jueves, 2 de mayo de 2019

Retazos de una vida



“Años después de haber muerto su madre, Barbara Honigmann afronta su historia sin más armas que las del recuerdo. Frente al afán inquisitivo de nuestro tiempo, en que hasta el más pedestre reportaje periodístico nos promete “todas las claves”, Un capítulo de mi vida reniega de esa pretensión inverosímil y voraz…” (p. 164)

Esta cita del epílogo que hace el traductor bajo el muy significativo título de No todo sobre mi madre, deja muy claro que este libro no pretender ser una historia sobre el personaje de la madre de la autora, ni mucho menos una biografía, de hecho la propia Honigmann dice muy al final que no ha recurrido ni a entrevistas ni a documentos más allá de lo contenido en una pequeña caja de cartón, sino un conjunto de recuerdos directamente personales tanto vividos como escuchados.
Su madre ha sido conocida sobre todo por haberse casado en segundas nupcias con Kim Philby, el intelectual británico que espió para la Unión soviética adonde terminó huyendo en 1963. Pero, además, tuvo una azarosa vida con estancias en Londres, huyendo de los nazis dada su condición de judía; en París, como enlace de Philby que en esos momentos era corresponsal en la guerra civil española; en Berlín, donde se instaló tras la segunda guerra mundial y donde nació Barbara fruto de su tercer matrimonio; y, finalmente, en Viena adonde se trasladó de forma casi furtiva en 1984. Nacida en 1910 pasó la parte central de su vida en la RDA y aunque seguía siendo comunista, dice Honigmann que cuando se reunían los viejos amigos discutían:

“(…) por expresar su insatisfacción con la alta de estilo y gusto de esa soberanía popular que ellos mismos habían anhelado y con la que seguían sintiéndose comprometidos.” (p. 43)
Un poco más adelante en ese mismo fragmento acusan a las “democracias populares” de “fealdad, vulgaridad y ordinariez.”
Todo ello da también una idea de la procedencia social de la madre y los amigos con los que se relacionaba.

También resulta curiosa la forma en la que su padre se hizo comunista:

“”En Canadá me hice comunista”, contaba. “Lo puedo fechar con toda exactitud, porque en aquel año de monótona ida en el campo y absurdo talar de árboles necesitaba unirme a personas inteligentes, y sólo podía elegir, o al menos a mí me lo pareció entonces, entre los judíos religiosos y los comunistas.”. Mi padre prefirió los cursos sobre historia del PCUS…” (p. 119) (Estaba en Canadá porque allí enviaron a muchos alemanes que vivían en Gran Bretaña cuando se produjo la guerra).

Decía antes que la madre tuvo una azarosa vida, pero también muy interesante. Honigmann va dejando retazos de esa vida y lo hace sin seguir ninguna línea ni cronológica ni temática. Quizá ahí está uno de los mayores aciertos del libro. Nos vamos enterando de cosas, vamos conociendo personajes, nos vamos acercando a sus diversos amores, un poco a salto de mata, pero, eso sí, siempre a partir de una narración y una escritura muy sutil en la que no se pueden perder detalles y en las que con una sola palabra se expresan a veces muchas cosas.
Un libro interesante también por lo que tiene de conocimiento de unos momentos históricos a partir de la intrahistoria y no de los grandes acontecimientos.
Hay una reseña bastante completa de Alexander Zárate en elplural.com

Barbara Honigmann, Un capítulo de mi vida. Traducción Ibon Zubiaur.


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