miércoles, 22 de mayo de 2013

Relatos diferentes sobre el Holocausto



Un libro de relatos, 13, sobre un tema que es habitual en mis lecturas, el Holocausto, pero que al mismo tiempo es muy diferente de otros leídos por varios motivos: son recreaciones literarias a partir de hechos reales pero no autobiográficos (el autor nació en 1936); sus protagonistas son mayoritariamente mujeres que cuentan la historia en primera persona remontándose casi siempre a los abuelos, de esta forma se convierten en historias familiares; no aparecen prácticamente personajes alemanes nazis; se desarrollan fundamentalmente en Polonia, pero también en Rusia, Lituania, Alemania, Hungría, Estados Unidos…; tratan en dos relatos del estalinismo, etc.
Los relatos se ve que están muy trabajados, de hecho hay alguno que, por las fechas que aparecen al final, ha tardado ocho años en concluirlos. Esto se hace más palpable por la aparente sencillez de la forma de contar a partir de frases cortas, sencillas, directas, pero que llevan detrás un gran esfuerzo de composición. (Se puede apreciar el estilo en los textos que vienen al final del comentario)
Dos aspectos no tan positivos pueden ser, por un lado, la complejidad que en muchos momentos existe por la cantidad de nombres que aparecen y en un idioma tan difícil como el polaco y, por otro lado, aunque esto puede ser también positivo, la diferente sensación que dejan, esto es, si los primeros se leen con un cierto distanciamiento (no sé si es ese el propósito del autor  o mi particular momento como lector), a partir de un determinado relato se hace cada vez más patente el horror.
Me ha gustado especialmente la crítica que hace a la sociedad polaca de la época. (Uno de los textos que pongo a continuación es un buen ejemplo de ello.)
En definitiva, un libro complejo, completo y muy diferente de los habituales sobre el tema que resulta muy recomendable. Además, Grynberg que huyó en 1967 a los Estados Unidos, ha escrito toda su obra en su idioma polaco original.
Henryk Grynberg, Drohobycz, Drohobycz
 

 
“En cuanto los alemanes entraron, obligaron a los judíos a abrir sus tiendas y a los polacos les dijeron, coged lo que queráis. Vino a toda prisa gente de los alrededores y se lo agenciaron todo, hasta el papel de empaquetar. Los dueños debían salir y no aparecer por allí.” (156)
 
“Eran judías, pero es que cuando los judíos están solos, entonces ésta es polaca, ésa es checa, aquélla es húngara, con más ahínco que en ningún otro lado.” (158) (Recuerda mucho a Primo Levi)
 
"De las mil que éramos en nuestro grupo, sólo llegamos a Bergen-Belsen doscientas ochenta. Allí nuestro trabajo se limitaba a sacar  cadáveres de los barracones y arrastrarlos hasta un montón. Para eso habíamos caminado durante seis semanas a través de campos en los que la mayoría de nosotras perdió la vida. Cuando arrastrábamos la cantidad suficiente de cadáveres, nos daban sopa. Había trabajo en demasía. Por realizarlo recibíamos sopa y tifus. Me desmayé por la sed y me desperté con la boca seca. Yacía junto a un depósito de agua que no podía beber porque estaba infectada de tifus. Todos lo sabían, nadie bebía, se morían de sed.” (150)
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario