jueves, 10 de marzo de 2022

Un Claudel muy diferente


”Estuve en un seminario. Interesante. Instructivo. Sobre qué era. “Qué hacéis con vuestros viejos”. Aprendiste algo. Sí. Mira. Mi madre abrió sus grandes ojos blanquecinos por las cataratas.. Sabía que solo me veía como una sombra. Una sombra a la que llamaba hijo. Cogí con mi mano derecha la estatua de la Virgen que estaba en su mesilla de noche. Se iluminaba intermitentemente en la oscuridad con una luz azulada muy bonita. La cabeza era de ópalo pero el cuerpo era de bronce. Golpeé a mi madre en la cabeza con la estatua. La Virgen me fue de una gran ayuda. Con violencia. Dieciocho veces.” (p. 46) 

Creo que es la primera vez que empiezo un comentario con una cita y, además, bastante larga, pero es que es un ejemplo magnífico del fondo y la forma del libro. Enseguida hablaré de ello.

Creo que este es el séptimo libro que leo del autor. Desde Almas grises, para mí uno de los mejores si no el mejor, he seguido cada publicación y solo uno me ha decepcionado. Poco a poco Claudel ha ido introduciendo más reflexiones en sus textos hasta llegar a Inhumanos que de alguna manera culmina una evolución aunque se trate de un texto que, parece ser, ha estado escribiendo a lo largo de varios años.

En una entrevista con el autor publicada en bunkerbooks.es, la editorial que edita el libro,  se define muy bien de qué va:


“Inquietante, irónico, escandaloso, absurdo, grotesco, provocador, aterrador, irreverente… Son muchos los adjetivos con los que se podría calificar Inhumanos. ¿Cómo describirías este libro?

-Yo diría que el proyecto de este libro es mostrar al hombre no como es, sino cómo lamentablemente corre el riesgo de ser en un futuro próximo. Cómo la sociedad, sus valores y su funcionamiento se vuelven absurdos en muchos sentidos. He contemplado nuestro mundo y la forma de vida de mis contemporáneos y he tratado con este libro de mostrarles un espejo sin distorsionarlos”.


Quizá solo matizaría que algo de distorsión sí que hay al menos en alguno de los 25 relatos que componen el libro, relatos que están narrados en primera persona por quien es el protagonista de prácticamente todos y en los que aparece frecuentemente su mujer y alguno de sus compañeros de trabajo. En este sentido también se podría llegar a decir que estamos ante una novela.

El conjunto está atravesado por el humor negro, la crítica social, cierto tremendismo, aspectos muy macabros y tétricos y, en general, una visión muy pesimista del ser humano.

Algo de esto ya se puede apreciar en el fragmento con el que he empezado el comentario, pero hay más: en Destinos cruzados unos turistas salen en barco para ver cómo se hunden las pateras con los migrantes dentro; en Juego de mesa este consiste en arrojar desde un puente cosas a los vehículos que circulan por la autopista para ver cómo se estrellan; en otros,  un galerista vende vagabundos muertos o se venden judíos y rumanos de importación o torturan a Papá Noel. Creo que suficiente para ver el tenor del fondo de estos relatos, un contenido que resulta bastante desasosegante.

Además, en todos mantiene Claudel el mismo estilo de frases cortísimas en las que: “Tampoco utiliza signos de exclamación ni de interrogación. Tampoco utiliza el punto y aparte. Lo que sí utiliza es su magia. La novela tiene ritmo, tiene musicalidad, tiene contundencia, tiene sabor y tiene también un aroma que se te mete dentro”. (PL Salvador en revistaliterariamonolito.com)

He reproducido este breve fragmento de una buena reseña por lo que dice sobre el ritmo y el aroma. Creo que son dos aspectos muy destacables de este, por otra parte, extraño libro en el que, por cierto, la mayoría de los relatos tiene apenas dos o tres páginas.

¿Recomendable? A mí me ha gustado y me ha parecido interesante, pero creo que también puede resultar demasiado macabro y provocar un cierto rechazo por algunas exageraciones.

Me falta decir que es una edición muy cuidada de una editorial de A Coruña.

 

Philippe Claudel, Inhumanos. Traducción Mercedes Pacheco.

 

 

 

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