miércoles, 9 de julio de 2014

ANDAMIO

El adoctrinamiento
 
Al fin tenemos en Baleares una asociación de profesores auténticamente “profesional” que solamente se va a preocupar de lograr la mejor instrucción de sus alumnos desterrando de las aulas cualquier tipo de adoctrinamiento político o social. Se trata de la recién creada PLIS (Profesores Libres de Ingeniería Social): “una plataforma que reivindica una escuela como lugar de aprendizaje y no como un medio de instrumentalización (…)”  y que “persigue desterrar de las aulas la «ingeniería social» a la que se han dedicado «intensamente» los gobiernos, partidos y sindicatos durante las últimas décadas”.
"No somos ni de derechas ni de izquierdas, somos docentes que queremos sacar la política de las aulas y crear una voz que transmita a la opinión pública el sentir de aquéllos que no somos la Assemblea y que no compartimos la instrumentalización que hacen», argumentan. (subrayado en el original). (Textos extraídos del reportaje de Mayte Amorós en El MundoBaleares).
Destaco los tres términos que me parecen más relevantes: Instrumentalización, ingeniería social y política que comentaré a continuación. No obstante, tengo que hacer constar que tanto por lo que conozco de forma directa o indirecta de los promotores, como por lo que ellos mismos afirman en el reportaje mencionado: «se ha pasado de tener un objetivo pedagógico donde el alumno era el protagonista, a perseguir un objetivo político donde se defiende el territorio, la bandera y la lengua», su principal y casi única preocupación es la lengua o, para ser más concreto, el castellano.
Hablan de ingeniería social en la educación utilizando un término que tuvo cierta repercusión cuando determinados medios se lo aplicaban al primer gobierno de Zapatero sobre todo a partir de la ampliación del matrimonio a los homosexuales. En los veinticinco años que he dedicado a la enseñanza no tengo conciencia de haber sido ingeniero de nada ni de que lo hayan sido ninguno de mis compañeros. Tampoco de que los gobiernos, partidos o sindicatos se hayan dedicado a ello (incluido el gobierno de Aznar con Esperanza Aguirre como ministra del ramo). Quien afirma tales cosas no debe de conocer cómo funciona un centro educativo ni la inmensa mayoría de los profesores. En un centro educativo lo que preocupa es el aspecto meramente burocrático y, como mucho, si el nivel de suspensos es demasiado alto. Por otro lado, los profesores son un colectivo muy heterogéneo y bastante autónomo en su funcionamiento como para seguir cualquier medida de esa pretendida ingeniería social.
La política en las aulas. Este aspecto hay que enfocarlo desde una doble perspectiva.
Por una parte, está lo que los alumnos aprenden académicamente sobre cómo es la política, la economía o la sociedad de su país. En estos momentos apenas si dedican un par de horas en segundo de bachillerato a saber algo de la Constitución y no estudian absolutamente nada de los otros dos temas. Así pues, terminan sus estudios sin que oficialmente hayan tenido que aprender nada de aquellos temas que más van a afectar a su vida cotidiana. Cuando yo comencé a dar clases, allá por el año 1984, se dedicaba una hora a la semana en 3º de BUP a estudiar la Constitución. Evidentemente, muchos alumnos sí saben bastantes cosas de cualquiera de esos temas y tienen formada opinión sobre ello, pero ha sido en su ambiente familiar o social donde lo han adquirido y no en el académico.
El segundo enfoque es bien diferente y tiene que ver con aquello que los profesores puedan  “transmitir” (término que tanto gusta a los miembros del PLIS) a partir de sus intervenciones en clase lo que podría formar parte de esa “instrumentalización” de la que se acusa a los profesionales. En este sentido tengo que decir que a lo largo de mis muchos años de experiencia son raros los casos que he conocido de compañeros que hayan expresado explícitamente sus posiciones políticas o ideológicas, es más, entre los pocos que recuerdo los hay de diferentes opciones. Además, una cosa es manifestar la opinión e incluso hacer una crítica y otra muy diferente que eso suponga instrumentalizar o politizar a los alumnos.
Otra cosa bien diferente es que los miembros de un claustro de profesores tengan sus ideas y sus opciones y las expresen tanto entre los compañeros como en los órganos colegiados en que es pertinente hacerlo. La educación tiene un gran componente de actividad regulada por la administración, esto es, por los políticos que gobiernan y, por lo tanto, existe todo el derecho a la crítica y a la libertad de expresión.
En definitiva, creo que los fundadores de la nueva asociación tienen unas ideas bastante equivocadas sobre cómo está la profesión de la que ellos forman parte, así que, o bien no tienen la capacidad suficiente para conocerla, lo que no creo que suceda, o bien lo que están haciendo es una burda manipulación con intereses inconfesados ya que como ellos mismos afirman “no son ni de derechas ni de izquierdas”. (Por cierto, ¿de qué me sonará a mí esa expresión?)
Creen ustedes la asociación, expresen sus ideas, métanse con quien haga falta con argumentos, defiendan lo que consideren justo, pero sobre todo, háganlo sin dobleces y sin mentiras.
 
Cine y televisión
 
Películas
 
La vida de Adele. La película que más me ha emocionado en los últimos tiempos. El descubrimiento del amor por una adolescente hacia otra mujer. Magnífica dirección de actrices y extraordinaria protagonista. Francesa.
Viva la libertá. Interesante película italiana sobre los entresijos de la política a partir del equívoco provocado por la sustitución de un hermano gemelo diputado por otro bien distinto. Muy bien interpretados los dos papeles por el mismo actor.
Las dos caras de enero. Entretenido thriller basado en una novela de Patricia Highsmith con su típica localización en la isla de Creta.
Amanece en Edimburgo. Sorprendente comedia musical escocesa. Basada en un éxito teatral hace pasar un rato muy divertido.
 
 Series
 
House of cards. Interesante como siempre aunque creo que en esta temporada la historia se desmanda un poco y va perdiendo consistencia y credibilidad.
The americans. Muy buena segunda temporada. Mantiene la tensión del espionaje y complica las relaciones personales. Varios capítulos intermedios que parecen escritos por John Le Carré. Además, y es importante, hay buenos y malos en los dos bandos.
 
Como se ve, preponderancia del cine europeo y de las series estadounidenses. Creo que no es casualidad, por aquí se hace muy buen cine y por allí muy buen cine también, pero para la televisión.

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