Desmond es profesor de
sociología en Princeton y colabora en diversos medios escritos como New
Yorker y The Washington Post. Tiene varios premios, incluido un
Pulitzer, por sus publicaciones. Pues bien, con todo y con eso, creo que lo más
importante de su currículum es que ha convivido en diversas ocasiones y durante
bastante tiempo con gentes de las que habla en el libro, es decir, no escribe
solo desde la tarima y los estudios sociológicos, sino que lo hace también
desde un conocimiento de la realidad por haberla palpado e incluso padecido.
El libro es realmente
magnífico y sirve, además, para conocer cómo funciona la sociedad
estadounidense y no solo el tema de la pobreza; pobreza que, por cierto, está
claro que, como se demuestra en el libro, no se puede achacar a la vaguería de
los que la sufren, sino a un sistema que, por ejemplo, permite salarios de
miseria que mantienen los precios bajos
y un control implacable que facilita un servicio rápido con lo que “los
trabajadores pobres soportan el coste de nuestros caprichos y diversiones.” (Antes
ha explicado cómo a los estadounidenses les gusta el consumo con precios bajos
y servicio rápido).
El libro está dividido
en nueve capítulos con enunciados tan significativos como, por ejemplo: Cómo
obligamos a las personas pobres a pagar más, Cómo dependemos de las
prestaciones sociales o Cómo compramos oportunidades. (Este último me parece el
mejor del libro y tras su lectura se entiende aún mejor lo que está sucediendo
en la Comunidad de Madrid)
Desmond utiliza muchos
datos, pero sin agobiar porque, como él mismo dice al principio, el libro no
trata del nivel de pobreza sino que lo que pretende es explicar por qué se
produce. Eso sí, los datos son a veces terribles. También se basa bastante en
casos concretos alguno de una gran dureza.
Algunos aspectos
especialmente destacables pueden ser: lo bien explicado que está el sistema de
los “préstamos inmediatos o instantáneos”, su función y los intereses que se
pueden llegar a pagar; el análisis de cómo las exenciones fiscales benefician a
la clase alta (esto sirve muy bien para aplicarlos a nuestro país) o cómo se
evitan en el tema de la vivienda la “zonificación inclusiva” y se terminan
consolidando los guetos.
Un buen resumen de la situación creo que está en el siguiente fragmento:
“¿Qué le ocurre a un país cuando las rentas difieren tanto, cuando millones de pobres conviven con millones de ricos? En un país con una desigualdad tan grande, las personas pobres necesitan cada vez más los servicios públicos y las ricas quieren dejar de financiarlos a toda costa. Esto lleva a la “opulencia privada y la miseria pública”, una dinámica que se va reforzando y transforma nuestras comunidades para que el abismo sea cada vez mayor” (p. 147-148)
Estamos ante un libro
no solo muy interesante, sino que, además, nos permite conocer mejor el
funcionamiento de un país al que, más tarde o más temprano, nos terminamos
pareciendo en casi todo. Así, por ejemplo, no es difícil encontrar ahora mismo
ejemplos en nuestro país de lugares y situaciones como las que se mencionan en
el fragmento citado.
Además, el libro está
escrito de forma muy clara y por un intelectual que se compromete en lo que
afirma y denuncia.
Algo más que muy
recomendable.
Matthew Desmond, Pobreza Made in USA.
Traducción Alicia Martorell y Ángela Blum