jueves, 27 de junio de 2019

Un escritor diferente



Hasta ahora solo conocía al autor por un libro, El blues de Buddy Bolden, que leí además hace ya bastante tiempo. He visto que Alfaguara ha publicado varios pero no me había fijado en ellos hasta este que hoy comento.
Desde luego, se trata de un escritor diferente sobre todo por su forma de contar las historias, suponiendo que contar historias sea lo que hace o lo que pretenda hacer.
Dice Rodrigo Fresán en su magnífica y muy acertada  reseña en abc.es:

La sensación es de como si un thriller de Le Carré fuese adaptado al cine por Terrence Malick.
Ondaatje ha dicho que él escribe en penumbra y avanzando sin saber muy bien a dónde se llegará y qué sucederá por el camino.” (Subrayado en el original)

Me parece que es difícil expresar mejor y con menos palabras la esencia de este escritor, y por ende de este libro. Hay una ambientación y una cierta tensión casi de thriller, pero al mismo tiempo un desarrollo de lo que se cuenta tan fragmentario que lo aleja de este género. Estamos ante un texto que creo que depende mucho del momento en que se lea para que guste o para que, directamente, se cierre y se abandone. Yo lo he cogido en un buen momento y me ha encantado. Me empezó interesando lo que me contaba y me he ido sumergiendo poco a poco y de forma casi imperceptible en él, eso sí, sin llegar a saber en más de una ocasión qué estaba pasando o qué había pasado.
No es que se trate de un libro especialmente difícil, sino que la forma de narrar de Ondaatje, tan fragmentaria, despista bastante. En cualquier caso, lo que no se puede negar es que tiene una escritura muy personal y muy poderosa, de esas que atrapan por su forma más allá de lo que te esté contando.
El libro está narrado principalmente en primera persona por Nathaniel que, junto con su hermana, fue abandonado por sus padres al inicio de la Segunda Guerra mundial y dejados al cuidado de unos peculiares personajes. Nathaniel rememora esos momentos y luego la historia se reconvertirá en lo que sucedió con sus padres, sobre todo con su madre que se convierte en auténtica protagonista del tramo final de la novela.
Es difícil poder decir mucho más sobre el contenido teniendo en cuenta que el mismo Ondaatje, como se ha visto en la cita anterior, habla de penumbra y de avanzar sin saber muy bien qué irá sucediendo por el camino.
Menos complaciente con el autor, y con el libro, se muestra Sub_zero en la reseña en generacionreader.blogspot.com al afirmar:

“Su estructura narrativa entrecortada, lejos de parecer un atractivo puzzle en el que apetezca encajar las piezas ausentes, se asemeja más a los inciertos vaivenes de un senderista desorientado.”

En fin, para gustos los colores. Reconozco que a mí el libro me he encantado y me ha animado a buscar algún otro de Ondaatje. Por cierto, es el autor de El paciente inglés, que se llevó al cine en una magnífica película.

Michael Ondaatje, Luz de guerra. Traducción Guillem Usandizaga.

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