miércoles, 13 de enero de 2016

Novela en la Alemania de 1933



Desconocía totalmente al autor cuando cogí el libro en la librería porque me llamó la atención la portada. Luego me gustó, además del tema, la idea de que estaba escrito en 1934 al mismo tiempo que los hechos que narraba.
Tengo que reconocer que me costó un poco entrar en la novela y que cuando llevaba unas cuarenta páginas estuve a punto de abandonarla. Demasiados personajes, una forma de contar un tanto peculiar, etc.; sin embargo, decidí darle una oportunidad y ha sido un acierto pleno.
El libro cuenta los avatares de una familia de la burguesía judía a lo largo más o menos del año 1933, es decir, cuando el nacionalsocialismo estaba en su máximo crecimiento y Hitler llegó a canciller. El retrato que hace me parece realmente magnífico. Los diferentes miembros de la familia representan visiones muy logradas de lo que fueron las diferentes respuestas que dieron los miembros de la comunidad judía en los primeros momentos: desde quien se puso en marcha para irse a Palestina, hasta quien decidió marcharse a Suiza, pasando por quien intentó mantener el negocio familiar negociando con otra empresa de dueño alemán “puro”.
Resulta enormemente interesante  el conjunto de personajes que el autor creó para contar su historia. Además de la familia protagonista compuesta por tres hermanos, una hermana y varios hijos, son también muy relevantes figuras como el director del instituto donde estudian algunos de los hijos, el nuevo profesor de lengua que ejemplifica muy bien lo que era la ideología nazi, el vendedor también judío de la tienda de muebles de la familia, etc. Todos tiene un gran papel en el libro y todos están magníficamente conseguidos.
Al interés por la historia que, insisto, tiene además el valor de estar siendo contada al mismo tiempo que sucedía, se une la espléndida forma de narrar de este autor. La historia va transcurriendo sin ninguna pausa y todo lo que va sucediendo entra dentro de una lógica y queda perfectamente explicada hasta aquello que pueda resultar más chocante.
Pondré dos fragmentos que reflejan muy bien dos ideas recurrentes en el libro: lo que significaba el nazismo, por un lado y, por otro, cómo los judíos alemanes se consideraban tan alemanes como los no judíos (esta idea es muy corriente leerla también en los escritos de S.Zweig y de muchos otros escritores judíos):ES13 2095 0334 8091 1443 8757 ES13 2095 0334 8091 1443 8757 ES13 2095 0334 8091 1443 8757

“Puedo entender, señor director –prosiguió-, por qué ha enfrentado al gran rey con su contrario (se refiere a Federico el Grande y Voltaire cuyos bustos están en el despacho del director del instituto). Aquí el hombre espiritual en toda su grandeza, allí la bestia en toda su miseria. La dignidad del hombre alemán resalta precisamente por el contraste.” (p.59)

“Hacía pocos meses nadie dudaba de su germanidad. Él mismo se sentía alemán en un sentido más profundo que la mayoría de sus compañeros. Estaba lleno de música alemana, de palabras alemanas, de pensamientos alemanes, de paisaje alemán. Nunca en los diecisiete años de su vida había visto, oído, sentido otra cosa. Y ahora, de pronto, le decían que no formaba parte de eso, que era diferente por naturaleza. ¿Cómo? ¿Por qué?¿Quién era alemán, si él no lo era? (p.195)

En definitiva, un libro que me ha sorprendido y me ha parecido realmente magnífico, y  que recomiendo encarecidamente a quienes estén interesados en el tema y a quienes disfruten con las historias bien contadas, con sencillez y cuidando a los personajes.


Lion Feuchtwanger, Los hermanos Oppermann


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