Tener mala memoria tiene muchos inconvenientes, pero
también algunas ventajas. Hace unos meses leí otro libro de Kerrigan, El
coro de la medianoche, que no comenté en el blog porque me cuesta bastante
comentar la novela negra, a pesar de lo cual, o por ello, cuando acabé de leer La
Furia me comprometí a comentarla. Antes de hacerlo quise ver qué había
puesto de la otra novela del autor que sí había comentado y ahí llegó la sorpresa:
ya había leído y comentado La Furia en 2015, es decir, recién publicada.
Sin embargo, cuando la he vuelto a leer me ha resultado totalmente nueva y lo
más curioso es, tras leer el comentario que hice, que veo que me ha
impresionado más ahora.
En cualquier caso, lo que haré será reproducir la entrada
e insistir en que se trata de una novela muy recomendable por la buena
historia, los personajes y los magníficos diálogos.
(¡Ah! Una buena noticia para la editorial es que este
ejemplar lo he comprado hace poco, es decir, que tengo dos).
Hace solo dos días
que terminé de leer a Benjamin Black (hay entrada en el blog) y me parecía
interesante leer inmediatamente otra novela negra también de un autor irlandés
para ver si había puntos de contacto entre ambos.
La verdad es que se
trata de dos estilos radicalmente diferentes aunque, eso sí, con una cosa en
común: la aparición del tema de los abusos sexuales en la Iglesia irlandesa
(muy presente en Kerrigan, le dedica todo un capítulo, y también en
Black, sobre todo en su primera novela ).
A mí me gusta más el
estilo de Black en la medida en que da más importancia a los personajes que a
la acción; a las relaciones que a la trama propiamente dicha y el desarrollo se
va produciendo pausadamente. Este libro de Kerrigan, como queda expresado ya en
su título, tiene un ritmo trepidante, muy cinematográfico, de película de
acción, sobre todo en dos de las partes en que está dividido.
Entronca con la mejor
novela negra en lo que tiene de crítica social como, por ejemplo, en el
siguiente fragmento: “En Buenos días, Irlanda estaban acabando
de ofrecer una entrevista con el ministro de algún ramo. El ministro no dejaba
de repetir que no había alternativa. El entrevistador hizo aparecer en antena a
un economista que trabajaba para un banco, el cual comenzó a decir que estaba
de acuerdo con el político en que eso era la único que se podía hacer.” (p.327)
(Esto me parece haberlo oído en "alguna que otra" ocasión en nuestra
radio y televisión.)
Y también se permite
en algunos momentos, bien es verdad que pocos, introducir ciertas dosis de
humor: “El asesinato ideal es aquel en el que se sabe que la víctima cabreó a
alguien, y cuando llega la policía ese alguien está junto al cadáver con un
hacha ensangrentada en la mano. Con un poco de suerte, varias personas habrán
presenciado lo que ocurrió y alguien habrá descargado un vídeo del asesinato de
treinta segundos en YouTube. Cualquier cosa más complicada ya era un dolor de
huevos.” (p.145)
Se lee con interés y
prácticamente de un tirón porque, además, está construido básicamente con
diálogos en los que el autor se manifiesta como un consumado maestro.
Muy entretenida y con
el añadido de desarrollarse en los inicios de la crisis económica. Quizá le
sobre un poco de violencia y le falte una mejor caracterización de algunos
personajes, pero no está mal dentro de su género.
Hay que reconocer que
la editorial Sajalín, en su colección Al margen, está
publicando un conjunto de autores y de obras muy interesantes.
Gene Kerrigan, La
furia
No hay comentarios:
Publicar un comentario