martes, 17 de octubre de 2017

Judíos húngaros y ocupación nazi


Soy un seguidor asiduo de los escritores húngaros desde aquel Lajos Zilahy que tanto se leía en la España de los cincuenta, al más reciente Sándor Márai, pasando por multitud de nombres ya que, afortunadamente, en los últimos años se han traducido muchas obras de estos escritores. Tras la literatura  anglosajona y germana, la húngara ocupa el siguiente  lugar en número de libros en mi biblioteca. Hay muchas razones para esta preferencia como pueden ser, entre otras: el interés que suelen tener los temas que tratan, el hecho de que se trata generalmente de grandes narradores y, desde luego, son escritores que escriben muy bien ( o están muy bien traducidos) y de forma también muy clara.
Desconocía totalmente a Erno Szép a pesar de que he visto ahora que ya tenía un libro publicado en España. No tardaré mucho en conseguirlo y leerlo.
Este que ahora comento recoge un breve periodo de tiempo, unas tres semanas, en el que el autor, pues se trata de una novela plenamente autobiográfica, pasó de estar recluido en Budapest en una casa para judíos a terminar realizando trabajos forzados en un pueblo de la provincia.
Casi la mitad del libro está dedicada a contar cómo era la vida en esa comunidad de vecinos que funcionaba como una especie de gueto. En el resto, Szép relata el viaje y la estancia en diversos campos de deporte hasta llegar al destino en el que tendrá que hacer esos trabajos forzados que antes mencionaba. Todo ello está contado con muchos detalles sobre la vida cotidiana (el dormir, la comida, el tabaco) y aparecen bastantes personajes algunos con su nombre real y otros solo con la inicial (esta circunstancia la explica el autor en un párrafo final).
A quien esté medianamente informado y haya leído libros sobre el tema, el libro no le aportará más información ni tampoco le resultará demasiado duro de leer, pero sí que me parece muy interesante por el planteamiento a base de capítulos muy cortos que lo hacen funcionar casi como un diario y, por supuesto, por la magnífica forma en que está contado. No hay apenas reflexiones ni más elementos que la vida de los detenidos por ser judíos. Apenas aparecen los verdugos (en este caso los Cruces Flechadas, esto es, los fascistas húngaros).
No obstante lo dicho me ha resultado llamativo el siguiente fragmento que se sale un poco del contexto del libro y que no sé muy bien cómo interpretar:

“Hablé de política con un señor anciano achacoso, me contó una bonita sentencia:
-        Mira, Hungría se podría describir con una sola frase: “Los campesinos echaban pestes de los señores, los señores echaban pestes de los judíos, y los judíos echaban pestes entre ellos mismos.”” (p .204)

Un libro muy recomendable.
Hay una corta reseña de Juan Jiménez García en diarios.detour.es

Erno Szép, El olor humano. Traducción Eszter Orbán y José miguel González.

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