El autor, judío practicante, vive en Nueva York y es
profesor de Periodismo y Ciencias Políticas. Además, tiene una visión muy
diferente de lo que ha sucedido, y sigue sucediendo, en Palestina de la de la
mayoría de los judíos. Y no solo de lo que pasa en la actualidad sino desde
1948. Desde luego no es fácil encontrar gente de esa procedencia con el tipo de
análisis que él hace, aunque en el blog he tenido ocasión de comentar algún
otro libro que va en la misma dirección.
El libro está dividido en cinco capítulos en los que
analiza, utilizando todo tipo de documentos y datos, la situación de la zona
desde poco antes de la creación del estado de Israel hasta hoy, pero centrado
exclusivamente en la relación entre judíos y palestinos.
Son muy interesantes, y me atrevería a decir que
novedosas, varias cosas: la explicación que ofrece del porqué unas fiestas
religiosas se celebran ahora más que otras que antes eran más importantes (lo
relaciona con el sionismo); también lo son las referencias al éxodo, o éxodos,
palestinos y a la idea que tenía el sionismo del colonialismo, idea que no hace
demasiado tiempo han abandonado; por otra parte, es muy interesante el análisis
sobre el número de víctimas sobre lo que afirma que la mayoría de las
instituciones neutrales dan la razón a las cifras que da el ministerio de Salud
de Gaza (hasta Israel las ha utilizado a veces); o, por no extenderme
demasiado, su idea de que el 7 de octubre fue algo horroroso y totalmente
condenable, pero que no es comparable con el Holocausto.
Hay, sin embargo, un tema en el que creo que ha
quedado un poco desfasado. Según estudios que menciona, el antisemitismo en los
países europeos es mayor en la derecha que en la izquierda. Desde luego en
España la derecha y la extrema derecha son defensoras acérrimas del Estado de
Israel y el antisionismo, que no antisemitismo, está en la izquierda. No deja
de ser curioso que partidos que tienen entre sus filas a gentes de ideología
neonazi defiendan la política del estado de Israel, pero lo hacen porque en el
fondo este está siguiendo una política represiva y genocida bastante parecida a
la que en los años 30 o 40 del siglo pasado aplicaron los nazis precisamente
contra sus antepasados.
En este sentido son muy interesantes los fragmentos que reproduzco a continuación que resultan especialmente duros viniendo de quien vienen:
“Desde la destrucción del Segundo Templo hasta el Holocausto, pasando por la expulsión de España, los judíos nos hemos ido contando cuentos a fin de responder a los horrores que soportábamos. Ahora tenemos que contarnos un cuento nuevo que responda al horror que ha perpetrado un Estado judío, apoyado por numerosos judíos de todo el mundo. Su elemento central debería ser este: no somos víctimas virtuosas permanentes de la historia, no estamos programados para padecer siempre el mal y jamás cometerlo. Esa falsa inocencia, que impregnan la vida judía contemporánea, disfraza de autodefensa la dominación. Brinda una licencia infinita a seres humanos falibles”. (p.15-16)
“El problema de nuestra historia colectiva no es que reconozca los crímenes que sufrimos. El problema es que ignora los crímenes que cometemos. (…) Antes del 7 de octubre, creía figurarme los peligros de esta forma de pensar. Resultó que no tenía ni idea”. (p.42)
“(…) varios de ellos contaron que su mayor miedo
mientras se hallaban en cautiverio eran las bombas israelíes”. (p. 69) (Se
refiere obviamente a los secuestrados el 7 de octubre).
Como se puede apreciar por estos textos, Beinart ha
escrito un libro tremendamente comprometido que seguramente le habrá causado
muchos problemas teniendo en cuenta cómo está hoy el panorama. Por eso es más
de agradecer que alguien esté dispuesto a ofrecer un punto de vista alternativo
utilizando para ello textos de los libros religiosos del judaísmo, opiniones de
algunos rabinos y muchos datos perfectamente contrastados.
Es un pequeño, solo tiene 148 páginas, gran libro de
algo más que recomendable lectura.
Hay una interesante entrevista de Francesca Cicardi
con el autor en eldiario.es.
Peter Beinart, Ser judío tras la destrucción de
Gaza. Traducción Pablo Batalla.
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