miércoles, 22 de octubre de 2025

Una vuelta irregular

 

Cogí este libro con verdaderas ganas e ilusión porque había leído los que se publicaron hace unos años -por cierto, de una forma bastante original porque sacaron al mercado varios al mismo tiempo-, y me habían parecido muy interesantes y bien escritos. Por eso la decepción ha sido algo mayor de lo normal cuando un libro no me termina de gustar.

Adichie cuenta en esta extensa novela, 529 páginas, historias de cuatro amigas africanas, tres nigerianas y una guineana, que viven entre Estados Unidos y su país de origen, aunque dos de ellas lo hacen sobre todo en Nigeria.

El libro está dividido en cinco partes, cada una dedicada a una de las protagonistas salvo en el caso de la principal narradora, Chiamaka, que abre y cierra el libro.

¿Por qué esa cierta decepción? Por un lado, no todas las historias tienen el mismo interés, incluso hay alguna sobre la que he pasado leyendo las páginas prácticamente pensando en otras cosas. Además, Adichie, no sé si influenciada por los años que lleva viviendo en Estados Unidos, se ha contagiado de ese tipo de novelista de ese país (hace muy poco hacía yo alusión a este tema en un comentario) que lo cuenta todo, que resulta muy prolijo detallando cosas que como lector no me interesan en absoluto.

A pesar de eso he tenido verdadero interés y me han gustado sobre todo dos de las protagonistas: Por un lado, Omelogor, prima de Chiamaka, que vive en Abuya. Es la que tiene una personalidad mejor definida y la que toca los temas más interesantes como, por ejemplo, la pornografía, sobre la que quiere estudiar, y la corrupción política y financiera de la que tiene un buen conocimiento al trabajar en el sector bancario. Por otro lado, está Kadiatou, la mujer de Guinea-Conakri con la que Adichie reproduce, desde la ficción, el famoso caso del político francés Strauss-Kahn y su violación de una camarera del hotel en el que se hospedaba, en lo que son las mejores páginas del libro, donde este gana en intensidad. También le sirve el personaje para escribir sobre los conflictos étnicos ese país.

Por lo demás, mucho Covid, pero sin explicar cómo afecta a sus personajes; mucho espacio dedicado a un embarazo y el parto correspondiente de Zikora, la cuarta amiga; muchísimo para describir las relaciones amorosas de Chiamaka y, en general, muchas páginas que si se hubieran evitado habría quedado una novela mucho más interesante y mejor, porque, eso sí, la autora es una estupenda narradora y escritora.

 

Nota menos importante: No entiendo cómo una editorial como Random House edita un libro en el que se cuelan tal cantidad de erratas (aunque no las he contado son más de diez).

 

Chimamanda Ngozi Adichie, Unos cuantos sueños. Traducción Carlos Milla

 

 

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