martes, 13 de octubre de 2020

Releyendo




 El 23 de octubre de 2015 hacía en el blog la siguiente entrada bajo el título de: Otra emocionante relectura.

“Efectivamente, el nombre de este blog proviene del título de este libro. Vuelvo a leerlo después de haber pasado varios años desde la última relectura y vuelvo a emocionarme como siempre y a disfrutar con un escritor que, aunque seguramente no será un gran novelista y probablemente tampoco un gran poeta, tiene la capacidad de lograr algo no siempre fácil que es llegar al lector o, al menos, a determinado tipo de lector.

Historia del exilio y el desexilio, como denomina Benedetti al regreso; del encuentro con los que se quedaron y en muchos casos sufrieron la represión, la tortura y la cárcel; de soledades y búsquedas; de amores y desamores; de jóvenes que no saben qué hacer con su futuro y mayores que no saben qué pensar de su pasado. Y como siempre sucede con este gran escritor, tratando  a sus personajes con respeto y ternura, como seres de carne y hueso que sienten y piensan.

Otro aspecto importante en el libro, como en todos sus libros, es el mantenimiento no solo en los diálogos del lenguaje coloquial uruguayo que lo hace más próximo y realista. Como hace muy poco que he leído un libro con entrevistas a José Mujica tenía muy presentes bastantes expresiones que me encantan.

Si a todo esto le añado que hay referencias a Ángel González, Juan García Hortelano o El guardián en el centeno de Salinger, me queda un recuerdo imborrable y el deseo de volver a leerlo pasado un cierto tiempo.

Dejo tres frases del libro; dos por mi coincidencia total en preferencia y emoción, y la tercera porque me parece original y, como dicen por aquellos pagos, hermosa.

 “(…) la bahía de Pollensa, en Mallorca, uno de los lugares de España que siempre he preferido.” (p.26)

“Anoche Camila fue con sus amiguetes a un recital de José Agustín Goytisolo y Ibáñez. Dice que cuando escuchó Palabras para Julia se puso a llorar. Y que la voz aguardentosa del Paco la movió en las tripas.” (p.47)

“Fijate que mi luto no fue vestirme de negro sino quedarme sin risa.” (p.42)

Si hace pocos días recomendaba Primavera con una esquina rota, creo que estos Andamios completan magníficamente un acercamiento a la obra narrativa de Benedetti.”

La he reproducido entera hasta con las citas porque no solo estoy totalmente de acuerdo con lo que dije, sino que cuando he estado pensando en qué decir ahora solo se me ocurrían ideas en la misma línea.

Este año se está, estamos, celebrando, el centenario del nacimiento del escritor y se reeditan libros tanto suyos como sobre él; de hecho la próxima entrada en el blog es para comentar una biografía publicada hace ya tiempo. Creo que es uno de esos escritores que tiene algo que llega a la gente, a los lectores o, al menos, a un determinado tipo de estos que son, somos, bastante numerosos. Como ya he dicho, ni es un grandísimo novelista, ni un poeta excepcional, ni un cuentista único, pero sí que es alguien capaz de emocionar en todos los géneros a partir, además, de una buena escritura.

A mí en concreto me ha llevado a leer dos géneros de los que nunca he sido muy seguidor: por un lado, la poesía a la que he dedicado poco tiempo y solo conocía con cierto detalle la obra de Miguel Hernández y la de Ángel González; y por otro lado, el cuento al que tampoco era muy aficionado y que gracias a Benedetti ya tiene en mi biblioteca una cierta presencia.

En fin, un autor que merece la pena conocer en cualquiera de sus facetas, sin olvidar, por supuesto, la de ensayista en la que tiene buenos estudios y reflexiones.

Para quien tenga interés dejo el enlace a la entrada que hice en octubre de 2010 sobre el autor dentro de la serie de Mis autores favoritos.

 

Mario Benedetti, Andamios.

 

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