lunes, 27 de noviembre de 2017

Más literatura antiestalinista



Hace ahora tres años publicaba una entrada en el blog con la primera novela que la editorial Errata Naturae editaba de esta escritora rusa. Me causó una honda impresión por su tema, la represión estalinista, y lo bien escrita que estaba. La que hoy comento tiene mucho de ambas características.
Una traductora obtiene el privilegio de la Unión de Escritores para pasar unos días descansando en una casa en el campo donde podrá dedicarse a traducir huyendo del ruido y las molestias de la casa comunal en la que vive con su hija. Estamos en 1949 y la protagonista perdió a su marido en 1938 ejecutado por el estado. (Exactamente lo mismo le  pasó a la autora de la novela). El tiempo que pasa en esa residencia lo relata en primera persona casi en forma de diario.
Durante su estancia entablará relación con varios personajes: un periodista, un director de cine, un poeta judío, un escritor de novelas de aventuras y otro de novelas de ciencia ficción, etc., pero sobre todo con Bilibin que resultará haber sido también represaliado aunque haya logrado sobrevivir.
Nina Sergeievna, que así se llama la protagonista, da largos paseos por el campo nevado que son de los mejores momentos de la novela por el lirismo que destilan. Luego se suele recluir en su habitación donde además de traducir reflexiona sobre la desaparición de su marido. Ya que:

“Después de haberlo asesinado, habían seguido mintiéndome durante largos años.
“No hay argumentos fundados para la revisión de su caso”. “Cuando cumpla su pena, él mismo la escribirá”. “No hemos recibido la notificación de su muerte”. Y la última vez hace dos años: “quizá esté vivo o quizá esté muerto, ¿cómo voy yo a saberlo?” “No somos una oficina de Registro Civil, ciudadana. No nos informan de las defunciones. Diríjase al Registro Civil”. (p. 98)

No es esta la única crítica al régimen que aparece. De vez en cuando se oye de fondo la radio con unos textos que reflejan muy bien cuál era la realidad de la época y de la ideología que la dominaba (en esos momentos una fuerte crítica del cosmopolitismo con componentes antisemitas). En este sentido es muy interesante la discusión que mantendrá casi al final con el mencionado Bilibin.
Novela muy bien escrita en la que logra una gran ambientación de lo que podía ser una residencia de ese tipo y en la que aparecen, aunque sea brevemente, tipos originales y representativos de la intelligentsia de la época.
Como me viene pasando con las últimas lecturas de escritores rusos sea Evgenia Ginzburg, Varlam Shalámov o la propia Chukóvskaia, en todos me llama la atención el inmenso papel de la poesía en ese mundo y la cantidad de poemas que cualquiera de ellos es capaz de reproducir y la cantidad de poetas que pueden nombrar. Desde una realidad como la española es bastante sorprendente.

Lidia Chukóvskaia, Inmersión. Un sendero en la nieve. Traducción Marta Rebón.

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