viernes, 18 de marzo de 2011

Andamio

Libia.
No soy capaz de explicarme lo que está pasando en ese país. Al principio parecía que Gadafi estaba hundido y solo; que le quedaban escasos días en el poder. De repente, poco a poco se ha ido recomponiendo y está a punto de eliminar los últimos reductos de los “rebeldes” en Bengasi. Ahora bien, si todo esto es difícilmente entendible, mucho menos lo es la respuesta de la “comunidad internacional” y, dentro de ella, de la Unión Europea. ¿Qué extraños intereses tiene occidente en la Libia de Gadafi? Se sabe de empresas italianas, de las inversiones del régimen en empresas europeas,…; pero ¿es suficiente justificación para tan alarmante dejación de las más mínimas funciones humanitarias? También se menciona el recuerdo de la intervención en Irak sin el apoyo de la ONU como si tuvieran nada que ver ambas situaciones.
Llega poca y mala información de lo que está ocurriendo aunque una cosa sí parece que va quedando clara: occidente ha abandonado a su suerte a los que se han levantado contra el dictador. ¿No será acaso que se quiere dar una advertencia a quienes pretendan moverse en otros países aún más peligrosos para los intereses occidentales como, por ejemplo, Arabia Saudí?
Sólo tengo preguntas y una en concreto me está empezando a rondar cada vez más por la cabeza, ¿no seremos los occidentales el verdadero “eje del mal”?, ¿no es ya nuestro egoísmo una verdadera arma de destrucción masiva?
Tras escribir lo anterior, escuché anoche sobre las 23,30 que el Consejo de Seguridad de la ONU había aprobado la exclusión aérea en Libia, por 10 votos a favor y 5 abstenciones (Rusia, China y Alemania entre ellas). Espero que pueda llegar a servir para algo.
En todo caso creo que en el mundo árabe podríamos aplicar aquello que dijo Salvador Allende de que “más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas…”. Así ha sido con el mundo comunista y espero que así suceda con estas dictaduras.


Japón.
“Pánico nuclear”, “Apocalipsis”. Titulares a toda página de La Razón o ABC ilustrados con fotos que más parecen sacadas de una de esas películas de Hollywood sobre el final del mundo. Lo mejor es que lo hacen diarios que aplaudirán el arrojo de la FAES defendiendo la necesidad de incrementar el uso de la energía nuclear.
Ejemplos, una vez más, de una prensa bastante penosa y sensacionalista. Claro que hoy, día 17 de marzo, en la edición impresa de El Mundo se destaca sobre todo la posibilidad de que Carme Chacón participe en unas hipotéticas primarias. No sé realmente qué es peor.
A mí, al final, en este tema de la energía nuclear me pasa lo que a Cospedal, que creo que deben primar los “criterios técnicos”. No, hablando en serio, no tengo una opinión claramente formada sobre este tema. A lo largo de los años he pasado por diferentes opiniones según las informaciones que iba teniendo. Ni antes de lo sucedido en Japón era un acérrimo partidario de la misma, ni ahora soy un acérrimo detractor. El problema de verdad es que el mundo cada vez necesita más y más energía. Consumimos más los que ya consumíamos mucho, y se incorporan millones a nuestras pautas de consumo. El petróleo está llegando a un nivel de producción a partir del que empezará a disminuir; del uranio se dice que está a punto de llegar también a ese momento; las energías renovables resultan, dicen, más de diez veces más caras de obtener que las tradicionales,…Un panorama cuanto menos preocupante y ante el que medidas como lo de los 110 km/h parecen un juego de niños.



Desconectar.
Libia, Japón, los problemas de la energía, la crisis económica que no cesa, las calificaciones hechas por la agencia Moody’s, etc, etc, etc.
El pan nuestro de cada día; desayunamos oyendo este tipo de noticias y nos acostamos con las mismas. Hay que desconectar, es decir, hay que ser capaces de pasar momentos al margen de la realidad. Digo momentos, no que haya que quedarse al margen de la misma.
Para mí existen dos actividades que me ayudan a sobrellevar este mundo que nos ha tocado en suerte: la lectura y la música. De la segunda ya he hablado en el blog varias veces. Ahora me gustaría sólo insistir en un par de músicos que son los que más me ayudan; se trata, claro está, de Bill Evans, cuya sensibilidad al piano se transmite con una facilidad portentosa, y del primer Miles Davis, el de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, con baladas increíbles. También tiene los mismos efectos un cuarteto de cuerdas de Schubert, pero reconozco que tengo bastante abandonada la música clásica. Escuchar cualquiera de estas músicas y muchas otras en la misma línea, me relaja, me transporta a otros momentos vitales, me da fuerzas para tener que enfrentarme, aunque sólo sea mentalmente, a la dura realidad. Por lo que hace a la literatura en este blog ya queda claro cuál prefiero y cuánto la utilizo; en este caso, no para evadirme, sino en muchos casos para profundizar e intentar entender mejor el mundo en el que vivo. Otra cosa es que lo esté consiguiendo.

También, como se puede apreciar claramente, estoy utilizando la escritura como método de liberación de tensiones e intento de comunicación. He de reconocer que en este caso la respuesta que obtengo de “los otros” es muy escasa. Doy mis opiniones absolutamente discutibles todas ellas, pero no encuentro respuestas contradictorias. Una pena. Lo seguiré intentando. Siempre he sido una persona con mucha “moral”.

1 comentario:

  1. no lo había leído... cuando creo que me informo sobre un tema, luego me siento muy confundida... y con el tema de Libia me ha pasado, no sé qué pensar bien todavia, pero tienes mucha razón en lo de occidente... parece que jugamos a nuestras anchas... y de Japón, qué decir, una desgracia convertida en espectáculo de masas, asco.... claro que neceistamos energía pero a costa de qué... sinceramente me parece increible que con los avances tecnologicos que hay para muchas cosas, no lo haya para otras... os recomiendo ver Zeitgeist donde habla de este tema.. si no lo habéis visto ya... besos

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