martes, 21 de mayo de 2019

El ejercicio del periodismo



Hace muy pocos días, a raíz de la entrada en la que comentaba el libro El Director, insistía en algo recurrente: mi interés por todo lo que tenga que ver con el periodismo, sobre todo si se trata de las experiencias personales de los protagonistas.
Tortosa ha titulado bien el libro, sin embargo creo que el subtítulo es un tanto engañoso porque el libro realmente es una autobiografía profesional, una descripción de su paso por diferentes medios a lo largo de su dilatada carrera de cuarenta años. Sin ánimo de ser exhaustivo este paso incluye: el Grupo Zeta, Pueblo, Antena tres Radio, TVE (Informe Semanal, Quién sabe dónde)), Cambio 16, Canal Sur, Antena 3 televisión (La sonrisa del pelícano), CNN+( doce años y, por lo tanto, la etapa más duradera), UGT, Público y La Tuerka. Es decir, prensa escrita, radio y televisión. Así pues, el autor tiene una gran experiencia en todo tipo de medios, públicos y privados, de Madrid y de Andalucía, en puestos importantes y como simple reportero. En fin, sabe de lo que habla y sabe contarlo.
Ahora bien, al libro yo le encuentro un problema importante. Hasta casi la mitad del texto no aparecen reflexiones sobre aspectos relevantes de la profesión y se limita a la enumeración, demasiado prolija y detallista en nombres, de su paso por los medios y de la gente que va conociendo. Como soy de la misma generación del autor, esta lectura me ha traído muchos recuerdos de periodistas muchos de ellos ya desaparecidos y de programas que oía o veía en su momento, pero no creo que tengan mayor interés para gente más joven.
Otra cosa es cuando se centra en los temas de la profesión como pueden ser: el trabajo de los reporteros, la crítica del periodismo “declarativo” o del de “convocatoria”, el fotoperiodismo, las corresponsalías o el uso de las jergas, por mencionar los que me han parecido más trabajados.
También tienen  bastante interés las críticas que va haciendo a lo largo de todo el libro. Así, a personas concretas como, entre otros: Manuel Melero (director Canal Sur), Enric Sopena (campaña referéndum OTAN en TVE), Francisco Rosell (director de El Mundo en 2017 quien, por cierto, también recibe una acerada crítica en el libro El Director) o Gaspar Zarrías (el gran conseguidor del PSOE andaluz).  En otro orden de cosas también critica: a las asociaciones profesionales de periodistas, a periodistas a los que les gusta ser gestores, a las televisiones autonómicas o a la UGT de Andalucía.
Finalmente, las conspiraciones permanentes como expresa en el siguiente fragmento:

“Daba igual donde trabajaras, en el mundo de la información se perdían muchas horas en las luchas por el poder. ¿Para qué ibas a despilfarrarlo persiguiendo historias si podías invertirlo en conspirar? En periodismo, trabajar y vivir al margen de las conspiraciones no es que sea complicado: es un milagro. Siempre hay cuchillos volando por los pasillos…, hasta que encuentran una espalda donde clavarse.” (p. 147)

(Este aspecto me recuerda mucho lo que cuenta David Jiménez en el mencionado libro El Director en el que se cuenta más de una conspiración.)
Al trabajo de periodista le dedica mucho espacio y resulta bastante interesante lo que cuenta porque, además, está basado en su propia experiencia. Podría poner varios ejemplos de cosas que me han llamado la atención, pero me limitaré a reproducir uno que me parece especialmente curioso:

“Que no era posible conseguir salida al satélite desde más cerca, te explicaba el operador. “No te preocupes –te decían desde Madrid-, que te leemos lo que acaba de llegarnos por agencia y lo cuentas.” Y tú, con el pinganillo puesto, sin poder salirte del cuadro para que el realizador no se pusiera de los nervios, tomabas nota de lo que Efe o Europa Press decían acerca de lo que estaba pasando a quinientos metros de donde te encontrabas.” (p. 225)

En resumidas cuentas, un libro con temas y momentos bastante interesantes sobre todo para quienes estimen esta profesión, pero también un libro que ofrece demasiados nombres y detalles que se podrían haber ahorrado, o tratado de forma más resumida, con lo que la lectura hubiera sido más fluida. En todo caso, un libro recomendable.
No quiero terminar sin dejar constancia de una declaración que suele ser habitual en los periodistas, y que si fuese cierta en todos los casos que he leído o escuchado a lo largo de los años, no habría ninguna influencia del poder en ningún medio. (Con esto no quiero decir, obviamente,  que ponga en duda la de Tortosa).

“(…) nunca recibí una sola presión del gobierno durante los doce años que estuve al frente de aquella corresponsalía.“ (se refiere a cuando fue delegado de CNN+ en Andalucía) (p. 264)


Juan Tortosa, Periodistas. El arte de molestar al poder.



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