viernes, 13 de octubre de 2017

Algo más que una novela



No es nada extraño que este libro haya sido prácticamente un best seller como también lo ha sido recientemente la tetralogía de Elena Ferrante. Ambas escritoras comparten una buena escritura con un gran interés de lo que cuentan.
Este libro de Schrobsdorff es una novela en la que prima lo biográfico e incluso lo autobiográfico. Está dividida en tres partes muy diferentes. En la primera, la más extensa, la autora ofrece un magnífico retrato de la Alemania, sobre todo de Berlín,  de los años veinte y principios de los treinta a través de la vida y aventuras de su madre y de sus amistades. Es un reflejo de la vida, y también algo de las ideas, de la clase media tanto alemana como judío-alemana, si es que es correcto hablar así. En la segunda, la madre, al ser  hija de padres judíos emigra, realmente huye, a Bulgaria para lo que hará un matrimonio de conveniencia. Esta parte del libro es en mi opinión la más emocionante y en la que la madre muestra más y mejor sus verdaderos sentimientos. Finalmente, en la tercera parte, la autora reproduce un conjunto de cartas, de 1947 a 1949, de la correspondencia de su madre principalmente con Bettina, la hermana de la autora que también proporcionan momentos muy emotivos.
Reproduzco a continuación algunos fragmentos en los que la autora caracteriza a su madre que me darán pie para hacer algunos comentarios:

 “Nadie podía escapar a la pequeña y compacta Else, ese dechado de gozo vital, esa fuente de ternura y calidez, esa llama de inteligencia diáfana y lúcida.” (p. 160)

“Lo cierto es que no hubiera podido dar con una situación más complicada: una judía que convivía bajo el mismo techo con su marido, la amante de éste, un amante suyo y dos hijos de padres diferentes. ¡Pero qué importaba eso! A fin de cuentas, él no la amaba y nunca había pensado en una relación seria.” (p. 143) (Se refiere a Erich, segundo marido de la madre y padre de la autora.)

“- Y tú, mamá, ¿qué persona fuiste en tu juventud?
  -Una que hoy desearía no haber sido. Y debes tener cuidado que no te pase lo mismo.” (p. 532) (Conversación de Angelika con su madre.)

“Los alemanes son incorregibles. No se han desprendido de su arrogancia, no han comprendido ni aprendido nada. Y si algo los conmociona no es lo que hicieron sino lo que ahora les están haciendo a ellos. No pueden soportar ser los derrotados y vencidos, despotrican y provocan y, por lo visto, no son, en absoluto, conscientes de que si se ven en esa situación ha sido por su propia culpa.” (p. 562) (Carta de Else a su hija Bettina en marzo de 1948.)

Como se ve claramente, se trata de un personaje muy peculiar y que, efectivamente, no debía de ser como otras madres. La situación que aparece en el segundo fragmente creo que solo podía producirse en ese Berlín de los años veinte con la libertad de todo tipo que, por lo que se puede leer tanto en muchas novelas como en los libros de historia, allí había. Resulta especialmente interesante esa especie de arrepentimiento que se recoge en la conversación de Angelika con su madre y que seguramente tiene que ver con lo que pasará con sus hijos así como con lo vivido en el exilio búlgaro.
Al mismo tiempo, Schrobsdorff deja bien reflejado cómo esa clase media no dio importancia al surgimiento de Hitler. En este sentido el último fragmento, que reproduce un texto real de la madre, es significativo del cambio operado en la protagonista.
Un libro muy completo en el  que hay biografía, autobiografía, recuerdos, reproducción de variada correspondencia y todo ello magníficamente contado y novelado. Hay también un espléndido retrato de personajes empezando por Else, la madre (con tres hijos de tres hombres diferentes); siguiendo por ese hermano, Peter,  que al final adquirirá un protagonismo dramático; la autora que aparece tanto en primera persona como en tercera y que tiene la valentía de reproducir cartas de su madre en las que no sale precisamente bien parada; los diferentes amores de la madre entre los que destaca el llamado por ella Bueno, ese Erich Schrobsdorff que tanto les ayudó en los momentos difíciles cuando ya estaba separado de Else y tenía su propia mujer; y, por supuesto, las amigas de la madre entre las que destaca, sobre todo en los años berlineses, Eugenie von Liebig, un personaje muy novelesco.
En cuanto a los temas que trata, además de los ya mencionados hay que destacar las diferentes reacciones tanto de la autora como de los tres hijos ante el tema de ser judío.
Algo que se echa en falta, pero que se entiende al tratarse de una novela, es la publicación de alguna de las fotografías de las que habla en el libro. El lector se queda con las ganas de conocer cómo eran varios de los protagonistas.
En fin, un libro totalmente recomendable del que existen dos buenas reseñas: la de Andrés Trapiello en elpais,com y la del blog devoradoradelibros.com

Angelika Schrobsdorff, Tú no eres como las otras madres. Traducción Richard Gross.

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