sábado, 30 de abril de 2016

Inagotable Némirovsky




Desde la exitosa traducción de su Suite francesa, la editorial Salamandra no ha parado de publicar la obra de Némirovsky y yo de leerla. Unos libros me han gustado más y otros algo menos, pero de todos he sacado satisfacciones diversas.
Creo que esta escritora podría haber escrito libros memorables de no haber fallecido tan pronto porque lo que dejó tiene un notable nivel medio. Sus historias tienen siempre interés y es una verdadera especialista en la construcción de personajes.
En este caso el protagonista,  Jean-Luc Daguerne, está muy bien logrado. Su pasión por el dinero y, sobre todo, el poder, sus maniobras para lograr el ascenso social, su matrimonio de alguna manera forzado y sin amor y, finalmente, su caída y enamoramiento real, hacen de él un personaje notable al que se llega a compadecer a pesar de que se digan cosas como: “Como de costumbre, Édith (su mujer) iba vestida de blanco. Ningún color realzaba tanto su belleza. De vez en cuando, Langon le subía la corta chaqueta de armiño, que le resbalaba por los hombros. Jean-Luc hacía como que no lo veía, Édith vivía con él, en su casa, pero no ocupaba en su ánimo más espacio que cualquier mueble.” (p.156)
En el trasfondo de la novela está la crisis económica de los años treinta que aparece en breves pero muy acertados apuntes. También la complicada situación política en la que, precisamente, se mueve el protagonista utilizando la mentira y la traición para lograr sus objetivos.
Muy bien narrada la historia como siempre sucede con esta escritora y, como también suele ser habitual, en los límites del melodrama e incluso de la novela rosa en algunos momentos pero sin llegar a atravesarlos, aunque hay alguna escena que chirría un poco para el gusto actual.
A veces tengo la sensación cuando leo algunos libros de Némirovsky de que estoy leyendo a un autor del siglo XIX o también de que los hechos suceden en esa época. No es ni mucho menos un reproche sino, por el contrario, más bien un piropo.


Irène Némirovsky, La presa

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