jueves, 29 de septiembre de 2016

¡Qué gran periodista!




“En 1971, mientras consideraba posibles temáticas para su próximo libro, decidió que lo que más le intrigaba era la nueva apertura estadounidense, su creciente consumo erótico y la serena revolución que él percibía en la clase media contra los censores y los clérigos que habían sido la fuerza inhibidora desde la fundación de la república puritana.” (p. 474)

Con estas palabras, escritas en tercera persona aunque se refiera a él mismo, explica Talese en el magnífico capítulo final del libro qué es lo que le motivó para escribirlo, dedicándole nada menos que nueve años de su vida. Como buen creador, junto con otros, del llamado “nuevo periodismo”, el autor acudió como cliente a salas de masaje erótico e incluso estuvo varios meses de gerente en una de ellas para ver qué tipo de clientes acudían; también estuvo varias veces en Sandstone, la especie de comuna nudista creada por John Williamson donde se practicaba el amor libre, y mantuvo horas de conversaciones con multitud de protagonistas del cambio en los comportamientos sexuales de los estadounidenses, desde creadores de revistas como Playboy (Hugh Hefner es uno de los principales protagonistas del libro) o Screw, pasando por modelos que posaron para ellas hasta abogados que defendieron a estas personas de las acusaciones de obscenidad de las que fueron objeto en muchas ocasiones.
Con todos estos materiales va construyendo un extensísimo texto de más de 500 páginas (en una edición más habitual serían  700 u 800) que se lee con muchísimo interés sin que este apenas desfallezca salvo cuando expone, de manera demasiado prolija, los casos en los que hubo juicios o problemas con la ley, pues  creo que rompen un poco la dinámica del libro.
Publicado en 1980 recibió fuertes críticas negativas y también alguna positiva como la que reproduzco porque resulta útil para ver cómo es el libro:

“Este libro hará al señor Talese mucho más rico de lo que ya es, pero sospecho que un número considerable de sus lectores le encontrarán sorprendentemente comedido. Tiene un interés serio en observar a los demás seres humanos, por escucharles y por presentar con sinceridad lo que ha visto y oído. Escribe una prosa limpia y sin pretensiones. Mediante una frase aquí y una oración allá, posee el don de establecer importantes vínculos narrativos e históricos. Lo cierto es que se nos ofrecen historias bien contadas con un mensaje social acumulativo: la sexualidad en Estados Unidos se ha transformado drásticamente en las dos últimas décadas.” (p.498) (The New York Times Book Review)

También me parece un buen resumen este fragmento del Prólogo escrito  por Katie Rophe para la edición de 2009:

“Talese tenía un inigualable afán de historias, de contemplar la variedad de la experiencia humana en todo su esplendor y perversidad. Dedica una atención a los pormenores de las vidas de extraños que la mayoría de las personas apenas pueden reunir para sus amigos más íntimos y su familia. Lo que le distingue del periodista común y corriente es su interés inagotable por otras personas, famosas o no, su cariñosa inmersión en el pasado de estas, en lo que su madre les decía cuando eran niños y en el aspecto que tenía su dormitorio de la infancia.(…)
Sin excepción, los personajes de este libro autorizaron a Talese para que utilizase sus verdaderas nombres, lo cual resulta extraordinario dado que hablaban de infidelidades, de fantasías sexuales, de experiencias eróticas inusitadas. Pero Talese se ganó ese grado de confianza con la profundidad e intensidad de su compromiso, con la naturaleza humana y precisa de sus preguntas, con el encanto de la clase de atención que ofrecía, con su auténtica camaradería.” (p.13)

Poco queda por decir tras estos dos fragmentos. Desde luego yo lo he leído con gran interés y me ha hecho disfrutar y situarme en los años sesenta de Estados Unidos con unos problemas que desde luego en España estábamos desgraciadamente lejos de tener (obviamente no me refiero al puritanismo que aquí era dominante, sino a los intentos de acabar con él). Talese escribe con una claridad y una agilidad que han hecho de él uno de los grandes de todos los tiempos. Además, la sensación de verdad que tiene sus libros es una de sus características principales; el lector tiene siempre la impresión de que las cosas sucedieron tal y como nos las está contando.
Es el cuarto libro que leo y tendré que seguir al tanto de alguna nueva publicación pues es un autor que no defrauda.
Hay buena reseña de Marcelo Covián en latormentaenunvaso.blogspot.com




Gay Talese, La mujer de tu prójimo

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