sábado, 19 de marzo de 2011

Mis novelas favoritas traducidas

“Es seguramente demasiado pretencioso hacer una entrada así, pero me apetecía plantearme, y después compartir, qué novelas son las que más me han gustado, impactado, animado a seguir leyendo, etc. De ahí surge la lista siguiente. No están todos las que son pero sí…”
Así empezaba la entrada de mis novelas favoritas en castellano y así debe empezar esta nueva entrada con más razón aún si cabe. Aquí surge el inconveniente de que todas las he leído traducidas, pues desconozco cualquier lengua distinta del castellano y ya se sabe que traduttore, traditore. No obstante, creo que en general estamos en un país en el que se traduce razonablemente bien y en el que una parte importante de las editoriales lo cuidan mucho.
Si en la elección de mis favoritas en castellano tuve dificultades, éstas se han incrementado notablemente al tener que elegir entre tan gran variedad de autores, estilos, países de procedencia, épocas (aunque mantengo la idea de dejar fuera a los llamados clásicos), etc.
En Portugal he tenido que dejar fuera a Saramago, en Italia a Pratolini o Sciascia y en Francia a Camus porque las tres elegidas responden a épocas mías de lectura y a las sensaciones que me dejaron.
En el caso de la literatura anglosajona también quedan fuera autores que me gustaron mucho en algún momento como Auster o Amis, pero a los que he ido abandonando. El guardián entre el centeno aparece por sus propios valores y por ser el libro que más he regalado. Kennedy me abrió las puertas a un tipo de literatura para mí desconocida entonces.
Los escritores en alemán me han resultado más fáciles de seleccionar aunque he tenido que dejar fuera a Thomas Bernhard, cuyos cinco tomos de “autobiografía” me impactaron mucho en su día.
Del resto de europeos puede sorprender la inclusión de Los hijos del Arbat libro que para mí fue un grandísimo descubrimiento. Márai o Ándric son autores contrastados.
De los autores de otros continentes no he tenido mucho donde elegir porque no he conozco a demasiados. El tiempo da para lo que da. Eso sí, tanto de Mahfouz como de Maalouf, he leído una parte relevante de su obra. Miramar me interesó especialmente en su momento por la técnica de contar la misma historia desde distintas perspectivas, aunque todo lo que he leído de él siempre me ha interesado.
De Ananta Toer he elegido una novela corta que recrea de maravilla una atmósfera. Su gran ciclo de El cuarteto de Burú también es muy interesante, pero yo le conocí con El fugitivo.
Samurai es de esas novelas que te dejan huella cuando la lees y que regalas varias veces. Luego sólo conozco otra de la autora, Pájaros del crepúsculo, también muy buena.
Finalmente, Doris Lessing. Hace muchísimos años que no he vuelto a leer nada suyo y creo que si leyese ahora El cuaderno dorado tendría otra opinión de él, pero en su día me marcó. Hoy leo a Coetzee.

















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