martes, 5 de septiembre de 2017

Sobre la tragedia del estadio Heysel



Desde hace unos años tengo a Mauvignier entre mis autores  favoritos. He seguido todas las traducciones que se han hecho de su obra , cinco hasta el momento, y ninguna me ha defraudado. Es un escritor con una gran preocupación por el estilo y el lenguaje, pero sin abandonar ni mucho menos los temas y las historias que cuenta.
Esta novela es la más extensa de las que se han publicado en España con casi 400 páginas ya que Mauvignier suele escribir novelas cortas (hay una de apenas 50 páginas).
La historia que cuenta es la tragedia que se produjo en 1985 en el estadio Heysel de Bruselas en la final de la copa de Europa entre el Liverpool y la Juventus.
El libro se divide en tres partes bastante diferenciadas: en la primera los protagonistas se preparan para asistir a la final; en la segunda, la más corta, se recogen los hechos que sucedieron en el estadio, y en la tercera se cuentan las consecuencias sobre una serie de personajes. Estas partes no se corresponden exactamente con las que aparecen así marcadas en la novela.
Los protagonistas son, por una parte, tres jóvenes hermanos ingleses y, por la otra, un conjunto de italianos con algún amigo francés y belga. En los momentos previos al partido se reparten el espacio de la narración de forma bastante parecida, pero, una vez sucedida la tragedia, el protagonismo pasa a quienes más lo sufrieron y en la parte final será Tana, la mujer del único fallecido que sale, la protagonista absoluta.  
El autor toma claro partido y así hace un retrato de los ingleses bastante duro como se puede ver en los siguientes párrafos:

“Porque con el calor y la cerveza, con la caminata y la voces que oíamos a lo lejos –England! England!- nos sentíamos como en casa, mejor que en casa. Sin freno. Con cada insulto y cada carcajada nos desembarazábamos de nuestras viejas pieles. Aparecieron las primeras amenazas, apenas disimuladas tras los estribillos de antiguas canciones.” (p. 67)

“Cuando era joven, le daba también a los porros. Y a las chicas. Organizaba batidas de castigo con sus colegas, iban a la salida de las discotecas a “escarmentar maricas a palos”, como decían entre alardeos, y también, en ocasiones, a pescar chicas que deambulaban solas por las calles, de noche.” (p. 135) (Se refiere a Doug el hermano mayor, que es el que tiene peor comportamiento).

“Pobrecito Geoff. Di, ¡acaso no sabes que tus hermanos son unos auténticos fachas, de lo más facha e idiota que se puede encontrar en Inglaterra? ¿Sigues sin querer saberlo?” (p. 232)

“Y tu padre, en su butaca marrón con su cerveza, también a él lo temes desde hace mucho tiempo, no mientas, le tienes miedo desde siempre; ya te atemorizaba en tu infancia, cuando padeció ese período de paro y ahogaba su miseria en la cerveza…” (p. 147) (Le habla a Geoff, el hermano pequeño y único de alguna forma arrepentido).

Como se aprecia en los textos la idea es tipificar a los hooligans que tuvieron su mayor momento de auge precisamente por aquellos años. No obstante, la novela va más allá de lo que sucedió en el estadio y de la culpabilización de los hooligans ingleses. Hay mucho de relaciones familiares tanto entre padres e hijos como entre hermanos, y también de relaciones amistosas. Hay mucho de sentimientos, de emociones, de sufrimiento. Para expresar todo esto Mauvignier utiliza frecuentemente la técnica del monólogo interior propiamente dicho porque, en cualquier caso,  toda la novela está construida desde lo que narran en primera persona diferentes protagonistas.
Una historia muy bien construida y muy bien contada en la que los momentos de máxima tensión, como lo que les sucede a Francesco –el que fallece- y a su esposa Tana, provocan bastante angustia en el lector sin que el autor se regodee demasiado en ellos. No es una crónica de lo que pasó, de hecho cuando escribe, a raíz de la presencia de alguno de los protagonistas, sobre el juicio que se produjo tres años después nos enteramos de la sentencia en una línea que puede pasar casi desapercibida.
En fin, otra gran novela de este espléndido escritor francés del que espero que se sigan traduciendo  más libros.
Hay una muy breve reseña de JesúsFerrero en elpais.com.

Laurent Mauvignier, En la turba. Traducción Juana Salabert

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