explicar cómo es el proceso de selección y aprobación de los cargos públicos. Curiosamente, superado el primer momento de extrañeza que provoca dedicar tantas páginas a ese tema, reconozco que es de lo que más me ha interesado del libro seguramente por lo novedoso y también por lo complejo del sistema. Sorprende la terriblemente burocrático que resulta todo en un país del que se suele tener otra idea.

Los siguientes capítulos los dedica a contar los esfuerzos tendentes a organizar unos instrumentos para frenar las desinformaciones que provenían de Rusia y del Estado islámico. Estos instrumentos no se pretendía que estuviesen solo en Estados Unidos, sino que se quería implicar a otros muchos países de diferentes regiones del planeta. A esta búsqueda de aliados dedica muchas páginas que resultan bastante tediosas. No obstante, entre las muchas informaciones sí aparecen cosas que tienen interés como pueden ser, entre otras: el buen resumen que hace de las ideas de Alexander Dugin, el llamado “Rasputín” de Putin, así como todo lo que cuenta sobre la política de este último; el papel de Donald Trump en la aprobación del Brexit; la autocrítica que hace sobre la política de hashtags que pusieron en marcha en el conflicto de Ucrania; los datos que aporta sobre algunas medidas tomadas por Facebook y Twitter para frenar algunos aspectos negativos; las grandes dificultades para coordinar los esfuerzos internos y, en otro orden de cosas, ya en el último capítulo que dedica a propuestas para mejorar en el tema, es muy interesante lo que dice sobre cómo debería publicarse una noticia en un medio digital.

Hay más aspectos de los que se puede sacar algún fruto de su lectura, pero en general es demasiado prolijo en muchos momentos seguramente porque es un libro pensado y escrito para el público de su país. Tampoco se termina de ver claramente su papel en las diferentes “guerras” que salen a relucir.

Para terminar reproduzco dos frases cortas que me ha parecido que dejan muy claro el tema al que se refieren:

“Tienes derecho a tener sus opiniones, pero no tus hechos”. (p. 65) (Frase que atribuye al senador Pat Moynihan)

“El terrorismo funciona porque los seres humanos imaginan posibilidades, en vez de probabilidades”. (p. 112)

La primera es, precisamente, una de las claves de las batallas de la información porque hay muchos participantes que mienten descaradamente sobre los hechos y lo hacen con el mayor desparpajo. (En España en estos tiempos de pandemia hay ejemplos para aburrir).

En definitiva, un libro que se puede leer, del que se pueden sacar algunas cosas interesantes, pero del que no sé si compensa dedicar el tiempo que suponen sus casi 400 páginas.

 

Richard Stengel, Guerras de la información. Cómo perdimos la batalla global contra la desinformación y qué podemos hacer en el futuro.  Traducción Ana Momplet Chico.

 

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