jueves, 28 de noviembre de 2019

El último Kerr




A la tercera va la vencida y este sí que es el último libro de Kerr. Digo esto porque los dos anteriores aparecieron en el blog como su última novela y, evidentemente, no era así. Estamos ante un libro póstumo y es muy posible que no estuviera totalmente terminado o al menos esta es la sensación que me ha quedado tras la lectura global y en el caso de algunas escenas.
Siendo el último en el que el protagonista es Bernie Gunther resulta curioso que sea una especie de precuela ya que la historia se desarrolla en 1928, es decir, bastante antes de la época en la que sucedía cualquiera de los anteriores.
Vemos aquí a Gunther entrando en la sección de la policía criminal dejando su puesto en antivicio. En este nuevo trabajo tiene que enfrentarse a una serie de asesinatos de prostitutas por un lado y de antiguos combatientes por otro. Este tipo de planteamiento no ha sido nada habitual en el conjunto de la serie, como tampoco lo es el hecho de que apenas salgan personajes nazis más allá de algún miembro de las SA.
Lo más interesante y más conseguido a un tiempo es la descripción del Berlín de la época. Un Berlín de cabarets y vida nocturna, una ciudad con artistas tan peculiares como los pintores George Grosz y Otto Dix o la guionista Thea Von Harbou,  la mujer de Fritz Lang. También hay varias referencias a la Ópera de tres peniques y, por supuesto, a Metrópolis.
Dentro de esa vida berlinesa destaca el hecho de la cantidad de veteranos de guerra que viven como vagabundos y mendigos en sus calles, lo que  le da pie para escribir también sobre la idea nazi de la eutanasia que había que aplicar a discapacitados y enfermos mentales.
Esto por lo que se refiere a los temas que van saliendo. Sobre la trama poco que decir porque nunca me ha parecido lo más relevante en las novelas de Kerr y en este caso quizá incluso menos que en otros. En cuanto a Bernie Gunther, es el mismo de siempre aunque lo he encontrado algo menos cínico y desde luego mucho menos irónico, seguramente debido a que es más joven.
En fin, no se trata de la mejor novela de la serie, pero siempre da gusto leer a Kerr y en este caso, además,  con el sentimiento de que es el último.

Philip Kerr, Metrópolis. Traducción Eduardo Iriarte.


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